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Una perspectiva del poder blando ruso en Asia Central

La perspectiva de Taskent

Dr. Robert F. Baumann

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El presidente ruso Vladimir Putin rinde homenaje a la memoria de Islam Karimov, el primer presidente de Uzbekistán, en Samarcanda, Uzbekistán, 6 de septiembre de 2016. (Foto cortesía de la Oficina del Presidente de Rusia)

En el año pasado, titulares recurrentes han elevado en nivel de consciencia norteamericana de las capacidades de poderes extranjeros de realizar ataques digitales contra bases de datos y sitios web, orquestar operaciones de trolling y generalmente contaminar el diálogo interno en cuanto a las preguntas cruciales de la política nacional. Si bien no está sola en esta categoría, Rusia se ha convertido en el país más asociado con prácticas en Internet malintencionadas y hasta hostiles. Esta observación proporciona un contexto, pero no es el enfoque del presente artículo. Lo que es igualmente interesante desde un punto de vista estratégico, pero mucho menos aparente, es la capacidad de Rusia de influenciar a otros por medio del «poder blando», o soft power, un término acuñado por el profesor Joseph Nye1. Las esferas en las cuales opera el poder blando incluyen la actividad económica, diplomacia y la diseminación de información o desinformación, así como la influencia sutil de entretenimiento común, cultura popular y canales de noticias.

Las marcas, estrellas de cine y modas de poder blando norteamericano han llegado a todas partes del mundo. Sin embargo, en muchos lugares, la influencia cultural de Estados Unidos no es indiscutible. Este análisis se centra en las influencias culturales rusas que se transmiten a través de los medios de comunicación e instituciones. Mientras se consideran algunas tendencias generales, el presente artículo se centrará en Uzbekistán, donde el autor ha pasado la mayor parte de los últimos dos años desempeñando el papel de asesor académico con la Academia de las Fuerzas Armadas (AFA) en Taskent.

En la mayoría de los casos, el poder blando queda dentro del alcance de interacciones normales entre Estados y no es abiertamente agresivo o aún hostil en su intención. En particular, los norteamericanos no lo perciben porque las películas, programas de televisión, libros y música de Rusia o de otros países casi no han penetrado en nuestra cultura popular bastante provinciana. A la inversa, las expresiones del impacto global de Estados Unidos son tan numerosas y penetrantes que ahogan todas las otras influencias dentro de nuestro país. No es así más cerca de las fronteras geográficas de Rusia, en particular en los otros catorce Estados independientes que previamente formaron parte de la Unión Soviética. Aun en los Estados bálticos y Ucrania, con los cuales las relaciones varían desde frías hasta hostiles, Rusia aún ejerce una notable influencia por medio de su poder blando. En las otras exrepúblicas soviéticas, el nivel variable depende de las relaciones históricas, la política del momento, la intensidad de nacionalismo en el lugar, la demografía y otros factores.

Se puede argumentar que la influencia rusa en Asia Central, específicamente en Uzbekistán, se manifiesta de varias maneras. En primer lugar, todas las exrepúblicas soviéticas recibieron un gran legado institucional. Los modos de pensamiento político, procesos burocráticos, un sentido de un lugar en el mundo y una experiencia histórica compartida hasta cierto grado, como mínimo, motivan a los líderes a tomar en cuenta los intereses o puntos de vistas rusos. En segundo lugar, el alcance constante de Rusia a través de varios medios de comunicación forma las percepciones en muchas instancias. Por ejemplo, si los uzbekos han sido culturalmente acondicionados para considerar Rusia como un país «normal», esto afecta sus instintos en cuanto al comportamiento ruso y sus expectativas para su propia sociedad. Por lo tanto, si las fuentes mediáticas rusas apoyan incondicionalmente las posiciones oficiales de su propio gobierno, tal planteamiento también parece ser más razonable y aceptable en un contexto uzbeko. En tercer lugar, la perspectiva de Rusia relativa al resto del mundo frecuentemente servirá como un punto de partida para comprender los acontecimientos internacionales, incluyendo las guerras y conflictos políticos. Sin embargo, esto hace más fácil que los líderes se alineen con la política exterior de Rusia.

Su Santidad Patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia (izq.) visita la Diócesis de Taskent de la Metropolia de Asia Central en Bukhara, Uzbekistán, 2 de octubre de 2017. Las actividades de proyección de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que firmemente apoya el gobierno actual de Rusia, proporcionan otra sede a través de la cual Rusia puede ejercer la influencia de poder blando. (Foto cortesía de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia)

Antes de comenzar un análisis del poder blando ruso, cabe presentar algunas observaciones con respecto a las audiencias en la antigua Unión Soviética y Asia Central en particular. En el número de marzo-abril de 2018 de la revista Military Review, Öncel Sencerman escribió sobre la diáspora rusa en todas partes del territorio de la antigua Unión Soviética2. En las últimas décadas del Imperio ruso y en la época de poder soviético entre 1922 y 1992, se alentaron a los ciudadanos rusos étnicos o de habla rusa de la Rusia europea a establecerse en las zonas fronterizas no rusas para promover el desarrollo económico y fortalecer la integración política del país. Cuando se disolvió la Unión Soviética, muchos rusos se encontraron aislados en nuevos países como una minoría étnica, lingüística, religiosa y cultural distinta. Especialmente para esta audiencia, el flujo de influencias culturales que emanan de Rusia proporciona una conexión importante con lo que puede ser considerado una tierra natal étnica. Rusia se ha interesado oficialmente en el bienestar de su diáspora, un hecho que sus vecinos no tienen el lujo de ignorar. El conflicto en curso en Ucrania es la prueba principal de esto.

En resumen, es lógico que Rusia sea sensible a las preocupaciones de rusos que viven en el «exterior próximo» y que ellos, a su vez, sean receptivos a las influencias culturales de Rusia. Sin embargo, esto no abarca completamente los roles jugados por el idioma ruso como un medio del poder blando ruso.

El papel desempeñado por el idioma y etnicidad rusos

Durante el período soviético, casi todos los no rusos estudiaron el ruso como un idioma secundario en la escuela. El efecto residual de esta política es que, hoy en día, se comprenden ampliamente el idioma ruso en las exrepúblicas soviéticas. Sin lugar a dudas, hay una gran distinción generacional en el nivel de fluidez. Por ejemplo, en Uzbekistán los jóvenes no rusos —principalmente uzbekos, tayikos, kirguices y kazajos— frecuentemente hablan el ruso con dificultades o no lo hablan en absoluto. Después de su independencia, el gobierno quitó el énfasis en el estudio del idioma ruso como parte de una campaña general para elevar el uso de uzbeko en la vida pública. Además, dada la influencia de la globalización y la apertura de la sociedad a mayor participación en la economía internacional, estudiar el inglés ha surgido como una opción atrayente para muchas personas. Sin embargo, la fluidez en el inglés sigue siendo relativamente raro.

