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El combate en áreas profundas

La modernización de las operaciones de reconocimiento y seguridad del Ejército de EUA para los conflictos entre grandes poderes

Mayor Nathan Jennings, Ejército de EUA

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Un carro blindado ligero tipo M8 lleva a cabo el reconocimiento durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 1944. El M8, conocido también como el Greyhound, fue utilizado por las unidades de caballería como vehículo de reconocimiento. Podía ir a una velocidad de 88 km/h y tenía buena movilidad por carretera, lo cual lo hizo especialmente útil para las operaciones en los sistemas viarios bien desarrollados de Europa. Fue dotado con un radio de largo alcance y armado con un cañón de 37mm y una ametralladora de calibre 30 o 50. El M8 resultó muy versátil y fue ampliamente usado por las unidades de caballería para el reconocimiento y apoyo en las misiones de encubrimiento en la Segunda Guerra Mundial y en las décadas después de la guerra. (Foto: War History Online, www.warhistoryonline.com)

Actualmente, el Ejército lidia con una brecha crítica en su capacidad para ganar guerras expedicionarias contra adversarios con capacidades casi similares. A medida que la institución se reorienta para las operaciones de combate terrestre a gran escala contra adversarios tales como Rusia y China, el Ejército nuevamente está llegando a la conclusión de que sus cuerpos de ejército y divisiones requieren fuerzas de reconocimiento y seguridad (R+S) escalonadas que permitan configurar las condiciones en las áreas profundas y en los flancos para que los equipos de combate de brigada (BCT) puedan maniobrar. Esta necesidad, que requiere equipos de armas combinadas dedicadas para permitir la libertad de acción, sostener el ritmo operativo y mantener la cohesión de la formación para los comandos tácticos superiores, sigue siendo un requerimiento esencial para que las fuerzas conjuntas de EUA penetren, desalojen y desintegren las defensas de negación de área del adversario.

La escasez de caballería terrestre en los escalones tácticos más altos del Ejército refleja una falta de preparación más amplia para los conflictos de mayor alcance, intensidad y duración después de las campañas de contrainsurgencia prolongadas en el Medio Oriente. Con la reorganización paralela de los escalones de artillería, defensa antiaérea, aviación e ingeniería, la fuerza limitó los recursos de sus regimientos de caballería blindada (ACR) y los escuadrones de caballería de división (DIVCAV) —que fueron diseñados específicamente para permitir la maniobra de cuerpos de ejército y divisiones— entre 2003 y 2011 para crear BCT estandarizados de medios blindados, vehículos tipo Stryker e infantería. Como sostuvo el general Mark Milley, el 39o jefe de Estado Mayor del Ejército, estos tipos de transiciones han puesto en riesgo la «capacidad para llevar a cabo las operaciones terrestres en una escala suficiente y por una duración adecuada para lograr los objetivos estratégicos» de la institución1.

Como consecuencia, la brecha de capacidades resultante requiere ya sea la aceptación de la metodología actual con la mitigación correspondiente o una reorganización considerable de la estructura de reconocimiento y seguridad del Ejército en múltiples escalones. Numerosos ejercicios de puesto de mando a nivel de cuerpo de ejército y división, además de las lecciones aprendidas en la operación Iraqi Freedom, la guerra del Golfo Pérsico, la guerra de Corea y la Segunda Guerra Mundial, han demostrado que las tecnologías de observación y recolección de datos más modernas no pueden igualar el valor de un reconocimiento robusto de unidades de caballería terrestre2. Siguiendo adelante, el Ejército puede estudiar varias opciones relativamente neutrales en cuanto a costos para abordar el problema: mantener la doctrina actual de reconocimiento y seguridad de BCT, reorganizar todos los escuadrones de BCT en ACR y DIVCAV modernizados, convertir BCT selectos en grupos de caballería modulares o convertir BCT selectos en fuerzas de tarea de reconocimiento y ataque.

