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El batallón de vigilancia y reconocimiento operacional

Capitán Brian Fitzgerald, Ejército de EUA

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Los comandantes de nivel cuerpo de ejército y fuerza de tarea conjunta requieren medios de vigilancia de larga duración para proporcionar información sobre los requisitos de inteligencia de alta prioridad de áreas donde Estados Unidos no tiene acceso directo. Tres medios son adecuados para estas operaciones: las fuerzas de operaciones especiales (SOF), sistemas aéreos no tripulados (UAS) y vigilancia de largo alcance (LRS). Los comandantes han estado menos propensos a usar equipos orgánicos de las compañías de LRS, dependiendo más de las SOF y UAS no orgánicas para recolectar información de alta prioridad—en gran parte debido a la organización ineficaz y anticuada de las compañías de LRS del Ejército. Debido, al menos en parte, a estas condiciones, el Ejército anunció que todas las compañías de LRS serán disueltas—y no se ha anunciado ningún plan para reemplazar la única formación de vigilancia a nivel operacional. Sin embargo, una reorganización de las unidades de LRS del Ejército, sin aumentar sus medios, pasando desde compañías independientes a un batallón consolidado, proporcionaría medios de vigilancia orgánicos más eficaces, receptivos y predecibles para los comandantes de cuerpos de ejército con respecto a las relaciones y tecnologías no orgánicas.

Las fuerzas de operaciones especiales

Algunos comandantes de fuerzas convencionales pueden considerar la vigilancia realizada por los equipos de SOF la respuesta más fácil y eficaz para satisfacer sus requerimientos. El «sello» de las SOF es confiable, aceptado y puede proporcionar resultados impresionantes. Una de las doce actividades principales de las SOF es el reconocimiento especial (SR): «Las acciones de reconocimiento y vigilancia que se llevan a cabo como operación especial, en ambientes hostiles, donde no tenemos acceso o que son diplomática y/o políticamente sensibles, para recolectar o verificar informaciones de importancia estratégica u operacional, usando capacidades militares normalmente no disponibles en las fuerzas convencionales»1. El uso de los elementos de SOF para realizar el reconocimiento especial absuelve al comandante de la supervisión de entrenamiento de ejercicios de alto riesgo. En términos operacionales, la posibilidad de ser descubierto, heridos o de fracaso de la misión puede llevar a que los comandantes prefieran usar elementos de vigilancia que vienen desde afuera de su organización. Las SOF proporcionan muchos medios y métodos operacionales que no están disponibles en las unidades convencionales. Estos elementos deben formar parte de las opciones de vigilancia para los comandantes de cuerpo de ejército o fuerza de tarea conjunta.

Aparentemente, todos los destacamentos operacionales de las Fuerzas Especiales-A (SFOD-A) pueden llevar a cabo el reconocimiento especial y muchos pueden infiltrarse en las áreas con acceso limitado. Algunos destacamentos tienen una capacidad de inserción aérea fuera del alcance de las fuerzas del enemigo. Algunos SFOD-A cuentan con capacidades transportadas por barco y de pequeño vehículo. Las capacidades de todo SFOD-A para realizar el reconocimiento especial crean la impresión falsa de que hay abundantes capacidades de vigilancia tripuladas disponible a las fuerzas del Ejército. Además de las Fuerzas Especiales, la Compañía de Reconocimiento de los Rangers (RRC) aumentó en tamaño a algo más que un destacamento e incrementó sus capacidades mucho más allá de las técnicas de reconocimiento tradicionales. Durante una rotación en el Centro de Adiestramiento de Apresto Conjunto en octubre de 2012, un subcomandante del XVIII Cuerpo Aerotransportado le comentó al autor que en el caso de una guerra real, los comandantes del Ejército probablemente usarían un equipo de la RRC, en lugar de un equipo de LRS, para llevar a cabo la vigilancia detrás de las líneas enemigas2. Los equipos de la RRC son muy competentes en las inserciones de paracaídas de caída libre y numerosas actividades de recolección de información. Los resultados probados en los conflictos recientes en toda la gama de operaciones militares indican que los equipos de RRC continuarán siendo usados a un alto ritmo operacional en el futuro cercano. La disponibilidad de capacidades de la RRC para proporcionar el apoyo dedicado a los comandantes de fuerzas operacionales convencionales es ambigua, en el mejor de los casos.

