La Operación Sangaris
Un estudio de caso sobre la intervención militar limitada
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El 5 de diciembre de 2013, Francia lanzó la Operación Sangaris en la República Centroafricana (RC). En los días siguientes, hubo fuertes debates sobre la posible eficacia de la operación. Los detractores destacaron los bajos números de tropas francesas y multinacionales, dada la complejidad de la misión y la amplitud del área operacional. También señalaron que, en términos de eficacia militar, la Operación Sangaris parecía ser menos eficaz que la Operación Serval (2013-2014), a pesar de ser fundamentalmente distintas en su naturaleza. La Operación Serval fue lanzada en Mali once meses antes, y «muchos observadores franceses y extranjeros estaban sorprendidos tanto por la rapidez del despliegue como la prontitud de los resultados»1.
Sin embargo, en Sangaris, los soldados franceses sí lograron éxitos: fueron capaces de adaptarse al contexto y llegar a ser militarmente eficaces2. De hecho, la Operación Sangaris no resolvió la crisis en la República Centroafricana, pero ayudó a evitar el genocidio, impulsó el proceso de desarme mientras fomentaba una estructura administrativa emergente y restauró el suministro de bienes esenciales—todos estos éxitos con un número de bajas relativamente bajo3. Sobre todo, la Operación Sangaris sirvió como una «operación de transición» para la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana, conocida como MINUSCA, y la transición a la MINUSCA era el estado final deseado4.
Por lo tanto, la Operación Sangaris demuestra cómo la adaptación a nivel táctico y operacional y la aceptación de riesgos pueden garantizar que una intervención militar limitada logre el estado final deseado. No obstante, las preguntas sobre la sustentabilidad de las condiciones del estado final son justificadas y las discutimos en el presente artículo.
Una mirada a las cifras
El número de fuerzas francesas e internacionales combinadas en la República Centroafricana aumentó de 4.500 en diciembre de 2013 a 11.700 en agosto de 2015. Francia desplegó a 1.600 soldados en diciembre de 2013, ese número incrementó a 2.000 en febrero de 2014 y en junio de 2015, se redujeron las fuerzas francesas a 900 soldados. La Misión Internacional de Apoyo a la República Centroafricana con Liderazgo Africano, conocida como MISCA, proporcionó 4.500 soldados en diciembre de 2013 y luego fue reemplazada por la MINUSCA5. En agosto de 2015, MINUSCA contaba con 10.800 soldados en la República Centroafricana. La operación militar de la Unión Europea en la República Centroafricana, conocida como EUFOR-RCA, desplegó a 700 soldados en junio de 2014. Estas cifras, dependiendo del período en el que se evalúan, representan una taza de 1.1 a 2.2 soldados por cada 1.000 habitantes—mucho más bajo que las recomendaciones de fuerza estándares para una operación de estabilización6. Los expertos recomiendan entre 10 a 20 soldados por cada 1.000 habitantes7. Además, estos destacamentos tuvieron que ejecutar una misión compleja en medio de una guerra civil étnica-religiosa y en un país tan grande como Francia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo combinados—622.000 kilómetros cuadrados con aproximadamente 5,3 millones de habitantes. Esto es un buen ejemplo de la desconexión básica entre la doctrina occidental que exige grandes despliegues en las operaciones de estabilización y los puntos de vista occidentales actuales que intentan evitar los despliegues de gran escala.
Este despliegue de tropas francesas de un nivel relativamente bajo fue resultado de causas cíclicas, estructurales y culturales. En realidad, en diciembre de 2013, el Ejército francés ya estaba sobrecargado: Se habían desplegado a 7.400 soldados franceses en las operaciones en el extranjero y 11.640 actuaban como fuerzas de presencia y soberanía8. A esta situación, puede agregarse la renuencia de integrantes del Estado Mayor y legisladores de dedicarse a una nueva misión de estabilización que prometía ser larga y difícil.
