Military Review Edición Hispanoamericana Revista Profesional del Ejército de Estados Unidos

 

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Primer Trimestre 2021

Compitiendo por debajo del umbral

Aprovechando la acción no violenta

Mayor John Chambers, Ejército de EUA

Dr. Lionel Beehner

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Decenas de miles manifestantes portando pancartas y banderas marchan en las calles de Hong Kong para protestar una ley de extradición, el 16 de junio de 2019, lo cual subraya la aprensión del territorio en cuanto a las relaciones con China continental. (Foto: Kin Cheung, Associated Press)

Una serie de acontecimientos recientes destacan cómo la resistencia no violenta ha confundido a las fuerzas armadas extranjeras. Por ejemplo, en la primavera de 2018, un movimiento no violento pastún se alzó para protestar la opresión y ejecuciones extrajudiciales de pastunes étnicos por las fuerzas militares de Pakistán1. En enero de 2019, las protestas nacionales en Venezuela dejaron confusas las fuerzas de seguridad con respecto a quién las organizó y cómo podría responder la comunidad internacional2. En el verano de 2019, manifestantes prodemocráticos marcharon en las calles de Hong Kong para expresar su oposición a Pekín3. En los tres casos, los civiles aprovecharon las protestas para obligar a los regímenes a reconocer sus demandas y estos regímenes tuvieron dificultades en formular una respuesta adecuada a las amenazas no violentas contra su autoridad.

Si bien las fuerzas armadas de EUA cuenta con una inigualable capacidad de proyectar poder convencional en toda su historia, el ambiente operacional actual da lugar a nuevas formas de guerra que, por diseño, son no violentas y que desafían los principios apreciados de Jomini que la guerra requiere actores armados que realizan operaciones de combate a gran escala. Como resultado, los soldados de EUA se encontrarán cada vez más con la tarea de abordar misiones fuera de los límites de solo matar al enemigo para lograr los objetivos estratégicos de la nación. Como consecuencia, debemos evaluar y buscar estrategias para lograr nuestros objetivos dentro de estos límites. La acción no violenta es una de estas estrategias.

La acción no violenta es un tipo de guerra subsidiaria que se encuentra por debajo del umbral del conflicto armado. La historia tiene muchos ejemplos de Estados que intentan «delegar la guerra» en actores no estatales o grupos insurgentes como manera de subcontratar el manejo de la violencia para lograr ciertos fines o evitar una escalada con un enemigo más poderoso. En condiciones definidas por una competición que no está a la altura del conflicto armado, los planteamientos no violentos llenan un vacío crítico en los instrumentos de seguridad nacional4.

El apoyo externo de las acciones no violentas es un componente eficaz de la estrategia militar. El término «apoyo externo» ser refiere a la prestación de apoyo técnico, logístico, financiero o material a un actor no armado a través de acciones de desarrollo de capacidades y conexiones. Aunque las instituciones civiles principalmente estarán a cargo de estas actividades, el apoyo para las acciones no violentas debe ser integrado en la doctrina militar de EUA. Esto no sugiere que la acción no violenta es un sustituto para lo que las fuerzas militares deben prepararse y equiparse; más bien, puede servir como un complemento importante, ya sea desplegada simultánea o secuencialmente, como una manera de crear múltiples dilemas para un régimen objetivo.

Hay muchas razones lógicas. Debido a la interconexión del mundo hoy en día, donde las imágenes de daños colaterales desproporcionados pueden ser transmitidas instantáneamente a todas partes del mundo, los casos de acción no violenta subrayan las deficiencias de los instrumentos y planteamientos militares tradicionales. Además, la guerra llega a ser más difusa y descentralizada, empoderando a personas y actores no estatales como nunca antes. Consideren cómo los actores no estatales pueden realizar ataques cibernéticos, en gran parte no detectados, o cómo un bot usa la información como arma para desestabilizar las elecciones democráticas. Los Estados también son incentivados para operar «por debajo del umbral» del conflicto armado y conducir actividades no letales que están en la «zona gris»5. Por debajo del umbral del conflicto, las fuerzas armadas de EUA se encuentran en desventaja, dada su doctrina, organización, entrenamiento, equipamiento, personal, estándares y normas operativas.

¿Qué es la acción no violenta y cómo funciona?

Los estrategas y formuladores de política militares de EUA no han prestado suficiente atención a la utilidad de acciones no violentas a pesar de los precedentes históricos y amplia investigación académica que apoyan su eficacia. Las acciones no violentas derrocaron a hombres fuertes postsoviéticos en Georgia y Ucrania; dictadores en las Filipinas, Serbia y Egipto y permitieron la anexión casi sin derramamiento de sangre de Crimea por la Federación Rusa. Los académicos han descubierto que las campañas de resistencia no violentas tienen casi dos veces más probabilidades de lograr el éxito que las que usan la violencia6. En términos simples, la acción no violenta funciona minando la base de poder de un gobierno a través de la movilización del pueblo en contra del régimen— cae si no cuenta con el apoyo del pueblo.

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La acción no violenta es la aplicación de poder a un conflicto usando protestas simbólicas, falta de cooperación y rebeldía pero no la violencia física.

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La acción no violenta es la aplicación de poder a un conflicto usando «protestas simbólicas, falta de cooperación y rebeldía pero no la violencia física»7. El propósito de la acción no violenta es lograr objetivos estratégicos—desde variables grados de reformas gubernamentales, la sustitución del régimen en el poder hasta la expulsión de un ocupante extranjero8. Los proponentes del conflicto estratégico no violento enfatizan que la decisión de tomar parte en la resistencia se basa en el pragmatismo en lugar de consideraciones morales. Es decir, las fuerzas armadas respaldan estas estrategias debido a su eficacia operacional, y no por algún principio normativo, aunque promover los valores de EUA forma parte de la Estrategia de Seguridad Nacional9.