En términos generales, el inglés podría ser más atrayente que el ruso para los jóvenes, pero todavía no es un medio de influencia significativo a través de las fuentes de noticias, películas, etcétera. En comparación, abundan los programas de televisión rusos y requieren solo una comprensión pasiva del idioma en lugar de fluidez al hablar. Según un estudio de 2004, 20 % de los uzbekos activamente usan el idioma ruso y 60 % profesan una competencia básica3. Aunque estas cifras con toda probabilidad han disminuido desde ese entonces, es mi experiencia que el ruso sigue siendo importante como un medio de noticias, entretenimiento y comercio en Taskent y otras ciudades uzbekas. También sigue siendo significativo por otra razón interesante. El ruso aun es el «idioma preferido» para la comunicación entre los grupos étnicos en muchos casos y en la conducción de relaciones entre las exrepúblicas soviéticas. Dado que el ruso una vez sirvió como la lengua franca en la Unión Soviética, según la académica Aneta Pavlenko, continúa sirviendo esta función hoy en día en la mayoría de Eurasia4.

El entonces primer ministro Vladimir Putin habla con el subdirector de Rusia-1 Kirill Kleimyonov (segundo de la der.) y el director Konstantin Ernst en un estudio de noticias en la emisora Ostankino en Moscú, 3 de febrero de 2011. Los prominentes canales de noticias e información rusos tales como el Rusia-1 y Rusia-24 transmiten la programación 24 horas al día en Uzbekistán. (Foto: Alexey Druzhinin, Gobierno de la Federación Rusa)

El rol del idioma ruso en la educación superior sigue significativo, aunque ha perdido terreno al uzbeko e inglés. La mayoría de profesores dominan el ruso y gran parte de los materiales de instrucción en una variedad de temas son accesibles en el ruso. Aún así, la división generacional está inevitablemente moviendo el país hacia la instrucción uzbeka. Los currículos se traducen cada vez más del ruso al uzbeko para uso en las presentaciones en los salones de clases; lo mismo también ocurre en la educación militar. La gran mayoría de la instrucción se lleva a cabo en uzbeko en la AFA de Uzbekistán y es menos probable que los oficiales más jóvenes sean competentes en el ruso en comparación con sus homólogos más antiguos.

Mientras tanto, hoy en día hay una universidad que ofrece clases en inglés en Taskent que toman en cuenta la demanda popular por estudiantes del lugar que buscan oportunidades en el comercio internacional. De manera igual, la escuela secundaria privada más prestigiosa en Taskent también opera en inglés y los centros del idioma inglés que ofrecen instrucción tutorial y de pequeños grupos aparecen en todas partes. En resumen, el inglés gana terreno con audiencias selectas pero no compite con el ruso como medio para llegar a las masas.

Por supuesto, el idioma ruso tiene la influencia más grande en los países donde la minoría rusa es significativa y comparte una frontera con Rusia. Ninguno de estos factores se aplica a Uzbekistán. En comparación, la población rusa en Kazajistán, ya en 1989, aun era 37,6 % de la población general y estaba concentrada principalmente en los grandes centros urbanos que impulsaron la economía y vida cultural. Aunque la población rusa disminuyó significativamente como un porcentaje del total ya para 2004, Kazajistán aun tuvo 477 periódicos en el idioma ruso. Mientras tanto, ya en 2006, un estimado 75 % de los kazajos étnicos dominaban el ruso y más del 60 % de la población general declaraba que usaba activamente el ruso en la vida cotidiana5. Lógicamente, el pronóstico a largo plazo para la influencia cultural rusa en Kazajistán es más prometedor que en Uzbekistán.

Sin duda alguna, las relaciones económicas frecuentemente reflejan tendencias demográficas. Rusia ha tenido una escasez de trabajadores por muchos años y ha atraído a migrantes de Asia Central para cubrir el déficit. Mientras tanto, más de la mitad de la población de Uzbekistán tiene menos de treinta años de edad y el número de buenos empleos disponibles no pueden satisfacer la demanda actual. Como consecuencia, muchos uzbekos van a Rusia o cruzan la frontera norteña con Kazajistán para encontrar trabajo. Según los datos del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas de 2010 a 2013 las remesas de dinero de ciudadanos uzbekos empleados en el exterior representaron del 10 a 12 % del producto interno bruto6. Con el transcurso del tiempo, parece que la economía de Uzbekistán se está fortaleciendo y su tasa de pobreza está disminuyendo. Por ahora, Rusia sirve como una fuente importante de empleos.

El impacto ruso sobre el flujo de información

Puesto que Rusia ejerce una considerable influencia cultural en Asia Central, vale la pena apreciar los mecanismos informacionales a través de los cuales opera. Para los propósitos del presente artículo, se destacan algunos planteamientos que merecen un análisis más profundo. El primero podría ser descrito como un planteamiento institucional, abarcando el teatro político—es decir, el uso de enunciados presidenciales, reuniones de líderes rusos con sus homólogos de Asia Central, declaraciones de cooperación, etcétera. Los esfuerzos para llegar a audiencias rusas por la Iglesia Ortodoxa Rusa, un pilar de apoyo para el gobierno actual, también desempeña un papel. El segundo elemento es el papel de Rusia como una fuente de noticias internacionales e información general. Los medios de comunicación rusos, la televisión en particular, llegan a todos los mercados principales de Asia Central. Los programas de noticias rusos generalmente reflejan una calidad de producción más alta que los programas internamente producidos, un factor que puede ayudar a atraer audiencias considerables. Además, los noticieros rusos normalmente cubren una gama más amplia de temas que traen a la luz las noticias no reportadas por otras fuentes mediáticas regionales. En tercer lugar, la programación de entretenimiento rusa, una vez el objeto de risas en Occidente, ha logrado grandes progresos desde la caída de la Unión Soviética. De nuevo, la superioridad relativa en comparación con la programación internamente producida en Asia Central inevitablemente atrae una audiencia significativa. Los canales de televisión más prominentes están bien financiados e, impulsados por ingresos de publicidad, se han dado cuenta de lo que entretiene y mantiene el interés de su audiencia.

Para considerar cada uno de estos elementos a su vez, el teatro político era una forma de arte en el período soviético y algunos patrones aun se aplican. Por mucho tiempo, las reuniones a nivel presidencial han sido una fuente principal para el reportaje en la televisión y periódicos. En la mente pública, la gran atención prestada a las acciones oficiales llevadas a cabo por los hombres de Estado de mayor antigüedad tiende a afirmar la seriedad de las decisiones gubernamentales y presentar los líderes como personas sabias, prudentes y respetadas en el exterior. Los enunciados de nivel presidencial o declaraciones oficiales sirven la misma intención y se transmiten diligentemente en su totalidad en forma impresa y en los medios de la prensa en línea. También siguiendo el patrón ruso, la mayoría de los medios noticieros no hacen mucha investigación para informar a sus televidentes sobre los temas subyacentes que podrían ser de interés para ellos.

