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Los rusos de América Latina

La iniciativa de Moscú para influir en las comunidades de habla rusa en la región

Brian Fonseca

Dr. Vladimir Rouvinski

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El primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa celebra la liturgia en la Catedral de Santos Pedro y Pablo, 21 de febrero de 2016, el último día de su visita a Latinoamérica, en São Paulo, Brasil. (Foto cortesía de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia).

La recuperación de Rusia en el sistema internacional después de la caída de la Unión Soviética en 1991 la ha llevado de nuevo a América Latina en búsqueda de oportunidades económicas y geopolíticas. Sin embargo, las capacidades limitadas de Rusia para ejercer su influencia en un sistema internacional dominado por Occidente por medio de los tradicionales instrumentos de poder —diplomáticos, económicos y militares—, han obligado a Rusia a buscar nuevas fuentes de influencia. Con ese propósito, Rusia depende cada vez más de los planteamientos informativos y sociológicos para lograr sus objetivos de política exterior—lo que algunos académicos describen como la guerra híbrida1. Por ejemplo, Rusia intenta ganar el apoyo de su diáspora alrededor del mundo, incluso en América Latina, para aprovechar las comunidades de habla rusa como fuente de poder nacional de Rusia.

Desde los principio de los 1990, la movilización de la diáspora rusa ha sido una característica clave de la política exterior rusa en su «extranjero cercano»—es decir, las antiguas Repúblicas soviéticas y países del Pacto de Varsovia en proximidad inmediata a Rusia2. Sin embargo, en los últimos años, Moscú ha incrementado su esfuerzos para organizar e interactuar con su diáspora en su «extranjero lejano»—o sea, las regiones tan lejanas como América Latina. Durante la última década, ha habido un esfuerzo coordinado para consolidar la diáspora en América Latina y el Caribe para fortalecer los vínculos de Moscú con crecientes comunidades de habla rusa cada vez más organizadas. Las organizaciones centradas en la diáspora van desde movimientos de compatriotas hasta centros culturales, la Fundación Russkiy Mir, medios de difusión rusos y, por supuesto, la Iglesia Ortodoxa Rusa—que ayudan a cultivar las comunidades de habla rusa como fuentes de poderío nacional ruso. En el presente artículo, se analizará la evolución de la interacción con la diáspora rusa en América Latina y el Caribe y se evaluará su potencial para apoyar los objetivos internos y de política exterior de Rusia.

La diáspora como una fuente emergente de poder nacional ruso

La inspiración de Moscú para usar la diáspora como un componente de política exterior surge principalmente de cambios estructurales que ocurrieron inmediatamente después de la caída de la Unión Soviética en 1991. Las catorce naciones independientes establecidas a lo largo de la nueva frontera de Rusia comprendían territorios que hasta ese entonces eran elementos de asuntos internos de Moscú. Estos territorios eran susceptibles a la influencia occidental y necesitaban ser rápidamente incorporados en la estrategia de política exterior de Rusia. Una ventaja percibida por Moscú era que las poblaciones en estos territorios mantenían fuertes raíces rusas y grandes segmentos de sus respectivas poblaciones eran hablantes rusos nativos. Con ese fin, Rusia desarrolló en estrategia de extranjero cercano que incluyó políticas para cultivar la influencia en las comunidades prorrusas. En un discurso ante las Naciones Unidas en 1994, el presidente ruso Boris Yeltsin aseveró el papel de Rusia en la protección de rusos étnicos y la garantía de paz en las naciones recientemente independientes que previamente formaban parte de la Unión Soviética, un concepto que luego fue referido como la Doctrina Yeltsin3. El ministro de Relaciones Exteriores de Yeltsin, Andrei Kozyrev, formuló la primera Estrategia de Política Exterior Rusa en 1993 que intentó proteger los derechos de millones de personas en comunidades de habla rusa en las antiguas repúblicas soviéticas4.

