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Utilizando los historiadores en la fuerza operacional

Capitán Michael Loveland, Componente de Reserva del Ejército de EUA

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El teniente coronel John Boyd (izq.), la capitana Lora Neal y dos historiadores visitaron a tropas de la 42a División en el norte de Iraq en 2005 para documentar la guerra. (Foto: Kevin Dougherty /©2015 Stars and Stripes, derechos reservados)

Hoy en día, el Ejército de EUA tiene una red descentralizada de historiadores que constituyen varios elementos del Programa de Historia del Ejército. Los historiadores del Ejército se destacan por interpretar, diseminar y enseñar la historia militar. Sin embargo, el Ejército no ha integrado eficazmente los historiadores en la fuerza operacional. La mayoría de los comandantes y sus estados mayores todavía no comprenden el papel operacional de los historiadores. Las destrezas y conocimientos de los historiadores pueden aumentar las capacidades de la fuerza operacional. Los comandantes deben comenzar a aprovechar sus experiencias como parte de las operaciones cotidianas.

El estatus actual

Los historiadores en la fuerza operacional son categorizados en tres roles funcionales: oficiales de historia de la unidad (UHO), integrantes de destacamentos de historia militar (MHD) e historiadores de comando. Los UHO son oficiales o suboficiales a nivel de brigada y batallón que llevan a cabo tareas de un historiador de comando, aunque con un alcance limitado (véase la figura 1)1. Los UHO suelen ser pasados por alto, pero son el fundamento sobre el cual se desarrolla el programa de historia de campaña del Ejército. Los historiadores de comando dependen mucho de los UHO a nivel de brigada y batallón para cumplir con sus responsabilidades doctrinarias. Los UHO bien capacitados proporcionan grandes beneficios a sus comandantes y también pueden ampliar el alcance e influencia de tanto los MHD como los historiadores de comando.

Figura 1. Historiadores de comando, destacamentos de historia militar y oficiales de historia de la unidad interactúan de manera compleja y recíproca. (Figura del autor)

Aunque son designados como historiadores militares, los oficiales asignados a los MHD son mejor definidos como medios de recolección de datos. Tienen la tarea de conservar la historia del Ejército recopilando documentos operacionales, historias orales, fotografías y artefactos históricos. Sus esfuerzos de recolección forman la base de las historias oficiales, archivos y recopilación de artefactos del Ejército. Los MHD están dispersos en los tres componentes, con la gran mayoría en el Componente de Reserva del Ejército y el resto en la Guardia Nacional, salvo los dos MHD asignados al componente activo. El despliegue de los MHD entre los distintos componentes, junto con una insuficiencia de recursos, uso inadecuado y una falta general de comprensión sobre cómo se utilizan los MHD han limitado su empleo exitoso.

Según la doctrina, los historiadores de comando se encuentran en todos los estados mayores a nivel de división y superiores. En los últimos diecisiete años, en una iniciativa para formar estados mayores más robustos para trabajar en los complejos ambientes de contrainsurgencia, las unidades operacionales del Ejército han eliminado posiciones de historiadores a favor de capacidades más tradicionales. Esto se debe al hecho de que los historiadores de comando generalmente no eran considerados como elementos que proporcionaban relevancia operacional a sus comandantes2. Este triste hecho ha llevado que los historiadores del Ejército sean separados, en gran parte, de la fuerza operacional y asignados a comandos liderados por generales de tres o cuatro estrellas y centros especiales como el Centro de Historia Militar del Ejército de EUA, la Academia Militar de EUA, la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército y la Escuela de Guerra del Ejército.

Siete de las catorce posiciones de historiadores a nivel de división y cuerpo de ejército en el componente activo están ocupadas. Ha habido avances para aliviar esta situación mediante la contratación de historiadores a plazos limitados en los cuarteles de los tres cuerpos de ejército. Como se muestra en la figura 2, solo una de las once divisiones del Ejército cuenta con un historiador civil permanente asignado hasta la fecha3. Varias otras divisiones han designado a oficiales históricos de la unidad como asignaciones de responsabilidad adicional.

Figura 2. El número actual de historiadores del Ejército en la fuerza operacional. (Figura del autor)

Con esta falta de capacidad, los historiadores del Ejército se han concentrado en las funciones principales —conservar, interpretar, diseminar y enseñar la historia— en detrimento de sus roles como integrantes contribuyentes de estados mayores operacionales. Las tareas típicas llevadas a cabo por los historiadores en unidades operacionales incluyen análisis de campos de batalla (staff rides), sesiones de formación profesional de líderes y redacción de informes de la historia del comando.