Contrario a la percepción de capacidades abundantes de vigilancia tripulada, las Fuerzas Especiales ya tienen más misiones que recursos. En un conflicto de gran escala, los mejores equipos de reconocimiento especial de las fuerzas de operaciones especiales serían alineados con las misiones de prioridad nacional o estratégica a medida que surgen. Su uso para lidiar con estas prioridades privaría los medios de vigilancia de los comandantes operacionales, como ocurrió en la Campaña de las Malvinas, donde los equipos de Servicio Especial Aéreo (SAS) británico fueron prometidos al comandante conjunto como un recurso de reconocimiento operacional. También recibieron tareas de la autoridad nacional relacionadas con la ejecución de redadas para destruir los misiles antibuque posiblemente lanzados de tierra. Durante esta campaña, la autoridad asignó una segunda tarea a los equipos del SAS y privó este medio del comandante conjunto en momentos críticos3.

Todos los equipos de fuerzas de operaciones especiales tienen destrezas especiales que deben mantener a un alto grado de competencia. Los equipos encomendados con la priorización del reconocimiento especial probablemente apoyarán las misiones de las fuerzas de operaciones especiales. Es poco probable, podría decirse hasta improbable, que estén disponibles para dar apoyo a las fuerzas convencionales por largas duraciones, si acaso.

Si bien todos los equipos de Fuerzas Especiales pueden llevar a cabo el reconocimiento especial, pueden operar en un nivel de expertiz muy por debajo de los requerimientos de la misión, como fue demostrado en las misiones de reconocimiento profundo en la Operación Desert Storm. Por ejemplo, Charles Lane Toomey escribe que el Destacamento Operacional Alfa 555 realizó el reconocimiento especial después de entrenarse en Kuwait antes de su misión4. La falta de habilidad para interpretar imágenes satelitales y encontrar un escondite adecuado, un plan de vigilancia general y otras deficiencias en la técnica de campaña centrada en la vigilancia del equipo del Destacamento Alfa 555 fue mitigada por los planes de contingencia y la suerte cuando sus integrantes eran descubiertos por civiles. Si bien los equipos de LRS que fueron desplegados durante esta campaña no fueron descubiertos, se descubrieron a los equipos de Fuerzas Especiales en casi todos los casos—la mayoría por descubrimientos «menores» cuando sus escondites eran descubiertos por civiles. Comenzó el entrenamiento específico de los equipos de las fuerzas de operaciones especiales cuando se desplegaron a Kuwait antes del conflicto. Estos equipos frecuentemente no comparten una arquitectura de comunicaciones común con las fuerzas convencionales, ni son frecuentemente equipados con el equipamiento de vigilancia moderno. Pueden proporcionar informes a través de redes propietarias que no son compatibles con las comunicaciones de las fuerzas convencionales.

Los elementos de las fuerzas de operaciones especiales frecuentemente no son bien entrenados en la vigilancia; en cambio, se centran principalmente en la acción directa, o tareas de guerra no convencional, entre otras. Por estas y otras razones, es probable que los comandantes de fuerzas convencionales tengan dificultades en determinar el nivel de expertiz en la vigilancia de las unidades de las operaciones especiales, posiblemente llevando al uso más allá de las verdaderas capacidades de los equipos. La preferencia de usar las fuerzas de operaciones especiales, tales como los equipos SEAL, antes de la vigilancia convencional se describe bien en las posevaluaciones y se demuestra por el elemento SEAL que fue escogido sobre un pelotón de reconocimiento del Cuerpo de Infantería de Marina para llevar a cabo la misión de reconocimiento en la Operación Red Wings en junio de 2005. Varios factores contribuyeron al resultado trágico, ampliamente conocido a través del libro sobre la supervivencia de Marcus Luttrell5. El elemento del Cuerpo de Infantería de Marina hubiera usado un planteamiento diferente. Este elemento propuso caminar al área objetivo, en lugar de un deslizamiento rápido con soga, y proporcionar su propia fuerza de reacción, en lugar de depender de un elemento transportado por helicóptero a una distancia más larga. El elemento del Cuerpo de Infantería de Marina trajo mucho más capacidades de comunicación que el pequeño elemento SEAL.

