Military Review Edición Hispanoamericana Revista Profesional del Ejército de Estados Unidos

 

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Primer Trimestre 2025

Botas enlodadas y páginas poderosas

Por qué escribimos

Sargento de 1.a clase Leyton Summerlin, Ejército de EUA

 

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Ilustración de Reggie Torrez, División de Información Visual y Multimedia [OCPA], Ejército de EUA

En nuestra sociedad, la gente espera una gratificación instantánea hasta por el trabajo más insignificante. Esto hace que sea fácil perder de vista la importancia de escribir, sobre todo cuando el ciclo de retroalimentación para el autor rara vez se completa. Con poco o ningún impacto o gratificación inmediatos, ¿por qué alguien querría escribir? Es desafiante, intimidante y puede hacernos sentir vulnerables. Y lo que es más importante, ¿por qué un combatiente con botas enlodadas estaría dispuesto a emprender semejante tarea?

La escritura es una poderosa herramienta de desarrollo personal, sin comparación en su capacidad para aclarar nuestros pensamientos y afinar nuestras ideas. Cuando plasmamos estos conocimientos sobre el papel, nos vemos obligados a exponerlas en su totalidad, dejando al descubierto los puntos débiles de nuestros argumentos que deben fortalecerse y los puntos de fricción que necesitan aclaración. Cuanto más nos sometemos a este proceso de escritura y perfeccionamiento, más desarrollamos la habilidad de la comunicación concisa.

Más importante que lo que la escritura hace por el autor es cómo la misma transforma al lector. Cuando se comparte una lección aprendida con mucho esfuerzo, se consigue que los lectores sean mejores para tomar decisiones. Cuando se asimila un conocimiento, moldea nuestra visión del mundo y repercute en nuestras vidas de un modo que nunca hubiéramos imaginado. En 1987, el general Carl E. Vuono, jefe de Estado Mayor del Ejército, dijo: «Compartir conocimientos y experiencia es el mayor legado que se puede dejar a los subalternos»1.

Los siguientes relatos del sargento maestre John Bandy y el teniente coronel Jay Ireland nos muestran la importancia de compartir nuestras experiencias y el vínculo directo entre la lectura, la escritura y el combatiente. Otros, como el mío, demuestran el impacto indirecto y periférico que puede haber cuando compartimos nuestros conocimientos, ideas o experiencias.

Las palabras salvan vidassargento maestre John Bandy

Conocí al sargento maestre Bandy mientras estaba asignado en el 2.o Batallón (Aerotransportado), 503.o Regimiento de Infantería de la 173.a Brigada Aerotransportada en 2023. Su vivacidad, experiencia y accesibilidad se deben a su genuina preocupación por los soldados y a su amor por el Ejército, lo que atrae a los soldados hacia él en busca de tutoría. Es más consciente que la mayoría de la importancia de compartir las lecciones.

Un día a principios de 2004, mientras estaba de servicio, me dijeron que leyera un artículo sobre la Operación Serpiente Gótica, una operación militar estadounidense en Mogadiscio, Somalia. Algo de ese artículo me llamó la atención: el 95 % de las bajas se produjeron en las calles.

Trasladémonos hasta noviembre de 2004. Yo estaba en medio de la Operación Furia Fantasma [Faluya, Irak], el combate urbano más extenso de Estados Unidos desde Vietnam. Nada, y quiero decir nada, es comparable al caos de Faluya. En medio de aquel caos, había un pensamiento siempre presente en mi cabeza: mantente alejado de las calles.

A mi alrededor, los edificios se derrumbaban y teníamos que seguir esquivando entre las ruinas para mantenernos a salvo. Gracias a ese artículo, mi equipo evitó quedar atrapado en las calles; una noche, nos salvó la vida. Cuando estábamos a punto de refugiarnos, tuve un mal presentimiento sobre nuestra posición. Les dije a todos que subieran a nuestros vehículos y, justo cuando lo hacíamos, los morteros enemigos bombardearon el lugar donde estábamos. Mantente alejado de las calles.

Siempre agradeceré haber leído ese artículo y no he dejado de leerlo desde entonces. Le debo mucho a los suboficiales que nos obligaban a leer contenidos escritos internos mientras estábamos de servicio o cuando podíamos encontrar tiempo entre una tarea y otra. Ese único consejo, encontrado en un polvoriento diario que me hicieron leer, nos salvó a mi equipo y a mí muchas veces. Gracias a quienes se toman el tiempo de compartir sus historias y lecciones. No son sólo palabras; son salvavidas.

Aprender más rápidoteniente coronel Jay Ireland

Otro punto de vista es el del teniente coronel Ireland. Un líder apasionado cuya preocupación por los soldados se percibe fácilmente en su trabajo. Como comandante del 1.er Batallón del 8.o Regimiento de Caballería de la 1.a División de Caballería, se le conoce más recientemente por su exitoso programa de redacción en su unidad2.