Comenzando en 1994, Moscú inició el establecimiento de políticas importantes —la Comisión Estatal sobre Asuntos de Compatriotas, la Ley Federal en cuanto a Compatriotas Rusos y el Programa Estatal para el Apoyo de Migración Voluntaria de Compatriotas a la Federación Rusa—, con el motivo de desarrollar la conectividad rusa con los rusos que viven en el extranjero5. El Ministerio de Relaciones Exteriores estableció el Departamento de Asuntos de Compatriotas en 2005 y la Agencia Federal para Asuntos de la Comunidad de los Estados Independientes, Compatriotas viviendo en el Extranjero y la Cooperación Humanitaria Internacional (Rossotrudnichestvo). Estas organizaciones analizan las comunidades de diáspora, formulan estrategias para interactuar con compatriotas y coordinan el trabajo con organizaciones de compatriotas que abarcan aproximadamente 30 millones de rusos alrededor del mundo6.

Obreros de petróleo rusos en el depósito de aceite Astra, cerca de 1936, en Chubut, Patagonia, Argentina. (Foto cortesía de Wikimedia Commons)

Al principio, las políticas en gran parte eran dirigidas hacia la diáspora que vivían en el extranjero cercano de Rusia. Sin embargo, ha habido mayor motivación para desarrollar una diáspora rusa globalmente conectada en la última década, en gran parte debido a los esfuerzos del presidente ruso Vladimir Putin. En 2006, Putin aseveró, «la cooperación con la diáspora, la defensa y apoyo legal para ellos es una de nuestras prioridades nacionales»7. De hecho, Putin frecuentemente incluye la diáspora rusa en las definiciones del Estado-nación y considera la interacción con las comunidades de habla rusa en todas partes del mundo un componente cada vez más importante de su estrategia de diplomacia pública. Putin públicamente se refiere a estas comunidades como el mundo ruso, también conocido como Russkiy Mir, un concepto que aprovecha la identidad rusa en todo el mundo y vincula las comunidades rusas por medio de un nombre nacionalista8. Según el Concepto de Política Exterior ruso de 2016, los objetivos de política exterior incluyen «la consolidación de la diáspora en todo el mundo» para avanzar los intereses de política exterior de Rusia9. Moscú quiere que los rusos en todas partes conserven sus nexos culturales e históricos y el idioma ruso, así como promuevan una imagen positiva de Rusia en los países anfitriones para apoyar los esfuerzos comerciales y diplomáticos de Rusia10. La evidencia de los éxitos del uso de la diáspora rusa para apoyar la política exterior de Moscú incluye Georgia, la anexión de Crimea de Ucrania en 2014 y la interferencia en las elecciones estonias y letonas, entre otros.

La historia de la diáspora rusa en América Latina

Los inmigrantes rusos aparecieron en América Latina y en el Caribe por primera vez a principios de siglo XIX. Las primeras olas consistieron en gran parte de trabajadores migrantes de la parte europea del Imperio ruso y, en menor grado, la oposición política de las provincias bálticas en Polonia y el oeste de Ucrania. Después de octubre de 1917, solo un pequeño número de rusos que escapaban el gobierno comunista habían escogido la región como el lugar de refugio, principalmente porque no podían establecer sus nuevos hogares ya sea en Europa o Asia. La segunda ola de migración rusa a Latinoamérica ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial y consistió en gran parte de ciudadanos soviéticos que vivían en el territorio ocupado que fue liberado por los aliados occidentales que no querían regresar a la Unión Soviética. Estos rusos ampliaron la presencia de la diáspora en América Latina a Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Los primeros inmigrantes rusos sentaron las bases para importantes intercambios culturales entre Rusia y los países de las Américas. De hecho, algunos rusos étnicos que llegaron en las primeras olas pasaron a ser famosas figuras políticas en la historia latinoamericana. Por ejemplo, Juan Belaieff, nacido Iván Timofeyevich Belyaev en San Petersburgo, Rusia, migró a Argentina en 1923 y, en 1924, a Paraguay. Belaieff fue un cartógrafo y soldado en Paraguay y es profundamente respetado por su papel en el mapeo de la región del Chaco antes de la victoria paraguaya sobre Bolivia en la Guerra del Chaco (1932-1935)11.

