La competencia duradera en una nueva era de poder
Teniente coronel John Kendall, Ejército de EUA
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Estados Unidos está respondiendo a la creciente influencia de adversarios con una estrategia de seguridad nacional centrada en la competencia estratégica por debajo del nivel de conflicto armado. La estrategia se basa en las estructuras de poder tradicionales, pero estas actividades, aunque necesarias, no son suficientes en el ambiente de competencia actual. Es imperativo que los enfoques indirectos reciban la misma prioridad a medida que los líderes y las instituciones se esfuerzan por solucionar estas lagunas estratégicas.
Estados Unidos debe desarrollar un pensamiento estratégico innovador, reorientar las instituciones y perfeccionar las herramientas tácticas que le permitan ejecutar una competencia duradera. La competencia duradera se define aquí como el uso juicioso del poder de una nación para defender la democracia e influenciar a aliados y socios para contrarrestar a los adversarios. La competencia duradera es fundamental para cualquier estrategia futura porque su bajo costo, comparado con los costos de la disuasión militar o la inversión económica, permite a Estados Unidos competir en la periferia. La periferia son regiones no prioritarias que siguen siendo importantes para la competencia estratégica debido a las asociaciones, sus posiciones geoestratégicas o el acceso a recursos naturales. Estados Unidos se arriesga a ignorar las inversiones del adversario en estas zonas por su cuenta y riesgo.
China en la periferia
La República Popular de China (RPC) está expandiendo su influencia global mediante una estrategia de guerra política que promueve el mercantilismo autocrático. Aunque sus acciones en el mar de China Meridional son el ejemplo más atroz de la expansión china, Estados Unidos no puede descartar las actividades de China en América Latina y África. En la periferia es donde la RPC espera explotar la miopía occidental dislocando el estatus quo mientras propaga los valores «chinos», controla rutas marítimas y redes de información, construye infraestructuras de doble uso y, lo que es más importante, asegura los recursos naturales necesarios para su crecimiento interno. La RPC logra estos objetivos a través de un conjunto de formas y medios que generan poder político para el Partido Comunista Chino (PCCh).
El PCCh sigue siendo un sistema leninista cuyo control de China se basa en tres pilares: el control del personal, la propaganda y el Ejército Popular de Liberación (EPL)1. A medida que el PCCh gana influencia en el extranjero, no es de extrañar que su estrategia de guerra política sea una extensión de estos pilares fundamentales. El PCCh se basa en gran medida en sus «tres guerras»: la guerra de la opinión pública, la guerra psicológica y la guerra legal2. Este triple marco guía el enfoque de todo el gobierno del PCCh, ya que impulsa las narrativas chinas en el ámbito académico, empresarial y en los círculos políticos extranjeros para cambiar gradual e indirectamente las percepciones extranjeras de China. Los servicios de inteligencia del EPL, las empresas estatales, la Red Global de Televisión de China y una multitud de otros órganos estatales son fundamentales para ejecutar esta estrategia.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de la RPC es la iniciativa económica que sirve de vehículo para transformar la estrategia anterior en realidad. En un momento en el que los países de la periferia necesitan urgentemente inversiones extranjeras directas, la RPC utiliza las negociaciones oficiales del gobierno, la captura de las élites [una forma de corrupción por la que los recursos públicos se desvían en beneficio de unos pocos individuos de estatus social o político superior en detrimento del bienestar de la población en general] y la diáspora china para conseguir acuerdos comerciales patrocinados por el Estado. Estos supuestos acuerdos de infraestructuras de «beneficio mutuo» se convierten a menudo en un mecanismo coercitivo que la RPC utiliza para ampliar su esfera de influencia a países como Yibuti y Ecuador.