Después de la muerte del primer y único presidente de Uzbekistán (en ese momento), Islam Karimov, en septiembre de 2016, llegaron expresiones de condolencia de líderes extranjeros de todas partes del mundo. Solo unos días después de la muerte de Karimov, el presidente ruso Vladimir Putin visitó el lugar de nacimiento de Karimov en Samarcanda para colocar flores en la tumba y ofrecer respetos a su viuda. Esta visita recibió gran cobertura en las fuentes noticieras de Rusia y Uzbekistán, y expresó enérgicamente un mensaje reconfortante de continuidad en las relaciones entre los dos países. En su declaración oficial, Putin aseveró, «Haremos todo lo posible para mantener este camino de desarrollo conjunto y apoyar al pueblo de Uzbekistán y la administración uzbeka. Pueden contar con nosotros como su amigo más fiable»7. El momento sirvió como la primera oportunidad de Putin para subrayar la importancia de la presencia rusa en la región así como el hecho de que no sería Rusia quien llamaría públicamente la atención a Uzbekistán por su sistema político opaco o las restricciones en la expresión de disidencia.

Una copia de la portada del DVD Dvizhenie Vverkh (Yendo vertical), una película hecha en Rusia en 2017 sobre la victoria sobre Estados Unidos para ganar la medalla de oro en el baloncesto masculino en la Olimpíada de 1972 en Múnich, Alemania. La película demuestra los esfuerzos de Rusia para competir con el dominio percibido de la influencia cultural de los medios de comunicación occidentales, produciendo productos de televisión y cine de alta calidad con amplio atractivo popular que promueven los puntos de vista sociopolíticos de Rusia. (Foto: autor)

Solo siete meses más tarde, en abril de 2017, el recientemente elegido presidente de Uzbekistán, Shavat Mirziyoyev, devolvió en favor con una visita a Moscú. En sus comentarios oficiales, Mirziyoyev hizo hincapié en la búsqueda de intereses comunes con Rusia en la cuestión regional más importante, declarando, «Uzbekistán completamente apoya los esfuerzos de Rusia para promover el proceso de reconciliación nacional en Afganistán y participará en la reunión ampliada sobre la situación en Afganistán el 14 de abril en Moscú»8. También observó el aumento en las importaciones de equipamiento militar ruso en Uzbekistán y otros esfuerzos de cooperación. En términos generales, esta declaración reflejó la sutil mejora de relaciones con Rusia y un planteamiento generalmente pragmático y conciliatorio de Mirziyoyev con respecto a todos sus vecinos en la región durante el primer año de su administración. El reportaje dominó las portadas de todos los periódicos en Uzbekistán como también lo hizo en el reportaje principal de las fuentes noticieras de televisión. En general, mientras las visitas de Estado ceremoniales podrían pasar casi inadvertidas en los medios de la prensa occidentales, reciben atención especial en la cobertura informativa en las exrepúblicas menos occidentalizadas de la Unión Soviética. Además, la cobertura de intercambios frecuentemente mundanos en las declaraciones oficiales tiende a ofuscar la amplia ausencia de noticias concretas en la prensa interna.

De nuevo, la programación noticiera de televisión de Rusia ayuda a llenar el vacío. El canal Rusia-24 ofrece programación noticiera a toda hora y está ampliamente disponible. El formato es prácticamente idéntico a las presentaciones noticieras occidentales, pero el contenido generalmente corresponde con las directivas de Putin al pie de la letra. Otros canales prominentes, tal como el Rusia-1, ofrecen la programación informativa periódica durante el día y programas de discusión que parecen una combinación híbrida entre una mesa redonda y un programa de juegos. Pocas veces los panelistas son altos funcionarios del gobierno o eruditos de mayor antigüedad, aunque la mayoría pueden afirmar alguna conexión con la política o el tema a mano. La discusión es libre y aparentemente abierta. Sin embargo, no necesariamente se centra o está estrechamente orientada a los hechos y pruebas. El programa es una inundación de opiniones, cuya diversidad misma imita el análisis de panel en los programas occidentales sin pretender lograr el mismo resultado. El motivo verdadero parece no ser aclarar los puntos conflictivos sino en su lugar alentar argumentos explosivos para confundir a los televidentes. Los mensajes patrióticos son evidentes, pero la suma total es dejar a las audiencias entretenidas pero no convencidas de casi nada.

La publicidad de películas hechas en EUA en 2017 en Taskent, Uzbekistán. Algunos observadores alegan que el dominio mundial actual de la industria de entretenimiento de EUA proporciona a Estados Unidos un tipo de poder blando que se usa para moldear la cultura popular de otros países tal como Uzbekistán a su favor económico. (Foto: autor)

Según un exproductor de telerrealidad ruso Peter Pomerantsev, esto podría ser el efecto deseado. En su libro Nothing is True and Everything is Possible, publicado en 2014, Pomerantsev describe la forma de arte de la ofuscación noticiera9. Se separa la información de sus fundamentos tradicionales para hacer casi imposible la distinción entre los hechos y la ficción para la gente corriente. Después del derribo del vuelo MH-17 de las Aerolíneas Malaysia en 2014 en Ucrania, los medios de comunicación rusos sobrecargaron la televisión y radio con una abrumadora variedad de teorías, todas culpando a Ucrania o Estados Unidos. La falta de consistencia o congruencia entre las explicaciones crearon un ruido de fondo que, para la audiencia interna de Rusia, silenciaron las acusaciones de Occidente que los aliados separatistas en Ucrania eran los culpables. Putin no creó esta cultura de incoherencia pero, sin lugar a dudas, ha aprendido a prosperar en este ambiente.

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… en la esfera de entretenimiento, Rusia ha aprendido a competir hasta cierto grado con el gigante del poder blando—Hollywood.

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Entretanto, en mi experiencia, Putin tiene una reputación sólida en Asia Central. Él no es adorado, sino generalmente es percibido como un líder razonable y responsable que vela por los intereses de Rusia y pocas veces crea olas políticas en la región. De especial interés son las entrevistas de Putin con el cineasta Oliver Stone, que se llevaron a cabo entre 2015 y 2017 y se estrenaron en la televisión en todas partes de la región. La versión en el idioma ruso apareció en las tiendas de Taskent poco después de que se transmitieran las entrevistas. El resultado fue que la imagen de Putin probablemente mejoró. Los televidentes, según lo que pude determinar, lo consideraron como alguien con el cual podrían mantener una conversación. Él pareció razonable y humilde pero también imponente y fuerte. No encontré a nadie que pudiera reconciliar la actuación con las aseveraciones en los medios de prensa occidentales que Putin era imprudente, agresivo o irrespetuoso de las normas internacionales. La mayoría de las personas que opinaron también observaron que el entrevistador era un norteamericano, un detalle que elevó la credibilidad del encuentro. Muy pocos se dieron cuenta de que Stone, en realidad, no es periodista o que las preguntas no fueron difíciles. Menos aún se dieron cuenta de la conexión entre Stone y algunas de sus películas controversiales con temas tal como el asesinato del presidente Kennedy.