La diáspora rusa contemporánea en América Latina consta principalmente de poblaciones de habla rusa que migraron a la región después de la caída de la Unión Soviética en 1991, en gran parte por motivos económicos. Más recientemente, comenzando en aproximadamente 2012, ha habido una oleada en migración rusa hacia afuera. Algunos analistas sugieren que, hoy en día, los inmigrantes rusos constan principalmente de las clases media y media alta que han tenido carreras exitosas en Rusia pero percibían limitadas oportunidades para ascenso profesional en el país12. Puesto que no hay restricciones para salir de Rusia y vivir en el extranjero, y dado que la mayoría de países latinoamericanos no requieren que las personas con pasaportes rusos obtengan una visa, muchos rusos han optado por migrar a Latinoamérica en búsqueda de trabajo o simplemente para experimentar la vida en el extranjero antes de tomar la decisión final de establecerse permanentemente fuera de Rusia.

Según los estudios etnográficos, la diáspora rusa mantiene un arraigado sentido de identidad rusa y una conciencia general del grupo étnico unificado predominantemente por el idioma común13. La cultura, comida, arte y literatura también sirven como identificadores rusos singulares en la diáspora. La diáspora tiende a incluir poblaciones de habla rusa de las antiguas repúblicas soviéticas tales como Ucrania, Georgia y Bielorrusia. Los miembros de la diáspora rusa contemporánea tienden a asimilarse rápidamente y la mayoría se integra exitosamente en las sociedades anfitrionas14. Los rusos que viven en América Latina tienden a tener una fuerte memoria colectiva de su patria que refleja una sensación de grandeza rusa, un rasgo que aprovecha Rusia en su interacción. La diáspora rusa tiende a mantenerse patriótica y bien conectada a Rusia a través de relaciones interpersonales y nexos comerciales y religiosos. Los medios de difusión rusos —televisión, radio y programación basado en la Web—, y la programación proporcionada con fondos del gobierno ruso son críticos para unificar a la diáspora y definir y promover la identidad rusa hacia y a través de la diáspora rusa en la región.

Solo recientemente el gobierno ruso ha comenzado a solicitar que los rusos que viven en el extranjero den información sobre su ciudadanía o estatus de residente permanente a las autoridades en Rusia y, por lo tanto, es difícil proporcionar el número exacto de rusos que viven en América Latina y el Caribe. Sin embargo, las embajadas rusas e investigadores independientes estiman que entre 100 000 y 300 000 residen en Argentina, de 100 000 a 200 000 en Brasil, entre 50 000 y 100 000 en México y un número mucho más bajo (entre 1000 y 5000) en otros países latinoamericanos y caribeños15. Es importante mencionar que las comunidades de habla rusa están presentes y son identificables en la mayoría, por no decir, todas las naciones latinoamericanas, y que el gobierno ruso considera a los rusos que viven en América Latina y el Caribe un recurso importante en sus interacciones con la región.

Como un modo de honrar el pluralismo cultural, la ciudad de Buenos Aires, Argentina, celebra la cultura rusa el 3 de junio de 2018 con ropa, comida, danza y música en las calles. (Foto cortesía del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).

Interactuando con la diáspora rusa en América Latina

Desde 2007, el gobierno ruso ha estado consolidando e interactuando con las comunidades de habla rusa en América Latina a través de una variedad de organizaciones. Estas organizaciones incluyen consejos de coordinación, centros culturales rusos, la Fundación Russkiy Mir, la Iglesia Ortodoxa Rusa y los medios de comunicación rusos—en muchos casos con apoyo directo de las embajadas rusas. Estas organizaciones aun se encuentran en las etapas iniciales y variadas de desarrollo en América Latina y el Caribe. Además, hay pocos indicios de cooperación regional entre estas organizaciones, que limitan el campo de acción y alcance de la diáspora en toda la región.

La Agencia Federal de la Comunidad de Estados Internacionales Compatriotas que Viven en el Extranjero y la Cooperación Humanitaria Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia fue establecida por decreto presidencial en 2008 y tiene oficinas representativas en las embajadas rusas en 80 países, incluyendo ocho en América Latina y el Caribe16. Los representantes de la Rossotrudnichestvo están ubicados en Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México, Nicaragua, Perú y Venezuela. Fomentan relaciones abiertas con la diáspora y llevan a cabo actividades conjuntas para promover la cultura e idioma ruso, junto con los puntos de vista políticos de Moscú. Consigue el apoyo de la diáspora para «desarrollar relaciones amistosas entre países»17. El presidente Putin es responsable de nombrar al dirigente de la Rossotrudnichestvo. Algunos socios clave de la Rossotrudnichestvo en América Latina incluyen los Consejos de Coordinación de Compatriotas Rusas, la Fundación Russkiy Mir, la Fundación Cultural Rusa y medios de difusión tales como RT, Sputnik y TASS.