Hay pruebas sustanciales a nivel mundial de cómo la BRI hace avanzar los objetivos estratégicos del PCCh. En mayo de 2017, el gobierno de Yibuti y el Grupo de Comerciantes de China inauguraron una terminal de contenedores y una zona de libre comercio rehabilitadas en Doraleh, a las que siguió en julio una base militar para la armada del EPL3. El nuevo complejo comercial y militar se encuentra a diez kilómetros del Campamento Lemonnier, una base militar de EUA, y ofrece una posición estratégica de vigilancia en el golfo de Adén y el estrecho de Bab al-Mandeb4. Se estima que Yibuti tiene una deuda soberana con China de 1.200 millones de dólares5. Esta inversión estratégica conecta a China con el canal de Suez y la cuenca comercial del Océano Índico, que incluye los puertos de Hambantota (Sri Lanka) y Gwadar (Pakistán), ambos adquiridos por China mediante la diplomacia de la deuda6.
Un patrón similar puede encontrarse en América Latina, donde China se ha convertido en el segundo socio comercial más grande después de Estados Unidos, con un comercio que ha pasado de US$17 mil millones en 2002 a US$315 mil millones en 20197. China es ahora el principal socio comercial de Brasil, Chile, Perú y Uruguay, de donde extrae mineral (32% de las importaciones), combustibles minerales (19%), soja (16.7%) y cobre (5.6%). El presidente Xi Jinping planea aumentar el comercio con la región hasta los US$500.000 millones para 20258. Sin duda, este nivel de comercio económico es beneficioso para la región a nivel macro, ya que las exportaciones aumentan, especialmente para las potencias agrícolas y mineras como Brasil y Chile. Sin embargo, los países más pequeños, desesperados por el capital, suelen sufrir las consecuencias del dinero fácil chino9.
Ecuador se convirtió en víctima de la diplomacia de la deuda china bajo el presidente Rafael Correa, que negoció el 90% del crudo exportable a cambio de US$6.500 millones en préstamos chinos10. Enfrentado a un enorme déficit presupuestario, el sucesor de Correa, Lenin Moreno, negoció la salida de Ecuador de este oneroso acuerdo resumiendo primero las políticas neoliberales que condujeron a un rescate de US$17.400 millones del Fondo Monetario Internacional. China aportó US$2.000 millones y concedió una amnistía de un año sobre los reembolsos de capital, al tiempo que ofrecía a Ecuador nuevos préstamos11. A pesar del respiro, China retiene el petróleo ecuatoriano como garantía, lo que podría influir en la respuesta de Ecuador a un reciente alboroto por la pesca ilegal china frente a la costa de las islas Galápagos12.
El reconocimiento de China por parte de Panamá es especialmente preocupante dado el valor estratégico del Canal de Panamá como centro comercial, financiero y de comunicaciones. Al parecer, la iniciativa diplomática de la RPC fue cuidadosamente planeada y mediada a través de negociaciones secretas con el entonces presidente Juan Carlos Varela13. Panamá se convirtió en el primer país de América Latina en firmar el BRI; otros catorce países se unieron posteriormente después de que Ecuador se convirtiera en miembro en diciembre de 2018.
La República Popular China aprovechó su victoria para iniciar la construcción del Puerto de Contenedores de Colón en la entrada atlántica del canal14. Los planes futuros incluyen invertir en la económicamente deprimida Zona Libre de Colón y la construcción de una central eléctrica de gas natural licuado15. En el lado pacífico del canal, los chinos construyeron un nuevo centro de convenciones, ganaron el contrato para construir el cuarto puente a través del Canal de Panamá en un turbio proceso de licitación y están construyendo activamente una terminal de cruceros16. Desde entonces, muchas de estas iniciativas se han estancado con la elección del presidente Laurentino Cortizo, a medida que Panamá reevalúa su relación con China17.
La competencia duradera no busca el cambio de régimen, sino la defensa moderada e indirecta de la democracia, la sociedad civil, los derechos humanos y los intereses mutuos.
Estos ejemplos demuestran cómo China compite en la escena mundial para lograr sus objetivos nacionales, pero también cómo los gobiernos democráticos estables son fundamentales para frustrar el comportamiento maligno chino. La RPC es dedicada, disciplinada y audaz en la ejecución de una estrategia que incorpora un enfoque pannacional, pero es vulnerable cuando se enfrenta a instituciones fuertes y a una población informada. Estados Unidos debe reforzar a los aliados y socios vulnerables, especialmente en un momento en que el coronavirus está devastando las economías de la periferia. La respuesta de Estados Unidos requerirá un uso audaz del poder nacional, pero primero debemos entender el carácter de la guerra política.