En ninguna parte de la doctrina de las fuerzas de operaciones especiales se les requiere proporcionar una capacidad de reconocimiento especial a los comandantes de fuerzas convencionales. Los comandantes de fuerzas convencionales pueden asumir o ser mal informados de que existe una capacidad de reconocimiento especial en el teatro de operaciones, pero más tarde, descubrir que esta capacidad no está disponible cuando lo necesitan. Parece miope estructurar las unidades del Ejército con una brecha tan grande en las unidades de vigilancia operacional dedicadas a esta misión difícil.

Los sistemas aéreos no tripulados

La proliferación de sistemas aéreos no tripulados, el constante perfeccionamiento de la portabilidad de suministros de vehículos aéreos no tripulados (UAV) y el incremento de capacidades de sensores han sido significativos en la Guerra Global contra el Terrorismo. El vídeo en vivo o casi en vivo de movimiento total establece el estándar para reportaje completo de un medio de vigilancia. Los UAV pueden interceptar blancos mientras proporcionan la vigilancia y presentan un bajo nivel de riesgo a los soldados si son descubiertos. Muchos sistemas aéreos no tripulados también proporcionan un mayor nivel de comunicación con las fuerzas tácticas. Los UAS generalmente pueden comunicarse con todos los niveles de una fuerza convencional, esta característica los hace sumamente receptivos y ayuda a crear un entendimiento operacional común. Estos atributos hacen más predecibles los resultados de los UAS que la mayoría de los otros medios de vigilancia y crean una percepción de una capacidad «conecta y funciona». La dependencia de los comandantes en estos medios hizo sinónimos la inteligencia, vigilancia y reconocimiento con los UAS por gran parte de la Guerra Global contra el Terrorismo.

Sin embargo, los medios aéreos frecuentemente son limitados por las condiciones atmosféricas y la duración de tiempo que los medios pueden volar sobre el área objetivo. Por otra parte, su uso en un futuro cercano en al ritmo operacional que los comandantes llegaron a anticipar en las Operaciones Enduring Freedom e Iraqi Freedom no es sostenible. Los comandantes podrían enfrentar una reducción de capacidades de UAS en lugar de un incremento, según un artículo publicado en 2015 en el periódico Washington Post6. Si bien la claridad del suministro de vídeo de un vehículo aéreo no tripulado puede ser superior a la transmisión de radio o fotos de un equipo de reconocimiento, a veces proporcionar un sentido falso de información completa cuando no se integran con otros métodos de recolección de información. Los indicios de aeronaves tipo drone pueden presentar riesgos en las operaciones y estos medios pueden ser fácilmente detectados y atacados con aun un nivel intermedio de defensa antiaérea. Con frecuencia, un UAV necesita ser dirigido al blanco por soldados en el terreno, dado que el UAV tiene una mira estrecha del campo de batalla y está aislado de los acontecimientos que ocurren en el terreno. Los UAS deben ser considerados un aumento significativo en las capacidades de las unidades terrestres de vigilancia, no un reemplazo de las mismas. Los comandantes de fuerzas convencionales que dependen de las SOF y UAS necesitan garantizar que las condiciones atmosféricas y misiones de prioridad más alta no inhiben su capacidad orgánica de recolección de informaciones.