Las embajadas rusas. Las embajadas rusas son fuentes importantes de apoyo para que las organizaciones de la diáspora promuevan e interactúen con los miembros. Las embajadas rusas frecuentemente usan los centros culturales como lugares para convocar reuniones con ciudadanos rusos que viven en la región. Formalmente, se organizan las reuniones por organizaciones compatriotas y no directamente por las embajadas. Sin embargo, representantes de las embajadas presiden las reuniones y registran los procedimientos. Lo hacen así porque se consideran estas reuniones de mayor importancia: es en ese lugar que el personal de las embajadas rusas y los representantes de las organizaciones de compatriotas pueden comunicar mensajes directos del gobierno en Moscú a rusos que viven en el extranjero y explicar lo que se espera de los miembros de la diáspora rusa en otros países. En particular, Moscú espera que los miembros de la diáspora rusa mantengan una presencia altamente positiva de rusos viviendo en el extranjero—promoviendo la imagen de «un país del cual debe enorgullecerse» entre sus colegas y amigos latinoamericanos y difundiendo el punto de vista de Moscú sobre importantes acontecimientos en que participa Rusia18. En cambio, el personal de las embajadas rusas recibe informaciones detalladas sobre la participación de rusos en el lugar en las actividades económicas, políticas y culturales, y actualizan los expedientes de los rusos en sus países respectivos. Adquirir este tipo de información de otras fuentes sería difícil y llevaría mucho tiempo. Además, los representantes de las embajadas rusas muestran gran interés en aprender de los rusos en el lugar sobre lo que piensan sus colegas y amigos latinoamericanos acerca de las políticas internas y externas de Moscú.

Los consejos de coordinación. Moscú también depende del Consejo Internacional de Compatriotas Rusos y los Consejos de Coordinación de Compatriotas Rusos para consolidar y coordinar las comunidades de habla rusa en más de 98 países en todas partes del mundo19. Hay Consejos de Coordinación de Compatriotas Rusos en 15 países de América Latina y el Caribe20. Los consejos de coordinación frecuentemente son establecidos, guiados y financiados por las embajadas rusas afiliadas21. Por ejemplo, en Argentina, el Consejo de Coordinación de Organizaciones Compatriotas Rusos (KSORS), establecido en 2007, y el Consejo de Coordinación de la Juventud Rusa, establecido en 2012, se promueven prominentemente en el sitio web de la embajada rusa en Argentina22. En 2015, cuando el recientemente elegido presidente argentino Mauricio Macri propuso eliminar los derechos comerciales de medio de comunicación RT, financiado por el gobierno de Rusia, KSORS inició una campaña de envío de cartas, probablemente apoyado por la embajada rusa, exigiendo que Macri mantenga RT en Argentina23. Además de los consejos de coordinación en los países específicos, también hay un Consejo de Coordinación para América Latina que se celebra anualmente y reúne a los representantes en la región para formular estrategias y programación a fin de apoyar a las comunidades de habla rusa. En 2017, se celebró la reunión en Costa Rica y en La Habana, Cuba en 201824.

Los centros culturales rusos. La reemergencia de los centros culturales rusos en la región es otra señal del creciente interés de Moscú para conectarse con la personas de la región. Muchos centros culturales fueron casi completamente abandonados después de la caída de la Unión Soviética en la década de los 1990 y a comienzos de los 2000. Ejemplos de estos centros incluyen los Centros Rusos para las Ciencias y Cultura en Buenos Aires, Santiago de Chile y Lima; el Instituto Leo Tolstoy en Bogotá y Maxim Gorky en Montevideo entre otros. Hoy en día, muchos de los centros antes mencionados han sido renovados y ofrecen muchos servicios desde clases del idioma ruso hasta películas gratis que muestran los aspectos sobresalientes del teatro y danza rusos.