El escalonamiento del reconocimiento y seguridad

Toda discusión del reconocimiento y seguridad escalonado comienza reconociendo las diferencias en los medios requeridos para configurar las operaciones profundas para los cuerpos de ejército y divisiones y los medios requeridos para permitir el combate cercano llevado a cabo por brigadas y batallones. En los comandos a nivel de cuerpo de ejército y división, esto históricamente ha significado dar recursos a formaciones de armas combinadas poderosas en la forma de aviación y fuegos de largo alcance dedicados para permitir la recolección de información disputada en frentes y profundidades extendidos3. Aunque los exploradores de brigadas y batallones, por lo general, también aprovechan los fuegos aéreos y terrestres para aumentar su alcance y letalidad, las formaciones de caballería en los niveles tácticos más altos, que actúan como los «ojos y oídos» de comandantes superiores, requieren mejoras más significativas para permitir mayor libertad de maniobra y sensibilidad táctica.

Por ejemplo, la guerra del Golfo Pérsico en 1991 demostró cómo la caballería a nivel de cuerpo de ejército y división podía escalonar las operaciones para permitir la derrota decisiva de un oponente blindado atrincherado. En este conflicto desértico, el 2o y 3er ACR ejecutaron acciones de reconocimiento en fuerza delante del VII Cuerpo de Ejército y XVIII Cuerpo Aerotransportado mientras los DIVCAV desplegados seguían para facilitar el avance a través de las líneas y guiar los ataques de sus respectivas divisiones4. El resultado fue un planteamiento informado en el que la sincronización de los exploradores permitió un envolvimiento masivo y letal de las fuerzas defensoras iraquíes en el sur de Iraq. Como fue declarado en el informe de evaluación del VII Cuerpo de Ejército en la operación Desert Shield/Storm de 1991, esta experiencia hizo ver que era necesario incorporar «el reconocimiento armado y blindado en todos los niveles… desde batallón hasta cuerpo de ejército» en el orden de batalla5.

Transportes de tropas tipo M113 de la Tropa E, 2o Batallón del 11o Regimiento de Caballería Blindada, llevan a cabo operaciones contra fuerzas norvietnamitas en la provincia de Kampong Cham, Camboya, en mayo de 1970. (Foto: Dave R. Watters, http://www.11thcavnam.com/Photos/Dave%20Watters/Dave_Watters.htm)

Este requerimiento duradero tiene relevancia histórica en las ofensivas masivas de la Segunda Guerra Mundial. En 1944 y 1945, el Ejército usó la caballería escalonada para establecer las condiciones en las áreas avanzadas mientras atravesaba Francia y Alemania. Si bien los ejércitos de campaña proporcionaban grupos de caballería mecanizada (MCG) compuestos de dos escuadrones con vehículos sobre ruedas y tanques livianos a sus cuerpos de ejército, las divisiones blindadas contaban con un escuadrón mecanizado y las divisiones de infantería tenían una tropa de reconocimiento motorizado. El MCG, en particular, proporcionaba a los comandantes tácticos superiores un grupo modular de fuerzas de reconocimiento que podían operar cuando estaban concentradas o dispersas para apoyar los esfuerzos principales. Durante el conflicto, el Ejército desplegó 13 MCG y 16 escuadrones divisionales en Europa6.

Del mismo modo, el escalonamiento de reconocimiento y seguridad ha demostrado ser valioso en las campañas más descentralizadas. El 11o ACR proporcionó al III Cuerpo de Ejército y el Comando de Asistencia Militar en Vietnam tres escuadrones blindados altamente móviles que se especializaban en el patrullaje disperso, seguridad de rutas y, si era necesario, ataques de choque mientras luchaban contra una resistencia guerrillera decidida. Las capacidades de armas combinadas singulares del regimiento resultaron ser críticas, rechazando ataques del Viet Cong en el área de Saigón durante la Ofensiva Tet en 19687. Tres décadas más tarde, cuando Estados Unidos enfrentó una fuerte insurgencia en Iraq, el 3er ACR demostró su valor, proporcionando a la coalición una opción de economía de fuerza para ejercer control de grandes áreas periféricas de Iraq tales como Al Anbar y Tal Afar.