La guerra política: No es una nueva forma de guerra
La guerra política no es una nueva forma de guerra, pero tampoco es una teoría bélica muy conocida. La disolución de la Unión Soviética pareció disminuir su relevancia, mientras que la Guerra Global contra el Terrorismo posterior al 11-S se centró en la guerra irregular, que es el subconjunto militar de la guerra política. La naturaleza subversiva de la guerra política y su voluntad de eludir las reglas y normas de la política internacional la hacen asimétrica, no tradicional y controvertida en la sociedad occidental. El espectro de la guerra política incluye el uso irrestricto del poder nacional y aprovecha el espíritu de la época, o zeitgeist, para influir en aliados y adversarios.
Una potencia extranjera puede utilizar la guerra política para presionar económicamente a otro gobierno, amenazarlo con la fuerza convencional o socavar su legitimidad aprovechando el zeitgeist del momento. El zeitgeist es el tema generacional de una sociedad18. El zeitgeist tiende a ser radical, revolucionario, y el fundamento ideológico de un conflicto que trastorna el paradigma político dominante. Las ideologías sociopolíticas son la base de la civilización y, a medida que surgen nuevas ideas, crean tensiones que desafían el orden establecido. Ejemplos de esta destrucción creativa son el desafío de la Reforma Protestante al catolicismo, el concepto de soberanía popular de Estados Unidos, la destrucción de la monarquía por el nacionalismo napoleónico, la victoria de Adam Smith sobre el mercantilismo y el asalto de Marx-Lenin al estado capitalista de la burguesía.
El zeitgeist de hoy en día es el producto de las consecuencias no deseadas de la globalización, que son el aumento de la desigualdad económica y la revolución de la información. Los «globalizados» marginados se sienten perdidos, temerosos y resentidos, mientras que los «globalizadores» ganadores luchan por una mayor integración. Los líderes populistas y actores externos se apropian de este fenómeno para crear un clima de cinismo, desconfianza y odio que amplía las divisiones entre los poderosos y los impotentes, las zonas rurales y las urbanas, los conservadores y los liberales, y las comunidades nativistas e inmigrantes19. El populismo siempre ha utilizado mecanismos de información para difundir su mensaje, pero nunca en la historia de la humanidad las supercomputadoras se han introducido subconscientemente en las emociones humanas. La revolución de la información actual otorga a los estrategas de la guerra política un poder inmenso.
Los adversarios están aplicando despiadadamente la guerra política en todo el espectro del conflicto para lograr sus objetivos estratégicos. La RPC ha disimulado hábilmente su influencia sobre los gobiernos, las poblaciones y las empresas reclutando clientes en su órbita económica. Por ello, Estados Unidos no puede centrarse únicamente en sus mecanismos de poder tradicionales. Los elementos interinstitucionales, que incluyen a las fuerzas armadas, deben crear medios innovadores y económicos para competir con la guerra política del adversario y perturbarla.
La competencia duradera: Una forma necesaria de competir
La competencia duradera soluciona las deficiencias de escala y alcance reforzando las instituciones y capacitando a los gobiernos y las poblaciones para desenmascarar la influencia maligna. Esta importante contribución matiza el populismo, la división y una visión autoritaria del mundo con falsas promesas de «beneficio mutuo». La competencia duradera refuerza los esfuerzos de lucha contra la corrupción y ofrece oportunidades económicas y educativas a las poblaciones en peligro. Fomenta la confianza necesaria en la sociedad civil para que las instituciones democráticas aborden adecuadamente estos agravios, a la vez que inculca el escepticismo de la influencia maligna.