La vigilancia de largo alcance

Las compañías de LRS son orgánicas a un cuerpo de ejército, se centran exclusivamente en la vigilancia y deben ser el medio de recolección de informaciones más confiable de un comandante de cuerpo de ejército. Las compañías tienen la misma arquitectura de comunicaciones que el comando que apoyan. Están concebidas para proporcionar una capacidad de inserción fuera del alcance del enemigo por tierra, agua y en el aire. Una compañía de LRS tiene una lista de tareas de misión esenciales, que se limita casi exclusivamente a la recolección de informaciones a través de la vigilancia. Los equipos de LRS deben ser capaces de proporcionar informes escritos y fotos por medio de comunicaciones satelitales o de alta frecuencia desde cualquier parte del mundo. Los equipos pueden operar en toda condición atmosférica y pueden quedarse en posición por 72 horas continuas sin apoyo o hasta 7 días con la planificación deliberada. Pueden adaptarse a cambios imprevistos en el terreno y la situación enemiga. Recientes ejercicios han demostrado la capacidad de proporcionar el vídeo de movimiento total sobre el horizonte de los equipos de LRS desmontados, una capacidad complementaria y, a veces, más persistente que los medios aéreos. Los avances en las capacidades de LRS han superado la comunicación por voz y fotos y seguirá siendo relevante en el futuro.

Sin embargo, la vigilancia de largo alcance del Ejército está mal organizada, haciendo el éxito de cada unidad completamente dependiente de la personalidad de los integrantes de la unidad. Las técnicas y capacidades no son universales entre las compañías ni previsibles con el tiempo ya que los líderes vienen y van. Estas deficiencias limitan la comprensión de los líderes de mayor jerarquía sobre las capacidades de LRS y hacen poco confiables las compañías. El equipamiento de vigilancia y comunicaciones es obsoleto y las unidades de apoyo son fragmentadas entre las compañías, limitando el entrenamiento en apoyo de las destrezas especializadas tales como los saltos de caída libre y la inserción por barco. Las instalaciones se extienden en todas partes del Ejército, aumentando los costos y redundancia. Las distintas compañías no tienen un cuartel general unificador para garantizar la estandarización de las tácticas, técnicas y procedimientos, la aptitud de líderes o la relevancia de equipamiento y entrenamiento.

Desde 1986, antiguos comandantes de LRS tal como el teniente coronel Isaac Rademacher y otros han hablado en favor de la consolidación de las unidades de LRS7. Estos comandantes identificaron las deficiencias que posiblemente no hayan sido resueltas con la asignación de las compañías de LRS a batallones de inteligencia militar, escuadrones de caballería o los batallones que sirven en calidad de cuartel general de cuerpo de ejército. Estas deficiencias incluyen una falta de pericia en las tácticas, técnicas y procedimientos específicos de unidad a nivel de batallón y brigada, una falta de apoyo adecuado de aparejadores de paracaídas y una estructura de fuerza inadecuada para apoyar las operaciones sostenidas. Todos los comandantes estaban a favor del establecimiento de un cuartel general arriba del nivel de compañía para proporcionar la estandarización y responsabilidad.

Recomendaciones

Las compañías de LRS son la capacidad de vigilancia orgánica, persistente y más confiable de las fuerzas convencionales. Desbandar la vigilancia de largo alcance quita la última formación de vigilancia operacional dedicada que está disponible a los comandantes de cuerpo de ejército y de fuerza de tarea conjunta. Con el fin de entrenar y usar más eficazmente estas unidades, las compañías de exploradores (pathfinder) y de LRS deben consolidarse en un batallón de vigilancia y reconocimiento operacional (OSRB). Se requiere una reorganización sin crecimiento de distintas compañías de LRS para proporcionar resultados consistentes en todo el Ejército. Las compañías subordinadas a un OSRB mantendrían su relación regular con el cuartel general superior a nivel de cuerpo de ejército, pero podrían organizarse según la tarea para propósitos basados en la misión, la amenaza y la situación amiga. Un batallón compuesto de compañías de LRS desplegaría destacamentos en lugar de equipos; estandarizaría las tácticas, técnicas y procedimientos; incrementaría por 30 por ciento el número total de equipos de LRS con una reorganización de las secciones de comunicaciones y vigilancia y mejoraría el apoyo de los aparejadores de paracaídas.