Estructuralmente, el Ejército francés ha reducido radicalmente sus filas desde el fin de la Guerra Fría: de 669.904 en 1990 a 270.849 en 2014. Según el Libro Blanco sobre Defensa y Seguridad Nacional de Francia de 2013, el Ejército francés debe ser capaz de desplegar a 15.000 soldados por seis meses en un teatro de operaciones principal y entre 7.000 a 8.000 soldados en un teatro de operaciones secundario9. Los ejércitos franceses no están concebidos para las misiones de estabilización de largo plazo en las que se necesitan altos números de tropas, en su lugar, están estructurados para las operaciones de tipo «asalto estratégico/expedicionario». En términos culturales, Francia está acostumbrada a la «austeridad operacional». Desde 1964, Francia ha llevado a cabo más de 50 operaciones en 20 países africanos. Estas operaciones, aparte de la Operación Licorne (de 2002 a 2015) en Costa de Marfil y la Operación Serval en Mali, casi siempre se llevaron a cabo con relativamente pocos soldados, normalmente entre 1.000 y 3.000. Esto pudiera haber creado la imagen de un modelo de intervención francés en África que puede producir resultados con un costo relativamente bajo.
La eficacia militar a través de la adaptación
¿Perjudica el despliegue de un bajo número de tropas en una operación de estabilización la eficacia militar? Desde la Guerra de Vietnam, nos hemos dado cuenta que las cifras no ganan una guerra y que las adaptaciones en los niveles tácticos y operacionales pueden permitir que una fuerza sea eficaz a pesar de contar con un número reducido de efectivos. Consideremos la manera en la que el Ejército francés se ha adaptado en la República Centroafricana.
A nivel operacional, el despliegue de 2.000 soldados en un área de operaciones tan grande necesariamente significa repensar y limitar los cursos de acción. Esto es verdad en cuanto a las acciones francesas en la capital de la República Centroafricana, Bangui, la cual resultó difícil de controlar después de la salida del Grupo de Combate Pantera (aproximadamente entre 800 a 1.000 soldados constituyen un grupo de combate) en febrero de 2014 a las áreas más remotas. El Grupo de Combate Amarante tuvo que controlar Bangui, con una población de más de un millón de habitantes, con solo dos compañías reforzadas (aproximadamente 300 soldados). Por ello, tuvieron que dejar a algunos vecindarios sin seguridad y las tropas francesas tuvieron que concentrarse en el centro y el sur de la ciudad. Se usaron los otros 400 soldados adicionales que llegaron en febrero de 2014 para ganar más libertad de acción.
En el resto del país, ante la inmensidad del territorio, la sincronización era importante. A fin de cumplir sus misiones, las fuerzas francesas necesitaban estar en el lugar correcto en el momento oportuno con el nivel adecuado de fuerza. Esto significa que solo podían tener una proporción de fuerzas favorable para una acción que había sido anticipada y planificada, mientras retenían la movilidad suficiente. Sin embargo, la carencia de infraestructura de carreteras en la República Centroafricana hizo difícil la movilidad en el teatro de operaciones, cuando menos, lo que llevó a que la libertad de movimiento en el nivel operacional dependiera, en gran parte, de la capacidad de la fuerza de reconocer, abrir y mantener las pistas de aterrizaje secundarias que estaban en buenas condiciones10.
El hecho de que las unidades francesas estaban equipadas principalmente con vehículos ligeros facilitó la movilización a costa de la protección—solo el 50 por ciento de los grupos de combate franceses estaban blindados al principio de la operación. El uso del espacio aéreo resultó ser crucial, aun si la escasez de los recursos desplegados (diez helicópteros en junio de 2014) y la falta de helicópteros pesados fueran impedimentos. La centralización de estos medios en el nivel operacional era esencial para optimizar su uso.
Las maniobras escogidas en el nivel operacional reflejan el hecho de que las fuerzas en la Operación Sangaris contaban con toda una gama de capacidades, pero el bajo número de estos medios imponían la implementación de acciones sucesivas. Por lo tanto, se decidió que se desarrollarían las maniobras en tres fases. En primer lugar, desde diciembre de 2013 hasta enero de 2014, el enfoque era en Bangui —donde la mayoría de la población y expatriados vivía— para ganar una ventaja sobre el enemigo e implementar las medidas de desarrollo de confianza (véase la figura 1).
Las operaciones en la segunda fase, de enero a marzo de 2014, se centraron en el oeste. Un gran objetivo era proteger la línea principal de suministros de Bouar a Bangui (véase la figura 2).
En la tercera fase, comenzando en marzo de 2014, las operaciones se concentraron en el este. Las fuerzas intentaron restablecer la autoridad gubernamental y mantener un territorio unificado en la República Centroafricana (véase la figura 3).
