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Tercer Trimestre 2024

Frágil y brutal

Un pronóstico sobre relaciones cívico-militares para el 2024 que podría evitarse

Coronel Todd Schmidt, PhD, Ejército de EUA

 

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Soldados de la Guardia Nacional del Ejército de Virginia asignados a la Tropa Bravo, 2

La confianza del pueblo estadounidense en las fuerzas armadas, que históricamente ha sido alta, ha ido disminuyendo de forma progresiva durante las últimas décadas, tendiendo hacia los mínimos históricos de la década de 1970 y principios de la década de 19801. Para ayudar a explicar la dinámica de esta tendencia, en su libro de 2023, Thanks for Your Service, el Dr. Peter Feaver llega a la conclusión central de que las cifras históricamente altas de aprobación de las fuerzas armadas son frágiles.

El nivel de opinión pública respecto a las fuerzas armadas se ha enaltecido gracias a la influencia de un partidismo político irresponsable y un endeble sesgo de deseabilidad social, lo que significa que la aprobación de las fuerzas armadas en la actualidad representa una actitud socialmente aceptable. La advertencia de Feaver a las fuerzas armadas tiene dos aspectos. En primer lugar, los altos mandos deben comprender que la confianza depositada en las fuerzas armadas es tenue y superficial. En segundo lugar, para que las fuerzas armadas sigan disfrutando de la confianza del pueblo estadounidense, éstas deberán ganársela a la «vieja usanza», demostrando competencia y una inquebrantable y elevada ética profesional2.

Al mismo tiempo, las campañas políticas, especialmente a nivel nacional, parecen haberse vuelto más brutales. Los acontecimientos en torno a las elecciones presidenciales de 2020, los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos y la agitación a escala nacional experimentada durante la pandemia de COVID crearon en la mente de un número cada vez mayor de estadounidenses la justificación de la violencia contra el gobierno. Según informó National Public Radio, uno de cada cuatro estadounidenses cree que la violencia contra el gobierno es justificable a veces, mientras que uno de cada diez estadounidenses cree que la violencia es justificable «en este momento»3.

La temporada de elecciones presidenciales de 2024 ya comenzó. Aunque las fuerzas armadas aspiran a ser apolíticas y no partidistas como institución, a menudo las personas actúan de forma contraria a esta aspiración. Posiblemente en correlación con estas contravenciones, durante los últimos años, la opinión pública respecto a las fuerzas armadas ha disminuido significativamente por debajo de los máximos históricos, a la vez que la capacidad de reclutamiento de las fuerzas armadas se ha vuelto cada vez más desafiante4. Durante la temporada de campaña electoral presidencial de 2024 se podría, en el mejor de los casos, ver una línea recta donde no se reflejen cambios significativos en la aprobación pública de las fuerzas armadas. Sin embargo, en el peor de los casos, los miembros del servicio militar activo y, en particular, los retirados podrían sucumbir a la emoción política, involucrándose activamente en comportamientos polarizadores y partidistas.

Es importante que todos los miembros del servicio militar, activos y retirados, comprendan las dinámicas que afectan las relaciones entre civiles y militares. Como mínimo, las fuerzas armadas deberían adoptar un enfoque de «no hacer daño». En otras palabras, la institución militar y cada uno de sus miembros deben hacer realidad sus aspiraciones de ser apolíticos y no partidistas. No se trata de una tarea fácil. Como máximo, los líderes prudentes pueden tratar la politización de las fuerzas armadas en la próxima temporada de campaña como una amenaza viral y adoptar un enfoque proactivo, implementando políticas actualizadas, reglamentos y medidas tempranas para ayudar a prevenir o disminuir los impactos de la próxima temporada política.

Este ensayo de opinión ofrece una posible, aunque evitable, previsión de lo que podría deparar la temporada política de 2024 en el contexto de las relaciones cívico-militares y las elecciones presidenciales estadounidenses. Si el pasado es prólogo (pista: lo es), las fuerzas armadas estadounidenses pueden estar en camino hacia una temporada de huracanes políticos a medida que Estados Unidos se adentra en el intenso periodo de campaña de las elecciones presidenciales de 2024. No obstante, los líderes a todos los niveles podrían tener en cuenta y tomar ciertas medidas para evitar los estragos de esta tormenta política.