Lo que normalmente no se observa es un historiador que aplique la historia y sus destrezas profesionales como miembro integrado de un estado mayor para mejorar la eficacia operacional de una unidad. Esto no solo se limita al Ejército; en el campo de la historia, por lo general, hay una tendencia a apartarse de la aplicación práctica de conocimientos a favor de un enfoque en la producción de trabajos académicos4. La práctica actual del Ejército de no integrar los historiadores en los procesos operacionales es perjudicial para la institución. Esta es una situación que tiene que cambiar. Los historiadores tienen habilidades y conocimientos únicos que pueden incrementar la capacidad del Ejército de luchar y ganar las guerras de nuestra nación.

¿Por qué los historiadores?

Para evaluar mejor las capacidades únicas de los historiadores, se necesita un análisis preliminar de sus cualificaciones. El Reglamento de Ejército (Army Regulation – AR) 870-5, Military History: Responsibilities, Policies, and Procedures, define un historiador como «una persona, ya sea militar o civil, que ha recibido adiestramiento académico especializado y ocupa una posición de historia militar»5. El adiestramiento académico especializado es clave para un historiador. Para ser reconocido en el Ejército como historiador, se deben tener 18 horas de crédito en Historia o un campo relacionado. Los historiadores contratados por el Ejército tienen títulos avanzados en Historia o carreras relacionadas.

En una encuesta de 2017 de recién egresados con una licenciatura en Historia, se descubrió que las aptitudes académicas que más usan son la investigación, redacción, pensamiento crítico, análisis, comunicación y la capacidad de considerar las interacciones contextuales complejas desde distintos puntos de vista6. Si bien el Ejército ofrece entrenamiento para desarrollar estas habilidades a través del sistema de educación militar profesional, un programa de posgrado de Historia proporciona conocimientos avanzados que también permiten perfeccionar estas habilidades.

Sin embargo, el atributo clave de los historiadores es su estatus como expertos en temas relevantes para el comandante. Ya sea si es la historia de operaciones de inteligencia, capacidades militares de China, tácticas de contrainsurgencia en los conflictos contemporáneos o innumerables otros temas posibles, la formación avanzada en campos históricos específicos combinada con los requerimientos de investigación en los programas de posgrado dotan a los historiadores del Ejército con un nivel de conocimientos superiores a los conocimientos superficiales que normalmente se ven en un estado mayor del Ejército. Esta base de conocimientos es sumamente necesaria en la fuerza operacional, dado que los oficiales de estado mayor del Ejército por lo general ocupan una asignación operacional de doce a veinticuatro meses que no les permite el tiempo suficiente para convertirse en expertos en un área específica relevante a la misión. En un informe publicado en 2017 por el Centro Bipartidario de Política se identificó que es necesario reformar el sistema de personal mediante la incorporación de conocimientos culturales para cumplir con las misiones futuras de las Fuerzas Armadas en un mundo cada vez más complejo7.

En la Guerra Global contra el Terrorismo (Global War on Terrorism – GWOT), la falta de conocimientos de los soldados de EUA sobre las estructuras religiosas, políticas y sociales locales dificultó las operaciones de EUA, especialmente en los primeros años8. En un estudio realizado por Christopher Tebo en el que soldados fueron encuestados sobre los temas y la eficacia del entrenamiento antes de la misión se descubrió que solo el 6.3 por ciento recibió instrucción sobre la historia de la nación en donde se desplegarían9. No se puede esperar que los soldados y los líderes pudieran lidiar eficazmente con los ambientes operacionales complejos en Afganistán e Iraq con una comprensión tan inadecuada de sus áreas de operaciones. En muchos casos, la falta de comprensión resultó en insurgentes con los que los soldados de EUA tenían que luchar diariamente10. Esta carencia de comprensión histórica y cultural en el nivel táctico tuvo consecuencias estratégicas que prolongaron los conflictos en Iraq y Afganistán, los cuales frecuentemente han sido descritos como guerras ganadas o perdidas mediante las decisiones de nuestros líderes más jóvenes.

La falta de comprensión va más allá del nivel táctico y se puede encontrar en los escalones más altos del Ejército. En un estudio elaborado por la Corporación RAND de 2005 sobre la planificación del futuro de Iraq después de la guerra se declara que «las guerras no acaban cuando cesan los conflictos a gran escala». El general Tommy Franks, responsable de la invasión, carecía de un «punto de vista holístico» informado por ejemplos históricos anteriores en Afganistán, Kosovo y Bosnia11. Los historiadores podrían haber sido capaces de proporcionar dicho contexto.