La LRS debe ser usada a nivel de destacamento—una mejora de los equipos independientes. Como fue demostrado en la Operación Red Wings, en donde toda la carga de mando tipo misión táctico fue colocada en un líder que llevaba a cabo la vigilancia, en las operaciones de pequeña unidad, hay gran necesidad de mando tipo misión táctico para los oficiales y suboficiales a nivel de compañía aparte de las acciones a nivel del objetivo8. Si bien muchas organizaciones, especialmente las unidades de vigilancia, están concebidas para uso en el nivel de escuadra o equipo de fuego, estas unidades requieren un sitio de apoyo de misión en la mayoría de los casos. Esta organización basada en tareas permitiría que los equipos se concentren en sus objetivos mientras el personal del sitio de apoyo de misión lleva a cabo las funciones de contingencia, las comunicaciones de largo alcance y toman las decisiones entre los elementos de apoyo.

Si bien una compañía de LRS es marginalmente adecuada para entrenar y desplegar equipos, es inadecuada para hacer lo mismo para destacamentos de tamaño de pelotón. El Ejército requiere que los comandantes de batallón certifiquen que los pelotones están preparados para las operaciones. Los destacamentos de LRS requieren un cuartel general a nivel de batallón para certificar su expertiz en las técnicas de comunicaciones sofisticadas, infiltración de alto riesgo y vigilancia. Con el establecimiento de un batallón cualificado, el uso de los elementos de LRS debe ser modificado para permitir el rol del cuartel general del destacamento como un sitio de apoyo de misión, así mitigando mejor los riesgos operacionales.

La falta de apoyo de fuego orgánico y la reducción del número máximo de efectivos va en contra del uso de la LRS. Según la tabla de organización en el sitio web del Sistema de Administración de la Fuerza, se redujeron las compañías de LRS de una formación de 139 soldados hasta una formación de 100 soldados (30 por ciento) mientras se disolvían las brigadas de vigilancia del campo de batalla en 2014 y 20159. La reorganización también eliminó el apoyo de fuego y el apoyo de control aéreo táctico. Un OSRB podría permitir que el batallón recolecte posiciones de las compañías de exploradores para formar un equipo dedicado de oficiales de enlace en todas las compañías, un rol actualmente desempeñado por los soldados y líderes de comunicaciones obtenidos de otros destacamentos dentro de la compañía. Con el apoyo de los enlace, la compañía de LRS debe asignar a los soldados de comunicaciones a los equipos de vigilancia. Esto agregaría tres equipos de vigilancia a cada compañía, para un total de doce, e incrementar la capacidad de comunicaciones en todos los equipos. Esto también prevendría el requerimiento de formar un apoyo provisorio de enlace de los equipos de vigilancia. El establecimiento de un OSRB incrementaría el número de equipos de vigilancia disponibles de 18 a 36 en todo el componente activo y devolvería el apoyo de fuego y control de aeronaves tácticas a la sección de LRS sin un aumento en el número total de efectivos.

La organización del Curso para Líderes de Reconocimiento y Vigilancia bajo el control del cuartel general del batallón permitiría que los soldados de LRS y exploradores sean adecuadamente entrenados, ahorraría dinero y garantizaría que las capacidades inigualables del batallón sean sostenidas al estándar más alto. Esta organización también proporcionaría continuidad al batallón, sosteniendo las unidades en un alto nivel de habilidad en lugar de depender de personas específicas para garantizar el éxito.