Las campañas pueden lograr sus objetivos por medio de uno de cuatro mecanismos, o una combinación de los mismos: conversión, acomodación, coerción, o desintegración10. La conversión ocurre cuando un gobierno en el poder cambia sus puntos de vista y acepta las reivindicaciones del grupo no violento. La acomodación es el resultado de compromiso, en el que los dos lados ceden parte de sus objetivos sin aparentar violar sus principios fundamentales. La coerción y desintegración ocurren cuando el gobierno mantiene su intención de controlar el sistema político pero se ve debilitado al punto que debe ceder el poder o simplemente se derrumba.

Dos dinámicas clave de la no violencia son relevantes para el patrocinador externo: socavar los recursos de poder político de un régimen y permitir resultados políticos de postconflicto favorables de acuerdo con los valores fundamentales del patrocinador. Con respecto a la primera dinámica, los regímenes derivan su poder político de la autoridad, recursos humanos, destrezas y conocimientos, recursos materiales, sanciones y factores psicológicos que llevan a hábitos y actitudes11. La autoridad de un régimen se deriva de su posesión de un «monopolio sobre el uso legítimo de la fuerza física en un territorio dado»12. Subraya que la legitimidad se deriva del pueblo, y el poder depende de la obediencia y cooperación de los gobernados13. En muchos Estados autoritarios, los ciudadanos actúan como si veneraran al régimen, y el mero hecho de adornar las sociedades con símbolos de reglamentos y cultos a la personalidad, incluso si no tienen sentido, es evidencia de una forma de poder14. Otros expertos señalan que la coerción es costosa para los regímenes y, por lo tanto, los líderes prefieren que sus ciudadanos cumplan con órdenes dictadas—por ejemplo, paguen impuestos—voluntariamente15. Cuando grandes sectores de la población no obedecen o se rehúsan a reconocer o legitimar estas fuentes de poder, el régimen pierde control y, al final, puede ser derrocado16.

Un mayor número de ciudadanos movilizados lleva a mayor resistencia, un mayor nivel de innovación táctica y, por lo tanto, mayores oportunidades para la disrupción. Las disrupciones cambian la lealtad de los oponentes, sobre todo la de los integrantes de las fuerzas de seguridad que apoyan el régimen represivo, que crea más presión para alterar el estatus quo. Las deserciones de las filas de la fuerza de seguridad aumentan las probabilidades de éxito de la acción no violenta por casi 60% y la probabilidad de provocar otras deserciones incrementa constantemente mientras crece el número de participantes en la reistencia17. De este modo, la acción no violenta logra objetivos estratégicos, minando las estructuras de poder en un régimen que depende de obediencia y cooperación18.

El segundo componente clave de la acción no violenta es permitir resultados políticos de postconflicto favorables que corresponden con los valores fundamentales del patrocinador. Los gobiernos que suceden a los regímenes represivos a través de métodos no violentos son más democráticos y duraderos que los que han sido establecidos por la insurgencia violenta. Las campañas no violentas exitosas incrementan las probabilidades de un surgimiento de un régimen democrático por más de 50%19. En comparación, es probable que los países que han sido expuestos a una campaña violenta experimenten otra guerra civil en menos de 10 años20. Estos resultados ocurren porque es probable que los ciudadanos que tomen parte en una gran acción no violenta seguirán siendo políticamente activos en el proceso de transición, ellos pueden anticipar que el liderazgo del movimiento mantendrá relaciones no violentas con sus constituyentes y que hay menos probabilidad de que los movimientos no violentos dependan del secretismo y virtudes militares como partes del nuevo régimen21. En un nivel más básico, las muertes, destrucción y hostilidad sectaria frecuentemente producidas por la insurgencia violenta hacen la consolidación difícil y costosa.

The Knotted Gun [La pistola anudada] (1985), mundialmente conocida como la «Escultura de No Violencia», es una escultura de bronce del artista sueco Fredrik Reuterswärd de un revólver tipo Colt Python de calibre .357 Magnum con boca anudada. Ubicada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, esta es una de las 30 copias de la escultura en exposición en todo el mundo. (Foto: Neerav Bhatt a través de Flickr)

Beneficios principales del patrocinio externo

Además de las pruebas empíricas que las campañas no violentas son más exitosas que sus contrapartes violentas, identificamos cuatro beneficios clave de este tipo de patrocinio: soluciones no cinéticas, no atribución, amplificación de otros instrumentos de poder nacional y apoyo de normas y valores liberales.

Las soluciones no cinéticas. Hay muchos casos en los que las soluciones cinéticas son inadecuadas o ineficaces para lograr los objetivos estratégicos. Estos casos surgen debido a una aversión al riesgo que resulta de consideraciones políticas internas o alianzas contrapuestas. Las consideraciones políticas internas tal como una aversión a bajas o despliegues de tropas a gran escala frecuentemente limitan las opciones disponibles a los responsables de la toma de decisiones. Un ejemplo reciente de esta aversión al riesgo fue la guerra contra el Estado Islámico en Siria, que se luchó en gran parte de manera subsidiaria por Rusia y Estados Unidos. Cuando existe la aversión al riesgo, la acción no violenta proporciona una opción no cinética para lograr los objetivos nacionales mientras limita el peligro que las tropas enfrentan y el número de soldados involucrados en el conflicto. Además, patrocinar un movimiento no violento puede prevenir una intensificación de una «guerra abierta» más amplia debido a su carácter no violento. Esto limita los daños colaterales y protege la infraestructura en regiones ya inestables. Más importante aún, tomar parte en la acción no violenta mantiene el conflicto por debajo de umbral de la guerra y limita la capacidad de los regímenes de conseguir el apoyo de sus aliados en la lucha. Como consecuencia, la acción no violenta puede lograr los objetivos mientras limita la escala de un conflicto y disminuye el riesgo de intensificación.

La no atribución. Patrocinar encubiertamente una campaña no violenta puede permitir que un patrocinador externo influya en el ambiente operacional para lograr fines estratégicos mientras mantiene la negación creíble. Este planteamiento disminuye los riesgos políticos internos así como el riesgo de intervención por adversarios del patrocinador externo que podrían ser alineados con el régimen objetivo. Es probable que este tipo de acción mantenga el conflicto por debajo del umbral de guerra, en la zona gris entre la paz y la guerra. Además, si el movimiento no violento cambia a la violencia o de rumbo en sus objetivos estratégicos, la no atribución permite que el patrocinador externo retire el apoyo sin repercusiones internas e internacionales.