Aunque estas actividades están disponibles a cualquier persona interesada, con una excepción obvia de las clases de idioma, la mayoría de las personas que asisten son rusos en el lugar. Para las autoridades rusas, esta es una manera de interactuar con miembros de la diáspora y demostrar que al gobierno ruso le importan. De vez en cuando, también hay reuniones con famosos periodistas, autores y personalidades públicas rusos que dan charlas en acontecimientos históricos o actuales. Además del centro cultural que previamente existió, la Fundación Russkiy Mir patrocina varios nuevos programas parecidos a lo que ofrecen los Institutos Confucio chinos. Estos centros culturales rusos normalmente son alianzas entre la fundación y una universidad o escuela secundaria. Reciben fondos directamente de Moscú para promover el aprendizaje de la cultura e idioma rusos. Según el sitio web de la Fundación Russkiy Mir, hay doce centros rusos patrocinados por la fundación en América Latina—dos en Argentina y uno en Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Cuba, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú25.

La Iglesia Ortodoxa Rusa. La Iglesia Ortodoxa Rusa es otra fuente importante de influencia entre los rusos en la región y Moscú depende mucho de la iglesia para crear un sentido de identidad rusa en la diáspora. Muchos rusos son creyentes, pero solo hay unas pocas iglesias ortodoxas rusas en América Latina. Sin embargo, el Departamento de Patriarcado de Moscú para las Relaciones Exteriores de la Iglesia ha dividido América Latina en distritos de la iglesia y un representante del Patriarca Ruso ha sido asignado a todos los distritos. Sin embargo, estas oficinas no tienen la capacidad logística para extender la mano a la mayoría de las ortodoxias rusas y, por lo tanto, la información sobre las actividades religiosas llega a los rusos a través de las embajadas por medio de los miembros de las organizaciones de diáspora reconocidas. Muchas ceremonias religiosas se celebran en los centros culturales rusos antes mencionados.

La jefa de la Agencia Federal para Asuntos de la Comunidad de los Estados Independientes, Compatriotas viviendo en el Extranjero y la Cooperación Humanitaria Internacional (Rossotrudnichestvo), Lyubova Glebova (izq.) y miembro del Consejo de la Federación Rusa Konstantin Kosachev, exjefe de la Rossotrudnichestvo, asisten a la primera reunión del comité de organización del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 2017, 8 de febrero de 2017, en el Centro de Exposición VDNKh en Moscú. (Foto: TASS a través de Alamy, Vladimir Gerdo)

Los medios de comunicación rusos. Los medios de comunicación respaldados por Rusia tales como RT, Sputnik, TASS y la Voz de Rusia activamente interactúan con los rusos que viven en América Latina para comunicar los puntos de vista del gobierno ruso a través de la diáspora. El uso de crecientes plataformas para entregar información—teledifusión, redes sociales e Internet—amplifica las iniciativas rusas de comunicación estratégica26. Las autoridades rusas monitorean la presencia de rusos que viven en América Latina en las redes sociales tales como Facebook o VK (la versión rusa de Facebook). En los últimos años, ha habido un crecimiento extraordinario de Facebook administrado por los rusos que viven en América Latina y el Caribe. Hay más de 50 grupos de Facebook en la región que se centran en reunir a la diáspora rusa. Algunos ejemplos incluyen rusos en América Latina con 4200 miembros, el Foro Ruso en Argentina con 1300 y Rusos en Colombia con 1400 miembros27. Para el gobierno ruso, el monitoreo de las páginas de Facebook es una fuente para recolectar informaciones sobre las actividades sociales, políticas, económicas y culturales de los rusos que viven en la región. También es un medio para difundir información y noticias falsas desde la perspectiva rusa. Esta información puede ser fácilmente compartida con el seguimiento más amplio de la diáspora en las redes sociales.