Consideraciones

En primer lugar, exhorto a los altos mandos interesados o preocupados por las relaciones cívico-militares a que lean el libro Dangerous Instrument del Dr. Michael Robinson5. En su libro, el autor explica cómo se origina la politización de las fuerzas armadas, muchas veces de forma involuntaria. Utilizando un «modelo de paralaje», Robinson describe cómo los actores políticos partidistas, los observadores y las fuerzas armadas interactúan de maneras que pueden afectar al prisma o la perspectiva con que se mira a las fuerzas armadas, haciendo que la institución parezca partidista o políticamente controlada cuando no es el caso.

Por ejemplo, los partidos políticos pueden verse tironeados hacia la izquierda o la derecha por los extremos de cualquiera de ellos. Del mismo modo, los civiles pueden verse atraídos hacia la izquierda o la derecha del espectro político. El resultado de este tipo de tendencias cambia la perspectiva política. Una perspectiva puede considerar las fuerzas armadas como más conservadoras y de tendencia derechista. Por el contrario, en otra perspectiva las fuerzas armadas pueden ser vistas como más inclinadas a la izquierda y de tendencia woke (consciente)6.

La perspectiva de la politización militar, el partidismo o la influencia política dependerá de cuán a la izquierda o a la derecha del centro se encuentre cada votante. En el peor de los casos, las fuerzas armadas pueden ser la variable de cambio. Esto ocurre cuando los miembros del servicio militar retirados y en servicio activo manifiestan de forma activa y deliberada un comportamiento partidista que es contrario a los valores y normas militares de Estados Unidos7.

En segundo lugar, lamentablemente, los retirados del servicio militar seguirán apoyando de buena gana a candidatos políticos partidistas, como lo han hecho durante las últimas seis campañas presidenciales. En raras ocasiones, pueden aceptar subir al escenario en convenciones políticas o, peor aún, participar en comportamientos partidistas escandalosos. Y, aunque el apoyo político de los militares retirados «no representa un impulso estadísticamente significativo en el apoyo general a los candidatos», el impacto más significativo es el continuo deterioro de la confianza en las fuerzas armadas y la creciente percepción de que las fuerzas armadas son una institución políticamente partidista8. A pesar del daño que este tipo de acciones realizadas por un número cada vez mayor de militares retirados pueden causar a la opinión pública y a la confianza en las fuerzas armadas, los dos principales partidos políticos seguirán buscando, solicitando y sobrescribiendo implacablemente los nombres de todos los oficiales superiores militares retirados que puedan reunir para que apoyen a su candidato presidencial. Además, los candidatos políticos aprovecharán todas las oportunidades que se les presenten para ser vistos acompañados de militares en uniforme, esforzándose por demostrar que gozan del favor de las fuerzas armadas y disfrutando del aprecio que la opinión pública tiene por las fuerzas armadas, aun cuando sus acciones las debiliten.

El Sgto. Hubert D. Delany

En tercer lugar, los desaciertos, los errores y las decisiones tomadas por algunos de los principales candidatos en materia de seguridad nacional serán puestos en evidencia y reexaminados. Será inevitable culpar a los líderes civiles. Los líderes militares en servicio activo se mantendrán prudente y pragmáticamente en silencio durante estas «descargas» políticas. Quizá los miembros de las fuerzas armadas permitan que la culpa y la responsabilidad de los traspiés militares, que deberían ser compartidas con sus homólogos civiles, recaigan sobre los líderes electos. Nadie se acordará de esto después de las elecciones, pero los periodistas observadores y nuestros mejores y más brillantes académicos en relaciones cívico-militares lo tendrán (y lo han tenido) en cuenta9.

