Military Review Edición Hispanoamericana Revista Profesional del Ejército de Estados Unidos

 

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Tercer Trimestre 2023

El Estado de derecho y ampliación del alcance del gobiernoMacArthur 2018 1st

Lecciones aprendidas de una trinchera de Manos AFPAK

Mayor (R) Theresa Ford, JD, Ejército de EUA

 

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Nos dijeron después de la rendición en Bataan que los hombres estaban tan debilitados por la malaria causada por la falta de quinina que estaban demasiado débiles para continuar... ¿Alguien ha preguntado por qué hubo escasez de quinina en Bataan cuando esa defensa se preparó con muchos años de antelación... Cuando la quinina era tan importante como las municiones y los alimentos, ¿por qué, no se suministró en cantidades comparables?

—Ernest Hemingway

 

Escribiendo en 1942, Ernest Hemingway intentaba dar sentido a la rendición de Bataan, que supuso la rendición de doce mil soldados estadounidenses, la mayor rendición de la historia de Estados Unidos. La rendición en Afganistán en agosto de 2021 no se debió a la falta de medicinas o a la enfermedad, sino a decisiones que quedaban fuera del alcance de los soldados. Ya en 2009, Estados Unidos había decidido un calendario para salir de Afganistán:

Como comandante en jefe, he determinado que es de vital interés nacional enviar 30 000 soldados estadounidenses adicionales a Afganistán. Después de 18 meses, nuestras tropas comenzarán a regresar a casa... estas tropas estadounidenses e internacionales adicionales... nos permitirán comenzar la salida de nuestras fuerzas de Afganistán en julio de 20111.

Al igual que Hemingway, quien recorrió los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial y quien estuvo intentando darle sentido al fracaso de la misión en Bataan, los veteranos de la guerra de Afganistán también pretenden dar sentido a la guerra y a su abrupto final.

Desde la retirada de Afganistán, muchos han debatido las lecciones que Estados Unidos debería aprender de nuestros años de compromiso allí2. Como uno de los pocos soldados que hablaba dari [idioma hablado en Afganistán], mi perspectiva se ha formado en gran parte a partir de mis interacciones con los afganos en el transcurso de mi despliegue en 2013. Fui integrante del Programa de Manos Afgano-pakistaní (AFPAK Hands), un programa establecido en 2009, diseñado para reforzar la competencia lingüística y cultural para orientar a los afganos en nodos críticos de gobernanza3.

Lección 1: Utilizar las destrezas lingüísticas para ampliar el alcance del gobierno

Hay justicia para todos los afganos.

—Comandante de la policía fronteriza afgana4

 
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La experiencia en Afganistán me enseñó que, si una misión consiste en entrenar a un ejército extranjero y contribuir a la seguridad y la gobernanza, necesitamos tener soldados capaces de hablar el idioma de aquellos a los que estamos entrenando. La doctrina del Ejército sobre los lingüistas dice que «el entrenamiento lingüístico debe tener la misma prioridad que el entrenamiento físico, el entrenamiento de las aptitudes comunes de soldados y el entrenamiento de especialidad militar»5. Una de las lecciones más importantes que aprendí fue que el entrenamiento lingüístico es tan vital para el lingüista como para el soldado de infantería, y que si más soldados hubieran recibido entrenamiento lingüístico a lo largo de los veinte años que duró el conflicto, el resultado podría haber sido diferente, y tendríamos más lingüistas o soldados con capacidad lingüística en nuestras filas y probablemente menos ataques «verde contra azul» [soldados afganos contra soldados de EUA]6. Dos ejemplos ayudarán a ilustrar la importancia del entrenamiento lingüístico.

El comandante de fronteras va al tribunal. El 15 de abril de 2010, un comandante de la Policía de Fronteras afgana conducía por la carretera cuando algo llamó su atención. Le dijo a su conductor que hiciera retroceder el vehículo mientras otro agente se dirigía para inspeccionar el objeto que estaba en la carretera. Tan pronto como el oficial salió del vehículo y tocó el objeto, fue asesinado por un dispositivo explosivo improvisado (IED). El comandante recogió los restos de su oficial y los restos del dispositivo explosivo improvisado y se los entregó a las autoridades. Tres años después, el comandante recibió una llamada telefónica en la que se le informaba de que la persona que había fabricado el dispositivo explosivo estaba siendo juzgada en el Tribunal de Seguridad Nacional de Afganistán, denominado aquí como el Centro de Justicia de Parwan (JCIP). Le preguntaron si iría a testificar al juicio y dijo que lo haría.