Este tipo de escalonamiento alcanzó su eficacia máxima durante los años 1980 y 1990 a través de la integración orgánica de equipos de caballería aeroterrestre creados para extender el alcance operacional y proporcionar el ritmo operativo a los cuerpos de ejército y divisiones. La combinación de aviación de ala rotatoria con exploradores terrestres, conforme las reformas Army of Excellence y AirLand Battle, permitió que la caballería condujera reconocimiento profundo, contrarreconocimiento letal y seguridad de flanco prolongada a mayores distancias contra amenazas con capacidades similares. Como observó el historiador Robert Cameron, de la Escuela de Blindados del Ejército de EUA, «los exploradores aéreos usaron su velocidad superior para recorrer largas distancias y alertar de amenazas inminentes» mientras que sus socios en el terreno «maniobraron a su paso para establecer condiciones favorables y proporcionar información más detallada»8.

Con el fin de mejorar las ventajas comprobadas de los ACR y DIVCAV, sus sucesores —en cualquiera de sus formas— deben integrar las metodologías tradicionales de armas combinadas con las nuevas capacidades multidominio. Estas incorporaciones, que podrían incluir medios ciberelectrónicos, informacionales, espaciales y de operaciones especiales, tienen el potencial de mejorar las acciones de reconocimiento y seguridad con un nivel respuesta y alcance operacional sumamente extendido9. En las próximas décadas, la modernización de las formaciones de caballería también podría aprovechar los avances en la inteligencia artificial, plataformas remotas y autónomas, fuegos hipersónicos, exoesqueletos blindados y tecnologías de camuflaje para reconceptualizar la recolección de información en un contexto multidominio con perfiles que dejen menos rastros y tengan mayor letalidad.

A pesar de estas aspiraciones, las soluciones inmediatas para lidiar con la brecha de capacidades de reconocimiento y seguridad del Ejército deben basarse en la realidad. Esto significa aceptar las probables limitaciones como: la falta de aviación tripulada orgánica en las formaciones de caballería terrestre debido a limitaciones en toda la fuerza, dependencia constante de las plataformas blindadas pesadas para el reconocimiento forzado, limitaciones logísticas en operaciones en áreas profundas por períodos prolongados y, sobre todo, los costos relacionados con cualquier reorganización estructural de las fuerzas del Ejército. Sin embargo, dentro de estos parámetros, y si la institución está dispuesta modernizarse para el siglo XXI, hay posibilidades prometedoras para recrear una estructura de caballería dinámica que apoye todos los escalones tácticos del Ejército.

Opciones para soluciones de reconocimiento y seguridad

A continuación se presentan cuatro opciones de bajo costo para abordar la brecha en las capacidades de reconocimiento y seguridad del Ejército.

Mantener la iniciativa de BCT de reconocimiento y seguridad. Este concepto doctrinal, que surgió como una solución temporal para tomar en cuenta la pérdida de los ACR, los DIVCAV y las desafortunadas brigadas de vigilancia del campo de batalla, representa el método actual del Ejército para permitir la maniobra de los cuerpos de ejército y las divisiones. Según la Army Techniques Publication 3-91, Division Operations, un BCT se «adapta con medios adicionales, dándole más capacidades para la recolección de datos y sostenimiento», mientras se aprovecha «de la relación que establece en los entrenamientos con unidades que tienen capacidades de apoyo de fuego, defensa antiaérea de corta distancia, ingenieros y sistemas aéreos no tripulados de alcance extendido»10. Aunque el 1er BCT Stryker de la 4a División de Infantería practicó con destreza el concepto en 2017, la experiencia reveló los desafíos en la adaptación rápida de brigadas estándares a las metodologías complicadas del reconocimiento en fuerza y las misiones de guardia.