Estados Unidos se esfuerza por poner en práctica una competencia duradera teniendo en cuenta las autoridades, los límites institucionales y un modelo de interacción que da prioridad a los gobiernos extranjeros y a las entidades militares sobre la población. La interacción con una población extranjera puede parecer una violación de las normas occidentales de no injerencia en los asuntos internos de otro país, pero no carece de precedentes. Desde 1961, Estados Unidos ha promovido la democracia fomentando la transición o la mejora de las instituciones democráticas en otros países20.
La asistencia estadounidense para la promoción de la democracia sirve de modelo para una competencia duradera. Esta ayuda también refuerza los gobiernos, las instituciones y la participación democrática mediante el apoyo electoral y municipal, la reforma judicial y la reforma de la aplicación de la ley, y destacando la importancia de los derechos humanos y el estado de derecho21. La Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos e Imposición de la Ley del Departamento de Estado; la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID); y la Fundación Nacional para la Democracia, una organización privada sin ánimo de lucro con sede en Washington, D.C., son los principales responsables de proporcionar esta ayuda. La controvertida asociación de la promoción de la democracia con la justificación neoconservadora del cambio de régimen en Iraq es problemática, pero no debemos descartar su importante contribución a la competencia duradera22.
Contrarrestar la influencia del adversario a través de una competencia duradera exigirá a los líderes recalcular su apetito de riesgo y delimitar claramente los papeles, funciones y misiones de cada organización a medida que se avanza hacia una cultura integrada e interconectada.
La competencia duradera no busca el cambio de régimen, sino la defensa moderada e indirecta de la democracia, la sociedad civil, los derechos humanos y los intereses mutuos. Esta competencia fortalece a la sociedad civil, al tiempo que socava la influencia económica de la RPC, al dotar a los grupos locales de entrenamiento organizacional, financiación sensata y amplificación de la voz para identificar, vigilar y desbaratar las intenciones del adversario. La estrategia se hace eco de los enfoques antiterroristas al inocular a las poblaciones locales contra el radicalismo.
La competencia duradera ayuda a contrarrestar la influencia y las actividades malignas de la RPC y hace que Estados Unidos sea un socio más deseable entre las poblaciones extranjeras. Este planteamiento es importante porque la inversión de la RPC en la periferia no se centra únicamente en proyectos de desarrollo a gran escala, como puertos y presas, sino que se adentra en las inversiones locales y provinciales. La inversión en estas economías a pequeña escala resulta atractiva para muchas élites locales y nacionales, pero conlleva riesgos en detrimento de las poblaciones desfavorecidas. Los grupos indígenas, los sindicatos y otros grupos reconocen que las inversiones de la RPC conllevan costos a largo plazo, como la extracción irresponsable de recursos, los daños medioambientales y las violaciones de las normas laborales. Estos agravios son oportunidades propicias para que Estados Unidos pueda perturbar sutilmente los objetivos de la RPC.
El objetivo de la competencia duradera es defender la democracia y perturbar el ritmo del adversario a través de socios extranjeros. Este mecanismo es un esfuerzo complementario, pero no competitivo, de la disuasión y la diplomacia tradicionales. No es una cura mágica, pero promete una acción preventiva si los responsables políticos están dispuestos a invertir en instituciones estadounidenses que faciliten la coordinación entre agencias.
Cómo hacer que funcione
Los gobiernos occidentales evitan los métodos grises que operan en el espacio entre las opciones binarias de la guerra y la paz porque están diseñados para operar en estas dos modalidades. Estados Unidos debe ajustar sus instituciones y su cultura a una competencia duradera, de modo que pueda utilizar su poder nacional para defender la democracia y contrarrestar la guerra política del adversario. Una forma de competir es establecer centros de interacción con el país anfitrión (CEC) en las embajadas de Estados Unidos.
Las misiones diplomáticas de Estados Unidos pueden determinar el uso adecuado de la competencia duradera a través de los CEC que planifican, ejecutan y evalúan las campañas de competencia duradera. El embajador o jefe de misión (CoM) tiene la autoridad, la influencia interinstitucional y el conocimiento innato del ambiente operacional para hacer viable este modelo. El CoM tendría autoridad para aprobar las iniciativas del CEC y ofrecería orientación a un comité directivo interinstitucional, que incentivaría las iniciativas a nivel de los equipos de país y garantizaría que los planes de competencia duradera estuvieran sincronizados con la estrategia nacional integrada de la embajada.