Los datos anteriores proceden de un caso real en el JCIP. Las pruebas biométricas vinculaban al detenido con el dispositivo explosivo, pero no sabíamos nada de la víctima, salvo su nombre7. Durante mi estancia en el JCIP, me di cuenta de que ningún testigo afgano —ancianos, aldeanos o familiares— acudía a declarar. De hecho, nunca se informó a los familiares de que se hubiera celebrado un juicio. Pensé que era una oportunidad perdida para difundir por todo el país que su gobierno estaba haciendo justicia al pueblo afgano. Los fiscales expusieron sus casos leyendo los cargos y presentaron pruebas en forma de un arma u otros bienes incautados en el punto de captura, junto con pruebas biométricas. Por lo general, no tenían tiempo ni ganas de buscar testigos, lo que resultaba una tarea complicada.

Decidí utilizar mi teléfono móvil afgano para llamar a otros integrantes del programa Manos AFPAK en todo el país con el fin de encontrar testigos que pudieran haber conocido a la víctima o estuvieran familiarizados con el incidente. Por un golpe de suerte, pude localizar al comandante de la víctima y me enteré de las circunstancias que rodeaban la explosión del dispositivo explosivo. Cuando hablé con él por teléfono y le dije que era un soldado estadounidense, pareció sorprendido de oír a un estadounidense hablar en dari, e igualmente sorprendido de saber que el culpable había sido capturado y estaba siendo juzgado.

Llegó la mañana del juicio y, a medida que pasaba el tiempo, el comandante no aparecía por ninguna parte. Finalmente, apareció en la puerta y me presenté, poniéndome la mano en el corazón. Sus palabras y su comportamiento reflejaban una profunda tristeza y culpabilidad, pues se sentía responsable de la muerte de su oficial. El personal del tribunal afgano se sorprendió igualmente al verle, se corrió la voz y los jueces se enteraron de su llegada y le invitaron a sus despachos a tomar el té como agradecimiento por su visita8.

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La sala estaba abarrotada y el comandante se mostró tranquilo mientras explicaba lo que había ocurrido aquel trágico día, tres años antes, cuando tomó la decisión de que su oficial inspeccionara el objeto en la carretera. Dijo con calma que no conocía al detenido ni sabía nada de él, pero que sabía lo que había ocurrido aquel día y que estaba allí para contar al tribunal lo sucedido y conseguir justicia para su oficial caído. El detenido se puso violento y, cuando se presentaron pruebas dactiloscópicas que demostraban que él había fabricado el dispositivo explosivo, dijo que «no creía en las huellas dactilares». El tribunal, compuesto por tres jueces, declaró que el detenido había violado la ley afgana sobre delitos de lucha contra el terrorismo y le impuso una condena de diecisiete años. Cuando el comandante salió de la sala, dijo: «Hay justicia para todo Afganistán». Dijo que cuando regresara a casa contaría el caso y el resultado a la familia de la víctima, a los aldeanos y a sus compañeros oficiales. Además, dijo que la moral de sus hombres había estado baja porque habían perdido a muchos oficiales a causa de los dispositivos explosivos improvisados y no sabían que el JCIP estaba procesando a los responsables de los atentados.

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La doctrina del Ejército sobre los lingüistas dice que “el entrenamiento lingüístico debe tener la misma prioridad que el entrenamiento físico, el entrenamiento de las aptitudes comunes de soldados y el entrenamiento de especialidad militar”.

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Este caso ayudó a poner en contacto a funcionarios afganos de zonas remotas del país para lograr un objetivo común. Después de que el comandante acudiera a testificar en el caso, los fiscales se sintieron más orgullosos de su trabajo y sintieron que sus acciones estaban cambiando las cosas.

Los ancianos van al tribunal. A diferencia de la mayoría de los otros casos en los que trabajé en el JCIP, un caso relacionado con la muerte de un anciano en la provincia de Helmand carecía de pruebas forenses y consistía únicamente en declaraciones de testigos. El asesinato de un anciano es una injusticia significativa y especialmente atroz dado el prestigio de los ancianos en la comunidad, sobre todo en el corazón pashtún del sur de la provincia de Helmand. Atacar a los ancianos era una táctica utilizada por los talibanes para reducir el papel tradicional de los ancianos como principales responsables de la toma de decisiones en una comunidad y sustituirlos por los talibanes. Por lo tanto, conseguir justicia para el anciano asesinado demostraría a la aldea que el gobierno afgano podía lograr un resultado significativo, a pesar de la gran distancia que separaba los dos lugares.