El poder del entretenimiento

Convenientemente, se ha desvanecido la línea entre las noticias y la telerrealidad. Una instancia notable que presencié ocurrió en el otoño de 2016. Una telerrealidad denominada Komanda (El equipo) presentó un aliado de Putin, el presidente Ramzan Kadyrov de Chechenia, realizó una competencia entre dieciséis concursantes para ser su «asistente»10. Chechenia, por supuesto, era el escenario de dos guerras rusas cuya intención era impedir su secesión de la Federación Rusa. El Kadyrov actual subió al poder después del asesinato de su padre. Con una fama de administrar su Estado semiautónomo con mano de hierro, Kadyrov también tiene una reputación atemorizante por usar métodos extremos cuando lidia con sus oponentes, así como los métodos de la misma forma de su jefe. Durante este programa seriado, Kadyrov da la impresión de un tipo común y corriente, revelando un sentido del humor así como un nuevo conjunto de valores personales que reflejan su conversión reciente al Islam. Entremezclado con digresiones conversacionales sobre todo tipo de temas desde sus inicios combatiendo tropas rusas en las montañas hasta el papel de mujeres en el hogar, el programa presentó una secuencia de eventos extraños que incluyó ventas de helado, boxeo, coordinación de procedimientos quirúrgicos y la oferta de una «declaración de enfoque» para el futuro de Chechenia11. Si la intención fue humanizarlo, el objetivo probablemente fue un éxito.

Mientras tanto, en la esfera de entretenimiento, Rusia ha aprendido a competir hasta cierto grado con el gigante del poder blando—Hollywood. De hecho, a mediados de abril de 2018, durante una visita a Taskent, el subministro de comunicaciones y telecomunicaciones Alexei Volin propuso el desarrollo colaborativo de películas y programas y aún la posibilidad de un canal de televisión conjunto12. Por décadas, la capacidad incomparable de los estudios de cine norteamericanos de producir películas enormemente populares ha proporcionado una formidable plataforma para la transmisión asistemática de percepciones, opiniones y normas de comportamiento. Hoy en día, normalmente se estrenan las películas norteamericanas en Moscú o Taskent dentro de unas semanas después de su estreno en los teatros de EUA. Observe los letreros de los teatros en Taskent y predominan los títulos de películas norteamericanas. Tan penetrante es la presencia cinemática norteamericana en la mayoría de la antigua Unión Soviética que Rusia recientemente aumentó los precios en sus propios teatros para presentar películas norteamericanas. Nada de esto ha ocurrido en Uzbekistán, aunque las autoridades sí controlan el entretenimiento público para mantenerlo dentro de los límites de moralidad convencional. Por ejemplo, el gobierno recientemente anunció que una telenovela histórica popular producida en Turquía ya no dejaría de ser presentada en la televisión interna debido a su contenido inapropiado. Del mismo modo, recientemente aparecieron pautas que imponen algunas restricciones sobre trajes de grupos musicales13.

En realidad, en cuanto a la selección de películas para la presentación pública, Rusia ejerce una influencia considerable en lo que aparece en Uzbekistán y otros lugares. Un motivo principal es que la producción de versiones de idioma ruso de las películas norteamericanas ocurre en Rusia. Por lo tanto, Rusia, en efecto, selecciona cuales películas serán distribuidas en la región. Solo después de este paso el país anfitrión tiene un voto. Uzbekkino, la agencia de cine oficial del gobierno uzbeko, por sí sola puede determinar que cualquier película de origen extranjero es inadecuada para presentación interna14. Aún así, de vez en cuando los teatros individuales tienen flexibilidad para usar discreción. En una reciente instancia rara, el moderno Teatro Ilkhom en Taskent optó por presentar The Death of Stalin (La muerte de Stalin), una comedia negra producida en Gran Bretaña, en el 60o aniversario de la muerte del líder soviético. La película inicialmente fue programada para la presentación en Rusia pero, al final, fue prohibida por su trato irrespetuoso del tema15. Tal vez hace unos años, Uzbekistán hubiera seguido su ejemplo. Parece que este incidente refleja aun otro cambio sutil introducido por la nueva administración presidencial en Uzbekistán.

Desde el punto de vista ruso, una manera de desplazar el material producido por Occidente es crear más de su propio entretenimiento. Lo que es más interesante que el papel de los censores es la manera de que las industrias de televisión y cine rusas han elevado sus esfuerzos en los últimos años. Tal vez dándose cuenta del impacto cultural de una industria de cine robusta, el gobierno ruso ha alentado a las empresas de televisión y cine a hacer más proyectos ambiciosos. Un buen ejemplo sería la biografía seriada de Catalina la Grande, que fue presentada por el canal Rusia-1 en 2016 y 2017. La calidad de actuación y producción era relativamente alta y, tal vez, más concretamente, era el valor de entretenimiento. De hecho, esto marca una de las pocas veces cuando un programa producido por rusos es de tanta calidad que se vende una versión de la misma en inglés en Occidente. Este programa no es una hagiografía aburrida de un previo gobernante ruso. Más bien, es una historia compleja que, en gran parte, se adhiere a los hechos históricos, y acertadamente refleja la vida y personalidad polifacética de Catalina. En el programa, se dio trato serio a su difícil matrimonio con el excéntrico Pedro III, la lista de sus amoríos, su inmersión en la política y su aceptación del papel de emperatriz que hizo tanto para aumentar el tamaño y prestigio de Rusia.

Tal vez el programa fue significativo por otro respecto también. En Asia Central, una región que aún refleja un punto de vista machista de roles sociales, sería imposible que una serie de televisión sobre una gran mujer dirigente no llamara la atención. Desde una perspectiva rusa, el programa también corresponde con la agenda de Putin de despertar el amor por el país. La narrativa refuerza la percepción de que Rusia es asediada por adversarios extranjeros peligrosos y que, a veces, los grandes líderes tienen que tomar decisiones moralmente problemáticas por el bien del Estado. Un intelectual a su modo, Putin es fanático de la historia militar y respalda a la Sociedad de Historia Militar Rusa por sus esfuerzos para inspirar el patriotismo.

Otro gran éxito taquillero ruso, aún más reciente, Dvizhenie Vverkh (Yendo vertical), relacionada con la captura por Rusia de la medalla de oro inesperada y dramática en la competencia de baloncesto masculino durante la Olimpíada de 1972 en Múnich, Alemania. La mejor forma de describir esta película es verla en la imagen espejo de la película norteamericana Miracle (Milagro), que representa la victoria «milagro sobre hielo» de EUA en hockey masculino en la Olimpíada de 1980 en Lake Placid, Nueva York.

Los paralelos son evidentes, pero solo los televidentes con alguna recolección de la historia discernirán un poco de licencia creativa en la versión del baloncesto ruso. En 1980, el equipo de hockey masculino de EUA compitió en una era cuando se prohibió que los atletas profesionales participaran en la olimpíada. Esta regla específica favoreció a la Unión Soviética, cuyos jugadores no se consideraron profesionales a pesar del hecho de que, en cada sentido realista, fueron atletas profesionales a tiempo completo mientras estaban en el servicio militar activo o desempeñaban otras profesiones. El equipo soviético era una máquina de hockey y el triunfo norteamericano de energía y determinación era más próximo de un milagro deportivo16.