Uno puede preguntarse por qué muchos rusos que viven en América Latina deciden responder el llamado de asistir a las reuniones organizadas por las embajadas. Hay varios motivos. En muchos casos, los rusos que viven allí disfrutan de una actitud positiva hacia las reuniones simplemente porque sirven para mejorar el autoestima de los rusos a través de un sentido de orgullo compartido y satisfacción con la comunidad rusa. Las autoridades rusas están conscientes de estos hechos y ofrecen incentivos tal como conferir diplomas en reconocimiento de las importantes contribuciones hechas por personas en «el fortalecimiento de una imagen positiva de Rusia en el extranjero»28. Estos diplomas son firmados por el embajador y, a veces, aún por el ministro de relaciones exteriores o el presidente Putin. Otro motivo es de carácter distinto. Muchos rusos que viven en el exterior tienen miedo de dificultades en la adquisición de documentos tales como pasaportes, certificados y documentos para recibir pensiones de Rusia o lidiar con bienes inmuebles dejados en el país de origen. Ser reconocido por la embajada como miembro de la diáspora rusa se considera útil para facilitar los procedimientos formales y, de hecho, las autoridades rusas demuestran la voluntad para ayudar personas que conocen bien.

Conclusión

La diáspora es un instrumento de poder nacional ruso en América Latina y el Caribe que aun se encuentra en las primeras etapas y todavía no ha producido beneficios serios fuera de apoyar la conciencia cultural. Aún así, es importante destacar que América Latina y el Caribe han sido usados para probar la política exterior de Rusia en el pasado—considere las violentas guerras de procuración que tuvieron lugar con el respaldo ruso en las décadas de los 1970 y 1980. Aunque la región es de relativamente poco valor económico o político para Rusia, aun está ubicada suficientemente cerca de Estados Unidos para tener una ventaja si los métodos emergentes lleguen a ser útiles para lograr objetivos de política exterior. Con ese propósito, es probable que Rusia continúe fortaleciendo una comunidad de organizaciones prorrusas a través del uso de la diáspora en América Latina y el Caribe. A corto plazo, las comunidades de habla rusa seguirán estando disponibles pero limitadas en su capacidad para avanzar los intereses de Moscú, dado que las diásporas no han adquirido considerable influencia comercial o político extendido. Aún así, las diásporas serán empleadas para comunicar los puntos de vista rusos a las audiencias latinoamericanas con la esperanza de fortalecer la marca rusa en la región.

A largo plazo, las diásporas podrían aumentar su valor comercial y político con un ascenso a espacios influyentes en las sociedades latinoamericanas, dando a Moscú mayor acceso a la región. Debido al legado importante soviético, la presencia de puestos diplomáticos rusos en la región, y la actitud positiva en su mayor parte hacia los rusos comunes y corrientes, combinados con la facilidad de llevar a cabo las actividades descritas en el presente artículo, para Moscú, las diásporas rusas en América Latina gozan de una posición privilegiada en comparación con otras partes del mundo. Esta es solo una de las razones por las que Rusia valora la interacción actual y futura con sus compatriotas rusos en América Latina. Los miembros de la diáspora que viven en Argentina, Chile, Uruguay y Brasil ofrecen a Moscú el mayor rendimiento a las inversiones posibles, dado que estos países siguen siendo los destinos principales para rusos que se trasladan a la región.