El tribunal concedió un aplazamiento del caso para dar tiempo al fiscal a obtener pruebas y dijo que se retirarían los cargos si no se obtenían declaraciones de testigos u otras pruebas. Al igual que el caso de la patrulla fronteriza, este caso presentaba dificultades similares; ¿cómo encontrar testigos familiarizados con la muerte de un anciano en una de las aldeas más remotas del distrito más violento de Afganistán?9

El distrito de Nahr-e-Saraj, ubicado en la provincia de Helmand, estaba en el extremo opuesto del país con respecto al JCIP. Una vez más, hice una llamada con mi teléfono móvil afgano y llamé al fiscal del distrito de Nahr-e-Saraj, a quien había conocido unos meses antes, cuando estaba destinado en el distrito de Musa Qala, en la provincia de Helmand. El fiscal del JCIP no conocía ni tenía contacto alguno con el fiscal de Nahr-e-Saraj, probablemente porque era de Kabul y tenía muy poco trato con sus homólogos en el sur del país.

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Me di cuenta de que era capaz de actuar como intermediaria entre ellos. También me puse en contacto con una unidad de las Fuerzas Especiales del Ejército de EUA que operaba en la zona y solicité su ayuda para localizar a cualquier anciano que pudiera haber conocido a la víctima del caso. Se localizó a los ancianos locales, que apoyaron plenamente los esfuerzos por garantizar que el detenido no volviera a hacer daño a nadie. Los ancianos accedieron a redactar declaraciones juradas que contuvieran sus huellas dactilares, ya que éste era el método habitual para firmar una declaración jurada y era el procedimiento que el juez afgano había solicitado específicamente. Los ancianos dijeron que el detenido era «un hombre muy peligroso» y aceptaron hacer declaraciones en vídeo, una idea propuesta por el equipo de las Fuerzas Especiales. Los ancianos prestaron declaración por escrito y en vídeo y pidieron que solo el juez y el abogado defensor pudieran ver sus rostros, por temor a represalias.

Informé al fiscal de que se había localizado a los ancianos, que habían hecho declaraciones por escrito y grabadas en vídeo, y le pregunté cómo quería que estas pruebas llegaran al tribunal. El fiscal tenía claro que las pruebas debían llegar a través de los canales afganos. Siguiendo sus orientaciones, el equipo de las Fuerzas Especiales colaboró con la Dirección Nacional de Seguridad local y les entregó las pruebas para que las remitieran al JCIP10.

Pasaron semanas hasta que el fiscal anunció el 18 de noviembre de 2013 que las pruebas habían llegado. Tuvo una sensación de satisfacción al ver que el proceso afgano había funcionado, ya que yo era escéptico de que llegara alguna vez. Fue un esfuerzo de colaboración, ya que el equipo de las Fuerzas Especiales encontró milagrosamente a los ancianos, y ellos asumieron un gran riesgo al hacer las declaraciones, y la Dirección Nacional de Seguridad consiguió hacer llegar las pruebas al tribunal. Posteriormente, el tribunal condenó al detenido a dieciséis años de prisión.

Como algunos han concluido acertadamente, cuando Estados Unidos y sus socios internacionales tuvieron éxito en un ámbito concreto, como la educación, la salud o el Estado de derecho, obtuvimos «estos logros en forma de “islas” de progreso que eran en gran medida urbanas o muy locales»11. Descubrí que el JCIP podía ir más allá de una mera «isla» de progreso y, en cambio, podía llegar y tocar a los talibanes en los rincones más remotos del país, impartiendo justicia al pueblo afgano, socavando y marginando eficazmente la influencia talibán. No podría haber conseguido lo que conseguí en el JCIP sin el amplio entrenamiento lingüístico y cultural que recibí como integrante del Programa Manos AFPAK.

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La evaluación de los programas sobre el Estado de derecho en Afganistán

El Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) llevó a cabo numerosas investigaciones sobre diversos aspectos de las actividades del gobierno estadounidense en Afganistán. En relación con mi trabajo en el JCIP, el SIGAR llevó a cabo una auditoría en 2015 de los programas del Estado de derecho y llegó a una conclusión interesante en relación con la Fuerza de Campaña del Estado de derecho en Afganistán (ROLFF-A), de la que yo había formado parte. El SIGAR descubrió que el «Departamento de Defensa no tiene una comprensión completa de los logros concretos del programa»12. Sorprendida al enterarme de que el Departamento de Defensa desconocía los progresos realizados en el JCIP, me sorprendió aún más leer el testimonio del SIGAR ante el Congreso de EUA en 2020, en el que afirmaba que la estrategia estadounidense para el Estado de derecho de 2013 [en Afganistán] «no contenía ninguna medida de los resultados. Si no se dispone de métricas para medir el éxito, ¿cómo se puede saber si se está teniendo éxito?»13