Por otra parte, si bien es verdad que el equipo de baloncesto masculino de EUA era el favorito para ganar la medalla de oro en 1972, no era una victoria garantizada, a pesar de que Estados Unidos jamás había perdido en la competición de baloncesto olímpico hasta ese punto. Como establecido por las reglas, Estados Unidos tuvo que presentar un equipo de estudiantes universitarios jóvenes pero talentosos que se entrenaran juntos por solo unos meses antes de la competición. A su vez, los jugadores soviéticos, subvencionados por el Estado, tenían mucha más experiencia, eran más maduros físicamente y habían jugado juntos por muchos años en la liga superior soviética. En pocas palabras, se anticipó un juego sumamente competitivo. Sin embargo, en la película rusa, que también ridiculizó un poco la burocracia soviética, su equipo, de alguna manera, es el equipo con la mayor probabilidad de perder contra un grupo de norteamericanos feos que recurrirá a cualquier medio para ganar. Al final, prevalecieron los soviéticos, apoyados por la confusión en la mesa del anotador y la intervención del jefe de la Fédération Internationale de Basketball Amateur, que invalidó los árbitros del juego y determinó agregar dos segundos más al reloj de juego en el último momento. Esto resultó en una segunda y tercera tentativa para tirar y ganar el juego. Una petición subsecuente de Estados Unidos fue negada 3-2 por un panel de cinco jueces, tres de los cuales eran de Estados comunistas. Dicho esto, el juego final fue extraordinario y corresponde al dominio de los finales atléticos sorprendentes17. En cualquier caso, el punto es claro para los rusos en el ambiente excesivamente patriótico actual. Además, sin lugar a dudas, la película entretendrá las audiencias de habla rusa en muchas partes de Eurasia.

Por otra parte, es un recordatorio que los deportes son un medio de influencia soviético y, hoy en día, ruso también. El éxito en el ámbito internacional elevó el orgullo interno y reflejó favorablemente en el orden interno. Al mismo tiempo, indicó al mundo externo que los rusos podían ser exitosos en esfuerzos competitivos. Una gran característica del éxito deportivo era que generaba mucha cobertura en los medios de comunicación18.

La publicación de libros es otro dominio donde Rusia tiene una influencia más grande de lo normal. No hay muchas librerías en Asia Central y las casas editoriales en el lugar son operaciones modestas con ediciones limitadas. Especialmente para la cobertura de asuntos contemporáneos, los lectores deben recurrir a las obras imprimidas en Rusia. Entre las obras recientemente disponibles en una librería en Taskent, dos ejemplos ilustran el punto. El primer libro, Rusia, Crimea, historia, retrata la reivindicación histórica de Rusia de la región y por qué se hizo justicia con su «regreso»19. El segundo tiene el título provocativo Mitos perversos sobre Rusia: ¿Qué es lo que ellos en Occidente dicen de nosotros? Esta obra es una excursión histórica rápida sobre las impresiones negativas de Rusia mantenidas en Occidente, incluyendo la alegación curiosa de que hoy en día Occidente quiere transformar a Rusia en una colonia20. (En mis exploraciones informales, descubrí un espectro ideológico más amplio de obras en Kazajistán, incluyendo algunos que criticaban el gobierno ruso). Los quioscos de prensa en Taskent también ofrecen un puñado de periódicos de habla rusa que simplemente son ediciones locales de las mismas publicadas en Moscú. En resumen, la perspectiva rusa del mundo es representada en casi todos los lugares del mercado de información.

Entonces, ¿por qué importa esto? Un punto emergente en el contexto de competición global por la influencia es que las declaraciones que apelan a las emociones, con frecuencia, son más eficaces que las que recurren a la argumentación basada en los hechos. Esto es especialmente verdad en un ambiente digitalmente mejorado donde los hechos parecen cada vez más sospechosos. Hoy en día, todo el planeta está conectado por una infraestructura virtual en la que las solicitudes de un grupo tal como el Estado Islámico pueden competir en condiciones de igualdad con fuentes que, desde una perspectiva racionalista occidental, son mucho más autoritativas y confiables. Dicho en otras palabras, los hechos solo importan a los que creen que son importantes o que pueden distinguir entre el reportaje creíble y la propaganda. En un reciente estudio publicado en Science, usando datos de Twitter del período de 2006 a 2017, se informó que las mentiras circulan mucho más rápidamente que la verdad21. En el futuro, la superioridad de informaciones tal vez pertenezca a aquellos que han estudiado cómo la transmisión de ideas opera a través del celaje de cerebros humanos digitalmente conectados.

Una delegación militar rusa encabezada por el teniente general Alexander Lapin, comandante del Distrito Militar Central ruso (sentado, tercero de la der.), se reúne con una delegación uzbeka dirigida por el general de división Pavel Ergashev, primer subministro de defensa y jefe de estado mayor del ejército de Uzbekistán (sentado, tercero de la izq.) para discutir la cooperación militar entre los dos países en Taskent, 16 de febrero de 2018. Las partes intercambiaron opiniones sobre una amplia gama de temas incluyendo las situaciones en Asia Central y el Medio Oriente, planes para compartir experiencias operacionales en el entrenamiento de combate y servicio cotidiano y un ejercicio de contraterrorismo que tuvo lugar en el área de adiestramiento de campaña en la región de Dzhizak de Uzbekistán. (Foto cortesía del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa)

En realidad, la propia experiencia de EUA con sus aparentes esfuerzos de desinformación ha ocasionado el establecimiento de un grupo interdisciplinario de eruditos para estudiar no solo las maneras de limitar el flujo de noticias falsas en nuestra «ecosistema de informaciones» sino también los aspectos de la psicología humana que nos hacen susceptible a ciertos tipos de atracciones. De este modo, hay dos puntos de enfoque, según Brendan Nyhan, un profesor de gobierno de la Universidad de Dartmouth. Uno es, «¿Cómo podemos crear una ecosistema de noticias y cultura que valoriza y promueve la verdad?»22. Hay otras preocupaciones sobre las maneras en las que las personas toman decisiones individuales para compartir informaciones en línea.

El autor Kurt Andersen, en un artículo titulado «How America Lost its Mind» [Cómo Estados Unidos perdió la mente], rastrea el ambiente de informaciones actual de Estados Unidos hasta la década de los 1960 y sugiere que las patologías paralelas surgieron tanto en la izquierda como en la derecha en la política norteamericana. Sostiene que a principios de los años 1960, la vida pública de EUA aún se basaba en «la gran idea de la Ilustración de libertad intelectual», atada al concepto de que podría formarse el consenso alrededor de un análisis deliberativo de las pruebas y respeto a los hechos23. Este recuerdo puede ser un poco idealizado, no obstante, hay un punto. Esto trae a la mente la aseveración de John Stuart Mill en el capítulo 2 de On Liberty [Sobre la libertad] que la investigación libre y abierta es la única y más cierta manera para determinar la verdad24. Aún el análisis directo y repudio de malas ideas puede beneficiar la comprensión completa de ideas mejores.