¿Qué sucedería si las unidades del Ejército tuvieran historiadores como medios orgánicos e integrantes del estado mayor? En pocas palabras, la unidad tendría una persona experta en la historia, la sociedad y la cultura de la prospectiva área de operaciones; capaz de comprender la variedad de asuntos étnicos, políticos, económicos, religiosos y sectarios que dictarían las condiciones de la venidera operación; y que también entendería las tácticas, equipamiento y filosofía de la guerra. Estos conocimientos profundos, además de un entrenamiento avanzado en análisis y síntesis, serían de gran valor para los comandantes y sus estados mayores en el entrenamiento, la planificación y las operaciones en curso.

Combinar las habilidades de los historiadores con conocimientos especializados crea profesionales expertos en la causalidad. La capacidad de los historiadores para analizar precedentes históricos en los que son expertos y extraer lecciones de problemas complejos para determinar las causas los convierten en elementos valiosos para la fuerza operacional12. Una unidad del Ejército dotada con un historiador con conocimientos relevantes del área operacional podría proporcionar perspectivas de gran valor al comandante y su estado mayor. Los historiadores pudieron haber mitigado muchos de los problemas que enfrentaron nuestros soldados y líderes en la GWOT y que continuarán enfrentando en las operaciones futuras.

La 25a División de Infantería, una de las pocas unidades operacionales que aún retiene un historiador, proporciona un estudio de caso útil. La unidad se ha beneficiado mucho del trabajo multifacético que su historiador civil realiza. El historiador, Adam Elia, ha trabajado con la división en múltiples despliegues, está completamente integrado en el estado mayor y participa en el proceso militar de la toma de decisiones proporcionando contexto histórico y mayor comprensión del ambiente operacional. En la planificación, mantiene estrecha coordinación con la sección de inteligencia y de planes de la división. Por ello, el jefe del estado mayor de la división declaró que el historiador ha «demostrado su valor al comando y el estado mayor» y que «las unidades que todavía no cuentan con historiadores asignados deberían reconsiderar esto ya que contar con historiadores motivados en el estado mayor permite que el comandante y los líderes superiores aprovechen la historia»13.

El historiador de comando del III Cuerpo de Ejército, Steve Frank, también es ejemplo del valor que los historiadores pueden proporcionar a las unidades operacionales. Al trabajar con las secciones G-3 (operaciones) y G-5 (planes), ha podido introducir precedentes históricos en futuros ejercicios de entrenamiento para hacerlos más relevantes y, como consecuencia, más valiosos. Complementó el plan de entrenamiento con una serie de sesiones de formación profesional de líderes con datos históricos críticos para apoyar su toma de decisiones en el futuro. Ha podido asesorar al comandante sobre cómo aprovechar mejor los medios históricos en el teatro de operaciones. Su integración operacional exitosa también facilitó la misión de recolección histórica. Como el foco del Programa de Historia del Ejército a nivel de cuerpo de ejército, Frank ha garantizado la recolección y apoyo histórico adecuado en todo el teatro de operaciones cuando se desplegó en apoyo de la operación Inherent Resolve en 2017 y 2018, proporcionando un plan centralizado para las operaciones históricas y abogando por otros elementos históricos en el teatro de operaciones con su comandante14.

Recomendaciones para la integración de los historiadores

Conscientes de que un historiador puede proporcionar un alto nivel de conocimientos especializados que exceden lo que actualmente está orgánicamente disponible a los comandantes, la pregunta entonces es cómo podría la fuerza operacional utilizar a los historiadores del Ejército. Las siguientes recomendaciones ofrecen un punto de partida para integrar a los historiadores en la fuerza operacional del Ejército de manera más completa.

Apoyar con la preparación de inteligencia en el campo de batalla (IPB). La IPB es el «proceso sistemático y constante de análisis de la amenaza y el ambiente en un área geográfica específica»15. El historiador, un experto en el área donde la unidad pretende operar, ocupa una posición única para proporcionar información que va más allá de lo que un oficial de inteligencia puede ofrecer basándose en su entrenamiento. El historiador tiene el mayor impacto posible en los dos primeros pasos de la IPB: definir el ambiente operacional y describir los efectos del ambiente sobre las operaciones (véase la figura 3). En la Publicación de Técnicas del Ejército (Army Techniques Publication) 2-01.3, Intelligence Preparation of the Battlefield, específicamente se declara que: «comprender las fuerzas amigas y enemigas no es suficiente; otros factores, tales como la cultura, idiomas, asociaciones tribales y variables operacionales de misión pueden ser de importancia igual»16. Estos normalmente son categorizados como variables operacionales y utilizados en el segundo paso de la IPB. Las variables son áreas, estructuras, capacidades, organizaciones, personas y acontecimientos (ASCOPE), y los elementos políticos, militares, económicos, sociales, de información, infraestructura, ambiente físico y tiempo (PMESII-PT). Si bien el personal de inteligencia en una unidad táctica puede tener conocimientos acerca de estos factores por medio del autoestudio, el historiador es el único integrante del estado mayor que cuenta con amplio entrenamiento formal sobre estas variables.