Como estuve en el JCIP en 2013 durante el período que abordó el SIGAR y vi cómo los jueces desafiaban a los dispositivos explosivos improvisados en su camino hacia y desde Bagram y miraban a los ojos de los terroristas todos los días que fueron procesados con éxito y retirados del campo de batalla, la métrica del éxito parecía bastante clara. Yo informaba de los resultados de los procedimientos, y todos los días discutía los casos con los fiscales, les orientaba y asesoraba, y traducía documentos y pruebas para que pudieran utilizarse en los procedimientos. El número de casos enjuiciados en el JCIP no era ningún misterio y había sido reportado en diversos informes que hablan por sí solos14.

En una carta al SIGAR, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional declaró que el tribunal principal del JCIP celebró treinta y un juicios en 2010, 288 en 2011, 974 en 2012 y 780 en los cuatro primeros meses de 201315. El Departamento de Estado publicó un informe en 2016 que proporcionaba detalles adicionales sobre los avances en el JCIP en los años 2014 y 201516. En 2015 se informó de que «el JCIP llevó a cabo con éxito más de 7000 juicios primarios y de apelación... mantuvo una tasa global de condenas superior al 75 % y una tasa de condenas del 98 % si había coincidencia de ADN o de huellas dactilares con un dispositivo explosivo improvisado»17. En resumen, las conclusiones del SIGAR son contrarias a mis propias experiencias en el JCIP, a los datos disponibles públicamente, así como al antiguo comandante de las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, el general John Nicholson18.

Lección 2: El Programa de Manos Afgano-pakistaní funcionó

A través de lo que haces, tienes la oportunidad de ser especial aquí... puedes ser especial si eres ese tejido conectivo que vincula a la gente... consigues que afganos trabajen con afganos. Y tú, gracias a tus conocimientos, gracias a tus capacidades lingüísticas, gracias a tus contactos... te conviertes en ese tejido conectivo allí donde te destinen.

—El general de división William Rapp19

 

El Programa Manos AFPAK siguió el modelo de un programa estadounidense de 1919 con la División de Inteligencia Militar que enviaba oficiales de EUA a países extranjeros para que se sumergieran en la cultura y el idioma20. La experiencia del general Joseph W. Stilwell, uno de los únicos generales estadounidenses que hablaba chino con fluidez, al que se le encomendó entrenar a las fuerzas chinas, fue similar en muchos aspectos a nuestra misión en Afganistán. Al igual que en Afganistán, se encontró con la corrupción y con un líder chino temeroso de un ejército entrenado por Occidente21.

El SIGAR informó sobre el entrenamiento que recibían los integrantes de Manos AFPAK, citando a funcionarios del Comando de Transición de Seguridad Combinada-Afganistán: «Una persona que viene aquí para ser asesor debe comprender a Afganistán y su cultura»22. Otro afirmó que los integrantes de Manos AFPAK «con frecuencia tienen una formación lingüística más importante que otros asesores [y] son los que tienen una mayor formación como asesores entre el personal uniformado»23. Doy crédito a la formación que recibí por mantenernos a salvo a mí y a mis compañeros soldados e infantes de marina24. Para muchos otros soldados desplegados en Afganistán, la formación previa al despliegue se quedó muy corta25. Un soldado, que se preparaba para desplegarse como asesor para el ejército afgano, dijo que, durante su formación de concienciación cultural, el instructor le dijo: «Muy bien, cuando llegues a Iraq...»; después de que se le corrigiera que iba a Afganistán, el instructor dijo: «Oh, Iraq, Afganistán. Es lo mismo»26.

En mi opinión, la competencia lingüística y cultural no debería residir en unos pocos, sino que es una necesidad para todos los soldados27. Como la quinina en Bataan, la formación lingüística y cultural era tan importante como el arma que yo llevaba. El Ejército necesita crear incentivos para que los soldados aprendan idiomas extranjeros, como el dari o ucraniano, polaco o chino. El Ejército anunció recientemente cambios en el Programa de Bonificaciones por Retención Selectiva; sin embargo, solo tres de las carreras enumeradas exigían conocimientos de idiomas para recibir una bonificación28. Si el Ejército no quiere conceder bonificaciones por aprender un idioma extranjero, debería conceder créditos a los soldados en forma de puntos de ascenso, y los oficiales deberían recibir una consideración favorable en sus juntas de selección. El Ejército necesita comprender y cultivar un aprecio, como lo hizo en 1919, por la importancia de la formación lingüística y cultural. La adopción de un programa como el Programa de Aerotécnicos Con Capacidad Lingüística de la Fuerza Aérea supondría un paso importante en la creación de una reserva de soldados con conocimientos lingüísticos29.

