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Artículos exclusivos en línea de agosto de 2022

Ucrania es solo el comienzo

Las consecuencias geopolíticas de la operación especial cambiarán toda la visión del mundo

 

Konstantin Sivko

Traducción del ruso al inglés y prólogo del teniente coronel Charles K. Bartles, Componente de Reserva del Ejército de EUA

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Gráfico de Stephen Breen, San Diego Union Tribune. Usado con permiso

El siguiente artículo, escrito por Konstantin Sivkov, «Ucrania es solo el comienzo: Las consecuencias geopolíticas de la operación especial cambiarán toda la visión del mundo», fue publicado en la edición del 28 de marzo de 2022 del Voyenno-Promyshlennyy Kuryer, que, hasta su cierre en marzo, era un destacado semanario conservador centrado en temas militares y de defensa1. Sivkov es un oficial naval retirado y graduado de la Academia de Estado Mayor que sirvió en el Centro de Investigación Militar-Estratégica del Estado Mayor desde 1995 hasta 2007. También es doctor en Ciencias Militares y miembro de la Academia Rusa de Ciencias de Misiles y Artillería, y ha publicado más de 200 artículos sobre los procesos de la lucha armada, la naturaleza de las guerras y los conflictos armados modernos y el desarrollo organizacional de las Fuerzas Armadas. Además, es cofundador y primer vicepresidente de la Academia de Asuntos Geopolíticos, una organización científica independiente no gubernamental especializada en el análisis militar.

Es importante destacar que Sivkov procede de la influyente comunidad científico-militar, que incluye elementos del Estado Mayor, la Academia Rusa de Ciencias Militares, partes del mundo académico y grupos de reflexión rusos. Esta comunidad no solo se ocupa de la investigación y el desarrollo de tecnologías de utilidad militar, sino que también desempeña un papel en el desarrollo de la estrategia, las operaciones y tácticas militares rusas, así como en la comprensión y desarrollo de recomendaciones políticas sobre cuestiones geopolíticas. Por lo tanto, teniendo en cuenta los antecedentes de Sivkov, sus estrechos vínculos con el gobierno y las severas sanciones por criticar a los militares rusos o difundir «noticias falsas» en Rusia, se puede suponer con seguridad que el artículo de Sivkov refleja con precisión la opinión del círculo íntimo del Kremlin en lo que se describe como una explicación «global» de las ramificaciones de la invasión rusa de 2022 de Ucrania en el contexto de una «guerra global» contra Occidente dirigida por Estados Unidos.

Sivkov comienza exponiendo el argumento de que a Rusia se le opone una coalición de Estados clientes, en su mayoría occidentales, liderados por Estados Unidos. Esta interpretación coincide ciertamente con otros comentarios de los dirigentes rusos, ya que consideran que solo unos pocos Estados son verdaderamente soberanos, como Rusia, China y Estados Unidos, y sostienen que los Estados más pequeños y/o débiles deben caer inevitablemente en la órbita de una potencia mayor. Sivkov plantea además que Rusia no solo se opone a esta coalición, sino que de hecho llevan mucho tiempo en guerra, aunque sea una guerra «híbrida», de medios económicos e informativos, aunque todavía no haya entrado en una guerra abierta. Por lo tanto, el Kremlin no ve la invasión de Ucrania en 2022 como un conflicto local entre dos naciones, sino como un frente de una guerra más amplia entre Rusia y Occidente, en la que Ucrania es simplemente un proxy occidental. Este es el pensamiento que hay detrás de las cínicas declaraciones rusas como «la OTAN luchará hasta el último ucraniano muerto».

Quizás lo más destacado del artículo de Sivkov sea la explicación del conflicto entre Occidente, el papel de Ucrania en él y las consecuencias para el éxito o el fracaso de la actual campaña rusa. En general, el Kremlin considera que su conflicto con Occidente se produce entre dos visiones del mundo que compiten entre sí. La visión occidental (desde el punto de vista del Kremlin) es la del globalismo con Estados nacionales más débiles, élites globales y valores universales. El Kremlin propone una visión muy diferente, con un sistema multipolar (no dominado por Estados Unidos) que hace hincapié en el poder estatal, las élites nacionales y los valores tradicionales. Estas posiciones son mutuamente excluyentes: el éxito de una significa el fracaso de la otra. Sivkov explica que lo que ocurra en Ucrania contribuirá en gran medida a reforzar una de estas narrativas y a debilitar la otra. Además, el éxito de esta campaña no solo supondrá la imposición de la voluntad de Rusia en Ucrania, sino que también impulsará su narrativa en el mundo. Por lo tanto, la campaña ucraniana es de suma importancia para el Kremlin y no se dejará disuadir fácilmente de sus objetivos en Ucrania ni por la presión internacional ni por la interna. Quizás el aspecto más inquietante del artículo es que el Kremlin no cree que el conflicto vaya a detenerse una vez resuelta la situación de Ucrania. Por el contrario, considera que Ucrania es solo el comienzo de un conflicto posiblemente mucho mayor entre Rusia y Occidente.