Figura 3. Pasos preliminares y resultados del paso 2 del proceso de preparación de inteligencia en el campo de batalla. (Figura cortesía de la Army Techniques Publication 2-01.3, Intelligence Preparation of the Battlefield, marzo de 2019; modificada por el autor. Las partes resaltadas indican las áreas donde los historiadores pueden ser contribuyentes clave en un estado mayor del Ejército)

En los últimos diecisiete años de la GWOT, las fuerzas operacionales de EUA han sido constantemente frustradas en sus operaciones de contrainsurgencia como resultado de la incapacidad de romper paradigmas existentes que se basan en una mala comprensión del ambiente operacional, agravando así el conflicto17. Los enemigos de Estados Unido son productos de distintas culturas y sociedades, y debe comprenderse el marco en el que ellos toman decisiones para comprender su raciocino18.

Elaboración. Muchas habilidades antes mencionadas se centran en el concepto de elaboración; es decir, «el acto desarrollar modelos mentales para ayudar a que otras personas entiendan situaciones»19. Esto es importante cuando se ejecuta la metodología de diseño del Ejército, el proceso que el Ejército usa para enmarcar un problema mal estructurado. La GWOT ha sido una serie de problemas mal estructurados que el Ejército, aparentemente, no puede resolver. El proceso militar de la toma de decisiones y los procedimientos de liderazgo de tropas del Ejército son metodologías de planificación que se usan con problemas estructurados, que normalmente se encuentran en sistemas lineales (que frecuentemente tienen variables y características conocidas). Por ejemplo, en una redada a nivel de compañía, el comandante puede tomar en cuenta las variables y características a través de las variables de planificación de misión: misión, enemigo, terreno y condiciones meteorológicas, tropas, así como tiempo disponible y consideraciones civiles. Aunque podría haber elementos desconocidos específicos, las capacidades generales (características) en este tipo de sistema son bien establecidas para todas las variables.

Los sistemas no lineales son mucho más complejos. Las acciones tomadas en este sistema pueden crear efectos que no se pueden anticipar fácilmente porque identificar las relaciones entre las variables es difícil y las características no son valores conocidos20. Estos sistemas pueden ser analizados y sintetizados hasta cierto grado por las personas que tienen una comprensión más profunda de las variables. Un historiador experto en las variables operacionales puede comenzar a entender la dinámica relacional en los sistemas no lineales en los que el Ejército opera. Esto los hace altamente cualificados para enmarcar el problema cuando usan la metodología de diseño del Ejército para resolver problemas mal estructurados. Esto es cada vez más importante en los cuarteles generales superiores, que son responsables de gestionar problemas mucho más complejos en el nivel operacional y estratégico. Estos problemas suelen ser menos estructurados que los del nivel táctico. Los estrategas del Ejército en el área funcional 59, algunos de los usuarios más habituales de la metodología de diseño del Ejército, frecuentemente tienen vínculos con el campo de la Historia por esta razón21.

La sargento 2o Amy King, una historiadora con el 161o Destacamento de Historia Militar del Cuartel General del Ejército de EUA en Europa, entrevista al capitán Francisco Barrera, del 34o Regimiento Blindado, el 11 de julio de 2019, para recopilar datos históricos durante el despliegue al Área de Entrenamiento Drawsko Pomorskie, Polonia en apoyo del ejercicio Atlantic Resolve. (Foto: Capitán Bryant Wine, Guardia Nacional del Estado de Georgia)

Oficiales del equipo rojo. Los oficiales del equipo rojo sirven como comandantes enemigos durante la planificación e identifican las probables líneas de acción (COA) enemigas y planes alternos. Si hay más de una COA en desarrollo, es posible que otro oficial sea nombrado como oficial del equipo rojo para cada COA subsecuente. Los historiadores están bien capacitados para servir como oficiales del equipo rojo en las formaciones militares. Con entrenamiento formal en las capacidades del enemigo y conocimientos de historia, los historiadores pueden ofrecer perspectivas singulares sobre las reacciones enemigas anticipadas. Los historiadores ya tienen muchas habilidades deseadas que son delineadas en el Manual de Campaña (Field Manual) 6-0, Commander and Staff Organization and Operations, tales como comprensión amplia del ambiente y la perspectiva del enemigo, la capacidad de anticipar las percepciones culturales de todos los posibles grupos en el área de operaciones y el área de influencia y la capacidad de llevar a cabo una revisión y análisis crítico del plan propuesto basado en los precedentes históricos22.