La amplificación de otros instrumentos de poder nacional. Los movimientos minan el poder de los regímenes y obligan a los mismos a dedicar mucho tiempo y recursos para abordar las acciones del movimiento. Como consecuencia, los líderes del régimen frecuentemente se preocupan con poner fin al movimiento no violento y recuperar el poder perdido. Esto permite que el patrocinador externo logre mayores efectos con sus otros instrumentos de poder nacional—diplomático, económico y de información. Por ejemplo, a medida que los regímenes pierden el poder, pueden ser más susceptibles a la presión diplomática si así pueden mantener su estatus y posición actual. Del mismo modo, si un poder externo ha impuesto sanciones económicas sobre la base industrial de un régimen objetivo y el movimiento no violento concentra sus efectos en la interrupción de la producción y transporte por medio de paros, huelgas , recesiones y marchas, el impacto de las sanciones económica se amplifica22.

El apoyo de las normas y valores liberales. Patrocinar la acción no violenta permite que el patrocinador externo apoye las normas y valores liberales, tales como la vida, libertad, igualdad, libertad de expresión y democracia, mientras mantiene la autoridad moral y no participa en un cambio de régimen violento. Las democracias dependen de sus pueblos para elegir a sus líderes y apoyar un cambio de régimen por medio de medidas violentas frecuentemente es antitético a estas normas y valores liberales. Como resultado, el patrocinio de acciones no violentas permite que los patrocinadores externos apoyen las normas y valores liberales mientras mantienen la autoridad moral y logran fines estratégicos que son beneficiosos para los patrocinadores externos. En casi todas las estrategias de seguridad nacional en las últimas décadas, se ha enfatizado la propagación de valores norteamericanos, tales como la libertad individual, la justicia y el estado de derecho.

La acción no violenta en el conflicto moderno

En la era postguerra fría, Estados Unidos siguió el paradigma definido por las condiciones binarias de guerra o paz en el sistema internacional. La anexión de Crimea por Rusia en 2014 obligó una reevaluación de los modelos mentales generalizados y la adaptación a un espectro que incluye la competición interestatal por debajo del umbral de la guerra tradicional. La literatura sobre el conflicto de tipo zona gris y recientes conceptos militares se centran en esta competición, pero el rol de la acción no violenta sigue inexplorado en gran parte. La comunidad de operaciones especiales ha sido lo más activa en la discusión de acciones no violentas dentro del contexto de su actividad principal de guerra no convencional, pero el progreso sigue siendo limitado. Resolver esta brecha es crítico para optimizar la aplicación de recursos limitados para competir en el ambiente operacional complejo de hoy en día.

La zona gris describe el ambiente disputado por debajo de la comprensión legal de guerra reconocida internacionalmente. La combinación de instrumentos no tradicionales, militares y no militares para buscar objetivos políticos mientras se evitan los umbrales de intensificación caracteriza esta competición23. Solo recientemente, la comunidad de defensa nacional de EUA ha comenzado a considerar este concepto, pero los adversarios de EUA han estado extrayendo lecciones de las últimas dos décadas24. Unos altos funcionarios rusos describieron las revoluciones de colores como «una nueva forma de guerra inventada por los gobiernos occidentales» para efectuar el cambio de régimen sin llegar a la guerra25.

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Irónicamente, en su condena del uso de medidas no militares por Estados Unidos, Rusia incorpora medidas no militares tales como el apoyo dado a la oposición política y la guerra de información como instrumentos clave de su planteamiento de zona gris.

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Después de la caída de la Unión Soviética, organizaciones financiadas por el gobierno de EUA tales como el International Republican Institute y el National Democratic Institute gastaron millones de dólares en los movimientos democráticos de sociedad civil que contribuyeron a las revoluciones «rosada» y «anaranjada» en Georgia (2003) y Ucrania (2004), respectivamente26. Sin embargo, estas eran parte de esfuerzos de promoción de democracia más amplios en lugar de un intento deliberado para competir con Rusia por medio de métodos no violentos. Irónicamente, en su condena del uso de medidas no militares por Estados Unidos, Rusia incorpora medidas no militares tales como el apoyo dado a la oposición política y la guerra de información como instrumentos clave de su planteamiento de zona gris27.

En paralelo con la discusión de la zona gris, el concepto de «competición» penetra los conceptos militares recientes tales como las operaciones multidominio (MDO) del Ejército de EUA y el Concepto Conjunto para las Campañas Integradas (JCIC). En las MDO, se reconoce el rol de las fuerzas de EUA en «competición» como una campaña activa para «avanzar o defender los intereses nacionales sin la violencia a gran escala característica del conflicto armado»28. Específicamente exige «capacidades políticas y militares convergentes—letales y no letales—en múltiples dominios en espacio y tiempo para crear ventanas de ventajas», pero se centra principalmente en la disuasión o derrota de la agresión adversaria enfatizando el establecimiento de condiciones para ganar las campañas de maniobra en el conflicto armado29.

El JCIC avanza la discusión proporcionando un marco para la competición que permite la expresión de priorización y determinar el grado específico de ambición o moderación basado en los objetivos políticos, recursos y riesgos. Estados Unidos pueden mejorar su posición estratégica o contrarrestar o competir con los adversarios—todos con el objetivo de establecer las condiciones «para posibilitar la gama máxima de medidas para asimilar el cambio y responder eficazmente a medida que la intensidad de la situación política cambia»30. Menos prescriptivo que las MDO, el JCIC proporciona un terreno fértil para incorporar la acción no violenta como medida para competir.