—Teniente coronel Charles K. Bartles, Componente de Reserva del Ejército de EU, Comando Norte de EUA

Ucrania es solo el comienzo: Las consecuencias geopolíticas de la operación especial cambiarán toda la visión del mundo

La operación especial de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa en Ucrania sigue desarrollándose. Se están produciendo serios cambios en la naturaleza del uso operacional del grupo de fuerzas rusas, lo que indica un cambio cualitativo en el curso de la lucha armada. En estas condiciones, surge la pregunta: ¿qué ocurrirá a continuación, dejará Occidente de presionar a Rusia e iniciará las negociaciones, como esperan muchos rusos, o viceversa, la presión se hará aún más feroz, y surgirán nuevos conflictos armados?

La operación especial como parte de la Tercera [Guerra] Mundial

Para responder a estas preguntas, hay que recurrir a un análisis político-militar de la situación, centrándose en sus aspectos clave, que permiten identificar con precisión las relaciones entre Rusia y Occidente.

En primer lugar, cabe destacar que Occidente actúa como un sistema único. Esto se expresa en el hecho de que existe una coherencia tanto en las acciones como en el tiempo de todos los países de la OTAN liderados por Estados Unidos, así como de sus aliados en el océano Pacífico — Japón y Australia — para ejercer un complejo de medidas de presión sobre la Federación Rusa. Esto da la base para afirmar que a Rusia se le opone una coalición de Estados, que incluye un centro de poder global — Estados Unidos — y una serie de centros regionales — Japón, Alemania y Francia. Así, hay un enfrentamiento abierto de la coalición a la cabeza de un centro global de poder contra otro centro global, cuyos socios no son tan numerosos — Bielorrusia es el único aliado abierto de Rusia hasta ahora, pero tiende a ampliarse.

En segundo lugar, el conjunto de medidas adoptadas por Occidente para enfrentarse a Rusia puede atribuirse a una guerra económica abierta. La UE [Unión Europea] ha impuesto casi toda la gama de sanciones más graves que puede aplicar. Así lo anunció abiertamente Josep Borrell, presidente del Parlamento Europeo. Es decir, hay una presión, propia de la guerra, de todos los recursos posibles de los países participantes. Hasta ahora, Rusia no ha respondido realmente, excluyendo acciones simétricas e ineficaces. Sin embargo, las sanciones occidentales ya han infligido graves pérdidas económicas a la UE y a Estados Unidos, que amenazan con convertirse en problemas sociales en el futuro. No obstante, la expansión de la presión de las sanciones en zonas secundarias continúa. Esto atestigua la extrema determinación de la coalición occidental, que es también uno de los signos de la guerra.

En tercer lugar, Occidente está llevando a cabo una política exterior extremadamente activa hacia los países que tienen una posición relativamente neutral para conseguir que se unan a su coalición o, al menos, que no apoyen la política rusa. Se están haciendo esfuerzos especialmente importantes en dirección a China para lograr una ruptura en la emergente alianza ruso-china.

En cuarto lugar, la lucha de la coalición occidental contra Rusia en la esfera de la información tiene todas las características de un período de guerra: la amargura, el desprecio de todas las normas de moralidad, la influencia masiva, el uso de falsificaciones a corto plazo que tienen importancia operacional o táctica pero que no están diseñadas para tener consecuencias a largo plazo. Además, la unidad del plan de información en todos los medios de comunicación de Estados Unidos y los países de la OTAN.