Como se ha demostrado en este artículo, amplié el alcance del gobierno afgano a través de mi trabajo en el JCIP y desarrollé una red informal para reducir la influencia de los talibanes. Forjé relaciones con fiscales, militares y policías afganos en el sur del país y, lo que es más importante, les permití establecer contactos con sus homólogos en el norte. Nada de esto habría sido posible sin la excelente enseñanza del idioma que recibí, y los conocimientos y matices culturales que aprendí de los afganos que tan bien me enseñaron en el Programa Manos AFPAK.

El Programa Manos AFPAK ha terminado, pero eso no significa que deban terminar las lecciones que enseñaba. Al igual que el lingüista, el entrenamiento lingüístico debería figurar en el programa de formación de todas las unidades, y los soldados deberían ser recompensados por los progresos realizados y las puntuaciones obtenidas en las evaluaciones lingüísticas. Como dijo Hemingway: «Una vez que una nación ha entrado en una política de guerras exteriores, no hay marcha atrás. Si no vas a ellos, ellos vendrán a ti. Fue abril de 1917 lo que puso fin a nuestro aislamiento, no fue Pearl Harbor»30. Si Hemingway tiene razón, en el futuro volveremos a necesitar las habilidades de las Manos AFPAK.


Notas

 

  • Epígrafe. Ernest Hemingway, Men at War (New York: Crown, 1942), xxii–xxiii.
  1. Barack Obama, «Remarks by the President in Address to the Nation on the Way Forward in Afghanistan and Pakistan» (discurso, West Point, NY, 1 de diciembre de 2009), accedido 1 de septiembre de 2022, https://obamawhitehouse.archives.gov/the-press-office/remarks-president-address-nation-way-forward-afghanistan-and-pakistan.
  2. Anthony Cordesman, The Lessons of the Afghan War That No One Will Want To Learn (Washington, DC: Center for Strategic and International Studies, 15 de junio de 2022), accedido 31 de agosto de 2022, https://www.csis.org/analysis/lessons-afghan-war-no-one-will-want-learn; Craig Whitlock, The Afghanistan Papers: A Secret History of the War (New York: Simon and Schuster 2021); Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (Special Inspector General for Afghanistan Reconstruction – SIGAR), What We Need to Learn: Lessons from Twenty Years of Afghanistan Reconstruction (Arlington, VA: SIGAR, agosto de 2021), accedido 31 de agosto de 2022, https://www.sigar.mil/pdf/lessonslearned/SIGAR-21-46-LL.pdf; SIGAR, Divided Responsibility: Lessons from U.S. Security Assistance Efforts in Afghanistan (Arlington, VA: SIGAR, junio de 2019), accedido 31 de agosto de 2022, https://www.sigar.mil/interactive-reports/divided-responsibility/index.html.
  3. Mark W. Lee, «The Afghanistan-Pakistan Hands Program», Army.mil, 12 de febrero de 2014, accedido 31 de agosto de 2022, https://www.army.mil/article/115523/the_afghanistan_pakistan_hands_program; véase también SIGAR, Divided Responsibility. Los integrantes del Programa Manos AFPAK recibieron cuatro meses de entrenamiento lingüístico intensivo en dari, pastún o urdu, así como formación cultural con numerosos actos culturales afganos programados durante el entrenamiento. Debido al hecho de que muchos integrantes de Manos AFPAK estarían solos en zonas remotas, se nos proporcionaron dos conjuntos de chalecos antibalas —uno exterior y otro de perfil bajo que se llevaba debajo del uniforme— y dos armas. Recibimos un entrenamiento intensivo en el manejo de armas por parte de integrantes del equipo de expertos en tiro del Ejército, que incluía disparar a corta distancia, disparar con la mano no dominante en caso de discapacidad y familiarizarse con el AK-47 y dispararlo. También aprendimos la maniobra de la técnica de intervención de persecución de un piloto de carreras durante el entrenamiento de conductores. En resumen, fue el mejor entrenamiento que jamás había recibido en el Ejército.
  4. Declaración del comandante de la Policía de Fronteras afgana en el Centro de Justicia de Parwan (JCIP), 25 de septiembre de 2013, tras testificar en el juicio de un detenido responsable de la muerte de uno de sus agentes y conocer la condena.
  5. Army Regulation 11-6, Army Foreign Language Program (Washington, DC: U.S. Government Publishing Office, 25 de febrero de 2022), párrafo 1-20(b), accedido 31 de agosto de 2022, https://armypubs.army.mil/epubs/DR_pubs/DR_a/ARN34930-AR_11-6-001-WEB-2.pdf.