El comité directivo estaría compuesto por el consejero político, el oficial superior de defensa/agregado de defensa, el oficial de asuntos públicos, los agregados de los departamentos del Tesoro y Comercio, así como el director de la misión de USAID, y estaría dirigido por el jefe de misión adjunto u otro funcionario cualificado de la embajada. El trabajo diario del CEC lo llevaría a cabo un equipo de planificación interinstitucional que presentaría los proyectos de planes de competencia duradera al comité directivo para su revisión.
El Departamento de Estado, la USAID, los departamentos de Comercio y del Tesoro son actores clave dado su interacción abierta con el gobierno y la población. Los distintos elementos interinstitucionales deben perfeccionar y apoyar sus esfuerzos sin comprometer su legitimidad. Aparte de estos esfuerzos tradicionales, posibilitar el apoyo a los grupos marginados es una forma novedosa de resistir a la desinformación y malas prácticas económicas del adversario, en lugar de acciones atribuibles a Estados Unidos que podrían deslegitimar los esfuerzos nativos. Las declaraciones enérgicas, gestiones diplomáticas y despliegues militares establecen las líneas rojas, pero su carácter efímero se queda corto a la hora de desanimar a los adversarios.
La competencia duradera puede implicar una institución a nivel nacional o una mayor coordinación por parte del Consejo de Seguridad Nacional, pero el éxito reside en la planificación y ejecución de la competencia duradera al nivel más bajo. El modelo anterior trata de resolver la complejidad de la aplicación mediante la integración de las autoridades y la eliminación de conflictos entre los intereses a la velocidad de la relevancia. Exige una revisión de las funciones, las autoridades y las capacidades institucionales para determinar si abordan el ambiente estratégico actual. Estas operaciones pueden extenderse desde la diplomacia pública transparente hasta las operaciones encubiertas, pero requieren que el embajador sea el árbitro final del riesgo.
Conclusión
Los altos mandos deben reconocer el valor de la competencia duradera a pesar de los riesgos y reevaluar cómo un esfuerzo pangubernamental puede proporcionar una forma poderosa de competir contra los adversarios. Naturalmente, existe la preocupación de sobre quién recae la responsabilidad de las operaciones comprometidas, la escalada y las consecuencias imprevistas. Los altos mandos se preguntarán por el rendimiento de la inversión y los costos de oportunidad, ya que esta iniciativa implicará una financiación, entrenamiento y una reevaluación de las prioridades cada año, pero es una ganga si se compara con los mecanismos de poder tradicionales.
Contrarrestar la influencia del adversario a través de una competencia duradera exigirá a los líderes recalcular su apetito de riesgo y delimitar claramente los papeles, funciones y misiones de cada organización a medida que se avanza hacia una cultura integrada e interconectada. Algunos líderes aceptarán con cautela las campañas de competencia duraderas, ya que las repercusiones de las operaciones expuestas pueden dañar las relaciones exteriores. Otros pueden no estar familiarizados con las autorizaciones de departamento y de agencia debido a la poca frecuencia de tales acciones.
El cálculo de las decisiones debe sopesar los costos de la inactividad, la reacción a la acción del adversario y el riesgo de escalada. El riesgo está directamente correlacionado con el tipo de acción y la permisividad del ambiente. En general, el riesgo aumenta a medida que el ambiente se vuelve cada vez menos permisivo y las operaciones se vuelven más secretas. Se trata de un riesgo de primer orden, ya que el inicio de la competencia provocará sin duda la reacción de los adversarios. El riesgo de segundo orden implica la escalada del ojo por ojo, como se vio en la guerra comercial entre Estados Unidos y China que vio una combinación de aranceles, mensajes abiertos y, en última instancia, acciones legales contra empresas chinas como Huawei y TikTok.