Alineamiento regional. A finales de 2012, el Ejército emitió una orden de ejecución para dar inicio a la formación de fuerzas regionalmente alineadas (RAF). Las unidades tipo RAF son asignadas a comandos combatiente y entrenan en apoyo de las misiones regionales del dicho comando23. El entrenamiento específico las hace la «primera fuente de información detallada» del comandante combatiente24. Un historiador en el estado mayor de una unidad RAF, experto en la historia del área con la cual la unidad RAF está alineada, sería un medio crítico. Esta persona podría facilitar el desarrollo de «fuerzas culturalmente sensibles», basándose en una mayor comprensión de la cultura, fuerzas armadas y problemas de seguridad de la nación socia, que ambas partes intentan resolver mutuamente25. Puesto que los problemas de seguridad que se abordan también son complejos y mal definidos, también se puede aprovechar el apoyo de un historiador para planificar la cooperación operacional en materia de seguridad entre la unidad RAF y su socio.

De aún más importancia, un historiador proporcionaría un nivel de pericia en el ambiente operacional que podría ser decisivo. La misión de las RAF se basa en la comprensión de la cultura, geografía, fuerzas armadas e historia del país donde opera la unidad26. Los historiadores del Ejército en la fuerza operacional deben ser asignados a las RAF de acuerdo con su campo de estudio y la misión respectiva de la unidad. Esto fomentaría la «pericia cultural» y mejoraría la capacidad del Ejército para operar en el ambiente operacional complejo que penetra las operaciones actuales y proyectadas27.

Desarrollo de escenarios de entrenamiento. Cuando una unidad asiste a una rotación en un centro de entrenamiento de combate del Ejército, se sumerge en escenarios que hacen hincapié en todas las variables abarcadas por los PMESII-PT y ASCOPE. Normalmente estos elementos se integran en el escenario que establece las condiciones de la rotación. Un escenario involucra la desestabilización del gobierno de Atropia por insurgentes, que reciben apoyo del gobierno vecino de Ariana28. (Estos países ficticios generalmente son aceptados como equivalentes de países reales, y así se desarrollan las variables operacionales en el escenario). Un historiador de comando permitiría que las unidades desarrollen sus propios escenarios de entrenamiento relevantes adaptados de acuerdo con sus futuras misiones. El historiador podría desarrollar un escenario de entrenamiento completo basado en sus conocimientos del ambiente operacional proyectado, desde el contexto estratégico hasta las tácticas y técnicas usadas por la fuerza opositora en los niveles inferiores. Esta iniciativa proporcionaría entrenamiento más valioso que luchar contra Ariana una y otra vez, escenario que no puede no basarse necesariamente en la misión futura de la unidad en su año de preparación antes del despliegue. Frank, historiador de comando del III Cuerpo de Ejército, actualmente está a cargo del desarrollo de estos escenarios de entrenamiento29.

Preparación de estudios históricos. Esta contribución existe en la doctrina actual del Ejército, pero dado que no se implementa coherentemente, cabe reiterarla. La doctrina del Ejército dirige a los historiadores del Ejército a apoyar al comandante con perspectivas históricas por medio de estudios profundos30. El informe del Grupo de Estudio de Mosul, What the Battle for Mosul Teaches the Force, es un ejemplo reciente de un análisis integral. Los productos menos integrales pueden tomar la forma de documentos de información o sesiones informativas de comando. Varios historiadores contribuyeron a la redacción de este informe a través de la recolección, análisis y síntesis de informaciones relevantes para crear un informe oportuno que ha sido diseminado a comandantes para su uso en la planificación de futuras operaciones31. Esta práctica no es nada nuevo. Como mínimo, su eficacia ha sido documentada desde la Segunda Guerra Mundial. El general de división Ralph Smith, comandante de la 27a División de Infantería de 1942 a 1944, escribió al subjefe de estado mayor en ese entonces para elogiar el trabajo del ahora famoso coronel historiador S. L. A. Marshall. Smith estaba impresionado con los datos operacionales oportunos que estaban siendo recolectados que él y su estado mayor podrían usar para mejorar el rendimiento en la futuras operaciones32. En gran parte, el MHD actualmente lleva a cabo esta función. Todos los comandantes deben tener esta capacidad orgánica para recibir análisis históricos oportunos e integrarlos en su proceso de planificación. Los historiadores deben registrar las tendencias actuales en el área de operaciones y vincularlas a las tendencias históricas. Estos estudios históricos deben ser el producto clave de la estimación corriente del historiador, que constantemente apoya al comandante en la toma de decisiones, según la doctrina del Ejército.