Foto: Sgto. 1.ª Cl. Johan Charles Van Boers, Ejército de EUA

He comandado en combate y eso me ha forjado. Siempre me preocupa defraudar a mi equipo o hacer esa temida llamada a la familia de alguien. No se lo desearía a nadie y, para evitarlo, ahora siempre estoy dispuesto a transmitir lo que he aprendido, ya sea para ayudar a salvar la vida de los soldados o para hacer más fácil el trabajo de alguien.

Comenzó en 2009, cuando mi tropa estaba a punto de desplegarse a las montañas de Nuristán, Afganistán. Mi jefe hizo que los oficiales leyeran las investigaciones redactadas del 15-6 sobre el ataque al puesto avanzado de Wanat. Estaba todo tachado, pero leímos cada palabra, buscando cualquier cosa que nos ayudara a mantener a nuestra gente a salvo y un paso adelante del enemigo. Ese año fue intenso y lleno de actividad Talibán. Sin duda, la lectura de ese informe nos ayudó a prepararnos para el infierno que vivimos. Aprendí el valor de la lectura en relación con la guerra y sentí alivio al ver que todos nos tomábamos en serio la asignación de nuestro comandante.

Cuando volvimos a desplegarnos, quise compartir mis experiencias y ayudar a futuros soldados. Escribí sobre la defensa de nuestro puesto avanzado de combate, combinando tácticas e historias personales. Cuando pensé que (mi escrito) estaba listo para la revista profesional Armor, solicité la opinión de otras personas, pero me dijeron que no estaba listo para su publicación. Así que lo guardé en un cajón para no volver a verlo. En retrospectiva, sé que no fue perfecto, pero ojalá no me hubiera rendido. Me arrepiento de no haber utilizado los comentarios como motivación para transformar ese trabajo en un artículo profesional. De este modo, podría haber compartido las lecciones que tanto nos costó aprender y ayudar a alguien a ir un paso adelante.

Permítanme ser el primero en decir que no pasa nada si su primer intento no es perfecto. Escribir es un reto, y ahora que estoy al mando de un batallón, quiero animar a todos los soldados a que escriban y compartan sus experiencias. Como Ejército, estamos juntos en esto, y ayudaré a cualquiera a preparar su trabajo para que otros lo lean, de modo que todos podamos ir un paso adelante.

Impacto imprevistosargento de 1.a clase Leyton Summerlin

De 2019 a 2023, fui sargento instructor en el Centro de Excelencia de Maniobras (MCoE, por sus siglas en inglés). En 2020, mi esposa y yo nos enteramos de que estaba embarazada de nuestro primer hijo, y me di cuenta de que los soldados a los que estaba entrenando serían algún día sus líderes si ella se alistaba en el servicio como muchos en nuestra familia. Este pensamiento persistente me impulsó a trabajar más que nunca, y me convertí en el Sargento Instructor del Año del MCoE dos días antes de que ella naciera. Esta posición es la del principal entrenador de los sargentos instructores recién asignados en lo que ahora es Fort Moore, Georgia. Si podía ayudar a los sargentos instructores, entendí que esto tendría un impacto más amplio y significativo en los futuros líderes del Ejército que algún día podrían dirigir a mi hija.

Foto: Sgto. 2.a Cl. Jesse Queck, Ejército de EUA

Durante este tiempo, desarrollé una clase de liderazgo de tres días a la que asistían todos los sargentos instructores entrantes. Dirigí estas clases a través de debates en grupo e interactivos centrados en proporcionarles un sentido de propósito profundamente arraigado, herramientas prácticas y orientación por parte de compañeros experimentados. El problema era que en esta clase sólo utilizaba un pizarrón y un marcador. No había versión escrita.

Mis líderes superiores me desafiaron a poner la clase por escrito para poder transmitir tres años de arduo trabajo a los instructores que vendrían después de mí. No importaba lo difícil que pensaba que iba a ser o lo mucho que temía intentar llevar esta clase al papel, sabía que tenían razón. Me encerré en una habitación después del trabajo durante varias noches y luché contra el bloqueo creativo hasta que por fin tuve un producto terminado.

Como he aprendido tanto de las revistas profesionales del Ejército, decidí aportar mis ideas y publiqué «Estandarización de la excelencia» en la revista profesional Infantry3. No tenía grandes expectativas para este artículo. Simplemente esperaba inspirar a unos cuantos soldados jóvenes en los próximos veinte años o más.

Después de tres años y dos cambios de posición, me enteré de que esta clase se sigue impartiendo, y el artículo que escribí es una parte integral, que influye positivamente en muchos más soldados de lo que yo jamás hubiera esperado. Estoy agradecido de haber tenido a los sargentos mayores Garner, González y Hapney como líderes que me impulsaron y apoyaron para que escribiera y compartiera mis pensamientos y experiencias con los demás. Siempre alentaré a todo aquel que tenga la buena intención de hacer lo mismo.