La gran mayoría de las operaciones de competencia duradera deben ser manifiestas, atribuibles y realizadas con el conocimiento tácito o la participación activa de la nación asociada. Los mensajes diplomáticos que advierten al gobierno y a la población colombiana sobre los peligros de una empresa china de telecomunicaciones son de un riesgo relativamente bajo en comparación con una operación de mensajes de origen cuestionable que influye en la población para impugnar un acuerdo portuario chino. Empoderar a un grupo indígena para que proteste por los daños medioambientales generados por una presa o una mina china incensará a las élites empresariales locales y quizá internacionales, pero difamará la imagen de China como socio de confianza. La calibración de esta herramienta es clave.
Para ayudar a gestionar este riesgo, los responsables políticos deberían reconocer el valor de los CEC como mecanismo inmediato para contrarrestar la creciente influencia de los adversarios que buscan socavar las instituciones democráticas, los mercados justos y la sociedad civil. Los CEC dan prioridad a la autoridad del CoM y a la supervisión del Departamento de Estado, al tiempo que integran la experiencia interinstitucional para ofrecer opciones no tradicionales. El Departamento de Defensa tiene un papel que desempeñar al desafiar al EPL. El Departamento de Defensa también debe reconocer que la competencia duradera es complementaria a las operaciones de disuasión.
En resumen, la competencia duradera proporciona una forma novedosa para que Estados Unidos y sus socios compitan por debajo del nivel de conflicto armado. Este mecanismo es especialmente adecuado para la periferia debido a las limitaciones endémicas de recursos. Las preocupaciones relativas al riesgo son válidas, pero pueden mitigarse y son superadas por el riesgo de inacción ante el amplio uso de la guerra política por parte de nuestros adversarios. La promoción de la democracia y la lucha contra la influencia maligna por parte de los socios locales y nacionales, con ellos, y a través de ellos, es necesaria para preservar el actual orden mundial, no solo hoy sino también indefinidamente.
El autor desea agradecer a las siguientes personas por su apoyo: teniente coronel Jody Daigle, de las Fuerzas Especiales del Ejército de EUA; teniente coronel Chris Blosser, de la División del Auditor Militar del Cuerpo de Infantería de Marina de EUA; y teniente coronel Phillip Miller, piloto de la Fuerza Aérea de EUA. Me proporcionaron valiosas ideas a lo largo de múltiples borradores. Mi gratitud se extiende a la coronel Kendra Li, de la Fuerza Aérea de EUA, que hizo varias rondas de ediciones concisas. Muchas otras personas hicieron aportaciones y consejos sobre este importante tema, por lo que les estaré siempre agradecido. Todas las opiniones y errores son míos y no reflejan necesariamente la política o posición oficial del Departamento de Defensa o de las Fuerzas Armadas de EUA.
Notas
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- Peter Mattis, «China’s ‘Three Warfares’ in Perspective», War on the Rocks, 30 de enero de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://warontherocks.com/2018/01/chinas-three-warfares-perspective/.
- Monica Wang, «China’s Strategy in Djibouti: Mixing Commercial and Military Interests», Council on Foreign Relations, 13 de abril de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://www.cfr.org/blog/chinas-strategy-djibouti-mixing-commercial-and-military-interests.
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- Lauren Ploch Blanchard y Sarah R. Collins, China’s Engagement in Djibouti, Congressional Research Service (CRS) Report No. IF11304 (Washington DC: CRS, 2019), accedido 13 de abril de 2021, https://crsreports.congress.gov/product/pdf/IF/IF11304/3.
- Maria Abi-Habib, «How China Got Sri Lanka to Cough Up a Port», New York Times (sitio web), 25 de junio de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://www.nytimes.com/2018/06/25/world/asia/china-sri-lanka-port.html; Gurmeet Kanwal, «Pakistan’s Gwadar Port: A New Naval Base in China’s String of Pearls in the Indo-Pacific», Center for Strategic & International Studies, 2 de abril de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://www.csis.org/analysis/pakistans-gwadar-port-new-naval-base-chinas-string-pearls-indo-pacific.