Por ejemplo, la Dra. Risa Brooks sugiere que la falta de efectividad de las fuerzas armadas estadounidenses en Afganistán estuvo ligada a deficiencias y defectos institucionales graves, no resueltos y continuos. Brooks detalla las prioridades contradictorias y la utilización de recursos militares en tareas de adiestramiento en vez de en la lucha contra la insurgencia (decisiones que corresponden a los comandantes militares superiores) como una de las posibles causas del fracaso estratégico. Brooks también identifica como un defecto irónico el hecho de que las fuerzas armadas estadounidenses no tengan en cuenta la interacción entre la política y las actividades militares, tanto en Afganistán como en Estados Unidos, teniendo en cuenta el énfasis histórico que han puesto en las enseñanzas de Carl von Clausewitz. Por último, Brooks sugiere que las fuerzas armadas no supieron integrar su enfoque en las acciones tácticas y operativas con los objetivos estratégicos. «Estas fallas en la efectividad militar no pueden achacarse simplemente... a los errores de los políticos», advierte Brooks10. Dejar estas cuestiones sin reconocer, estudiar y resolver sólo puede garantizar que resurjan en futuros conflictos.

En cuarto lugar, una creciente proporción de miembros del servicio militar, que se identifica cada vez más como una «casta guerrera», seguirá recurriendo a las redes sociales para autoidentificarse políticamente con el partido de su elección, aunque no está claro si saben y comprenden lo que realmente significan el conservadurismo o el liberalismo políticos11. Esta casta guerrera es relativamente nueva y se dejará llevar por sus emociones y creencias políticas, y pensará que, como se les ha colocado en un pedestal superficial de la sociedad como «santos laicos», tienen derecho a expresar sus opiniones políticas, independientemente de las claras limitaciones que impone un código uniforme de justicia militar12. Aunque a menudo se considere que las fuerzas armadas estadounidenses están cada vez más aisladas de la sociedad a la que sirven, es posible que ahora estén empezando a reflejar (para bien o para mal) los valores de esa misma sociedad.

Medidas mitigantes

Entonces, ¿qué se debe hacer? Un plan de estudios que trate el tema de las relaciones cívico-militares en la educación militar profesional (PME, por sus siglas en inglés) debería ser obligatorio (no optativo) durante toda la carrera de un líder. No debe tratarse brevemente en los niveles superiores de la PME. En su «Guide to Instilling the Non-Partisan Ethic», la Dra. Heidi Urben, de la Universidad de Georgetown, sugiere que mejorar la PME para inculcar mejor los principios fundamentales de las relaciones cívico-militares es sumamente importante y necesario, pero no es suficiente. Intentar superar los retos actuales mediante simples cambios en la PME «refuerza la falacia de que la PME puede y debe resolver… las deficiencias profesionales»13.

Según la opinión experta de Urben, el Departamento de Defensa necesita revisar urgentemente las normas y reglamentos relacionados con las actividades políticas. La Directiva 1344.10 del Departamento de Defensa debe revisarse y actualizarse con mayor frecuencia para proporcionar mayor claridad y contexto en lo que respecta al «por qué» de las normas relativas a la participación de los miembros del servicio militar en actividades políticas14. En segundo lugar, también debe revisarse y actualizarse el artículo 88 del Código Uniforme de Justicia Militar. Debería referirse a todos los grados del servicio militar (no sólo a oficiales), y definir claramente su aplicación a todas las categorías de miembros del servicio retirados «sujetos a sus disposiciones»15.

La política estadounidense es brutal y el apoyo de los estadounidenses a las fuerzas armadas es frágil. Si las fuerzas armadas quieren gozar de la gran estima, la confianza y el honor que la opinión pública estadounidense les sigue profesando, los miembros del servicio militar deben ganárselos día a día. Los altos mandos, especialmente los militares retirados con más influencia deben reforzar el rol apolítico y no partidista de la institución militar y de los uniformados. Ser cómplice de la continua merma de la confianza que los estadounidenses han depositado en las fuerzas armadas por participar activamente en conductas políticamente partidistas es un asunto del que debe ocuparse la institución militar, los servicios y los líderes. Los infractores deben sufrir consecuencias reales. De lo contrario, nuestra capacidad para librar y ganar futuras guerras se verá drásticamente afectada.