En quinto lugar, la prestación de asistencia militar a gran escala, teniendo en cuenta solo las restricciones de importancia crítica, a Ucrania, que está llevando a cabo un enfrentamiento armado con Rusia. De hecho, Occidente no puede ofrecer más armas que las que se suministran actualmente a Ucrania — solo sistemas de armas portátiles de pequeño tamaño. No tiene sentido suministrar elementos más grandes y complejos, ya que serán rápidamente identificados y destruidos, y los soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania simplemente no tienen tiempo para dominarlos — el tamaño del territorio del país y el ritmo de avance de las tropas rusas y las unidades policiales de la LPR [República Popular de Luhansk] y la DPR [República Popular de Donetsk] no lo permiten. Al mismo tiempo, es imposible prestar ayuda militar a Ucrania mediante la intervención directa de los ejércitos de los países de la OTAN en el enfrentamiento armado ruso-ucraniano debido al altísimo riesgo de que el conflicto se vuelva nuclear o, al menos, provoque grandes pérdidas de las tropas de la alianza. Incluso la introducción de una zona de exclusión aérea puede provocar pérdidas inaceptables de aviones de la OTAN y de Estados Unidos debido a las peculiaridades de la situación operacional-estratégica y a las condiciones militares-geográficas. Además, incluso con la evidente baja eficacia de la actual gama de armas, siguen acumulándose, lo que indica el deseo de Occidente de impedir la completa derrota de las Fuerzas Armadas de Ucrania y del actual gobierno nazi ucraniano a cualquier precio. Así, la naturaleza de las acciones de la coalición occidental corresponde plenamente a un período de guerra.

En sexto lugar, hay que señalar cuáles son los objetivos decisivos de las partes. La coalición occidental tiene el objetivo de derrotar a Rusia iniciando un golpe de estado en el país para eliminar el actual gobierno encabezado por el presidente Putin, sin descartar la posibilidad de su destrucción física, y establecer un control indiviso de Rusia por parte de las élites globales y occidentales. Por parte de Rusia, el objetivo de la campaña es interrumpir los intentos de Occidente y de otros actores mundiales de expandirse en el espacio postsoviético. La eliminación del régimen nazi en Ucrania, que es la fuente más inmediata de amenaza militar e ideológica en este contexto, es solo una parte de la tarea estratégica. La resolución de los objetivos de los bandos enfrentados es una señal importante del conflicto estatal entre ellos.

En séptimo lugar, independientemente del resultado del enfrentamiento entre la coalición occidental y Rusia, se producirá una remodelación radical del sistema de relaciones regionales, e incluso del panorama geopolítico del mundo, lo que también es un signo de guerra, y de una guerra a gran escala.

En último lugar, no se puede dejar de mencionar la actividad sin precedentes de la «quinta columna», que comenzó a actuar casi abiertamente, condenando y saboteando las acciones del presidente y de las Fuerzas Armadas rusas. Basta recordar la huida de Rusia bajo diversos pretextos de varias «estrellas» y «destacados empresarios», así como el «Diálogo de expertos sobre la reducción de riesgos entre la OTAN y Rusia: un llamamiento conjunto para un alto el fuego y la reducción de riesgos», fechado los días 2 y 3 de marzo de este año, en cuyo primer párrafo se decía explícitamente, «Todas las partes deben acordar inmediata e incondicionalmente un alto el fuego, tomar medidas coordinadas para desescalar la situación y negociar un acuerdo político». [En relación con https://www.europeanleadershipnetwork.org/group-statement/the-expert-dialogue-on-nato-russia-risk-reduction-a-joint-appeal-for-a-ceasefire-and-risk-reduction/] En las condiciones actuales, se trata en realidad de una exigencia de rendición de Rusia ante Ucrania y de un Occidente unido detrás de ella.

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Rusia está actualmente en guerra con el Occidente unido. Se trata de una guerra de naturaleza diferente a las que tuvieron lugar en el siglo XX. No puede ser declarada, porque en esencia es una clásica guerra híbrida, del lado de Occidente.