Este planteamiento de paso a paso, necesario debido al bajo número de tropas, hace eco del curso de acción implementado por el general Joseph Gallieni del Ejército francés en Tonkin, Vietnam en el siglo XIX, conocido como el concepto de «mancha de aceite»11. Enfrentando la negativa de sus oficiales superiores de darle más soldados a pesar de haber sido ordenado a tomar control de una gran área que se extendía desde Lao Kay hasta Dien Bien Phu, Gallieni decidió avanzar metódicamente y no cambiar de sectores hasta que el área que controlaba estuviera asegurada. Gallieni había optado por este curso de acción completamente consciente de que tomaría una gran cantidad de tiempo. De hecho, para que se considerara asegurado un sector, las mejoras económicas necesitaban ser visibles y la ocupación considerada como definitiva por la población.
Sin embargo, a diferencia de esa inspiración distante, el ritmo operativo en la República Centroafricana era mucho más rápido. En la Operación Sangaris, tuvo que mantenerse un alto ritmo operativo para coincidir con los objetivos políticos y poner fin a las masacres. Como consecuencia, las áreas jamás fueron aseguradas, aun después de que se desplegara la MINUSCA tras la Operación Sangaris.
La meta era controlar solo lo que era estrictamente necesario y operar donde la población estaba en peligro grave mientras se intentaba entregar el control de todos los lugares a las fuerzas internacionales lo más pronto posible. En realidad, se logró el éxito táctico a través del cambio incesante de los esfuerzos en el nivel operacional. Esto destaca la pregunta de la sustentabilidad de los logros militares. No se usó el tríptico de «despejar, mantener y fortalecer» en su totalidad en la Operación Sangaris. En esta operación de transición, las fuerzas francesas tenían que centrarse en el «despeje» mientras dejaban que el «mantenimiento» y el «fortalecimiento» fueran llevados a cabo por las fuerzas multinacionales, las organizaciones internacionales y el gobierno local.
El Ejército francés estaba bien preparado para adaptarse a los desafíos tácticos de la Operación Sangaris. Las fuerzas francesas poseen destrezas y perspectivas valiosas adquiridas de las operaciones en Afganistán y de la Operación Serval en Mali. En el nivel táctico, el alto nivel de compromiso de las Fuerzas Armadas francesas por más de 20 años las hace idóneas para una operación compleja, dado que casi todos los oficiales y suboficiales tienen experiencia en combate.
A fin de maximizar la eficacia, pequeños equipos tácticos de armas combinadas conocidos como sous-groupement tactique interarmes (SGTIA, de aproximadamente 100 soldados) eran desplegados en todas partes de la República Centroafricana. Puesto que las fuerzas francesas habían estado usando a los SGTIA en los últimos años, los soldados que constituyen estas unidades estaban completamente entrenados y acostumbrados con el combate de armas combinadas. Al principio de la operación, se dividían frecuentemente a los SGTIA individuales en dos partes que operaban independientemente. Esto planteó la pregunta de cuán pequeña podría ser una unidad independiente mientras mantenía una capacidad de maniobra y supervivencia táctica. Esta pregunta fue especialmente relevante ya que el enemigo era polimórfico.
Un grupo enemigo llamado «Sélékas» normalmente lucha en grupos de 30 soldados alrededor de una ametralladora de 14,5 mm y maniobra casi como un ejército regular. Otro grupo denominado los Anti-balakas se comporta más irracionalmente; los integrantes de este grupo frecuentemente actúan bajo la influencia de drogas y alcohol y están armados con fusiles tipo Kalashnikov en el mejor de los casos. Los Anti-balakas prefieren la acción de golpe y fuga de estilo guerrillero12. Los grupos de combate fueron obligados a revisar su organización de tareas y desplegarse en extensas regiones de manera bien fuera de las normas doctrinales. Por ejemplo, el Grupo de Combate Pantera, que operaba en el oeste de la República Centroafricana de febrero a marzo de 2014, tenía unidades desplegadas sobre más de 300 kilómetros, con unidades a nivel de pelotón operando a más de 100 kilómetros de su comandante de compañía (más de cinco horas en un vehículo de orugas). De marzo a julio de 2014, el Grupo de Combate Alacrán tenía un área de operaciones que se extendía de Sibut a Bria, una distancia de aproximadamente 350 kilómetros, un área de 60.000 kilómetros cuadrados13.