Fortaleciendo voces

¿Cuándo es el momento adecuado para que los soldados empiecen a compartir sus ideas y experiencias con las revistas del Ejército? La respuesta es ahora. Ya sean ochocientas o cuatro mil palabras, un joven soldado de 1.a clase o el viejo teniente coronel, todo el mundo tiene ideas de las que otros pueden beneficiarse.

Aunque los relatos de este artículo ofrecen razones para escribir y convocar a la autoría, siempre es fácil encontrar motivos para no hacerlo, ya sea porque no tenemos tiempo, porque nos intimida, porque tememos represalias, etc. En el caso de los soldados alistados, puede que nos falte habilidad para escribir o que pensemos que nadie valorará nuestras ideas. Para un oficial, puede ser la presión autoinducida al pensar que los demás lo perciban como incompetente.

Sin embargo, si le dijeran que lo que escribe hoy puede salvar la vida de alguien o inspirar la excelencia en otros que, a su vez, ganen una guerra futura que proteja a sus seres queridos, ¿lo haría? Como soldados, no tenemos ningún problema en correr hacia una ráfaga de disparos o atravesar un posible campo de minas para acercarnos y destruir al enemigo o salvar a un amigo. Supere cualquier obstáculo que le impida tomar el bolígrafo y compartir su idea o experiencia. Puede que no se dé cuenta o que nunca lo averigüe, pero alguien cuenta con usted. No escriba para usted; escriba para ellos.

He aquí algunas reflexiones finales sobre cómo empezar y algunos enfoques para reforzar la profesión de las armas:

  1. Culminación: Escriba un artículo de reflexión al concluir su permanencia en una determinada posición de trabajo. Tanto si fuera el comandante de la Academia de Sargentos Instructores al final de su cargo o si fuera un jefe de pelotón terminando una rotación en el Centro de Preparación Multinacional Conjunto (Joint Multinational Readiness Center), comparta lo que aprendió, en qué falló o lo que hubiera deseado hacer de otra manera.
  2. Rama: ¿Existe algún reto específico en su rama, como la integración de sistemas aéreos no tripulados en un pelotón de fusileros de infantería? Escriba cómo cree que puede solucionarse.
  3. Institucional: ¿Es necesario cambiar algo en nuestros cursos principales de educación militar? Si es así, cree un diálogo entre la institución y la fuerza para solicitar retroalimentación clara y meditada.
  4. Organizacional: ¿Cree que su unidad podría ser más eficaz en guarnición y en adiestramiento? Líderes, inspiren a sus soldados a contribuir escribiendo estas respuestas en una hoja de papel y posiblemente publicándolas en una revista para ayudar a otros fuera de la organización.

Estoy agradecido de haber tenido a los sargentos mayores Garner, González y Hapney como líderes, además de una esposa increíble que me impulsó y apoyó para que escribiera y compartiera mis pensamientos y experiencias con los demás.


Notas

 

  1. «Year of the NCO Remarks at the Dedication of the New Academic Building United States Army Sergeants Majors Academy Fort Bliss, Texas», 12 de noviembre de 1987, carpeta 26, caja 2, Carl E. Vuono Papers, United States Army Heritage and Education Center, Carlisle, PA, https://emu.usahec.org/alma/multimedia/610336/20184784MNBT989110502F024174I004.pdf.
  2. Jay Ireland y Ryan Van Wie, «How to Develop and Run a Unit Writing Program», Military Review 104, n.o SE-02 (2024): 76-81. Este artículo ofrece un modelo de programa de escritura para la unidad que promueve un discurso sano y una escritura profesional clara dentro de nuestras formaciones.
  3. Leyton M. Summerlin, «Standardizing Excellence», Infantry (verano de 2023): 11, https://www.moore.army.mil/infantry/magazine/issues/2023/Summer/pdf/12_Summerlin_txt.pdf.
 

El sargento de 1.a clase Leyton Summerlin es ayudante especial del jefe de Estado Mayor del Ejército y sargento de pelotón de la 173.a Brigada Aerotransportada. Summerlin también ha servido en la 2.a División de Infantería, donde se desplegó a la provincia afgana de Zabul con la 3.a Brigada; en el Centro de Preparación Multinacional Conjunto con el 1.er Batallón, 4.o Regimiento de Infantería (OPFOR); y como sargento instructor en el Centro de Excelencia de Maniobras (MCoE). Durante su estancia en MCoE, Summerlin se convirtió en el Sargento Instructor del Año 2021 de MCoE e impartió clases de liderazgo al grupo de sargentos instructores.

 

«Sigue trabajando arduamente en el molino. Si aspiras principalmente a comandar (y deberías) recuerda que sólo se consigue con trabajo y hay que practicar, practicar. La idea de que los militares miran con recelo al escritor es pura patraña. Cualquier ejército funciona bien principalmente a través de una escritura clara».

—S. L. A. Marshall, «Genesis to Revelation», Military Review 52, n.o 2 (febrero de 1972): 24

 

 

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