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Por lo tanto, podemos decir con seguridad que Rusia está actualmente en guerra con el Occidente unido. Se trata de una guerra de naturaleza diferente a las que tuvieron lugar en el siglo XX. No puede ser declarada porque en esencia es una clásica guerra híbrida, del lado de Occidente: Rusia en Ucrania, llevando a cabo una operación militar especial, aún no ha comenzado a aplicar a gran escala las medidas típicas de una guerra híbrida. Después de todo, incluso el gas sigue fluyendo hacia Europa, incluso a través del GTS [gasoducto] de Ucrania. La escala de esta guerra híbrida con Occidente sugiere que tiene todas las características de una guerra mundial: la presencia de coaliciones opuestas lideradas por centros de poder globales que han entrado directamente en una confrontación militar, aunque sea solo en las esferas económica e informativa, la resolución de los objetivos, el uso de todos los medios posibles de confrontación, la negativa a cumplir con las normas legales en tiempos de paz con la transición al principio de conveniencia militar prácticamente a escala global, atrayendo a la mayoría de los países del mundo en el conflicto según el principio «si no estás con nosotros, estás contra nosotros». Es decir, estamos hablando del comienzo de la tercera guerra mundial, que sigue teniendo lugar en una forma híbrida refinada: la coalición occidental lleva a cabo una confrontación armada utilizando a sus proxies — las Fuerzas Armadas de Ucrania — en un TVD [teatro de operaciones] limitado dentro del territorio ucraniano, mientras lleva a cabo una guerra económica e informativa global a gran escala contra nuestro país.

Se puede objetar que es demasiado pronto para hablar de una guerra mundial. Pues bien, comparemos la situación mundial actual con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Esta comenzó el 1 de septiembre de 1939, con el ataque de la Alemania nazi a Polonia. Francia y Gran Bretaña declararon inmediatamente la guerra a los alemanes, obligados por un acuerdo con Polonia. Sin embargo, habiendo declarado la guerra, no movieron un dedo para atacar a Alemania desde el oeste, donde Hitler no tenía tropas listas para el combate. Polonia luchó sola, sin ninguna ayuda de sus aliados occidentales, ni siquiera en forma de suministro de armas. Lo único que hicieron los británicos y los franceses fue iniciar un bloqueo económico a Alemania. ¿Les recuerda algo? De hecho, la situación en el otoño de 1939 es estructuralmente idéntica a la actual: los tres principales centros geopolíticos de la época entraron oficialmente en la guerra — Alemania, por un lado, y Gran Bretaña y Francia, por otro — las batallas tuvieron lugar solo en Polonia, donde la Wehrmacht encontró la oposición de las Fuerzas Armadas polacas, que pueden considerarse como una representación de las potencias occidentales. Solo los intereses diferían: en aquella época, Francia y Gran Bretaña estaban interesadas en derrotar a Polonia para que su proxy de alto nivel — Hitler — pudieran atacar a la URSS, y así hoy, para el Occidente unido, la derrota de la Ucrania nazi significaría una gran derrota estratégica. Así pues, el 24 de febrero de 2022, los historiadores militares del futuro bien podrían reconocer la fecha del inicio de la tercera guerra mundial.

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La derrota de la Ucrania nazi significará el colapso de toda la estrategia construida por Occidente y los globalistas durante los últimos veinte años. Las consecuencias de esta derrota podrían ser catastróficas para los globalistas y tener una escala geopolítica.

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¿Qué es lo que sigue?

Sobre la base de esta comprensión de la esencia del momento histórico actual, es posible predecir el desarrollo de la situación geopolítica mundial y la dirección de los esfuerzos estratégicos de las partes en conflicto. Hay que decir que, si consideramos el aspecto puramente militar de la operación especial en Ucrania, la derrota de las Fuerzas Armadas de Ucrania y de todo el gobierno nazi está predeterminada en un plazo bastante corto. Hay muchos indicios de ello. Entre ellos se encuentran los cambios en la forma de emplear la aviación rusa; la aparición de prisioneros de guerra de bastante alto rango que depusieron las armas voluntariamente; las acciones de las élites occidentales que carecen por completo de sentido desde el punto de vista militar y económico, como el suministro de sistemas de defensa aérea S-300 a Kiev desde Eslovenia o las exigencias para que Turquía regale sistemas de defensa aérea S-400 a los ucranianos; los discursos francamente decadentes de los dirigentes de Ucrania y una serie de otros. En estas condiciones, solo la traición política puede impedir la derrota completa del régimen nazi ucraniano, si la «quinta columna» logra el cese de las hostilidades antes de que las Fuerzas Armadas de Ucrania sean totalmente derrotadas y obligadas a aceptar a una rendición completa e incondicional.