Actualmente, todas las compañías de LRS tienen un destacamento con nueve aparejadores de paracaídas que proporciona el apoyo directo para los saltos de cuerda estática, caída libre militar y operaciones de reabastecimiento aerotransportado. Este es un número insuficiente de aparejadores para cargar más de doscientos paracaídas necesarios para certificar un destacamento en las operaciones de caída libre militar. La consolidación de los destacamentos de aparejadores en una sola compañía de un OSRB permitiría una oleada para llevar a cabo intensos ciclos de entrenamiento en lugar de requerir que los paracaidistas carguen sus propios paracaídas. Esta consolidación reduciría aún más los costos de mantener tres salas de oxígeno, torres de mantenimiento e instalaciones de almacenaje de paracaídas. La supervisión del programa de caída libre militar sería más seguro y eficaz, proporcionando dos niveles de comandancia cualificados sobre el destacamento de aparejadores de paracaídas (una compañía de aparejadores y un cuartel general de OSRB). El cuartel general de batallón comprendería las capacidades y limitaciones de los sistemas y efectivos. El OSRB proporcionaría continuidad en las operaciones aerotransportadas de alto riesgo y otras tácticas, técnicas y procedimientos que mejoran la seguridad y capacidades.

Actualmente, hay tres compañías de exploradores que son asignadas a las brigadas de aviación de combate en el XVIII Cuerpo Aerotransportado. Normalmente se les asignan tareas tales con equipo de recuperación de aviones derribados o misiones de destacamento de seguridad y protección. Dado que las unidades de exploradores y LRS son similares, la Escuela de Infantería del Ejército de EUA combinó las tareas esenciales de misión durante previos esfuerzos para formar unidades conjuntas de LRS y exploradores. Si bien los elementos de exploradores no pueden llevar a cabo las misiones de vigilancia operacional porque carecen de las comunicaciones y entrenamiento sofisticados, los pelotones de exploradores sí cuentan con una capacidad extensa de vigilancia. Usados como una fuerza de tamaño de pelotón, son bien adecuados para hacer misiones de vigilancia desmontada, en las cuales rápidamente pueden tomar control de sitios de aviones derribados, apoyar en la recuperación de equipos de LRS y proporcionar seguridad en ambientes austeros como parte de las operaciones de estabilización. Estas capacidades serían usadas mejor con la consolidación de las compañías y el alineamiento de un pelotón de exploradores al I, III y XVIII Cuerpo de Ejército a través de relaciones regulares.

Un OSRB es una propuesta que no necesita un mayor número de tropas para realizar plenamente la contribución de recolección de informaciones que pueden proporcionar los elementos de LRS y exploradores. Con la combinación de estas distintas compañías, el traslado del exceso de recursos dentro de estas formaciones para apoyar mejor esta misión y el realineamiento de las compañías para entrenar mejor las destrezas especializadas, el Ejército ganará una fuerza convencional más capaz y dedicada al apoyo dado a líderes a nivel operacional. Estos elementos han avanzado más allá de la era de informes emitidos por voz y fotos, y pueden aprovechar la tecnología y técnicas para aumentar la conciencia y comprensión situacional. Las mejoras de movilidad han reducido en gran medida los riesgos y han incrementado la capacidad de respuesta tanto durante como después de la inserción. Los medios de comunicación global ligeros y el vídeo de movimiento total aumentan la fiabilidad y calidad de los productos entregados. Se necesita la unidad de esfuerzos en todo el Ejército para hacer más que el uso temporal dependiente de personas de estas mejoras. La decisión del Ejército de eliminar estas compañías y ahorrar seiscientas posiciones a cambio de la única formación dedicada a la vigilancia no es buen cambio. Un OSRB usaría los sistemas y lecciones aprendidas del Ejército para garantizar que las compañías de LRS y exploradores proporcionen las capacidades que requieren los comandantes de fuerzas conjunta y de cuerpo de ejército.>