Antes de la anexión de Crimea por Rusia en 2014, la Primavera Árabe generó una ola de discusión entre el mundo académico, practicantes y pensadores militares sobre la utilidad de la acción no violenta como una forma de guerra. Erica Chenoweth y Srdja Popovic se refieren a la acción no violenta en el contexto de guerra «asimétrica» e «no convencional»31. En el lado militar, intentos limitados se han realizado para introducir la teoría de movimiento social y resistencia civil en la actividad principal oficial de guerra no convencional (UW) de las operaciones especiales. Doowan Lee primero proporcionó un «planteamiento de movimiento social» a la UW que amplió la apertura del énfasis tradicional de apoyo a las insurgencia violentas e incorpora movimientos de resistencia no violentos32. Will Irwin, de la Joint Special Operations University, ofrece un análisis más integral hasta la fecha, describiendo cómo la UW «de espectro total» podría posibilitar la competición exitosa en la zona gris33. A pesar de los esfuerzos para incorporar la acción no violenta en el ámbito de la UW, incluso los líderes de las operaciones especiales reconocen que hay brechas críticas en la política y doctrina militar34.

Hacer operacional el apoyo externo para la acción no violenta

Gene Sharp, a veces llamado el «Clausewitz de la guerra no violenta», caracteriza el rol del apoyo externo como «en el mejor de los casos suplementario o complementario para la resistencia interna, pero nunca como las acciones principales de la lucha», porque para ser lo más eficaz posible, el grupo agraviado tiene que ser el encargado principal de la lucha contra el régimen represivo35. A pesar de su punto de vista con respecto al uso y eficacia limitados del apoyo internacional, la intervención no violenta por terceros (TPNI) continúa proliferando tanto en las organizaciones populares como a través de actores estatales36. El presente artículo se centra en la capacidad de las fuerzas armadas para aprovechar los mecanismos de TPNI del desarrollo de capacidades por medio de la asistencia técnica y financiera, y hacer conexiones con el apoyo de planificación, comunicación y vínculos en las redes de activistas autóctonos y entre actores trasnacionales37.

¿Cómo pueden las fuerzas armadas de EUA incorporar mejor el apoyo para la acción no violenta en sus tareas principales? La capacidad que existe en las fuerzas de operaciones especiales de EUA proporciona una solución disponible a las fuerzas armadas para apoyar una campaña de acción no violenta por medio del desarrollo de capacidades tales como la asistencia técnica, financiera y material y conexiones a través del apoyo de comunicaciones e interconexión por red. Con las estrategias, tácticas, técnicas y procedimientos de la UW, que se centran en el apoyo de movimientos de resistencia contra regímenes adversarios, las fuerzas de operaciones especiales de EUA podrían patrocinar externamente un campaña no violenta para lograr sus fines estratégicos38. Aunque el patrocinio y ejecución de una campaña no violenta pueda parecer contradictorio para los que sostienen que las fuerzas armadas existen para aplicar la fuerza abrumadora y matar al enemigo, es un instrumento importante que puede ser más eficaz que la acción violenta en ciertas circunstancias.

Como se describen en «The Unconventional Warfare Pocket Guide» del Comando de Operaciones Especiales del Ejército de EUA, las fases clave de una campaña de UW incluyen la organización, desarrollo y uso39. En la fase de organización, los equipos de las Fuerzas Especiales (SF) organizan, entrenan y equipan a los cuadros de la resistencia con énfasis en el desarrollo de infraestructura40. En esencia, los equipos de las SF desarrollan capacidades para el movimiento de la resistencia. Para hacerlo en un ambiente de TPNI, los equipos pueden proporcionar asistencia técnica y de materiales y, en algunos casos, asistencia financiera para permitir que el movimiento desarrolle la infraestructura necesaria para el crecimiento y la capacidad de adquirir más seguidores e incrementar la presión sobre el régimen.

En la fase de desarrollo de la UW, los equipos de las SF centran sus esfuerzos para convertir el movimiento en una organización de resistencia eficaz41. Los equipos conectan la organización de resistencia con más recursos para aumentar su tamaño y eficacia. En un ambiente de TPNI, la capacidad de incrementar los recursos y personal disponible de un movimiento no violento aumenta su influencia y la presión sobre el régimen a medida que más ciudadanos se unen al movimiento.

En último lugar, en la fase de uso de UW, los equipos de SF apoyan la resistencia cuando comienzan las operaciones contra el régimen42. En el contexto de la TPNI, los equipos de SF podrían usar sus conjuntos de habilidades y capacitadores especiales para ayudar al movimiento de resistencia a planificar y conducir una campaña no violenta para incrementar la presión sobre el régimen. Los equipos también podrían aprovechar las capacidades de operaciones psicológicas en las redes sociales para aumentar la eficacia de sus operaciones y la presión sobre el régimen para capitular por medio de conversión, acomodación, coerción o desintegración.

Una multitud de personas asisten a una manifestación contra Rusia, el 2 de marzo de 2014, en la Plaza de la Independencia en Kiev, Ucrania. Ucrania declaró que activará todos los reservistas militares después de que la amenaza del presidente ruso Vladimir Putin de invadir a su vecino provocara una respuesta contundente del entonces presidente de EUA Barack Obama. Las fuerzas prorrusas tomaron control de edificios clave del Gobierno ucraniano y aeropuertos en la Península de Crimea. (Foto: Bulent Kilic, Agence France-Presse)

Los factores que influyen en el patrocinio externo exitoso

Un patrocinador externo tiene poca influencia en la dinámica interna del movimiento a través de los mecanismos de desarrollo de capacidades y conexiones antes mencionadas, pero su influencia en los flancos radicales casi no existe. En cuanto al primero, un patrocinador externo puede intentar poner presión en el movimiento para que siga unido y mantenga la disciplina no violenta. El patrocinador también puede abandonar sus esfuerzos cuando la oposición violenta alcanza un umbral inaceptable y los mecanismos de influencia dejan de ser eficaces para contrarrestar el espiral descendente hacia la violencia. El abandono puede demostrar el compromiso del patrocinador a principios no violentos, pero también puede producir un efecto prejudicial en la credibilidad del patrocinador: ¿Por qué colaboraría un movimiento con el patrocinador si al final estará solo en la lucha? Como consecuencia, los formuladores de políticas y planificadores militares deben también comprender los factores que influyen en las campañas de acción no violenta.