En algún momento, el diálogo norteamericano comenzó a perder de vista este principio. Por ejemplo, Andersen observa que el término «medios convencionales» en ese entonces no había adquirido su implicancia peyorativa relacionada con las opiniones de las élites antidemocráticas en el gobierno, ciencia y el mundo empresarial25. En el transcurso de la década, mientras Estados Unidos se movía hacia un tipo de individualismo excesivo en que toda persona podía vivir según su propia realidad, hubo la invención del complejo «fantástico-industrial», que glorificaba la subjetividad y descartaba la objetividad como una meta inalcanzable o simplemente irrelevante. Como Andersen lo describió, «Después de los 1960, la verdad era relativa, la crítica era igual a la victimización, la libertad individual llegaba a ser absoluta y se les permitía a todos creer o dudar lo que desearon»26.

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El antiguo planteamiento soviético con respecto al control de la población implicó protegerlo de la información externa. Hoy en día, los ciudadanos rusos tienen mucho más acceso a las fuentes de información extranjeras, aún educaciones extranjeras.

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En algunos aspectos, la consideración de hechos tal vez fuera más alta en Estados Unidos y la Unión Soviética hace 50 años. El antiguo planteamiento soviético con respecto al control de la población implicó protegerlo de la información externa. Hoy en día, los ciudadanos rusos tienen mucho más acceso a las fuentes de información extranjeras, aún educaciones extranjeras. Sin embargo, con la explosión de tabloides internos, la especulación en la televisión sin hechos y el parloteo absurdo en internet, los rusos son más cínicos de información en general. Como van las cosas ahora, la cultura de información de Estados Unidos tal vez se incline en la misma dirección. Especialmente inquietante es la tendencia creciente a desacreditar los motivos de aquellos que discrepan con nosotros. En la medida que nos hemos tornado más tribales en nuestros pensamientos, parecemos más inclinados a considerar adversarios filosóficos como enemigos, amenazantes y, de algún modo, moralmente inadecuados. Los intentos de buena fe para superar las diferencias con el diálogo inteligente pierden terreno a juegos de palabras retóricos y la difamación ad hominem.

Sin hacer una ecuación moral de la variedad de grupos extremistas que ocupan posiciones polares en el espectro político norteamericano o internacional, aun es posible reconocer una relación simbiótica, con cada grupo usando sus adversarios para estimular la ira y movilizar a sus seguidores a la acción. Timur Kuran, un profesor de estudios islámicos en la Universidad de Duke, explica que «las comunidades intolerantes compiten por miembros… Como hacen los departamentos de propaganda de los partidos políticos, promueven ideologías que concentran atención en reivindicaciones, interpretaciones históricas e instrumentos de política. También proporcionan el estatus social a sus miembros y tratan los que no son miembros con desdén. En último lugar, pretenden hablar en nombre de categorías enteras de personas»27.

Desde la era de Vietnam no ha habido un diálogo político en EUA que recuerde tan fácilmente la advertencia grave sobre el exceso retórico escrito por Tucídides en cuanto a la contienda civil hace más de dos mil años. Al describir la revolución en la Grecia antigua Tucídides escribió,

El significado normal de las palabras tuvo que cambiar y asumir lo que ahora se les asignó. La audacia imprudente llegó a considerarse la valentía de un defensor leal; la vacilación prudente, cobardía especiosa; se consideró la moderación una máscara de afeminamiento; la habilidad de considerar todas partes de un asunto la incapacidad de actuar en ninguna… El defensor de las medidas extremas siempre fue fiable; su oponente es sospechoso28.


Sin duda alguna, no hemos llegado a ese punto, pero los medios sociales han resultado ser especialmente atractivo para las bromas demagógicas y celo vigilante virtual.

Esto lleva la discusión de vuelta a Rusia. Usando los escritos del general ruso Valeri Guerásimov como un punto de partida, el analista de Rusia de mucho tiempo Timothy Thomas sostiene que, considerando sus medios limitados para ejercer la influencia, Rusia hace hincapié en los medios sociales e internet como medio para configurar o interrumpir los ecosistemas de información en varios lugares. Por ejemplo, explica que los sitios web tales como el «International Russian Conservative Forum» [Foro Conservador Internacional Ruso] intentan entremeterse en las discusiones políticas en el exterior con la intención de «amplificar» estas voces que podrían ser las más extremas y distorsionadoras29. Lynn Ellen Patyk, una profesora adjunta de la Universidad de Dartmouth, describió el fenómeno de esta manera: «La provocación—un acto con la intención de producir una reacción de su blanco que sirve los fines del agitador y es dañino a su oponente»30. En el pasado, la Unión Soviética normalmente intentó insinuar su influencia a través de la manipulación de las voces en el lado izquierdo del espectro político. Hoy en día, liberada del imperativo de impulsar una sola perspectiva ideológica, Rusia ha aprendido que puede librar una guerra de información en todo el espectro e inflamar las opiniones en múltiples lados al mismo tiempo.

No es de sorprender que los Estados que imponen limitaciones en el debate electoral o las actividades de internet, en realidad, podrían contar con un grado de aislamiento de este tipo de interferencia. Además, dado que siguen de cerca los sitios web y medios sociales, los servicios de seguridad robustos de los Estados de Asia Central probablemente identificarían algunos tipos de injerencia extranjera y limitarían sus actividades con rapidez.

La postura de seguridad de Uzbekistán en un contexto cultural

Aunque consistentemente amistoso con Rusia, por mucho tiempo Uzbekistán ha mantenido su vecino a cierta distancia, evitando alianzas militares vinculantes u otras relaciones que podría ceder algún aspecto de su soberanía. Esto no significa que no hay cooperación militar con Rusia. Al contrario, a fines de 2017, se informó que Uzbekistán decidió comprar 12 helicópteros de ataque rusos tipo Mi-35 durante una visita del Primer Ministro ruso Dimitri Medvedev. Además, en octubre de 2017, Rusia y Uzbekistán participaron en un ejercicio militar conjunto por primera vez desde 200531.

Un vistazo a las Fuerzas Armadas de Uzbekistán ofrece algunas perspectivas en el planteamiento nacional en cuanto a los asuntos de seguridad. Inevitablemente, el legado del ejército soviético ejerce una gran influencia. Después de la caída de la Unión Soviética, el ejército uzbeko no solo heredó equipamiento, filosofía de entrenamiento y doctrina sino también una perspectiva institucional que abarca los modos de pensamiento y educación. La cultura organizacional, tal como la falta de un cuerpo de suboficiales capaces y empoderados, refleja fuertemente lo que los uzbekos heredaron de los ejércitos rusos y soviéticos. En la educación, este legado se manifestó en la gran dependencia de discursos y memorización del contenido, el dominio del cual sería confirmado por exámenes—una fórmula anteriormente prevaleciente también en la educación norteamericana.