Es difícil en estos casos considerar las maniobras de reacción y los refuerzos rápidos. Esta es la razón por la cual era crucial el apoyo aéreo de ala rotatoria, especialmente dado sus efectos psicológicos en las fuerzas enemigas. Algunas áreas tenían que ser dejadas descontroladas o monitoreadas por unidades móviles de vigilancia en intervalos. Luego vino el problema de los radioenlaces: Las ondas radioeléctricas de muy alta frecuencia (VHF) no cubren eficazmente estas distancias y los SGTIA normalmente no tienen equipos de radio de alta frecuencia o satelitales. Las grandes distancias hicieron más complejo el mando, porque es difícil para el puesto de mando de un grupo de combate desplegar más de un puesto de mando táctico. A fin de poder controlar su área de operaciones, el Grupo de Combate Alacrán, desde un puesto de mando de diez oficiales, desplegó permanentemente un puesto de mando principal y tres puestos de mando tácticos (compuestos de un equipo de transmisiones y uno o dos oficiales) por cuatro meses. Sin lugar a dudas, las limitaciones del Estado Mayor eran significativas, pero las unidades aun podían mantener las comunicaciones y un nivel adecuado de contacto con las autoridades del lugar.
La necesaria dispersión de las unidades en el terreno también era un desafío en términos de la logística. Un equipo de armas combinadas a nivel de compañía requería siete toneladas de abastecimientos cada semana (aparte de las municiones). Esto significaba que la entrega por aviones C-130 no era suficiente. Sin embargo, un convoy terrestre requería cuatro días para un viaje de ida y vuelta entre Bangui y Bouar. En la temporada de lluvias (de junio a septiembre), tomaba 48 horas para alcanzar la frontera con Chad desde Bangui (350 kilómetros)14. Además, estos convoyes apartaban a los soldados de otras tareas operacionales. Estos factores llevaron a que se consideraran las operaciones de reabastecimiento aéreo en caso de emergencia para las unidades aisladas. El asunto fue similar en cuanto a los helicópteros. En menos de una hora, un helicóptero de ataque ligero Gazelle o dos helicópteros de transporte medianos Puma consumen dos metros cúbicos de combustible, por lo que los vuelos de gran distancia requerían repostaje en vuelo. La logística era una limitación significativa en las operaciones y esta situación hizo necesario el uso de una lógica de «suficiencia estricta». Esto fue especialmente cierto en la Operación Sangaris, puesto que la relación entre los medios de combate y los recursos asignados para su apoyo, conocido en el Ejército estadounidense como la relación «tooth-to-tail», estaba entre el 20 y el 25 por ciento, lo cual se considera un nivel bajo15.
Más allá de estos ajustes tácticos, la Operación Sangaris era militarmente eficaz porque hasta en los niveles inferiores, los líderes militares podían implementar un «planteamiento integral». De hecho, los comandantes de compañía en las áreas remotas, y a veces los líderes de pelotón, se encontraban coordinando o llevando a cabo tareas administrativas, y tenían que gestionar sin un sistema de corte16. Ellos improvisaron e innovaron. El Grupo de Combate Alacrán estableció proyectos de restauración e integración en el lugar (chantiers de rehabilitation et d’intégration locale), con el objetivo de juntar a los excombatientes en un proyecto común mientras se proporcionaba una capacitación vocacional que facilitaba su reintegración en la sociedad17. Se hizo teniendo en cuenta que no existía ninguna manera de controlar completamente un área operacional tan grande y, por lo tanto, la persuasión, en lugar de la fuerza, era necesaria.
Conclusiones y recomendaciones
Tome acciones sustentables para evitar tener que regresar. Actúe con prontitud para salir rápidamente18.