En primer lugar, y más importante, un estado no puede exportar una revolución—la población que ejecutará la campaña de acción no violenta deberá comprometerse a resistir el régimen. Si la población no está comprometida, la fuerza que interviene no puede hacer nada para generar una revolución o cambio de régimen. También podría producir consecuencias negativas. La represión estatal puede llevar a un efecto espiral de violencia ojo por ojo que podría escalar a una guerra civil más amplia como se observó en la primera fase del conflicto en Siria. La violencia puede indicar a la comunidad internacional la voluntad del movimiento de aceptar riesgos por una causa y, al contrario, la no violencia podría indicar inconscientemente lo opuesto, creando incentivos indeseables y riesgos morales.

Figura. Desafíos del patrocinio externo: control, legitimidad y dependencia. (Figura: Mayor Jonathan Bate, Ejército de EUA)

Más allá de estos amplios factores, los patrocinadores externos enfrentan muchos desafíos incomparables en el aprovechamiento de la acción no violenta usada por movimientos de resistencia autóctonos—estos son los dilemas de control, legitimidad y dependencia que resultan de las relaciones reforzantes y opuestas causadas por la dinámica interna y externa (véase la figura).

El control. Apoyar una resistencia no violenta es en realidad librar una guerra subsidiaria. La historia está llena de estados que intentan «delegar la guerra» a organizaciones rebeldes, principalmente como un instrumento para reducir los costos materiales y políticos43. La capacidad de un patrocinador para obtener resultados favorables es una función de primero de escoger el grupo correcto que apoyar y subsecuentemente la capacidad de influir en las acciones del tercero. En la teoría del principal-agente, estos conceptos son conocidos como la selección adversa y apatía agencial—la información incompleta frecuentemente impide que el patrocinador comprenda las verdaderas capacidades o intenciones del tercero, y es difícil mitigar las metas divergentes si el patrocinador no tiene la influencia suficiente sobre el tercero44. Esto puede ser problemático si un patrocinador opta por rechazar categóricamente la violencia, pero el tercero decide hacer la transición de la no violencia a la violencia—cómo garantizar que la disciplina no violenta se mantenga. Del mismo modo, si un patrocinador opta por seguir un planteamiento paralelo para aprovechar un posible efecto positivo de un flanco radical, o desarrollar la capacidad violenta en preparación para la acción secuencial, ¿cómo controla los elementos violentos o impide que actúen demasiado pronto? Hay una tensión inherente entre el desarrollo de capacidades y la creación de expectativas que no serían satisfechas.

La legitimidad. La atribución del apoyo dado a un actor no estatal interno por un patrocinador externo puede crear la misma dinámica espiral que la acción no violenta quiere evitar. Por esta razón, los grupos podrían estar reacios a aceptar transferencias financieras o entrenamiento. El «tinte foráneo» también puede afectar negativamente la legitimidad de un grupo en la población. Un ejemplo de esto fue la iniciativa de la administración del presidente Bush para proporcionar US$ 75 millones a grupos opositores iraníes como una manera de impulsar una sociedad civil en el país, establecer una radiodifusora prodemocracia en persa y socavar el régimen, pero el esfuerzo fue completamente rechazado por la población45. El movimiento Maidan en el alzamiento de 2014 en Kiev fue denunciado por los separatistas prorrusos en Ucrania y el Kremlin como agentes del Occidente. Los efectos del apoyo externo pueden ser especialmente agudos para los movimientos no violentos porque el apoyo tiene un impacto en la capacidad de los líderes del movimiento para movilizar posibles participantes y contribuye al raciocino del régimen para la represión excesiva. El patrocinador externo debe considerar los equilibrios entre el apoyo abierto y encubierto, así como el rol de la credibilidad cumulativa en la capacidad a largo plazo de usar eficazmente los movimientos de resistencia no violenta en apoyo de objetivos estratégicos.

El apoyo encubierto proporciona al patrocinador el potencial de negación, que podría permitir que tanto el patrocinador como el destinatario mitiguen los costos relacionados con la manipulación externa. Sin embargo, dadas las limitaciones realistas para mantener la negación creíble, los patrocinadores y destinatarios pueden considerar el valor de la orientación de Robert Helvey sobre la influencia de elementos extranjeros: «El apoyo debe ser abiertamente reconocido o rotundamente caracterizado por el movimiento como la asistencia técnica pedida por la oposición que no tiene autoridad jerárquica ni responsabilidad estricta»46. La transparencia podría aumentar la credibilidad del movimiento en los ojos de los constituyentes si los líderes son honestos acerca de las fuentes de apoyo, y esto podría impedir revelaciones vergonzosas más tarde. Sin embargo, la investigación demuestra que es posible que el apoyo abierto de un estado externo no tenga impacto en el éxito de las campañas no violentas y, por lo tanto, los beneficios de la divulgación deben ser sopesados con el potencial de una intensificación del conflicto con el régimen objetivo47.

La credibilidad del patrocinador es una preocupación clave para ambas partes. Véronique Dudouet observa que ha habido incoherencia por parte de las naciones occidentales que apoyan activistas prodemocráticos, lo cual frecuentemente es una función de intereses opuestos de política exterior centrados en la seguridad y economía48. Esta percepción podría tener un impacto en la voluntad inicial de los movimientos de resistencia no violenta para colaborar con Estados Unidos, y la manera en que Estados Unidos ejecuta el apoyo tendrán un impacto a largo plazo en la capacidad de usar los movimientos de resistencia no violenta repetidas veces. Estados Unidos tiene una larga historia de abandonar sus terceros cuando cambian los vientos políticos. La transparencia también podría permitir que el régimen objetivo deslegitime al movimiento, llamándoles «colaboradores del imperialismo occidental» y «agentes norteamericanos»49. De hecho, en el pasado, como sostiene Rusia hoy en día, los regímenes tales como Irán, Bielorrusia y Birmania han alegado que los esfuerzos para promover la democracia fueron «golpes de estado blandos» contra los gobiernos considerados hostiles a los intereses de EUA50. Más allá de deslegitimar al movimiento, el apoyo de EUA podría justificar un mayor nivel de represión. A menos que la represión fracase, incrementa las barreras para desarrollar y sostener el movimiento.