Notas

 

  1. Mohamed Younis, «Confidence in U.S. Military Lowest in Over Two Decades», Gallup, 31 de julio de 2023, https://news.gallup.com/poll/509189/confidence-military-lowest-two-decades.aspx.
  2. Peter D. Feaver, Thanks for Your Service: The Causes and Consequences of Public Confidence in the US Military (New York: Oxford University Press, 2023), 1.
  3. Matthew S. Schwartz, «1 in 4 Americans Say Violence against the Government Is Sometimes OK», NPR, 31 de enero de 2022, https://www.npr.org/2022/01/31/1076873172/one-in-four-americans-say-violence-against-the-government-is-sometimes-okay.
  4. «Perceived Politicization Drives Declining Confidence in the U.S. Military, but Americans Continue to Support U.S. Leadership Abroad, Reveals 2022 Reagan National Defense Survey», Ronald Reagan Presidential Foundation and Institute, accedido el 7 de noviembre de 2023, https://www.reaganfoundation.org/reagan-institute/about/press-releases/perceived-politicization-drives-declining-confidence-in-the-us-military-but-americans-continue-to-support-us-leadership-abroad-reveals-2022-reagan-national-defense-survey/.
  5. Michael A. Robinson, Dangerous Instrument: Political Polarization and U.S. Civil-Military Relations (New York: Oxford University Press, 2022).
  6. Thomas Spoehr, «The Rise of Wokeness in the Military», The Heritage Foundation, 30 de septiembre de 2022, https://www.heritage.org/defense/commentary/the-rise-wokeness-the-military.
  7. Robinson, Dangerous Instrument.
  8. James Golby, Kyle Dropp y Peter Feaver, Military Campaigns: Veterans’ Endorsements and Presidential Elections (Washington, DC: Center for a New American Security, 15 de octubre de 2012), 5, https://s3.us-east-1.amazonaws.com/files.cnas.org/hero/documents/CNAS_MilitaryCampaigns_GolbyDroppFeaver.pdf.
  9. Risa Brooks, «The Best They Could Do? Assessing U.S. Military Effectiveness in the Afghanistan War», Armed Forces & Society 49, nro. 8 (octubre de 2023): 913–22, https://doi.org/10.1177/0095327X221116876; Laura Santhanam, «Here’s Who Americans Blame for U.S. Failures in Afghanistan» PBS NewsHour, 2 de septiembre de 2021, https://www.pbs.org/newshour/politics/most-americans-think-u-s-failed-in-afghanistan.
  10. Brooks, «The Best They Could Do?».
  11. Heidi A. Urben, Party, Politics, and the Post-9/11 Army (Amherst, NY: Cambria Press, noviembre de 2021); Todd Schmidt, Silent Coup of the Guardians: The Influence of US Military Elites on National Security (Lawrence: University Press of Kansas, noviembre de 2022).
  12. Susan Bryan, Brett Swaney y Heidi Urben, «From Citizen Soldier to Secular Saint: The Societal Implications of Military Exceptionalism», Texas National Security Review 4, nro. 2 (primavera de 2021): 12, https://tnsr.org/2021/02/from-citizen-soldier-to-secular-saint-the-societal-implications-of-military-exceptionalism/.
  13. Urben, Party, Politics, and the Post-9/11 Army, 190–217.
  14. Department of Defense Directive 1344.10, Political Activities by Members of the Armed Forces (Washington, DC: Department of Defense, 19 de febrero de 2008), https://www.esd.whs.mil/Portals/54/Documents/DD/issuances/dodd/134410p.pdf; Cheryl Rodewig, «Social Media Misuse Punishable under UCMJ», Army.mil, 10 de febrero de 2012, https://www.army.mil/article/73367/social_media_misuse_punishable_under_ucmj.
  15. Urben, Party, Politics, and the Post-9/11 Army, 190–217; «Article 88. Contempt toward Officials», Uniform Code of Military Justice, accedido el 14 de noviembre de 2023, https://ucmj.us/888-article-88-contempt-toward-officials/; Todd South, «Can the Pentagon Prosecute Military Retirees under the UCMJ? Maybe—It Depends», Military Times (sitio web), 14 de enero de 2021, https://www.militarytimes.com/news/your-military/2021/01/14/can-the-pentagon-prosecute-military-retirees-under-the-ucmj-maybe-it-depends/.
 

El coronel Todd Schmidt, PhD, del Ejército de EUA, es director de Army University Press en Fort Leavenworth, Kansas; consultor no presencial del Simon Center for the Professional Military Ethic de la Academia Militar de EUA; y experto en liderazgo de la AUSA. Es autor del libro Silent Coup of the Guardians: The Influence of U.S. Military Elites on National Security.

 

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