Notas

  1. Véase Valery Guerásimov, «The Value of Science Is in the Foresight: New Challenges Demand Rethinking the Forms and Methods of Carrying out Combat Operations» [El valor de la ciencia está en la capacidad de prever lo que sucederá podría suceder en el futuro. Los nuevos desafíos exigen repensar las formas y métodos de llevar a cabo las operaciones de combate], traductor Robert Coalson, originalmente publicado en Military-Industrial Kurier, 27 de febrero de 2013, republicado en Military Review (marzo-abril de 2016): págs. 47-54, consultado 20 de noviembre de 2018, https://www.armyupress.army.mil/Portals/7/military-review/Archives/Spanish/MilitaryReview_20160430_art010SPA.pdf; para más información sobre la guerra híbrida, véase Andrew Radin, Hybrid Warfare in the Baltics: Threats and Potential Responses (Santa Mónica, California: RAND Corporation, 2017). La «guerra híbrida» es un término impreciso. Aún así, algunas personas relacionan la guerra híbrida con el general ruso Valery Guerásimov, Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia y primer subministro de defensa. Guerásimov aseveró que las «reglas de guerra han cambiado. El rol de los medios no militares de lograr las metas políticas y estratégicas ha crecido y, en muchos casos, han excedido el poder de la fuerza de armas en su eficacia». El enfoque de métodos de conflicto aplicados ha cambiado en el rumbo del amplio uso de métodos políticos, económicos, informacionales, humanitarias y otros no militares.
  2. Vera Zakem y col., «Mobilizing Compatriots: Russia’s Strategy, Tactics, and Influence in the Former Soviet Union» (ensayo ocasional, Center for Naval Analyses, Arlington, Virginia, 2015), consultado 5 de mayo de 2018, http://www.dtic.mil/dtic/tr/fulltext/u2/a626362.pdf.
  3. Russell Watson, «A ‘Yeltsin Doctrine?», Newsweek (sitio web), 9 de octubre de 1994, consultado 5 de mayo de 2018, https://www.newsweek.com/yeltsin-doctrine-189394.
  4. Margot Light, «In Search of an Identity: Russian Foreign Policy and the End of Ideology», Journal of Communist Studies and Transition Politics 19, nro. 3 (2003): págs. 42–59, consultado 5 de mayo de 2018, https://doi.org/10.1080/13523270300660017.
  5. Igor Zevelev, «The Russian World in Moscow’s Strategy», Center for Strategic and International Studies, 22 de agosto de 2016, consultado 5 de mayo de 2018, https://www.csis.org/analysis/russian-world-moscows-strategy.
  6. «Ответы Директора Департамента по работе с соотечественниками за рубежом МИД России А.А. Макарова для сайта российских соотечественников «Русское поле» (Германия)» [Respuestas de A.A. Makarov, Director del Departamento de Trabajo de Compatriotas en el exterior, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, sobre el trabajo del ‘Russkoe Pole’ (Alemania), 10 de junio de 2013, consultado 5 de mayo de 2018, http://www.mid.ru/activity/compatriots/min/-/asset_publisher/evI8J0czYac3/content/id/1647539.
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  8. Ibíd.
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  11. D. Belov, V. Boico de Semka, К. Кirichenko, А. Semenkina, О. Сanina y С. Fleginsky, Russians in Uruguay: History and the Current State [en ruso] (Montevideo, Uruguay: Pravitelstvennaya komissiya po delam sootechestvennikov za rubezhom and Mastergraf, 2009); Jacinto Anatolio Zabolotsky, The Russian Immigration to Brazil: Long Ways of Hope, 4a edición [en portugués] (São Paulo: Martins Livreiro, 2009); I. Vasilkova, Russians in Mexico [en ruso] (Moscú: Fortula EL, 2009); O. Ulianova y Carmen Norambuena, Russians in Chile [en español] (Santiago, Chile: Ariadna Ediciones, 2009); I. Baryshev, «La diaspora rusa en Brasil» [en ruso], Bulletin of the Moscow City Pedagogical University, Series: Historical Sciences 1, 2011, págs. 75–83; M. Moseikina, «La migración rusa a países latinoamericanos en los 1920–1960» [en ruso] (tesis, People’s Friendship University of Russia, Moscú, 2012).
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  14. Ibíd.
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  17. Ibíd.
  18. Miembros de la diáspora, entrevistas con los autores, Bogotá, 2 de abril de 2018 y Quito, 25 de julio de 2018.
  19. «La representación oficial en la Internet del Consejo Mundial de Coordinación de Compatriotas Rusas que viven en el extranjero» [en ruso], BKCBC, consultado 4 de septiembre de 2018, http://vksrs.com/; véase también «Federal Law on State Policy of the Russian Federation Regarding Compatriots Abroad», el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa, consultado 4 de septiembre de 2018, http://www.mid.ru/pereselenie/-/asset_publisher/evI8J0czYac3/content/id/283970.
  20. «10ª Asamblea Regional de Compatriotas Rusas residentes en los países de continentes Americanos», Gazeta Rusa, 24 de julio de 2016, consultado 5 de mayo de 2018, http://gazetarusa.cr/es/espanol-10a-asamblea-regional-de-compatriotas-rusos-residentes-en-los-paises-de-continentes-americanos/.
  21. Ian Allen, «Analysis: Russia’s Policy in Ukraine Part of Wider Anti-NATO Plan», Intelnews.org, 8 de mayo de 2014, consultado 5 de mayo de 2018, https://intelnews.org/tag/coordination-council-of-russian-compatriots/. Además, muchos sitios web de las embajadas rusas en América Latina proporcionan información sobre las organizaciones de compatriotas en el país como parte del alcance con la diáspora llevado a cabo por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
  22. Embajada rusa en Argentina, consultado 5 de mayo de 2018, https://argentina.mid.ru/compatriots.
  23. «Carta abierta de la diáspora rusa a Mauricio Macri por la suspensión de la señal de RT en Argentina», RT News, 15 de junio de 2016, consultado 5 de mayo de 2018, https://actualidad.rt.com/actualidad/210414-diaspora-rusa-expresa-presidente-argentino-descontento-suspension-rt; La comunidad rusa en Argentina cuestiona a Macri, MDZ News, 16 de junio de 2016, consultado 5 de mayo de 2018, https://www.mdzol.com/nota/678194-la-comunidad-rusa-en-argentina-cuestiona-a-macri/; Comunidade russa na Argentina pediu manutenção da RT, em carta aberta ao presidente Macri, Sputnik Brazil, 16 de junio de 2016, consultado 5 de mayo de 2018, https://br.sputniknews.com/mundo/201606165117859-Comunidade-russa-Argentina-pediu-manter-RT-carta-aberta-presidente-Macri/.
  24. «Foundation for Support and Protection of the Rights of Compatriots Living Abroad», The World Coordinating Council of Russian Compatriots Living Abroad, http://vksrs.com/news/xii-regionalnuyu-konferentsiyu-rossiyskikh-sootechestvennikov-stran-ameriki-prinimaet-kuba/.
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  26. Evgeny N. Pashentsev, «The Strategic Communication for Russia in Latin America and Its Interpretation by the USA», Journal of Public Administration (Universidad Estatal Lomonosov, Moscú, agosto de 2012).
  27. Datos de Facebook recopilados por los autores.
  28. «Liubov Glebova at the World Conference ‘Together with Russia’: Compatriots—Our Partners in Strengthening the Positive Image of Russia Abroad», Rossotrudnichestvo, consultado 4 de septiembre de 2018, http://rs.gov.ru/en/news/2926.