La dependencia. El patrocinio externo de la acción no violenta podría tener los mismos incentivos indeseables que el patrocinio externo de insurgencias violentas, incluyendo el establecimiento de una dependencia que socava la moral y la motivación, así como inhibir el desarrollo de la innovación o capacidad logística interna. Los movimientos de resistencia deben adquirir los recursos para movilizarse contra el régimen objetivo. El origen del apoyo material podría afectar cómo el movimiento se comporta con sus constituyentes. Los estudios indican que la dependencia del patrocinio extranjero contribuye a relaciones abusivas entre los grupos rebeldes y las poblaciones civiles. Esta dinámica puede surgir de la dotación inicial de recursos: es probable que los rebeldes que tienen pocos recursos moderen su comportamiento con la población civil porque necesitan la aceptación del pueblo para garantizar el apoyo; en cambio, es menos probable que los rebeldes con muchos recursos, ya sea debido a un monopolio en la extracción de recursos naturales o el patrocinio externo, dependan de la población para sobrevivir y subsecuentemente podría participar en actividades abusivas que alejan a su base de apoyo51. Idean Salehyan explica esta dinámica basada en el tipo de patrocinio externo: el apoyo de estados democráticos con una larga trayectoria a favor de los derechos humanos puede mejor controlar el comportamiento rebelde a través de los criterios de selección iniciales y subsecuentes mecanismos de influencia52. Con precaución de hacer una comparación demasiada directa entre las insurgencias violentas y las no violentas, una dinámica similar existe con los movimientos no violentos en los cuales los activistas pueden perder su base de poder dependiendo demasiado del apoyo externo en lugar del apoyo interno53.

El equilibrio de control, legitimidad y dependencia presenta un dilema crítico para el patrocinador y su empleo eficaz de los movimientos de resistencia no violenta. Los patrocinadores deben tener influencia sobre las acciones de sus clientes. Esta influencia podría lograrse mejor controlando el suministro de recursos. Sin embargo, mientras más dependientes sean los movimientos de resistencia de los patrocinadores externos, más probable que estos movimientos descuiden sus constituyentes. Si el éxito de una acción no violenta depende de la movilización de la base popular más grande, la presencia del patrocinio externo puede ser problemático para todas las partes involucradas si esta dinámica no es administrada cuidadosamente.

Para aquellos interesados en leer más temas relacionados con la desobediencia civil, revoluciones de colores y golpes de estado democráticos, se invita a que preste atención a «Coups and Color Revolutions», una colección de documentos en inglés mantenidos por Military Review, que está disponible en https://www.armyupress.army.mil/Special-Topics/Hot-Topics/Coups-CR/. (Gráfico cortesía de vecteezy.com)

Conclusión

De la injerencia rusa en las elecciones occidentales a las reverberaciones de los alzamientos de la Primavera Árabe en 2011, las acciones no violentas han dejado una huella indeleble en las sociedades y estados modernos, aun cuando estas acciones dan nueva forma a nuestros preconceptos de lo que la guerra contemporánea parece ser. La acción no violenta crea desventajas para las fuerzas armadas entrenadas y equipadas para luchar contra ejércitos convencionales o contrarrestar a insurgencias o grupos terroristas. Podría haber resistencia institucional en algunos sectores de las fuerzas armadas parar participar en la acción no violenta, dados los costos de oportunidad relacionados con ella, especialmente en cuanto al entrenamiento. Pero a medida que la guerra cambia y no se desarrolla como Carl von Clausewitz se la imaginó—el uso de violencia organizada a gran escala para lograr un objetivo político—, y es más difusa, urbana y no convencional, la demanda de la acción no violenta incrementará.

Las fuerzas armadas de EUA deben ignorar sus inclinaciones institucionales con respecto a las operaciones a gran escala y, en consonancia con las MDO, atentamente considerar las capacidades políticas y militares convergentes para crear ventajas54. Si analizamos el conflicto futuro desde el punto de vista del escenario más probable y más peligroso, el escenario más probable será un conflicto de baja intensidad en la zona gris. En estos tipos de conflictos, la intervención no violenta llevada a cabo por terceros es una opción viable —con sus limitaciones—, que permite que las naciones logren objetivos estratégicos sin recurrir a grandes despliegues de tropas y, en algunos casos, puedan mantener la negación creíble. A medida que las ubicuas «pequeñas guerras» continúan y las fuerzas armadas priorizan la preparación para el conflicto de acción decisiva a gran escala, los formuladores de políticas deben tener una capacidad para limitar la participación de EUA mientras logran los objetivos estratégicos. El apoyo a la acción no violenta llena este vacío y, como consecuencia, merece reconocimiento y recursos.