  6. Jeffrey Bordin, A Crisis of Trust and Cultural Incompatibility: Red Team Study of Mutual Perceptions of Afghan National Security Forces Personnel and U.S. Soldiers in Understanding and Mitigating the Phenomena of ANSF-Committed Fratricide-Murders (Arlington, VA: U.S. Department of the Army, 12 de mayo de 2011), 45, 50, accedido 6 de septiembre de 2022, https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB370/docs/Document%2011.pdf. El estudio de los ataques «verde contra azul» descubrió que el personal estadounidense «en general no estaba satisfecho con la calidad o la exhaustividad del entrenamiento cultural que recibía». Sin embargo, Manos AFPAK no fue inmune a los ataques «verde contra azul», ya que dos integrantes del programa perdieron la vida en estos ataques. Véase J. P. Lawrence, «U.S. Ends Afghanistan-Pakistan Hands Military Advisor Program», Stars and Stripes (sitio web), 1 de octubre de 2020, accedido 26 de octubre de 2022, https://www.stripes.com/theaters/middle_east/us-ends-afghanistan-pakistan-hands-military-adviser-program-1.647033. Un integrante del programa, de mi grupo, resultó herido en un atentado con coche bomba en el que murieron tres soldados estadounidenses y la funcionaria del Departamento de Estado Kate Smedinghoff en abril de 2013. Cabe destacar que un oficial de operaciones retirado de la Agencia Central de Inteligencia informó que «nunca hubo un solo incidente verde contra azul que la CIA haya sufrido en Afganistán». Véase The Recruiter, C-SPAN, vídeo, 33:29, 20 de septiembre de 2021, accedido 26 de octubre de 2022, https://www.c-span.org/video/?514633-1/the-recruiter#.
  7. Véase David Pendall y Cal Sieg, «Biometric-Enabled Intelligence in Regional Command-East», Joint Force Quarterly 72 (enero de 2014, 1er Trimestre): 69–74, accedido 31 de agosto de 2022, https://ndupress.ndu.edu/Media/News/News-Article-View/Article/577484/biometric-enabled-intelligence-in-regional-command-east/. El uso de pruebas biométricas aumentó en el JCIP y se convirtió en una fuente fiable de pruebas para los fiscales y jueces afganos.
  8. Resultó que el comandante había viajado más de tres horas en taxi, vestido de paisano, desde su pueblo, y le dejaron en la puerta equivocada y caminó más de una milla para llegar a la puerta correcta. El fiscal jefe del JCIP, conmovido por el hecho de que el comandante se tomara tantas molestias para venir a declarar, llevó personalmente al comandante de vuelta a Kabul, donde pasó un tiempo visitando a su familia antes de regresar a su pueblo.
  9. Véase Department of Defense, Report on Progress Toward Security and Stability in Afghanistan (Arlington, VA: Department of Defense, noviembre de 2013), 17, accedido 31 de agosto de 2022, https://dod.defense.gov/Portals/1/Documents/pubs/October_1230_Report_Master_Nov7.pdf. Nahr-e-Saraj fue el distrito más violento de Afganistán entre abril y septiembre de 2013.
  10. La Dirección Nacional de Seguridad era equivalente a la FBI [Oficina Federal de Investigación] de EUA y tenía oficinas en todas las provincias.
  11. «Estados Unidos fue responsable en gran medida de la creación de un esfuerzo internacional fallido para coordinar la labor de construcción nacional en forma de agencia de la ONU —la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA)— que nunca logró crear una capacidad eficaz para coordinar la ayuda y los esfuerzos de apoyo externos y que mantuvo una estructura de facto de dependencia de Estados Unidos... Esta estructura logró avances reales en áreas como la educación, los derechos de la mujer, la sanidad y la estructura formal del Estado de derecho en apoyo de los derechos humanos, pero a menudo lo hizo en forma de “islas” de progreso que eran en gran medida urbanas o muy locales». Cordesman, The Lessons of the Afghan War That No One Will Want To Learn, 4.