Tanques tipo M1A1 Abrams de la 3a División Blindada se despliegan en una misión en la Operación Desert Storm, 15 de febrero de 1991. Al fondo puede verse un vehículo de combate tipo Bradley. (Foto: Contramaestre D. W. Holmes II, Armada de EUA)

La iniciativa de BCT de reconocimiento y seguridad, a pesar de las críticas, aún puede ser una solución para el Ejército. Primero, porque se reconoce que hay limitaciones de recursos para crear nuevas unidades y al mismo tiempo se retiene una reserva de BCT blindados, Stryker y de infantería que puede ser utilizada en espectro de contingencias que tal vez no requieran la recolección de datos forzada en todos los escalones. También aprovecha la doctrina probada y experiencias institucionales que empoderan a brigadas selectas para ejecutar las misiones de caballería cuando reciben el adiestramiento y programas de aumentos plurianuales. Si se ejecutan como está previsto en términos doctrinales, todos los cuerpos de ejército mantendrán una brigada «organizada y entrenada» como un BCT de reconocimiento y seguridad para el uso inmediato en apoyo de los comandantes del Ejército o una fuerza conjunta11.

A pesar de estas directivas, la solución ad hoc ha probado ser inadecuada. Aunque el experimento de 2014 demostró que los BCT estándares requieren la planificación temprana y una gran cantidad de entrenamiento, aumento e integración para eficazmente cumplir con su papel, ningún cuerpo de ejército del Ejército ha mantenido una rotación de BCT de reconocimiento y seguridad asignados y entrenados12. Además, hay un debate serio en cuanto a si la complejidad de ejecutar el reconocimiento de ruta, zona y área escalonado, junto con las tareas de enmascaramiento, de cobertura y guardia, podría ser dominada por los soldados y formaciones que no están optimizados permanentemente para esta misión. Esto lleva a preguntas más importantes en cuanto a la capacidad realista de los BCT de reconocimiento y seguridad para apoyar decisiones oportunas y decisivas de los comandantes tácticos en ambientes fuertemente disputados.

Figura. Grupo Modular de Caballería (Figura del autor)

Reorganizar los escuadrones de BCT en ACR, DIVCAV y tropas de reconocimiento de brigada (BRT). Esta opción reflejaría una reorganización total de toda la fuerza de caballería de los BCT para empoderar a los cuerpos de ejército y divisiones a fin de activamente configurar los «combates profundos» contra adversarios con capacidades similares. El restablecimiento de versiones modernizadas de las antiguas unidades tipo ACR y DIVCAV, parecido a las reformas Army of Excellence que escalonaron los exploradores específicamente para luchar contra los ejércitos del Pacto de Varsovia en Europa en la década de 1980, cambiaría la mayor parte de las fuerzas terrestres de reconocimiento y seguridad del Ejército a los niveles tácticos más altos13. Reflejando las evoluciones en los 90 que se basaron en el escalonamiento a finales de la Guerra Fría, este diseño dejaría una BRT en todos los BCT y un batallón de maniobra con un pelotón de exploradores para permitir el éxito en el combate cercano14.

Este tipo de reorganización radical priorizaría la creciente importancia para que los cuerpos de ejército y divisiones desintegren decisiva y rápidamente defensas de negación de área como un prerrequisito para lograr el éxito subsiguiente de los BCT. Similares a los exploradores que apoyaron los cuerpos de ejército y divisiones en la operación Desert Storm, los modernizados ACR y DIVCAV llevarían el reconocimiento, contrarreconocimiento, misiones de guardia y cobertura en extensas profundidades y frentes mientras, en teoría, reducen los requerimientos de los BCT de recolectar datos forzosamente. Además, el escalonamiento de caballería revitalizado aprovecharía mayor cooperación en todos los dominios para permitir la neutralización más eficaz de redes de ataque y reconocimiento enemigas que actualmente amenazan con dificultar la maniobra aérea y terrestre expedicionaria.

A pesar de los claros beneficios para los comandantes, reducir el tamaño del complemento de caballería de los BCT de un escuadrón completo a una sola tropa [una tropa en el Ejército de EUA es del tamaño de una compañía] tiene un precio obvio: una capacidad limitada para ejecutar la recolección de datos forzada, rápida y amplia a nivel de brigada. Aunque la adición reciente de un tercer batallón de maniobra en todos los BCT podría compensar parcialmente, el asunto puede intensificarse cuando los BCT operen a lo largo de extensos frentes y corredores que podrían poner presión en la capacidad de DIVCAV para configurar las condiciones futuras. Esta reconfiguración esencialmente requeriría que los cuerpos de ejército y divisiones empleen marcos adaptados en el campo de batalla, como hicieron conforme la doctrina AirLand Battle, en donde los ACR y DIVCAV avanzados convergen los efectos multidominio para dominar las áreas profundas y mitigar las limitaciones de los BCT15.