Sin embargo, independientemente del resultado de la operación especial en Ucrania, la guerra de la coalición occidental contra Rusia seguirá intensificándose: las élites occidentales y mundiales no pueden detenerse sin derrotar a Rusia o sufrir una derrota final en esta guerra. Al fin y al cabo, lo que está en juego es la forma del mundo futuro, del que solo hay dos variantes. Uno de ellos fue proclamado por Klaus Schwab, el portavoz de los globalistas. No hay lugar para los Estados y las élites nacionales — el mundo está controlado por las empresas transnacionales y en realidad está privatizado por ellas. Una alternativa a este es el concepto de un mundo multipolar proclamado por nuestro presidente el año pasado en el foro de Davos y en las posteriores cumbres internacionales clave, donde los Estados siguen siendo los sujetos de la política mundial, y no hay lugar para el poder global de las corporaciones transnacionales y las correspondientes élites.

Estas dos opciones son mutuamente excluyentes. La victoria de una de ellas significa el colapso inevitable, la muerte, al menos política y económica, y la desaparición en la historia de los portadores y beneficiarios de la opción alternativa. Por lo tanto, la lucha tiene un carácter extremadamente duro, cuando se utilizan todos los medios que se pueden emplear sin arriesgar la propia muerte inmediata. Para las élites occidentales y globales, la tarea central en este camino es la derrota y el subyugamiento de Rusia, ya que hasta ahora es el único líder que ha proclamado una agenda mundial alternativa al globalismo. Rusia tiene un potencial nuclear capaz de destruir físicamente a las élites globales y a todo el mundo occidental. Sin la unificación de los poderes nucleares ruso y estadounidense bajo el control de los globalistas, es imposible poner a China de rodillas. Por lo tanto, la derrota de Rusia mediante una revolución interna en los próximos años (dos o tres años) es una tarea vital para los globalistas y las actuales élites occidentales.

La derrota de la Ucrania nazi significará el colapso de toda la estrategia construida por Occidente y los globalistas durante los últimos veinte años. Las consecuencias de esta derrota podrían ser catastróficas para los globalistas y tener una escala geopolítica. Señales de ello se manifiestan ya hoy en el incipiente acercamiento de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita a Rusia, la dura posición de China en la cuestión ucraniana, la exigencia de Venezuela de reconocer a Maduro como presidente legítimo del país como condición para iniciar negociaciones con Estados Unidos sobre el suministro de petróleo, y otra serie de manifestaciones similares que indican una pérdida de autoridad de Estados Unidos y Occidente en el orden mundial general. El resultado de la derrota de la Ucrania nazi será una fuerte caída de la influencia estadounidense y, en general, de la influencia occidental en el mundo, lo que tendrá las más graves consecuencias para la economía. En estas condiciones, la venganza por la derrota ucraniana puede convertirse en el principal leitmotiv de la geopolítica estadounidense y europea.

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En el marco de esta etapa, la coalición occidental centrará sus principales esfuerzos en resolver el problema de la derrota final de Rusia iniciando un cambio inconstitucional de poder con el consiguiente control del país.

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A su vez, el cese de la operación especial con la preservación del régimen actual, incluso con una serie de garantías de diversos tratados, significará una derrota militar para Rusia. Y las consecuencias de esto serán muy graves, principalmente en la situación sociopolítica interna. Tal paso tendrá un impacto negativo en la posición internacional y el estatus de nuestro país.

Por lo tanto, aumentará la escalada de tensión en el mundo, especialmente la militar, y podemos esperar la siguiente etapa del período inicial de la tercera [guerra] mundial. Su contenido principal, muy probablemente basado en el esperado equilibrio de poder global tras los resultados de la operación especial en Ucrania, será la división final de los Estados del mundo en coaliciones opuestas, la confrontación económica y de información, así como la creación de zonas de enfrentamiento armado entre formaciones irregulares y fuerzas armadas regulares de países que son proxies de los principales centros de poder. En cada una de las coaliciones se identificará claramente un núcleo, que incluirá los principales centros de poder con sus aliados más cercanos, que persiguen estrictamente una política común y participan activamente en la lucha, y la periferia — países que apoyan esta coalición pero que solo participan en sus acciones de forma limitada. El núcleo de la coalición occidental será Estados Unidos y Gran Bretaña, y probablemente Francia, Alemania y Turquía. La periferia estará formada por el resto de los países de la UE, orientados hacia la civilización occidental o los Estados de América Latina, Oriente Medio y África que dependen de ellos. El núcleo de una coalición alternativa podría ser Rusia, Bielorrusia y China, y probablemente Corea del Norte e Irán. La periferia puede estar formada por el resto de los países de la OTSC [Organización del Tratado de Seguridad Colectiva], así como por los países de las regiones mencionadas anteriormente, orientados hacia Rusia y China, en particular Siria.