  12. El SIGAR explicó que los funcionarios de la Fuerza de Campaña del Estado de derecho en Afganistán (ROLFF-A) «pudieron aportar anécdotas sobre los éxitos y fracasos del programa, pero los problemas con el sistema de gestión del rendimiento de la ROLFF-A han dificultado que el Departamento de Defensa determine hasta qué punto las actividades de su programa cumplieron sus objetivos o identifique los resultados e impactos de sus esfuerzos. Y lo que es más importante, el Departamento de Defensa no tiene una comprensión completa de los logros concretos del programa». SIGAR, Rule of Law in Afghanistan: U.S. Agencies Lack a Strategy and Cannot Fully Determine the Effectiveness of Programs Costing More Than $1 Billion, SIGAR 15-68 Audit Report (Washington, DC: SIGAR, julio de 2015), 11, accedido 31 de agosto de 2022, http://www.sigar.mil/pdf/audits/SIGAR-15-68-AR.pdf.
  13. U.S. Lessons Learned in Afghanistan, Testimony Before the House Committee on Foreign Affairs, 116o Congreso (15 de enero de 2020) (declaración de John Sopko, Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán), 5, accedido 1 de septiembre de 2022, http://www.sigar.mil/pdf/testimony/SIGAR-20-19-TY.pdf.
  14. U.S. Department of State (DOS), Country Reports on Terrorism 2015 (Washington, DC: DOS, junio de 2015), 227, accedido 7 de septiembre de 2022, https://2009-2017.state.gov/j/ct/rls/crt/2015/index.htm; DOS, Country Reports on Terrorism 2016 (Washington, DC: DOS, junio de 2016), 232, accedido 6 de septiembre de 2022, https://www.state.gov/reports/country-reports-on-terrorism-2016/; Patrick Reinert, «The Military Role in Rule of Law Development», Joint Force Quarterly 77 (2015, 2o Trimestre): 124, accedido 31 de agosto de 2022, https://ndupress.ndu.edu/Portals/68/Documents/jfq/jfq-77/jfq-77_120-127_Reinert-Hussey.pdf. Trabajé en más de cuarenta casos durante mi estancia en el JCIP. La mayoría de los casos se referían a víctimas afganas, pero algunos se referían a muertos y heridos militares de EUA y la coalición.
  15. U.S. Lessons Learned in Afghanistan, Apéndice I. En su testimonio ante el Congreso el 15 de enero de 2020, el SIGAR, John F. Sopko, hizo referencia a un apéndice que él mismo había presentado, el Apéndice I, «Correspondencia entre el SIGAR y los organismos gubernamentales de EUA sobre los proyectos y programas de reconstrucción de mayor y menor éxito en Afganistán». En el apéndice, hay una copia de la respuesta proporcionada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) a la solicitud de información del SIGAR sobre los proyectos de reconstrucción de mayor y menor éxito. En la página 4 de la respuesta de USAID, se citan los progresos realizados en el JCIP desde su creación en 2010: «El apoyo coordinado del Gobierno de Estados Unidos permite que el JCIP conozca de miles de casos y refuerza tanto la capacidad de resolución del tribunal como la de su personal... El JCIP juzgó 31 casos del tribunal primario en 2010; 288 en 2011; 974 en 2012; y 780 solo en los cuatro primeros meses de 2013. Incluso con su creciente carga de casos, los abogados defensores afganos que han trabajado en el JCIP describen sistemáticamente el tribunal como uno de los que ofrecen juicios más justos de Afganistán».
  16. DOS, Country Reports on Terrorism 2016, 232. Según el informe, en 2014 se celebraron 533 juicios en primera instancia y 1153 en apelación. Las cifras descendieron en 2015, con 215 juicios en primera instancia y 451 en apelación.
  17. Además, en el artículo se afirmaba: «El JCIP proporcionó a Afganistán una base sostenible para aplicar eficazmente la legislación afgana con el fin de criminalizar a la insurgencia y fomentar la confianza de la población en el gobierno nacional y en el sistema jurídico. El procesamiento eficaz en [el] JCIP crea un faro de esperanza para el resto del sistema de justicia penal a los ojos del pueblo afgano». Reinert, «The Military Role in Rule of Law Development», 124. Reinert era el comandante de la ROLFF-A durante mi despliegue en 2013.
  18. El general John Nicholson dijo sobre el JCIP: «Será una parte esencial de una futura estructura antiterrorista en Afganistán». Paul Tait, «Giant Prison Aims to Avoid Pitfalls of Past», Reuters, 15 de abril de 2016, accedido 31 de agosto de 2022, https://www.reuters.com/article/fghanistan-security-prison/giant-prison-for-afghan-militants-aims-to-avoid-pitfalls-of-past-idINKCN0XC1YS.