Reorganizar BCT selectos en grupos de caballería modulares. Una tercera opción, que requeriría un menor grado de reorganización en toda la fuerza, sería convertir dos o tres BCT en grupos de caballería rediseñados con escuadrones modulares de caballería (véase la figura). Parecido a los MCG de la Segunda Guerra Mundial, este planteamiento podría emplear el concepto de concentración flexible, en el que los grupos apoyan la maniobra a nivel de cuerpo de ejército como comandos consolidados de reconocimiento y seguridad o potencialmente se dividen en escuadrones terrestres autónomos para apoyar operaciones de división específicas. Basado en éxitos pasados, los grupos de caballería modernizados tendrían una capacidad independiente para llevar a cabo el reconocimiento forzado, contrarreconocimiento y acciones de seguridad de flanco con letalidad en múltiples dominios en lugar de los habituales cuerpos de ejército y las divisiones agregadas temporalmente16.

Esta reorganización produciría muchas ventajas que previamente fueron proporcionadas por el escalonamiento de ACR/DIVCAV/BRT sin incurrir en gastos excesivos. Si bien el concepto modular podría solucionar simultáneamente la deficiencia de capacidades de reconocimiento y seguridad que afectan a tanto los cuerpos de ejército como a las divisiones, también permitiría que los BCT retengan sus escuadrones de caballería orgánicos para posibilitar la maniobra cercana. Con la combinación del escalonamiento, la economía del diseño y opcionalidad para alinear la forma y función, el planteamiento multidominio orientaría el orden de batalla táctico del Ejército —de batallón a cuerpo de ejército— para ganar las contiendas de extensión y profundidad. También reflejaría un cambio marginal en la potencia de combate de la fuerza principal a una capacidad de reconocimiento y ataque avanzado con mayor enfoque en la lucha profunda para permitir un ritmo sostenido.

Sin embargo, como es el caso con todas las decisiones sobre los recursos, convertir BCT selectos en grupos de caballería controlados por los cuerpos de ejército también supondría desventajas. La desventaja más evidente sería una pequeña reducción en el complemento total de brigadas de combate de propósito general del Ejército, que pueden ser fácilmente adaptadas para servir en una gama más amplia de operaciones de contingencia. Otro asunto, aunque más manejable, sería la falta potencial de familiaridad entre los escuadrones de caballería agregados y las divisiones temporalmente asignadas cuando son combinados con poca antelación. Aunque los grupos probablemente requerirán un menor número de soldados que los BCT (dado que la mayoría de las compañías de infantería son remplazadas con tropas de la caballería), la reorganización incurriría igualmente una capacidad reducida para luchar en el terreno complejo sin un aumento de tropas significativo.

Reorganizar BCT selectos en fuerzas de tarea de reconocimiento y ataque. La última opción sería adoptar un planteamiento más ambicioso e innovador para crear formaciones multidominio y tecnológicamente avanzadas concebidas para sobrevivir, luchar y ganar en los ambientes de combate futuros. Con este concepto, se desplegarían equipos basados en la caballería con un énfasis marginalmente menor de medios blindados pesados y una capacidad superior de operar de manera dispersa, en profundidad y con mayor acceso a los fuegos conjuntos y de coalición17. Parecido a la iniciativa emergente Multi-Domain Task Force, las fuerzas de tarea de reconocimiento y ataque representarían una solución innovadora para aprovechar las tecnologías emergentes en todos los servicios militares de EUA y dominios operacionales18. El posible resultado sería un equipo de armas combinadas específicamente diseñado para dislocar y desintegrar las redes enemigas con un nivel de respuesta sin precedentes y un alcance operacional nunca antes visto.