Notas

  1. Javid Ahmad, «Pakistan’s Secret War Machine», The National Interest (sitio web), 7 de mayo de 2018, accedido 6 de enero de 2020, https://nationalinterest.org/feature/pakistans-secret-war-machine-25733.
  2. Ana Vanessa Herrero y Nick Cumming-Bruce, «Venezuela’s Opposition Leader Calls for More Protests ‘If They Dare to Kidnap Me’», New York Times (sitio web), 25 de enero de 2019, accedido 6 de enero de 2020, https://www.nytimes.com/2019/01/25/world/americas/venezuela-news-protests-noticias.html.
  3. Chun Han Wong, Mike Cherney y Joanne Chiu, «Political Crisis Deepens in Hong Kong as Protesters Retake Streets», The Wall Street Journal (sitio web), 15 September 2019, accedido 6 de enero de 2020, https://www.wsj.com/articles/political-crisis-deepens-in-hong-kong-as-protesters-retake-streets-11568538067.
  4. Arnel David, «A New Way of Warfare: The Strategic Logic of Harnessing Non-Violent Combat», Small Wars Journal, 11 de marzo de 2015, accedido 6 de enero de 2020, https://smallwarsjournal.com/jrnl/art/a-new-way-of-warfare-the-strategic-logic-of-harnessing-non-violent-combat.
  5. «Gen. Joe Dunford on: ‘Gray Zone’ Warfare, below the Threshold of Armed Conflict», vídeo de YouTube, publicado por «Joint Staff Public Affairs», 12 de abril de 2018, accedido 27 de enero de 2020, https://www.youtube.com/watch?v=7RARkBi9xO4.
  6. Erica Chenoweth y Maria Stephan, Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict (New York: Columbia University Press, 2013), 6–7. Los resultados reflejan el análisis empírico de 323 campañas de resistencia violentas y no violentas entre 1900 y 2006. Las campañas no violentas tenían el doble de probabilidades de tener éxito completo o parcial cuando se toman en cuenta las características del régimen objetivo.
  7. «What Is Nonviolent Action?», Albert Einstein Institution, modificado por última vez el 23 de septiembre de 2015, accedido 6 de enero de 2020, http://www.aeinstein.org/nonviolentaction/what-is-nonviolent-action/. En este informe, se usan los términos acción no violenta, lucha no violenta, resistencia civil y poder popular indistintamente.
  8. Gene Sharp, How Nonviolent Struggle Works (East Boston, Massachusetts: Albert Einstein Institution, 2013), 23. El pionero en el campo de la acción no violenta Gene Sharp identificó 198 métodos de acción no violenta que se incluyen en tres categorías: protestas y persuasión, no cooperación e intervención no violenta. Ejemplos de estos métodos incluyen protestas, boicots, huelgas, sentadas y paros.
  9. The White House, National Security Strategy of the United States (Washington, DC: The White House), 4.
  10. Gene Sharp, Waging Nonviolent Struggle: 20th Century Practice and 21st Century Potential (East Boston, MA: Albert Einstein Institution), 45-46.
  11. Gene Sharp, The Role of Power in Nonviolent Struggle (East Boston, Massachusetts: Albert Einstein Institution, 1990), 4.
  12. Max Weber, «Politics as Vocation», in Weber’s Rationalism and Modern Society, trad. y ed. Tony Waters y Dagmar Waters (New York: Palgrave Books, 2015), 136.
  13. Ibid.
  14. Lisa Wedeen, Ambiguities of Domination: Politics, Rhetoric, and Symbols in Contemporary Syria (Chicago: University of Chicago Press, 2015).
  15. Margaret Levi, Of Rule and Revenue (Berkeley, CA: University of California Press, 1989).
  16. Véase Sharp, The Role of Power in Nonviolent Struggle, para una discusión más detallada sobre el rol del poder en los movimientos no violentos.
  17. Chenoweth y Stephan, Why Civil Resistance Works, 48, 58.
  18. Sharp, Waging Nonviolent Struggle, 29.
  19. Chenoweth y Stephan, Why Civil Resistance Works, 213.
  20. Ibid., 217. Los países con campañas violentas tienen una probabilidad de 42% de recurrencia de una guerra civil, comparado con 28% para los países en los que las campañas no violentas ocurrieron. Por ejemplo, considere Perú donde el violento Movimiento Revolucionario Túpac Amaru surgió después de la derrota de la insurgencia del Sendero Luminoso en 1995.
  21. Ibid., 207–8.
  22. Véase Sharp, The Role of Power in Nonviolent Struggle, para una discusión más detallada sobre el rol del poder en los movimientos no violentos.
  23. James M. Dubik y Nic Vincent, America’s Global Competitions: The Gray Zone in Context (Washington, DC: Institute for the Study of War, febrero de 2018), 31, accedido 6 de enero de 2020, http://www.understandingwar.org/sites/default/files/The%20Gray%20Zone_Dubik_2018.pdf.
  24. Véase Mark Galeotti, «The ‘Gerasimov Doctrine’ and Russian Non-Linear War», In Moscow’s Shadows (blog), 6 de julio de 2014, accedido 2 de diciembre de 2015, https://inmoscowsshadows.wordpress.com/2014/07/06/the-gerasimov-doctrine-and-russian-non-linear-war/.
  25. Dmitry Gorenberg, «Countering Color Revolutions: Russia’s New Security Strategy and Its Implications for U.S. Policy», PONARS Eurasia Policy Memo Nro. 342 (Washington, DC: Elliott School of International Affairs, George Washington University, septiembre de 2014), 1, accedido 6 de enero de 2020, http://www.ponarseurasia.org/sites/default/files/policy-memos-pdf/Pepm342_Gorenburg_Sept2014.pdf.
  26. Matthew Collin, The Time of the Rebels: Youth Resistance Movements and 21st Century Revolutions (London: Serpent’s Tail, 2007), 153, 185. Por ejemplo, el periódico New York Times estimó que Estados Unidos gastó US$ 24 millones en los programas de «desarrollo de democracia» en Ucrania en 2004, además de otra «asistencia técnica» a los activistas de democracia en todas partes del mundo.
  27. Nicolas Bouchet, «Russia’s ‘Militarization’ of Colour Revolutions», CSS Policy Perspectives 4, nro. 2 (enero de 2016): 52, accedido 7 de enero de 2020, https://www.ethz.ch/content/dam/ethz/special-interest/gess/cis/center-for-securities-studies/pdfs/PP4-2.pdf. Esto fue evidente en Ucrania cuando Rusia usó un referéndum para justificar su anexión de Crimea en 2014, junto con la presencia subsecuente de «pequeños hombrecillos grises» que apoyaron a las multitudes prorrusas y tomaron control de edificios gubernamentales.
  28. Multi-Domain Battle: Evolution of Combined Arms for the 21st Century, 2025-2040, version 1.0 (Fort Eustis, Virginia: Training and Doctrine Command, octubre de 2017), 2.
  29. Ibid., 21.