En el marco de esta etapa, la coalición occidental centrará sus principales esfuerzos en resolver el problema de la derrota final de Rusia iniciando un cambio inconstitucional de poder con el consiguiente control del país. Para ello, continuará una guerra económica e informativa sin límites, combinada con intentos de crear focos de conflictos armados internos y externos e incluso guerras locales en el territorio de nuestro país o cerca de sus fronteras. Las posibles zonas en las que la coalición occidental puede intentar iniciar conflictos militares pueden ser en Rusia, en las zonas adyacentes a Ucrania; en el Cáucaso Norte; en las regiones deprimidas, así como en las regiones de la Federación Rusa con una gran población islámica. Las posibles zonas de conflictos militares externos a los que podría verse arrastrado nuestro país podrían ser Ucrania, donde Occidente intentará desplegar y apoyar al movimiento Bandera; los países de Asia Central con regímenes inestables o reivindicaciones territoriales de sus vecinos, así como los que lindan con Afganistán. En determinadas condiciones, la más importante de las cuales puede ser la finalización de la operación especial sin lograr los objetivos previstos, no se puede descartar que Estados Unidos intente empujar a Japón hacia una solución militar del problema de los territorios del norte.

Lo más probable es que Rusia se vea obligada a tomar medidas económicas radicales contra la UE, hasta el cierre total de los suministros de energía y otras materias primas, mientras resuelve simultáneamente las tareas para conjurar las amenazas presentadas por la coalición occidental, prestando especial atención a las amenazas militares. China — sometida al debilitamiento de la posición de Estados Unidos en el mundo y a la disminución de la integridad y el potencial económico del bloque de la OTAN como consecuencia de las sanciones a Rusia — puede optar por una solución militar del problema de Taiwán. En este contexto, cabe esperar un fuerte aumento de la tensión militar en torno a Irán. En América Latina y África también es probable que se intensifiquen los conflictos entre los países que se encuentran en la periferia de las coaliciones opuestas.

En términos de duración, este período de la tercera guerra mundial puede oscilar entre uno y tres años. Terminará con la formación de coaliciones opuestas y la aparición de claras zonas de enfrentamiento armado, donde se crearán las condiciones para el inicio de la lucha armada directa entre los ejércitos y las armadas de las principales potencias mundiales. El inicio de este período pondrá al mundo al borde de la guerra nuclear.

Y se puede asumir con una alta probabilidad, que con la aparición de un precedente de conflicto más o menos a gran escala entre las fuerzas armadas de Estados Unidos, China y Rusia, se tomarán medidas para evitar una mayor escalada por todas las partes en conflicto. Al mismo tiempo, esta etapa de la tercera guerra mundial puede terminar en relación con la retirada de la coalición occidental del principal centro de poder del mundo — Estados Unidos. Esto es posible como resultado de un conflicto interno que está creciendo en la sociedad estadounidense, expresado en el enfrentamiento entre las élites nacionales y globalistas. Es posible que entre en una fase aguda después de las elecciones de otoño, cuando Estados Unidos se dedique a resolver sus problemas internos, lo que puede conducir a una disminución de la tensión internacional y al inicio de una desescalada del enfrentamiento entre Rusia y la coalición occidental.


Nota

 

Konstantin Sivkov es un oficial naval ruso retirado y graduado de la Academia de Estado Mayor que sirvió en el Centro de Investigación Militar-Estratégica del Estado Mayor desde 1995 hasta 2007. Es doctor en Ciencias Militares y miembro de la Academia Rusa de Ciencias de Misiles y Artillería. Sivkov ha publicado más de doscientos artículos sobre los procesos de la lucha armada, la naturaleza de las guerras y los conflictos armados modernos y el desarrollo organizacional de las fuerzas armadas. Además, es cofundador y primer vicepresidente de la Academia de Cuestiones Geopolíticas, una organización científica no gubernamental independiente especializada en el análisis militar.

 

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  • 1. Konstantin Sivkov, «Украина—только начало: Геополитическим последствием спецоперации станет изменение» [Ucrania es solo el comienzo: Las consecuencias geopolíticas de la operación especial cambiarán toda la visión del mundo], Voyenno-Promyshlennyy Kuryer, 28 de marzo de 2022, https://vpk-news.ru/articles/66370.