Soldados del 2o Batallón, 11o Regimiento de Caballería Blindada, apoyados por un vehículo de combate Bradley, avanzan hacia un búnker durante una incursión en el Complejo de Armas de Hateen en Babil, Iraq, 26 de marzo de 2005. (Foto: Departamento de Defensa)

Basado en la versatilidad y agilidad de la opción de MCG, un concepto de reconocimiento y ataque avanzado emplearía una estructura de unidades descentralizada y modular para permitir los esfuerzos de la fuerza de tarea conjunta. Diseñada para operar en áreas profundas por duraciones más largas con menos limitaciones logísticas, la formación podría combinar fuerzas blindadas, ligeras y exploradores aéreos con la inclusión de medios cibernéticos, espaciales, aéreos, marítimos, robóticos, de inteligencia artificial, operaciones especiales y especialistas de información para permitir la máxima aplicación de efectos de dominio cruzado19. De mayor importancia, el experimento proporcionaría una «pizarra en blanco» para crear una unidad de reconocimiento y seguridad terrestre que ha sido especializada por propósito para servir como el núcleo de un equipo de penetración de fuerza conjunta mientras simultáneamente recolecta información en múltiples dominios.

A pesar de su atractivo, este tipo de concepto futuro incurriría riesgos con una planificación de una formación nunca antes vista basada en tecnologías emergentes y previstas. Depender de formaciones más maniobrables con reducidas limitaciones logísticas —es decir, intercambiar protección por mayor movilidad— también podría incluir riesgos tácticos en las operaciones de reconocimiento disputadas. En términos de potencia de fuego, depender excesivamente de fuegos conjuntos o capacidades de guerra electrónica podría invitar desventajas durante las acciones de contrarreconocimiento. No obstante, a pesar de los posibles desafíos, las tendencias en la tecnología y guerra aún podrían empoderar y, de hecho, obligar la letalidad miniaturizada y dispersada. Como mínimo, la fuerza de tarea podría servir como un objetivo de modernización para adaptar las fuerzas terrestres tradicionales a las operaciones multidominio.

El combate en áreas profundas

Como se señaló en el documento The U.S. Army Concept for Multi-Domain Combined Arms Operations at Echelons Above Brigade 2025-2045, el Ejército de EUA tiene un «requerimiento permanente para establecer y mantener el contacto en todos los dominios» mientras «impide que un adversario o enemigo logre posiciones ventajosas»20. Esto significa abordar las deficiencias críticas de reconocimiento y seguridad que amenazan el éxito en el combate terrestre de gran escala. Si bien el Ejército podría redoblar sus esfuerzos para mejorar su concepto actual de un BCT de reconocimiento y seguridad, también podría reimaginar la estructura heredada de los ACR/DIVCAV/BRT o convertir BCT selectos o fuerzas de reconocimiento y ataque en grupos de caballería flexibles. De cualquier manera, el Ejército debe tomar medidas para crear unidades escalonadas —con fuegos de dominio cruzado en apoyo directo— que sean optimizadas para proporcionar la libertad de acción y permitir el ritmo operativo en terrenos disputados.

Este imperativo tiene más relevancia en cómo el Ejército contribuye a las campañas conjuntas y multinacionales. En el Field Manual 3-0, Operations, se declara que la «aplicación rápida de potencia de combate conjunta podría ser requerida para entrar en un teatro de operaciones (a través de la entrada forzada conjunta) o demorar, impedir o poner fin a la agresión inicial de un enemigo y negar sus objetivos iniciales»21. Esto significa que aunque las fuerzas de tarea conjuntas continuamente extiendan las dimensiones del campo de batalla con efectos multidominio, todavía necesitan equipos terrestres de armas combinadas que puedan luchar para adquirir información en áreas cada vez más profundas. Las formaciones de caballería, si son empoderadas con capacidades de dominio cruzado robustas y ensayadas, siguen siendo los instrumentos ideales para extender el alcance operacional terrestre y apoyar las campañas conjuntas de mayor ámbito y escala.