Brian Fonseca es el director del Instituto Jack D. Gordon para la Política Pública y profesor adjunto en el Departamento de Política y Relaciones Internacionales en la Escuela Steven J. Green de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad Internacional de Florida. Su competencia técnica es en la seguridad nacional y política exterior de EUA. Sus recientes publicaciones incluyen Culture and National Security in the Americas con Eduardo A. Gamarra y The New US Security Agenda: Trends and Emerging Threats con Jonathan Rosen. Sus publicaciones de 2018 se centran en las actividades rusas en América Latina, incluyendo las operaciones de información y las relaciones entre Rusia y Venezuela.

Vladimir Rouvinski es el director del Laboratorio de Política y Relaciones Internacionales (PoInt), y profesor adjunto en el Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi, Cali, Colombia. Es egresado de la Universidad Estatal de Irkutsk, en Rusia, con mención en historia y relaciones internacionales. Recibió su maestría y doctorado en el Desarrollo y Cooperación Internacional de la Universidad de Hiroshima en Japón. Antes de unirse a la Universidad Icesi en 2007, Rouvinski trabajó con la Sociedad para el Adelanto de Ciencia Japonesa (JSPS) y con instituciones de educación e investigación en Rusia, Japón y Colombia. Sirvió como un socio con el Instituto para la Formación Profesional y la Investigación de las Naciones Unidas (UNITAR), Becario George F. Kennan en el Centro Internacional para Eruditos Woodrow Wilson en Washington, D.C., investigador invitado de la JSPS y Becario Otto Bennemann en el Instituto Georg Eckert en Alemania. El área de competencia de Rouvinski son las relaciones rusas y de países asiáticos con América Latina.

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Segundo Trimestre 2019