- Mark Sullivan y Thomas Lum, China’s Engagement with Latin America and the Caribbean, CRS Report No. IF10982 (Washington DC: CRS, 2020), accedido 13 de abril de 2021, https://crsreports.congress.gov/product/pdf/IF/IF10982.
- Ibid.
- Ibid.
- Chris Kraul, «Ecuador Faces a Huge Budget Deficit Because of Loans It Received from China», Los Angeles Times (sitio web), 10 de diciembre de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://www.latimes.com/world/la-fg-ecuador-loans-china-20181210-story.html.
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- Lisa McKinnon Munde, «The Great Fishing Competition», War on the Rocks, 17 de agosto de 2020, accedido 9 de abril de 2021, https://warontherocks.com/2020/08/the-great-fishing-competition/.
- Evan Ellis, «The Evolution of Panama-PRC Relations since Recognition, and Their Strategic Implications for the U.S. and the Region», Global Americans, 21 de septiembre de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://theglobalamericans.org/2018/09/the-evolution-of-panama-prc-relations-since-recognition-and-their-strategic-implications-for-the-u-s-and-the-region/.
- «Primera piedra del Proyecto Panama Colon Container Port», 10 de noviembre de 2018, accedido 13 de abril de 2021, http://www.pccp.com.pa/pccp/index.php/sala-de-prensa/116-primera-piedra-del-proyecto-panama-colon-container-port.
- «China mira a la Zona Libre de Colón como socio estratégico para el comercio de mercaderías», El Capital Financiero, 12 de octubre de 2017, accedido 9 de abril de 2021, https://elcapitalfinanciero.com/china-mira-la-zona-libre-colon-socio-comercio-mercaderias/; Wilfredo Jordán, «Al menos $1,800 millones de inversión China en Colon», La Prensa, 18 septiembre de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://impresa.prensa.com/panorama/millones-inversion-china-Colon_0_5124987544.html.
- Roberto G. Jiménez, «Entregan orden de proceder para el cuarto puente sobre el canal», La Prensa, 4 de diciembre de 2018, accedido 9 de abril de 2021, https://www.prensa.com/economia/Entregan-proceder-cuarto-puente-Canal_0_5183481619.html.
- Rekha Chandiramani, «Consorcio cuarto puente rechaza multa por atraso», La Estrella de Panama (sitio web), 10 de febrero de 2020, accedido 9 de abril de 2021, https://www.newsroompanama.com/news/big-time-chinese-investor-in-panama-under-probe-cloud.
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- Kwame Anthony Appiah, «The False Divide Between Locals and Citizens of the World», Wall Street Journal (sitio web), 3 de octubre de 2019, accedido 9 de abril de 2021, https://www.wsj.com/articles/the-false-divide-between-locals-and-citizens-of-the-world-11570119813; Kara Swisher, «No More Phones and Other Tech Predictions for the Next Decade», New York Times (sitio web), 31 de diciembre de 2019, accedido 9 de abril de 2021, https://www.nytimes.com/2019/12/31/opinion/2019-in-tech.html.
- Marian L. Lawson y Susan B. Epstein, Democracy Promotion: An Objective of U.S. Foreign Assistance, CRS Report No. R44858 (Washington, DC: CRS, 2019), accedido 13 de abril de 2021, https://crsreports.congress.gov/product/pdf/R/R44858/7.
- Ibid.
- Paul R. Pillar, «What Ever Happened to Democracy Promotion», Responsible Statecraft, 22 de octubre de 2020, accedido 9 de abril de 2021, https://responsiblestatecraft.org/2020/10/22/what-ever-happened-to-democracy-promotion/.
El teniente coronel John Kendall, Ejército de EUA, es un oficial de las Fuerzas Especiales y con especialización en áreas extranjeras que sirve en el Pentágono. Tiene experiencia de combate en Iraq y Afganistán y anteriormente enseñó en el Departamento de Ciencias Sociales de la Academia Militar de EUA en West Point, Nueva York. Es egresado de West Point y tiene un máster en Ciencias Políticas por la Universidad de Stanford.
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