Gestionando un programa histórico

Para aprovechar plenamente las habilidades especializadas de los historiadores, tanto el comandante como el Programa de Historia del Ejército deben cambiar la manera en la que gestionan a los historiadores. En lugar de continuar con métodos ad hoc, debe haber un proceso de selección, integración y formación de historiadores deliberado.

El primer paso es revitalizar el programa de oficiales historiadores. Asignar los oficiales de historia de la unidad (UHO) dedicados y entrenados a nivel de batallón y brigada establecerá el fundamento para proporcionar a los comandantes historiadores como un medio estándar de plana mayor. Los comandantes deberían comenzar a designar UHO como se establece en el AR 870-5 y garantizar que estos oficiales estén cualificados a través de un equipo de entrenamiento móvil proporcionado por el Centro de Historia Militar del Ejército de EUA, o asistiendo al Curso A625 de Historiador de Unidad de Campaña del Ejército (residente) de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército o el Curso de Historiador de Unidad (aprendizaje a distancia). Los instructores de curso han comenzado a colaborar para revisar y actualizar el plan de estudios para los UHO y programar visitas de los equipos de entrenamiento móvil con las unidades que van a desplegarse.

La fuerza operacional también debe solicitar el apoyo de un destacamento de historia militar (MHD) durante el entrenamiento para fortalecer las relaciones habituales y utilidad que serán necesarios en el ambiente operacional. Los recientes ejercicios de entrenamiento colectivo han demostrado como los MHD pueden proporcionar un mecanismo de recolección y retroalimentación en tiempo real para informar al comandante y el estado mayor sobre lo que, en realidad, ocurre en su área de operaciones, desde los niveles inferiores hasta los niveles más altos de mando. Después, esta información puede ser integrada en la toma de decisiones, la planificación futura y el refinamiento de tácticas, técnicas y procedimientos. Los MHD también ayudar a ampliar los archivos históricos de la unidad y del área de operaciones que serán necesarios para que las fuerzas de relieve operen exitosamente.

Los comandantes a nivel de división o superior deben esforzarse para restablecer las posiciones de los historiadores de comando en los estados mayores. Si no hay una posición permanente, contratar un empleado civil por un plazo limitado o seleccionar un oficial con formación en Historia en una asignación para ampliar sus habilidades permitirá al comandante comenzar a aprovechar las capacidades de los historiadores.

Este concepto organizacional también le permitirá a un historiador de comando servir como el proponente y líder para todos los elementos del Programa de Historia del Ejército, incluyendo los UHO y MHD dentro de su comando respectivo. Designar el historiador de comando como el líder de todos los elementos históricos hará más eficaces estos elementos y también hará del historiador un medio más para el comandante y su estado mayor. Esta estructura organizacional permitirá que el historiador de comando facilite la recolección organizada y también proporcionar apoyo histórico a los comandantes en todos los niveles, aprovechando una amplia red de informaciones actuales y conocimientos históricos de todo el comando a través de los MHD y UHO.

Una vez presente, el historiador debe ser integrado en las funciones estándares del estado mayor con las mismas expectativas en cuanto al rendimiento de todos los otros oficiales de estado mayor. Para ello, se podría establecer una sección en el cuartel general de división y en niveles superiores que se concentre en los asuntos civiles y culturales y asesore al comandante principalmente sobre el impacto de las variables operacionales. (Véase la figura 4).

Figura 4. Organización modificada del puesto de mando. (Figura cortesía del Field Manual 6-0, Commander and Staff Organization and Operations, 5 de mayo de 2014; modificada por el autor)

En el informe de RAND sobre la planificación después de la guerra se declara que si el Ejército continúa operando en ambientes culturales extranjeros, debe hacerlo de una manera que no socava la misión33. Una sección funcional como la mencionada podría mejorar la capacidad del Ejército de cumplir su misión en lugar de solo intentar evitar el desarrollo de otros problemas. Esta sección consistiría del historiador de comando, el oficial de área extranjera y el G-9 (oficial de asuntos civiles). El historiador de comando podría facilitar la integración de información vertical y horizontalmente de todo el Programa de Historia del Ejército. De esta manera, el comandante, a través de la sección de asuntos culturales y civiles, tendría acceso a un análisis holístico de variables operacionales parecido a lo que ya está disponible en las secciones de operaciones funcionales, inteligencia y logística con respecto a las variables de la misión.