Las fuerzas de reconocimiento y seguridad del Ejército también contribuyen capacidades tácticas en los esfuerzos de coalición. Si bien muchos aliados bilaterales y de la OTAN mantienen brigadas de combate de propósito general, muy pocos despliegan equipos de armas combinadas que son optimizados para llevar a cabo el reconocimiento y contrarreconocimiento forzado en los niveles tácticos más altos22. Esto significa que los BCT de reconocimiento y seguridad o formaciones de caballería equivalentes seguirán siendo una adición crucial a las grandes operaciones multinacionales que incluyen la recolección de información disputada en profundidad. En regiones tales como el este de Europa, el Golfo Pérsico y el Asia Oriental, donde los cuerpos de ejército y divisiones tendrían que operar en terreno contiguo y no contiguo expansivo, la demanda de la coalición por exploradores de armas combinadas en escalones y la deficiencia contrastante del Ejército llegan a ser cada vez más problemáticas.

Estas consideraciones van más allá de las cuestiones operacionales y abarcan los requerimientos duraderos para mantener los conocimientos institucionales. La pérdida de los ACR y DIVCAV, además de décadas de concentración en la contrainsurgencia así como lagunas en la iniciativa de los BCT de reconocimiento y seguridad, significa que el Ejército rápidamente pierde su base de experiencia organizacional para ejecutar el reconocimiento y seguridad a una escala y complejidad mayor23. Aunque los escuadrones de caballería en los BCT han retenido —y mejorado— la pericia táctica en la maniobra cercana en los últimos años, la falta de estos escuadrones en los niveles de cuerpo de ejército y división pone en riesgo la capacidad del Ejército de agresivamente establecer las condiciones a lo largo de ejes más profundos y frentes más amplios contra adversarios en conflictos de la escala de la Guerra del Golfo Pérsico.

Dada la magnitud del problema, las posibles medidas para resolver las deficiencias de reconocimiento y seguridad del Ejército deben desarrollarse en el contexto de soluciones doctrinales, materiales y culturales integradas. Similar a cómo el Ejército combinó las reformas Army of Excellence que produjeron plataformas de combate modernizadas, aumentaron la cooperación aeroterrestre y rediseñaron el escalonamiento de los ACR/DIVCAV con los emergentes conceptos AirLand Battle, las venideras soluciones deben ser igualmente innovadoras e integrales24. Con su emergente concepto operacional multidominio, hoy en día, el Ejército tiene otra oportunidad para modernizar un orden de batalla objetivo que combina nuevas tecnologías, formaciones escalonadas y doctrina flexible para posibilitar el éxito en campos de batalla extendidos de tiempo y espacio.

A la larga, el dilema de reconocimiento y seguridad en el Ejército refleja un requerimiento duradero para proporcionar la recolección de información forzada en todos los niveles tácticos y operacionales de guerra. Reconocer la creciente importancia de que los cuerpos de ejército y divisiones sean capaces de influir activamente en los resultados en áreas profundas oportuna y decisivamente, la disponibilidad de formaciones de caballería asignadas y escalonadas con capacitadores de dominio cruzado formarán, en parte, la base de informaciones que usará el Ejército para penetrar, desintegrar y desplazar a las defensas sofisticadas del adversario. Si los conflictos pasados revelan la importancia de luchar en áreas profundas con equipos de armas combinadas, los campos de batalla del futuro, sin lugar a dudas, requerirán lo mismo y la falta de soluciones concretas para abordar las exigentes deficiencias de capacidades tal vez tendrán un alto precio.