  30. Joint Concept for Integrated Campaigning (Washington, DC: Department of Defense, 16 de marzo de 2018), 9, 11, 19–22, accedido 6 de enero de 2020, https://www.jcs.mil/Portals/36/Documents/Doctrine/concepts/joint_concept_integrated_campaign.pdf?ver=2018-03-28-102833-257.
  31. Octavian Manea, «Civil Resistance as a Form of Unconventional Warfare: Interview with Professor Erica Chenoweth», Small Wars Journal, 21 de marzo de 2012, accedido 6 de enero de 2020, https://smallwarsjournal.com/jrnl/art/civil-resistance-as-a-form-of-unconventional-warfare-interview-with-professor-erica-chenowe; Octavian Manea, «Nonviolent Struggle as Asymmetric Warfare: Interview with Srdja Popovic», Small Wars Journal, 26 de marzo de 2012, accedido 6 de enero de 2020, https://smallwarsjournal.com/jrnl/art/nonviolent-struggle-as-asymmetric-warfare-interview-with-srdja-popovic.
  32. Doowan Lee, «A Social Movement Approach to Unconventional Warfare», Special Warfare 26, nro. 3 (July-September 2013): 28–29, accedido 6 de enero de 2020, https://www.soc.mil/SWCS/SWmag/archive/SW2603/SW26_03.pdf.
  33. Will Irwin, «A Comprehensive and Proactive Approach to Unconventional Warfare», Joint Special Operations University Press (JSOU) Occasional Paper (Tampa, Florida: JSOU, May 2016), 2, accedido 6 de enero de 2020, https://jsou.libguides.com/ld.php?content_id=21665361.
  34. Joseph L. Votel y col., «Unconventional Warfare in the Gray Zone», National Defense University, 1 de enero de 2016, accedido 6 de enero de 2020, https://ndupress.ndu.edu/Media/News/News-Article-View/Article/643108/unconventional-warfare-in-the-gray-zone/.
  35. Joshua Ammons y Christopher J. Coyne, «Gene Sharp: The ‘Clausewitz of Nonviolent Warfare’», GMU Working Paper in Economics No. 18-10 (Arlington, Virginia: George Mason University Antonin Scalia Law School, 4 de marzo de 2018), http:s//dx.doi.org/10.2139/ssrn.3133986; Sharp, Waging Nonviolent Struggle, 412.
  36. Véase Véronique Dudouet, «Sources, Functions, and Dilemmas of External Assistance to Civil Resistance Movements», en Civil Resistance: Comparative Perspectives on Nonviolent Struggle, ed. Kurt Schock (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2015), 168–69. «La intervención no violenta de terceros se define como una acción que se lleva a cabo, o tiene impacto, cruzando fronteras nacionales, con el fin de apoyar a movimientos no violentos internos por la promoción de derechos humanos o democracia con la aplicación de los principios de acción no violenta».
  37. Ibid., 169; véase Chenoweth y Stephan, Why Civil Resistance Works, 52–53. Los terceros pueden apoyar a los movimientos de resistencia no violentos autóctonos por medio de varios mecanismos: informar, conectar, promover, desarrollar capacidades, proteger, monitorear y presionar.
  38. Joint Publication 3-05.1, Unconventional Warfare (Washington, DC: U.S. Government Publishing Office, 15 September 2015), 249. En la doctrina conjunta, la guerra no convencional es definida como «actividades realizadas para permitir que un movimiento de resistencia o una insurgencia coaccione, interrumpe o derroque un gobierno o poder ocupante para operar a través de o con los elementos clandestinos, auxiliares y fuerzas guerrilleras en un área controlada por el adversario».
  39. U.S. Army Special Operations Command (USASOC), «The Unconventional Warfare Pocket Guide», version 1.0 (Fort Bragg, NC: USASOC, April 2016), accedido 6 de enero de 2020, https://www.soc.mil/ARIS/books/arisbooks.html.
  40. Ibid., 13.
  41. Ibid., 14.
  42. Ibid., 15.
  43. Idean Salehyan, «The Delegation of War to Rebel Organizations», Journal of Conflict Resolution 54, no. 3 (7 de enero de 2010): 493–515. Para más información sobre cómo Estados Unidos enfrenta los desafíos duraderos en el apoyo a terceros, véase Steve Ferenzi, «Want to Build a Better Proxy in Syria? Lessons from Tibet», War on the Rocks, 17 de agosto de 2016, accedido 6 de enero de 2020, https://warontherocks.com/2016/08/want-to-build-a-better-proxy-in-syria-lessons-from-tibet/.
  44. Salehyan, «The Delegation of War to Rebel Organizations», 3.
  45. John O’Neil, «Rice to Ask for $75 Million to Promote Democracy in Iran», New York Times (sitio web), 15 febrero de 2006, accedido 7 de enero de 2020, https://www.nytimes.com/2006/02/15/politics/rice-to-ask-for-75-million-to-promote-democracy-in-iran.html.
  46. Rory Cormac y Richard J. Aldrich, «Gray Is the New Black: Covert Action and Implausible Deniability», International Affairs 94, nro. 3 (2018): 477–94; Helvey, On Strategic Nonviolent Conflict, 120.
  47. Chenoweth y Stephan, Why Civil Resistance Works, 22.
  48. Dudouet, «Sources, Functions, and Dilemmas of External Assistance to Civil Resistance Movements», 190.
  49. Stephen Zunes, «Nonviolent Action and Pro-Democracy Struggles», Foreign Policy in Focus, 24 de enero de 2008, accedido 7 de enero de 2020,https://fpif.org/nonviolent_action_and_pro-democracy_struggles/.
  50. Ibid.
  51. Jeremy Weinstein, Inside Rebellion: The Politics of Insurgent Violence (New York: Cambridge University Press, 2007), 7.
  52. Idean Salehyan, David Siroky y Reed M. Wood, «External Rebel Sponsorship and Civilian Abuse: A Principal-Agent Analysis of Wartime Atrocities», International Organization 68, nro. 3 (June 2014): 635.
  53. Chenoweth y Stephan, Why Civil Resistance Works, 23.
  54. Multi-Domain Battle, 21.

El mayor John Chambers, Ejército de EUA, actualmente sirve con la 1a División de Infantería. Recibió su licenciatura de la Academia Militar de Estados Unidos, una maestría de la Missouri University of Science and Technology y una MPP de la Harvard Kennedy School of Government. Ha servido con la 82a División Aerotransportada, el Curso de Líderes de Zapadores del Ejército de EUA, el 5o Batallón de Ingenieros y el Departamento de Ciencias Sociales de la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, Nueva York.

El Dr. Lionel Beehner es un profesor asistente y director de investigación en el Instituto de Guerra Moderna en West Point, donde imparte clases en la innovación militar y métodos de investigación. Actualmente es un Becario de Asuntos Internacionales en el Consejo de Relaciones Exteriores. Cuenta a su haber con un doctorado en ciencias políticas de la Yale University y una maestría en asuntos internacionales de la Columbia University.

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