En enero de 2017, Mirziyoyev declaró en un discurso que la reforma militar en Uzbekistán adoptará también el sistema de educación militar. En la Academia de las Fuerzas Armadas, que se mudó recientemente a un recinto moderno en Taskent, la colaboración con educadores de Estados Unidos y algunos socios de la OTAN ha contribuido a la adopción de una variedad de métodos de instrucción y mayor énfasis en el rol de los seminarios como foros de discusión de fondo. El año académico de 2016-2017 marcó el primer año durante el cual un así llamado Asesor del Ministerio de Defensa, trabajando bajo la supervisión de la Agencia de Defensa y Cooperación de Seguridad, sirvió en una capacidad de asesoría residente en la Academia.

Una estatua de Amir Temur, Tamerlán el Grande, ocupa una plaza una vez adornada con una estatua de Karl Marx en Taskent, Uzbekistán, 24 de octubre de 2013. Uzbekistán relaciona su historia con el imperio de Tamerlán el Grande, quien gobernó de Samarcanda en el siglo XIV. (Foto: LoggaWiggler, Pixabay)

Trabajando a lo largo de líneas convergentes, una serie de educadores militares (incluyendo algunos de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército de EUA, o CGSC) ha visitado la Academia de las Fuerzas Armadas en los últimos años bajo el Programa de Mejoramiento de Educación de Defensa. En enfoque en los dos casos ha sido estimular el uso de lo que son conocidos como métodos de aprendizaje de adultos empleados por la CGSC y en otros lugares. El énfasis en el desarrollo de pensamiento crítico ha sido una característica singular de esta iniciativa. A su vez, el pensamiento crítico requiere considerar los problemas desde múltiples perspectivas y permitir la libertad de comprobar varios planteamientos. En otras palabras, significa un cambio de la transmisión de sabiduría recibida como se determina por figuras investidas de autoridades. De ninguna forma es esto un descenso en el relativismo. El rigor en el salón de clases exige que las opiniones sean bien informadas y que los estudiantes expresen convincentemente las razones de sus puntos de vista. Mientras tanto, varias visitas por delegaciones de la Academia de las Fuerzas Armadas a la CGSC en Fuerte Leavenworth, estado de Kansas, en los últimos cinco años motivaron a la AFA a construir salones de clases basados en un diseño similar. Tal es el prestigio de la marca de CGSC que la AFA, hoy en día, desea imitar muchas de las características que destacan una educación de la CGSC.

Inventando Uzbekistán

Sin lugar a dudas, la AFA está totalmente dispuesta a aceptar buenas ideas de Rusia o China también y continuará haciéndolo. Un modelo de precaución prudente, Uzbekistán normalmente ha empleado un planteamiento multilateral para las cuestiones militares, interactuando con todas partes sin ser indebidamente dependiente de una sola fuente. A fin de evitar complicaciones, Uzbekistán se ha abstenido de participación en operaciones, aún las de mantenimiento de paz, en el exterior. Esto ha funcionado satisfactoriamente como un elemento de la política exterior pero ha dejado un vacío en cuanto a la experiencia operacional. Por este motivo, la Academia de las Fuerza Armadas se interesa especialmente por el estudio de las experiencias militares extranjeras, que constituye uno de los principales temas de instrucción.

En términos generales, el punto de vista y el planteamiento de Uzbekistán está condicionado por su juventud como Estado independiente. Lo mismo ocurre en las otras exrepúblicas soviéticas. Sin embargo, sobre todo para los Estados de Asia Central, la independencia ha conllevado un alto grado de autoinvención. Algunas de las otras exrepúblicas, tales como las del Cáucaso o la región báltica, han tenido historias como Estados independientes a las cuales podían recurrir para un sentido de identidad nacional y un pasado utilizable. Aun Ucrania había comenzado a desarrollar una conciencia nacional antes de su revolución en 1917 y subsecuentemente experimentó una experiencia pasajera como Estado. La experiencia en Asia Central fue diferente. Los imperios y kanatos vinieron y se fueron pero no se basaron en un principio nacional o se identificaron estrechamente con una nacionalidad titular. El Islam sirvió como el concepto organizador principal. Consecuentemente, el proceso de clasificar personas en naciones comenzó bajo la Unión Soviética que, de alguna manera, proporcionó un período de incubación para los Estados nacionales emergentes en la era postsoviética.

Esto significa que sus experiencias como parte de la Unión Soviética son desproporcionadamente significativas como un viaje compartido y recordado hacia el presente. Sin embargo, para fomentar un sentido de identidad histórica más fuerte, estos Estados tienen que viajar a un pasado más profundo sin señales claramente identificadas. Por lo tanto, ha resultado necesario usar alguna licencia creativa para desarrollar las historias nacionales, o, como algunas personas dirían, mitos nacionales. Uzbekistán ha optado por asociar su historia con el imperio de Tamerlán el Grande, quien gobernó desde Samarcanda en el siglo XIV. Una estatua de Tamerlán ocupa una plaza prominente en el centro de Taskent una vez adornada por una estatua de Karl Marx. El nieto de Tamerlán, Ulugh Beg, también ha logrado su lugar entre los grandes habitantes locales. Tanto un gobernante como astrónomo consumado a principios del siglo XV, cuyo observatorio impresionante aun puede ser visitado en Samarcanda, Ulugh Beg recuerda a los ciudadanos de Uzbekistán de una rica tradición intelectual de la que pueden estar orgullosos.

Un punto que podemos sacar de todo esto es que Uzbekistán y otros Estados de Asia Central aprenden a interactuar con el mundo del mismo modo que estos países interactúan con sus propias historias. De manera substantiva, las influencias extranjeras han llegado a ser parte de la combinación de factores que configuran el desarrollo de estos Estados jóvenes. En el siglo XXI, Rusia ha descubierto cómo perseguir sus objetivos de política exterior a través de todos los medios de comunicación más rápidamente que cualquier otro Estado. Aún así, la geografía por sí sola garantizará que la influencia rusa continúe. Sin embargo, Uzbekistán y los otros Estados de Asia Central no son tan fácilmente influenciados. Después de 25 años de independencia, tienen un sentido más claro de su identidad e intereses e insistirán en la cooperación extranjera en términos iguales.