—General Bellot des Minières
El modelo expedicionario actual del Ejército francés implica que Francia solo desplegará contingentes modestos si los intereses vitales de Francia no están en juego. Sin embargo, si se aceptan algunos riesgos, el uso de contingentes modestos no necesariamente hace ineficaz el modelo. El problema es que en el contexto de un compromiso modesto, es difícil transformar los logros militares en resultados duraderos. Los franceses están muy lejos de proclamar victoria, las raíces de la crisis en África Central son profundas y la normalidad en la República Centroafricana solo puede ser considerada desde una perspectiva de largo plazo. El estado final deseado de la Operación Sangaris era transferir las operaciones (en condiciones adecuadas) a una fuerza internacional, no crear una paz duradera. Los acontecimientos de Mali y una nueva política resolutamente multilateral e indirecta de Francia referente a África han llevado a la coordinación entre las operaciones francesas en ultramar y las operaciones de mantenimiento de paz de la ONU19. Esta división de tareas no es exclusivo de Francia y se ha convertido en la norma en los últimos diez años. Como consecuencia, en la República Centroafricana, Francia intervino en apoyo de la MISCA y esta cooperación es solo un ejemplo de la resolución francesa para implementar medidas de desarrollo de confianza. El reemplazo de la MISCA por la MINUSCA en septiembre de 2014 y el aumento gradual del número de tropas de la MINUSCA permitió que la Operación Sangaris cambiara su misión poco a poco. Se convirtió en una fuerza de reacción y reaseguro en apoyo de la MINUSCA, reducida a 900 efectivos en junio de 2015.
Sin duda alguna, esta conclusión crea ambigüedades si se aborda el asunto de cómo evaluar los resultados. No obstante, para Francia, el asunto principal en tales operaciones es la transferencia de responsabilidades a las fuerzas socias y, en particular, a una misión de mantenimiento de la paz de la ONU que pueda ofrecer la «masa crítica» y operar con una perspectiva de largo plazo en «donde nadie está dispuesto a mantener tropas»20. Esto crea un verdadero desafío de coordinación para garantizar la unidad de esfuerzos entre todas estas fuerzas y requiere una gran inversión en los oficiales de enlace. Otro asunto es la calidad cuestionable de las tropas que relevan a las fuerzas francesas.
No debemos sacar conclusiones generales de las experiencias adquiridas en la Operación Sangaris. Como escribió Mariscal Lyautey: «No hay método... Hay 10, hay 20 o, más bien, si existe un método, se llama la flexibilidad, elasticidad, conformidad con lugares, momentos y circunstancias»21. Sin embargo, las medidas de adaptación tomadas por las unidades durante esta operación nos permiten identificar —más allá de la pregunta del número de tropas— algunos criterios de eficacia en las operaciones de estabilización que cuentan con número limitado de fuerzas disponibles—
- Ser capaz de desplegar rápidamente a tropas aguerridas y bien adiestradas22.
- No abstenerse de desplegar medios tanto pesados como móviles.
- Ser capaz de cambiar de rumbo.
- Exhibir autocontrol y discernimiento en el uso de la fuerza mientras se mantiene la capacidad de usar la fuerza bruta si es necesario para establecer la credibilidad.
- Ser capaz de operar con frecuentes cambios de esfuerzos sobre grandes distancias.
- Ser capaz de rápidamente concentrar esfuerzos según los datos de inteligencia para crear una sensación de ubicuidad.
- Dedicar recursos especializados para monitorear brechas en el mapa.
- Adaptar la estructura de las unidades y su mando de manera constante para satisfacer mejor los requerimientos de la misión.
- Contar con unidades capaces de operar independientemente hasta el nivel de pelotón reforzado.
- Implementar una planificación integral hasta los niveles inferiores.
- Reformar, entrenar y equipar a las fuerzas locales desde el comienzo de la operación y no depender de las mismas en la fase de planificación.
El presente artículo ha sido adaptado y traducido de Rémy Hémez y Aline Leboeuf, «Retours sur Sangaris: Entre Stabilisation et Protection des Civils», Focus Stratégique 67 (abril de 2016), accedido 23 de agosto de 2016, http://www.ifri.org/sites/default/files/atoms/files/fs67hemez_leboeuf.pdf. Focus Stratégique es una publicación del Institut Français des Relations Internationales (Instituto Francés de Relaciones Internacionales, o Ifri). Los mapas son de Ifri y el Centre de Doctrine d’Emploi des Forces (CDEF), usado con permiso.
Las opiniones expresadas en el presente artículo son propias del autor y no reflejan las del Ejército francés.
Referencias bibliográficas
- Antoine d’Evry, L’opération Serval à l’épreuve du doute, Focus Stratégique 59 (julio de 2015): p. 1. Nota de la redacción: para más información sobre la Operación Serval, véase Olivier Tramond y Philippe Seigneur «Operación Serval: ¿Otro Beau Geste de Francia en África Subsahariana?» Military Review 70, nro. 2 (marzo-abril de 2015): págs. 10 a 21.