  19. William Rapp, subcomandante de Fuerzas del Ejército de EUA en Afganistán-Apoyo, citado en Mark Porter, «Afghan Hands Helping to Reshape Afghanistan», Defense Visual Information Distribution Service, 13 de julio de 2012, accedido 1 de septiembre de 2022, https://www.dvidshub.net/news/91588/afghan-hands-helping-reshape-afghanistan.
  20. «La MID [División de Inteligencia Militar] planeaba desarrollar un cuerpo de agregados bien elegidos y entrenados que tuvieran, según se esperaba, “un conocimiento detallado del idioma, los establecimientos militares, las condiciones políticas y las costumbres de las naciones extranjeras”». Barbara W. Tuchman, Stilwell and the American Experience in China 1911-1945 (New York: Grove Press, 1971), 92.
  21. Ibid., 22. «Para Chiang cada unidad entrenada por los estadounidenses era una que reducía su control. No podía rechazar el programa ya que dependía totalmente de la ayuda estadounidense, pero podía retrasar y frustrar y desviar los suministros»; SIGAR, Collapse of the Afghan National Defense and Security Forces: An Assessment of the Factors that Led to Its Demise, SIGAR 22-22-IP Informe de evaluación (Washington, DC: SIGAR, May 2022), 2, accedido 1 de septiembre de 2022, https://www.sigar.mil/pdf/evaluations/SIGAR-22-22-IP.pdf. En este informe, se afirmaba que «el presidente Ashraf Ghani cambiaba con frecuencia a los líderes de las ANDSF [Fuerzas de Defensa Nacional y Seguridad Afganas] y nombraba a leales, al tiempo que marginaba a los oficiales de las ANDSF bien formados y alineados con EUA... Los oficiales jóvenes, bien formados, educados y profesionales de las ANDSF que crecieron bajo la tutela de Estados Unidos fueron marginados y sus vínculos con Estados Unidos se convirtieron en un lastre».
  22. SIGAR, Afghanistan National Defense and Security Forces: DOD Lacks Performance Data to Assess, Monitor and Evaluate Advisors Assigned to Ministries of Defense and Interior, SIGAR 19-03 Audit Report (Washington, DC: SIGAR, octubre de 2018), 11, accedido 1 de septiembre de 2022, https://apps.dtic.mil/sti/pdfs/AD1139361.pdf.
  23. Ibid.
  24. En más de una ocasión, mientras servía en un puesto de avanzada remoto en la provincia de Helmand, mi capacidad para relacionarme con el jefe de la policía local, el fiscal y el investigador criminal y para crear relaciones de trabajo con ellos fue vital para nuestra propia seguridad. En una ocasión, el jefe de policía vino a advertirnos de que cerráramos nuestra puerta principal, pues había oído que un terrorista suicida se acercaba al centro del distrito.
  25. Whitlock, The Afghanistan Papers, 70.
  26. El soldado concluyó: «Nuestra misión consistía en desarrollar relaciones personales... para tener legitimidad y credibilidad ante la gente con la que intentábamos trabajar. Te diré que fue difícil. Fue un trabajo duro. ¿Estábamos preparados para hacerlo? Tendría que decir que, en aquel momento, no, en absoluto». Ibid.
  27. Instituto de Idiomas de la Defensa, disponible en http://www.dliflc.com, dispone de una amplia gama de ayudas para la formación en su sitio web que los soldados podrían utilizar.
  28. MILPER Número de mensaje: 22-237, «Selective Retention Bonus (SRB) Program», 23 de junio de 2022, accedido 1 de septiembre de 2022, https://armyreup.s3.amazonaws.com/site/wp-content/uploads/2022/06/23222247/SRB_22_237_20220623.pdf.
  29. Más información, junto con un vídeo explicativo del Language Enabled Airmen Program, en http://www.airuniversity.af.edu/AFCLC/Language-studies. Este programa también podría contribuir a los esfuerzos de reclutamiento del Ejército.
  30. Hemingway, Men at War, xxiv.
 

La mayor (retirada) Theresa Ford, Ejército de EUA, es licenciada por el Thomas Edison State College, con maestrías en Estudios Islámicos y de Oriente Medio por la George Mason University y en Relaciones Internacionales por la Saint Mary’s University, y doctorado en Derecho por la Universidad de Maine. Estudió árabe en Egipto, resolución de conflictos en Israel y realizó estudios de posgrado en Omán. Estuvo desplegada durante la operación Iraqi Freedom y fue integrante del Programa de Manos Afgano-pakistaní en la operación Enduring Freedom. Sus anteriores destinos incluyeron la 82ª División Aerotransportada, el Comando de Operaciones Especiales de EUA y la Agencia de Servicios Jurídicos del Ejército de EUA.

 

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