Notas

  1. Joseph S. Nye, Bound to Lead: The Changing Nature of American Power (Nueva York: Basic Books, 1990).
  2. Öncel Sencerman, «Russian Diaspora as a Means of Russian Foreign Policy», Military Review 98, nro. 2 (marzo-abril de 2018): págs. 40-49.
  3. Aneta Pavlenko, «Russian in Post-Soviet Countries», Russian Linguistics 32 (2008): pág. 73.
  4. Ibíd., pág. 76.
  5. Ibíd., págs. 72-75.
  6. «About Uzbekistan», United Nations Development Programme, consultado 16 de mayo de 2018, http://www.uz.undp.org/content/uzbekistan/en/home/countryinfo.html.
  7. «Putin Visits Karimov’s Grave, Meets Uzbek PM», RadioFreeEurope/RadioLiberty, 6 de septiembre de 2016, consultado 16 de mayo de 2018, https://www.rferl.org/a/uzbekistan-russia-putin-visits-karimov-grave/27969685.html.
  8. Catherine Putz, «Uzbek President Mirziyoyev Makes State Visit to Russia», The Diplomat, 7 de abril de 2017, consultado 16 de mayo de 2018, https://thediplomat.com/2017/04/uzbek-president-mirziyoyev-makes-state-visit-to-russia/.
  9. Peter Pomerantsev, Nothing Is True and Everything Is Possible: The Surreal Heart of the New Russia (Nueva York: PublicAffairs, 2014).
  10. «Chechen Leader Kadyrov Hosts ‘The Apprentice’-Style TV Show», Voice of America, 6 de octubre de 2016, consultado 16 de mayo de 2018, https://www.voanews.com/a/chechen-leader-kadyrov-hosts-the-apprentice-style-tv-show/3539353.html.
  11. Will Worley, «Chechnya Picks Leader Ramzan Kadyrov’s Aide with Apprentice-Style Reality Show, Only with More Boxing and Horse Riding», Independent, 26 de noviembre de 2016, consultado 16 de mayo de 2018, https://www.independent.co.uk/news/world/europe/chechnya-ramzan-kadyrov-aide-the-apprentice-style-reality-tv-show-a7440651.html.
  12. «Uzbekistan, Russia to Jointly Create TV Channel», Eurasianet, 17 de abril de 2018, consultado 16 de mayo de 2018, https://eurasianet.org/uzbekistan-russia-to-jointly-create-tv-channel.
  13. Ron Synowitz, «Ban On Turkish Soap Opera Reflects Uzbek President’s New Approach to Islam», RadioFreeEurope/RadioLiberty, 23 de febrero de 2018, consultado 16 de mayo de 2018, https://www.rferl.org/a/uzbekistan-islam-soap-opera-banned-new-approach/29058684.html.
  14. «Uzbekistan Filmgoers Get to See Death of Stalin. For Free», Eurasianet, 1 de marzo de 2018, consultado 16 de mayo 2018, https://eurasianet.org/uzbekistan-filmgoers-get-to-see-death-of-stalin-for-free.
  15. Ibíd.; Marc Bennetts, «Russia Pulls ‘Despicable’ Death of Stalin from Cinemas», The Guardian (sitio web), 23 de enero de 2018, consultado 16 de mayo de 2018, https://www.theguardian.com/world/2018/jan/23/russia-urged-to-delay-death-of-stalin-release-until-summer.
  16. Robert F. Baumann, «The Central Army Sports Club (TsSKA): Forging a Military Tradition in Soviet Ice Hockey», Journal of Sports History 15, nro. 2 (verano de 1988): págs. 151-66.
  17. Véase el relato de Frank Saraceno, «Classic USA vs. USSR Basketball Game», ESPN Classic, 6 de agosto de 2004, consultado 16 de mayo de 2018, http://www.espn.com/classic/s/Classic_1972_usa_ussr_gold_medal_hoop.html; véase también Kevin Witherspoon, «Fuzz Kids and Musclemen: The US/Soviet Basketball Rivalry 1965-1975», en Diplomatic Games: Sport, Statecraft, and International Relations Since 1945, editores Heather Dichter y Andrew Johns (Lexington, Kentucky: University Press of Kentucky, 2014), págs. 297–326.
  18. Véase John Soares, «Our Way of Life against Theirs’: Ice Hockey and the Cold War», en Diplomatic Games, págs. 251–96.
  19. Nikolai Starikov y Dmitri Beliaev, Rossiia. Krym. Istoriia [Rusia, Crimea, historia] (Moscú: Piter, 2016).
  20. Igor Prokopenko, Zlye mify o Rossii. Chto o nas govoriat na Zapade? [Mitos perversos sobre Rusia. ¿Qué es lo que ellos en Occidente dicen de nosotros?] (Moscú: Eksmo, 2016), pág. 185.
  21. Soroush Vosoughi, Deb Roy y Sinan Aral, «The Spread of False News Online», Science 359, nro. 6380 (9 de marzo de 2018): págs. 1146-51.
  22. Bill Platt, «Nyhan Joins Call for a New Field of Study to Fight Fake News», Dartmouth News, 21 de marzo de 2018, consultado 16 de mayo de 2018, https://news.dartmouth.edu/news/2018/03/nyhan-joins-call-new-field-study-fight-fake-news?utm_source=dhome&utm_medium=referral&utm_campaign=dhome_carousel1.
  23. Kurt Andersen, «How America Lost Its Mind», The Atlantic (sitio web), septiembre de 2017, consultado 25 de mayo de 2018, https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2017/09/how-america-lost-its-mind/534231/.
  24. John Stuart Mill, On Liberty (1859; reimpreso, Kitchener, Ontario, Canadá: Batoche Books, 2001), págs. 18–30. El libro sumamente influyente de Mill fue publicado por primera vez en 1859. Véase System of Logic: Ratiocinative and Inductive (Londres: Longman, 1884), págs. 631–32 para discusión adicional de Mill.
  25. Andersen, «How America Lost Its Mind».
  26. Ibíd.
  27. Timur Kuran, «Another Road to Serfdom: Cascading Intolerance», en Can it Happen Here? Authoritarianism in America, editor Cass Sunstein (Nueva York: Dey Street Books, 2018), pág. 238.
  28. The Landmark Thucydides: A Comprehensive Guide to the Peloponnesian War, editor Robert B. Strassler (Nueva York: Free Press, 1996), págs. 199–200.
  29. Timothy Thomas, Kremlin Kontrol: Russia’s Political-Military Reality (Fuerte Leavenworth, Kansas: Foreign Military Studies Office, 2017), pág. 58.
  30. Lynn Ellen Patyk, «The Real Reason Russia Blames Britain for the Skripal Poisonings», The Washington Post (sitio web), 2 de abril de 2018, consultado 16 de mayo de 2018, https://www.washingtonpost.com/news/made-by-history/wp/2018/04/02/the-real-reason-russia-blames-britain-for-the-skripal-poisonings.
  31. Joshua Kucera, «Uzbekistan Restoring Closer Military Ties with Russia», Eurasianet, 12 de diciembre de 2017, consultado 16 de mayo de 2018, https://eurasianet.org/uzbekistan-restoring-closer-military-ties-with-russia.

El Dr. Robert F. Baumann es el director del programa de títulos posgrados y profesor de historia en la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército de EUA en el Fuerte Leavenworth, estado de Kansas. Cuenta a su haber con una licenciatura en el idioma ruso de Dartmouth College, una maestría en Estudios Rusos y de Europa del Este de la Universidad de Yale y un doctorado en Historia de la Universidad de Yale. Es autor de numerosos libros, capítulos de libro y artículos académicos y es el autor y productor de una película documental sobre la misión de mantenimiento de la paz multinacional y de EUA en Bosnia.

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Tercer Trimestre 2019