- La eficacia militar se define clásicamente como «el proceso por el cual las fuerzas militares convierten los recursos en el poder de combate. Las fuerzas armadas completamente eficaces son las que derivan el poder de combate máximo de los recursos físico y políticamente disponibles». Allan R. Millett y Williamson Murray, eds., Military Effectiveness, tomo 1 (Cambridge: Oxford University Press, 2012), p. 2.
- En la Operación Sangaris, tres soldados franceses murieron en acción, uno por accidente, y 120 fueron heridos en acción.
- La MINUSCA significa Mission multidimensionnelle intégrée des Nations unies pour la stabilisation en Centrafrique, la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana.
- MISCA significa Mission internationale de soutien à la Centrafrique sous conduite africaine, o Misión Internacional de Apoyo a la República Centroafricana con Liderazgo Africano. Véase el sitio web de la MISCA para más información, accedido 21 de septiembre de 2016. http://misca.peaceau.org/en/page/110-about-misca.
- No se considera oficialmente la Operación Sangaris una operación de estabilización sino una operación puente. Sin embargo, las misiones cumplidas por las unidades eran claramente centradas en la estabilización.
- James T. Quinlivan, «Force Requirements in Stability Operations», Parameters 23 (invierno de 1995-1996): págs. 59–69; Quinlivan, «Burden of Victory: The Painful Arithmetic of Stability Operations», Rand Review 27 (verano de 2003): págs. 28–29; John J. McGrath, Boots on the Ground, Troop Density in Contingency Operations (Fuerte Leavenworth, Kansas: Combat Studies Institute Press, 2006).
- Se publican actualizaciones de la Operación Sangaris en el sitio web del (Etat-major des armées [EMA]), accedido 21 de septiembre de 2016,http://www.defense.gouv.fr/operations/centrafrique/actualites.
- Ministerio de Defensa de Francia, Libro Blanco sobre Defensa y Seguridad Nacional de Francia de 2013 (Francia: Ministerio de Defensa, 2013), accedido 23 de agosto de 2016, http://www.defense.gouv.fr/portail-defense/mediatheque/publications/livre-blanc-2013.
- «RETEX Sangaris», Sapeur la Revue du Génie, nro. 16, junio de 2015, p. 19. Nota de la redacción: RETEX es la abreviatura de retour d’expérience, que se refiere al análisis de experiencias para desarrollar la retroalimentación que llevará a mejoras o el análisis después de la acción.
- Joseph Gallieni, «Rapport sur la conquête de Madagascar», en Gérard Chaliand, Anthologie Mondiale de la Stratégie (París: Robert Laffont Collection Bouquins, 1990) págs. 1016–25.
- Para más información sobre grupos insurgentes en la República Centroafricana, véase Yannick Weyns y col., «Mapping Conflict Motives: The Central African Republic», informe del International Peace Information Service, noviembre de 2014, accedido 21 de septiembre de 2016, http://ipisresearch.be/publication/mapping-conflict-motives-central-african-republic-2/.
- TCnel. Philippe, «RETEX du GTIA 5e RIAOM/Scorpion sur l’opération Sangaris», Lettre du RETEX-Témoignages no. 26, CDEF [Centre du Doctrine et d’Enseignement du Commandement], diciembre de 2015.
- «RETEX opérations Sangaris», Fantassins 32 (verano de 2014): págs. 93-105.
- John J. McGrath, The Other End of the Spear: the Tooth-to-Tail Ratio (T3R) in Modern Military Operations, Long War Series Occasional Papers 23 (Fuerte Leavenworth, Kansas: Combat Studies Institute Press, 2007).
- «RETEX opérations Sangaris», págs. 93–105.
- Philippe, «RETEX du GTIA 5e RIAOM/Scorpion sur l’opération Sangaris».
- El general Bellot des Minières, Journées de la Cavalerie (conferencia anual de blindados), París, 12 de octubre de 2015, traducido del francés por el autor.
- Aline Leboeuf et Héléne-Quenot Suarez, «La politique Africaine de la France sous François Hollande», Etudes de l’Ifri, 2014, accedido 26 de agosto de 2016, https://www.ifri.org/fr/publications/etudes-de-lifri/politique-africaine-de-france-francois-hollande-renouvellement-impense.