Conclusión

El Programa de Historia del Ejército se encuentra en un momento decisivo. El énfasis en incrementar la preparación está impulsando cambios en todo el Ejército. Ha llegado la hora de aumentar la participación de los historiadores en la fuerza operacional. Los historiadores del Ejército pueden hacer más que recopilar y conservar los archivos operacionales del Ejército. Ellos pueden proporcionar capacidades críticas, ausentes en la estructura de la fuerza operacional, que pueden mejorar el apresto o cumplimiento de la misión.

Ya ha comenzado este trabajo. El adiestramiento y la integración de los UHO y MHD está siendo revisado e impulsado enérgicamente en toda la fuerza operacional. El recién establecido Comando de Capacidades Futuras del Ejército (Army Futures Command) ahora tiene una posición para un historiador de comando en sus tablas de distribución y asignaciones después de que un historiador provisional demostrara su valor. Simultáneamente, tres MHD se desplegaron en tres teatros de operaciones distintos por primera vez en 2018 para apoyar la operación Inherent Resolve, la operación Atlantic Resolve y las Fuerzas de EUA en Corea del Sur. En el mismo año, se presenció la integración de cuatro MHD de los tres componentes en un ejercicio de guerra a nivel de cuerpo de ejército.

Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer. Los comandantes de estados mayores tienen que esforzarse para seleccionar, adiestrar y utilizar a los UHO e historiadores de comando. Deben permitir el desarrollo de un programa de historia de comando significativo. Los MHD deben ser integrados en los ejercicios y operaciones para proporcionar los requisitos básicos necesarios para posibilitar el éxito de los UHO e historiadores de comando. Debe esperarse que los historiadores contribuyan al cumplimiento de la misión.

El objetivo del presente artículo no es establecer un plan de acción formal para cambiar el papel de los historiadores en el Ejército operacional. El motivo es impulsar una discusión sobre cómo aumentar la utilidad operacional de los historiadores del Ejército y comenzar a cambiar la percepción de los historiadores como integrantes indispensables del estado mayor en lugar de elementos complementarios, y subrayar su rol como miembros del equipo que pueden proporcionar contribuciones significativas tanto en el entrenamiento como en la guerra. Básicamente, se propone un cambio en la percepción que se tiene de los historiadores operacionales del Ejército. En lugar de centrarse solamente en la historia institucional del Ejército, los historiadores del Ejército en la fuerza operacional deben estar contribuyendo a la misión principal del Ejército—luchar y ganar las guerras de la nación.