Notas

  1. «Milley: Army Not Fully Ready for Large-Scale Combat», Association of the United States Army, 7 de abril de 2016, accedido 3 de julio de 2019, https://www.ausa.org/news/milley-army-not-fully-ready-large-scale-combat.
  2. David Barno y Nora Bensahel, The Future of the Army: Today, Tomorrow, and the Day after Tomorrow (Washington, DC: Atlantic Council, septiembre de 2016), 11.
  3. Field Manual (FM) 17-95, Cavalry Operations (Washington, DC: Government Printing Office, 24 de diciembre de 1996 [obsoleto]), 1-5; William S. Nance, «Lost Sabers: Why We Need Operational Cavalry and How to Get It Back», eARMOR 123, nro. 4 (octubre-diciembre de 2014): 51–55.
  4. Robert S. Cameron, To Fight or Not to Fight?: Organizational and Doctrinal Trends in Mounted Maneuver Reconnaissance from the Interwar Years to Operation Iraqi Freedom (Fort Leavenworth, Kansas: Combat Studies Institute Press, 2010), 316–17.
  5. James A. Bynum, Operation Desert Shield/Storm After Action Report (Fort Belvoir, Virginia: U.S. Army Research Institute for the Behavioral and Social Science, 27 de junio de 1991), diapositiva 3FX39.
  6. Cameron, To Fight or Not to Fight?, 71.
  7. Donn A. Starry, Mounted Combat in Vietnam (1978; repr., Washington, DC: U.S. Government Printing Office, 2002), 73, accedido 12 de julio de 2019, https://history.army.mil/html/books/090/90-17-1/CMH_Pub_90-17-1.pdf.
  8. Cameron, To Fight or Not to Fight?, 293.
  9. Nathan Jennings y col., «The Return of Cavalry: A Multi-Domain Battle Study», eARMOR 128, nro. 3 (verano de 2017): 18-22.
  10. Army Techniques Publication 3-91, Division Operations (Washington, DC: U.S. Government Publishing Office [GPO], octubre de 2014), 1-9.
  11. Ibid., 1-8.
  12. Curt Taylor y Joe Byerly, «Raider Brigade White Paper—Fighting for Information in a Complex World: Lessons from the Army’s First Reconnaissance and Security Brigade Combat Team» (18 de septiembre de 2017), 2.
  13. John L. Romjue, The Army of Excellence: The Development of the 1980s Army, TRADOC Historical Monograph Series (Washington, DC: U.S. Army Center of Military History, 1997), 94–95.
  14. FM 17-95, Cavalry Operations, 1-10, 1-18–1-21.
  15. Rumjue, The Army of Excellence, 11, 94–95.
  16. Joseph J. Dumas, «Modern Application of Mechanized-Cavalry Groups for Cavalry Echelons above Brigade», eARMOR 131, nro. 3 (otoño de 2018): 3-4.
  17. Douglas A. Macgregor, Breaking the Phalanx: A New Design for Landpower in the 21st Century (Westport, Connecticut: Praeger, 1997), 79–81.
  18. Sydney J. Freedberg Jr., «New Army Unit to Test Tactics: Meet the Multi-Domain Task Force», Breaking Defense, 21 de marzo de 2017, accedido 5 de julio de 2019, https://breakingdefense.com/2017/03/new-army-unit-to-test-tactics-meet-the-multi-domain-task-force/.
  19. Jennings y col., «The Return of Cavalry», 18–22.
  20. The U.S. Army Concept for Multi-Domain Combined Arms Operations at Echelons above Brigade 2025-2045: Versatile, Agile, and Lethal, version 1.0 (Washington, DC: U.S. GPO, de septiembre de 2018), 14, accedido 5 de julio de 2019, https://usacac.army.mil/sites/default/files/documents/ArmyEABConcept.pdf.
  21. FM 3-0, Operations (Washington, DC: U.S. GPO, 6 de octubre de 2017), 1-13.
  22. Daniel Gouré, Addressing NATO’s Near-Term Capability Gaps (Arlington, Virginia: Lexington Institute, junio de 2018), 8–9, 11.
  23. Curt Taylor y Joe Byerly, «Raider Brigade White Paper—Fighting for Information», 17.
  24. Rumjue, The Army of Excellence, 39–40, 85–89.

El mayor Nathan Jennings, Ejército de EUA, es estratega e instructor de Historia en la Escuela de Comando y Estado Mayor en Fort Leavenworth, Kansas. Sirvió dos períodos de servicio en combate en Iraq, enseñó Historia en la Academia Militar de EUA y sirvió como planificador estratégico en Afganistán. Jennings recibió una maestría en Historia de la Universidad de Texas en Austin y una maestría en Artes y Ciencias Militares de la Escuela de Estudios Militares Avanzados en Fort Leavenworth, Kansas.

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