- Michel Liégeois, «Quel Avenir pour les Casques Bleus et le Maintien de la Paix?» Politique Etrangère, otoño de 2013, págs. 65–78.
- Hubert Lyautey, Lettres du Tonkin et de Madagascar (1894-1899), tomo II (París: Librairie Armand Colin, 1920), p. 129.
- Stephen Watts y Stephanie Pezard, «Rethinking Small-Footprint Interventions», Parameters 44 (primavera de 2014): págs. 23-36. Nota del autor: Un despliegue rápido puede impedir que se intensifique una situación y las fuerzas francesas podían desplegarse rápidamente a la República Centroafricana debido a las fuerzas preposicionadas en África.
El mayor Rémy Hémez, Ejército francés, es un profesor militar invitado en el Centro de Estudios de Seguridad del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri).
Terrorista global especialmente designado: Joseph Kony
En marzo de 2016, el Departamento del Tesoro de EUA anunció nuevas sanciones contra el «terrorista global especialmente designado» Joseph Kony y el Ejército de Resistencia del Señor (LRA). Según el Departamento del Tesoro, desde sus comienzos en el norte de Uganda en los años 1980:
«El LRA llevó a cabo el secuestro y mutilación de miles de civiles en todas partes de África central». [En lugar de reclutamiento, el LRA, que se considera cristiano, secuestra a niños y los convierte en guerrilleros]. Bajo la creciente presión militar [de Estados Unidos y otras naciones], Kony ordenó al LRA que se retirara de Uganda en 2005 y 2006 [después de haber desplazado a casi dos millones de personas, según el Departamento de Estado de EUA]. Desde entonces, el LRA se ha concentrado en el este de la República Centroafricana (RC) y [...] en la frontera entre Sudán y Sudán del Sur..., mientras también opera en la República Democrática del Congo (DRC) y Sudán del Sur.
«Desde diciembre de 2013, el LRA ha secuestrado, desplazado o asesinado a centenares de personas y ha cometido actos de violencia sexual contra las mismas, en toda la República Centroafricana, también han saqueado y destruido bienes privados...»
«Las células del LRA frecuentemente han sido acompañadas por cautivos que son forzados a trabajar como porteros, cocineros y esclavos sexuales». El LRA toma parte en una alta prevalencia de violencia de género, incluyendo violaciones de mujeres y jóvenes... En el sureste de la República Centroafricana,... aproximadamente 21.000 africanos centroafricanos y 3.200 refugiados de la República Democrática del Congo han sido desplazados como resultado de la violencia cometida por el LRA.
«Además de los ataques contra civiles, el LRA ha participado en el tráfico de diamantes ilícitos, la caza ilegal de elefantes y el tráfico de marfil para generar ingresos desde al menos 2014»1.
En «How Killing Elephants Finances Terror in Africa», del periódico National Geographic en línea, Bryan Christy narra cómo un experto en taxidermia creó un colmillo artificial con la capacidad de guardar un sistema de rastreo que podría ser colocado junto a los colmillos ilegalmente cazados para rastrear la ruta de comercio ilegal, que pasa por la República Centroafricana. Con el tiempo, se venden los colmillos africanos en China por miles de dólares2.
Referencias bibliográficas
1. Department of the Treasury, «Treasury Sanctions the Lord’s Resistance Army and Founder Joseph Kony», sitio web del Centro de Prensas del Departmento del Tesoro, 8 de marzo de 2016, accedido 17 de marzo de 2016, https://www.treasury.gov/press-center/press-releases/Pages/jjl0376.aspx.
2. Departmento de Estado, Oficina del Portavoz, «The Lord’s Resistance Army: Fact Sheet», sitio web del Departmento de Estado, 23 de marzo de 2012, accedido 29 de febrero de 2016, http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2012/03/186734.htm. Bryan Christy, «How Killing Elephants Finances Terror in Africa», sitio web de National Geographic, 12 de agosto de 2015, accedido 17 de marzo de 2016, http://www.nationalgeographic.com/tracking-ivory/article.html. El líder del Ejército de Resistencia del Señor, Joseph Kony, en 2012. (Foto cortesía de Wikimedia Commons).