Notas

  1. Army Techniques Publication (ATP) 1-20, Military History Operations (Washington, DC: U.S. Government Printing Office [GPO], 2014), párrafo 3-9.
  2. Steven Frank (historiador de comando del III Cuerpo de Ejército), en una discusión con el autor, 12 de octubre de 2018.
  3. Kenneth Foulks, Director de Programas de Campaña y Servicios Históricos, Centro de Historia Militar del Ejército de EUA, correo electrónico al autor, 13 de agosto de 2019.
  4. Hal Brands y Francis J. Gavin, «The Historical Profession is Committing Slow-Motion Suicide», War on the Rocks, 10 de diciembre de 2018, accedido 21 de enero de 2019, https://warontherocks.com/2018/12/the-historical-profession-is-committing-slow-motion-suicide/.
  5. Army Regulation (AR) 870-5, Military History: Responsibilities, Policies, and Procedures (Washington, DC: U.S. GPO, 2007), 35.
  6. Sadie Bergen and Emily Swafford, «Why Study History? Survey of History BAS Provides Some Real Answers», Perspectives on History, 55, nro. 1 (enero de 2017), accedido 28 July 2018, https://www.historians.org/publications-and-directories/perspectives-on-history/january-2017/why-study-history-survey-of-history-bas-provides-some-real-answers.
  7. Bipartisan Policy Center (BPC) Task Force on Defense Personnel, Building a F.A.S.T. Force: A Flexible Personnel System for a Modern Military (informe, Washington, DC: BPC, marzo de 2017), accedido 8 de enero de 2019, https://bipartisanpolicy.org/library/building-a-fast-force/.
  8. Donald P. Wright y col., A Different Kind of War: The United States Army in Operation Enduring Freedom, October 2001-September 2005 (Fort Leavenworth, Kansas: Combat Studies Institute Press, 2010), 328.
  9. Christopher Tebo, «Pre-Deployment Cultural Training: U.S. Soldiers’ Perceptions of Preparation for Successful Intercultural Communication» (tesis doctoral., New Mexico State University, 2014), 136.
  10. James Fallows, «Getting out Right: Warnings from Many Experts Went Unheeded before We Entered Iraq. Let’s Listen as We Prepare to “Shape the Exit”», The Atlantic (sitio web), abril de 2005, accedido 6 de agosto de 2018, https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2005/04/getting-out-right/303828/.
  11. Nora Bensahel y col., «After Saddam: Prewar Planning and the Occupation of Iraq», (Santa Monica, California: RAND Arroyo Center), xxviii.
  12. Robert Crowcroft, «The Case for Applied History», History Today 68, nro. 9 (septiembre de 2018): 1–7, accedido 16 de octubre de 2019, https://www.historytoday.com/archive/feature/case-applied-history.
  13. Richard Ullian, jefe de estado mayor de la 25a División de Infantería, correo electrónico a Kenneth Foulks, 3 de abril de 2018.
  14. Frank, discusión.
  15. ATP 2-01.3, Intelligence Preparation of the Battlefield (Washington, DC: U.S. GPO, 2014 [obsoleta]), 1-1.
  16. Ibid., párrafo 1-13.
  17. Fallows, «Getting out Right».
  18. Milan Vego, «Science vs. the Art of War», Joint Force Quarterly, nro. 66 (3er trimestre, julio de 2012): 62–70.
  19. Army Doctrine Reference Publication 5-0, The Operations Process (Washington, DC: U.S. GPO, 2012 [obsoleta]), párrafo 2-25.
  20. Paul Van Riper, «The Foundation of Strategic Thinking», Infinity Journal 2, nro. 3 (verano de 2012): 4–10.
  21. Francis J. H. Park, «The Strategic Plans and Policy Officer in the Modular Division», Military Review 86, nro. 6 (noviembre-diciembre de 2007): 82–86.
  22. Field Manual (FM) 6-0, Commander and Staff Organization and Operations (Washington, DC: U.S. GPO, 2014), párrafo 2-99.
  23. FM 3-22, Army Support to Security Cooperation (Washington, DC: U.S. GPO, 2013), párrafo1-27.
  24. Ibid., figura 1-1.
  25. Jay Morse, «Regionally Aligned Forces: Less about What It Is and More about What It Can Be», Small Wars Journal, accedido 28 de julio de 2018, https://smallwarsjournal.com/jrnl/art/regionally-aligned-forces-less-about-what-it-is-more-about-what-it-can-be.
  26. John R. Bray, «Strategic Analysis of Regional Alignment of United States Army Forces», Strategy Research Project (Carlisle Barracks, Pensilvania: U.S. Army War College, 2013), accedido 29 de julio de 2018, https://apps.dtic.mil/dtic/tr/fulltext/u2/a589044.pdf.
  27. Ibid., 3.
  28. U.S. Army Training and Doctrine Command (TRADOC), Decisive Action Training Environment (DATE), versión 2.2 (Fort Leavenworth, Kansas: TRADOC G-2, 2015).
  29. Frank, discusión.
  30. AR 870-5, Military History, párrafo 4-4.
  31. Mosul Study Group, What the Battle for Mosul Teaches the Force, 17-24 U (Fort Eustis, Virginia: TRADOC, September 2017).
  32. F. D. G. Williams, SLAM: The Influence of S.L.A. Marshall on the United States Army, ed. Susan Canedy (Fort Monroe, Virginia: TRADOC, 1994), 23–24.
  33. Bensahel y col., «After Saddam», xxix.

Capitán Michael Loveland, Componente de Reserva del Ejército de EUA, es historiador militar asignado al Centro de Historia Militar del Ejército de EUA, donde sirve como instructor de destacamento de historia militar y observador/entrenador. Recibió su licenciatura en Historia de la Universidad de Cornell y una maestría en Museología de la Universidad Johns Hopkins. Ha servido como oficial de infantería, oficial de historia de la unidad e historiador de comando de la 10a División de Montaña. En el Componente de Reserva del Ejército de EUA, ha servido como jefe de destacamento de historia militar. Como civil, colabora con el Museo Nacional de Ejército de EUA.

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Tercer Trimestre 2020