Referencias bibliográficas

  1. Publicación Conjunta 1-02, Department of Defense Dictionary of Military and Associated Terms, [Diccionario de términos militares y términos relacionados del Departamento de Defensa], (Washington, DC: Oficina Federal de Imprenta de EUA, 8 de noviembre de 2010, tal como ha sido enmendado hasta 15 de febrero de 2016), p. 222, accedido 8 de septiembre de 2016, http://www.dtic.mil/doctrine/new_pubs/jp1_02.pdf.
  2. Nombre no revelado, discusión con el autor, 9 de octubre de 2012.
  3. Lawrence Freedman, The Official History of the Falklands Campaign, vol. 2: War and Diplomacy (Nueva York: Taylor & Francis, 2005), p. 735.
  4. Charles Lane Toomey, XVIII Airborne Corps in Desert Storm: From Planning to Victory (Ashland, Oregon: Hellgate Press, 2004), p. 299.
  5. Marcus Luttrell con Patrick Robinson, Lone Survivor: The Eyewitness Account of Operation Redwing and the Lost Heroes of SEAL Team 10 (Nueva York: Little, Brown, 2007), p. 247; Ed Darack, Victory Point (Nueva York: The Berkley Group, 2009), p. 161.
  6. Missy Ryan, «Air Force Struggles to Keep Pace with Explosion in the Use of Combat Drones», Washington Post, 17 de junio de 2015, accedido 17 de agosto de 2016, https://www.washingtonpost.com/world/national-security/air-force-struggles-to-keep-pace-with-explosionin-the-use-of-combat-drones/2015/06/17/5c16213c-14a3-11e5-9518-f9e0a8959f32_story.html; Thomas Doherty, «Intelligence Surveillance Reconnaissance is Greater Than Aerial Surveillance», sitio web de Small Wars Journal, 18 de febrero de 2014, accedido 17 de agosto de 2016, http://smallwarsjournal.com/jrnl/art/intelligence-surveillance-reconnaissance-is-greater-than-aerial-surveillance.
  7. Isaac J. Rademacher, «Advancing the Capability of Long- Range Surveillance Units» (tesis, Naval War College, 2012), p. 14; véase también David P. Anders, «Long-Range Surveillance Unit Application in Joint Vision 2010» (tesis, U.S. Army Command and General Staff College [USA CGSC], 1999); Lewis C. Cochran, «Human Intelligence: Long-Range Surveillance for FORCE XXI» (tesis, USA CGSC, 1996); Valery C. Keaveny, «Ensuring the Continued Relevance of Long Range Surveillance Units» (tesis, USA CGSC, 1989); Michael M. Larsen, «Organizational Structure for Deep Ground Reconnaissance for Future Divisions and Corps» (tesis, USA CGSC, 2006); Mark R. Meadows, «Long-Range Surveillance Force Structure in FORCE XXII» (tesis, USA CGSC, 2000).
  8. Luttrell, Lone Survivor, p. 247. Luttrell documenta cómo su equipo SEAL de cuatro integrantes dependió de las normas operativas mejor adecuadas para las misiones de acción directa (tal como cortar la soga en la inserción rápida), el mínimo de equipamiento de comunicaciones y un solo equipo coubicado. Ed Darack, «Operation Red Wings: What Really Happened?» The Marine Corps Gazette (enero de 2011): p. 62, accedido 14 de noviembre de 2016, https://www.mca-marines.org/gazette/2011/01/operation-red-wings (subscripción requerida). Darack describe el plan no utilizado del pelotón de reconocimiento de Cuerpo de Infantería de Marina, que incluyó un elemento más grande con comunicaciones más robustas.
  9. Sitio web del Force Management System, accedido 16 de noviembre de 2016, https://fmsweb.army.mil/ (tarjeta de acceso común requerida).
 

El capitán Brian Fitzgerald, Ejército de EUA, fue el jefe de operaciones (S-3) del 1er Batallón (Aerotransportado) del 509º Regimiento de Infantería desde noviembre de 2015 hasta julio de 2016. Sus previas asignaciones incluyen jefe de operaciones del Cuartel General de Batallón del XVIII Cuerpo Aerotransportado, jefe de compañía de vigilancia de largo alcance del XVIII Cuerpo Aerotransportado y jefe de destacamento de vigilancia de largo alcance. Se ha desplegado en apoyo a las Operaciones Enduring Freedom, Iraqi Freedom, New Dawn y Joint Guardian.

Segundo Trimestre 2017