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Segundo Trimestre 2022

La apuesta de Rusia por China

Implicaciones estratégicas de una economía energética chino-rusa

Mayor Philip Murray, Ejército de EUA
Daniel Keifer

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Desde que comenzó la guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, ha dirigido un aumento de la inversión interna y de la autosuficiencia de las fuentes de energía para protegerse de la injerencia política extranjera1. Sin embargo, todos los indicadores muestran que la dependencia china del petróleo extranjero ha aumentado, pasando de 9,2 millones de barriles diarios en 2018 a 10,1 millones de barriles diarios en 20192. A pesar de las declaraciones públicas de Xi sobre una mayor autosuficiencia nacional, existe un claro apoyo del Partido Comunista para aumentar las importaciones de energía de Rusia. En mayo de 2021, el presidente ruso Vladimir Putin y Xi participaron en una ceremonia virtual de comienzo de un proyecto de cooperación en energía nuclear para celebrar el próximo vigésimo aniversario y la renovación del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación entre Rusia y China3. El primer tratado, firmado en julio de 2001 por Putin y el secretario general del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin, representó una nueva asociación estratégica explícita entre las dos naciones que no se veía desde la ruptura chino-soviética en 19614. El tratado refuerza el compromiso con los cinco principios de coexistencia pacífica de China, ampliamente promocionados, para guiar las relaciones de política exterior; estos principios se reiteran específicamente en el artículo uno del tratado5. Aunque no se menciona específicamente en el tratado, ambas partes emplean el popular eslogan «Todos ganan» para caracterizar la naturaleza de su asociación. Dado que China y Rusia tienen un pobre historial de cooperación entre sí, y ambos mantienen una lista cada vez más reducida de socios que consideran aliados, ¿hasta qué punto es realista que esta asociación perdure en el futuro?

El eslogan «Todos ganan» genera justificadamente optimismo en el contexto de la relación actual entre China y Rusia; comparten muchas áreas potenciales de beneficio mutuo, sobre todo en el sector energético. A partir de 2020, China es el principal consumidor de importaciones de hidrocarburos a nivel mundial, y Rusia es el tercer productor de hidrocarburos. Además, contar con socios económicos que no levantaran sanciones económicas por violaciones de derechos humanos o anexiones discretas de estados vecinos beneficiara a ambos6.

Rusia se encuentra cada vez más con menos opciones y estrechar los lazos económicos con Pekín es una de las pocas que le queda. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de China, que mantiene una fuente diversa de importaciones de hidrocarburos a nivel mundial7. La creciente dependencia de Rusia del capital chino para aumentar la capacidad de su mercado de exportación de hidrocarburos la hace cada vez más vulnerable a las perturbaciones del mercado mundial y a la explotación política. Rusia debería preocuparse por el ejemplo de otras asociaciones «Todos ganan» de China, como con Angola, que se ha vuelto cada vez más dependiente de las exportaciones de energía a China y ha caído en una trampa de deuda que le roba la soberanía8. A menos que Rusia tome medidas rápidas para diversificar su economía, alejándola de los hidrocarburos, y amplíe sus mercados de exportación desde China, se encontrará financiera y políticamente vulnerable a los caprichos del Partido Comunista Chino en la emergente jerarquía global multipolar.

La estrategia de seguridad energética de China: El consumidor principal

Ningún otro país ha alcanzado los rápidos niveles de modernización, crecimiento industrial y reducción de la pobreza que China ha logrado durante el periodo posterior a Mao, que comenzó en 19789. El crecimiento medio del producto interior bruto (PIB) chino ha sido de aproximadamente un 10% anual, y más de ochocientos millones de chinos han salido de la pobreza (viviendo con 1,90 dólares al día o menos)10. El principal factor limitante del crecimiento económico chino ha sido el acceso a las fuentes de energía. China alcanzó la independencia energética en 1961 con el descubrimiento del yacimiento petrolífero de Da Qing (Gran Celebración) en Manchuria, pero posteriormente se convirtió en importador neto de hidrocarburos en 1993, cuando el consumo interno superó a la producción11. Desde entonces, China se ha convertido en el primer consumidor mundial de energía12.

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Con una demanda energética tan grande, China debe depender de los exportadores de energía extranjeros para satisfacer sus necesidades. En términos de estrategia, depender de naciones extranjeras para obtener recursos energéticos es un gran lastre, pero el Partido Comunista chino ha encontrado formas útiles de limitar el riesgo para sus objetivos políticos. Las instituciones estatales chinas, afiliadas al Partido Comunista, invierten fuertemente en mercados energéticos como el ruso y el africano, tradicionalmente ignorados por las grandes empresas internacionales13. También se dedican a conceder préstamos respaldados por materias primas (préstamos reembolsados con petróleo) y/o a controlar la compra de acciones de empresas energéticas extranjeras para obtener fuentes de importación fiables. La diversidad de fuentes y los limitados vínculos entre naciones asociadas como Rusia y Occidente proporcionan a China una fuente de importación de energía resistente a los conflictos.

La mayor parte de las necesidades de energía de China se destina a la generación de electricidad, que se satisface con su abundancia de carbón; el carbón representa el 58% de todo el consumo energético chino14. Por muy importante que sea mantener las luces encendidas para el 27,5% de la producción manufacturera mundial, la electricidad generada por el carbón ha causado problemas medioambientales, como la calidad del aire en grandes centros urbanos como Pekín15. La creciente clase media y la élite de China ven la contaminación como una nube oscura sobre la nación. En las tres últimas estrategias de seguridad energética, el Partido Comunista Chino se ha comprometido a sustituir las centrales eléctricas urbanas de carbón por centrales eléctricas de gas natural y energías alternativas16. Gracias a la firma en 2001 del Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación entre Rusia y China, este país ha pasado de ser el decimoctavo consumidor de gas natural licuado a ser el tercero entre 2012 y la actualidad17. Aunque no se han comunicado las cifras exactas de cada gasoducto específico, según el informe de análisis «China» de la Administración de Información Energética de Estados Unidos, las importaciones de gasoductos rusos y centroasiáticos suponen el 38% del consumo total de gas natural de China (alrededor del 5% del consumo energético total de China)18. Los gasoductos rusos generan actualmente electricidad más limpia en los grandes centros metropolitanos de China, como Pekín, y se prevé que aumente la dependencia del gas ruso para sustituir la electricidad de carbón19.

El petróleo y otros hidrocarburos líquidos representan el 20% del consumo energético total de China, solo superados por el carbón. En 2020, a pesar de ser el quinto productor mundial de petróleo (4931 millones de barriles diarios), China solo mantenía la capacidad de satisfacer el 34% de su propia demanda de energía petrolera20. El petróleo sigue siendo estratégicamente el recurso más importante para el Partido Comunista Chino. No solo la clase media china se ha acostumbrado a conducir vehículos (actualmente el 27% del petróleo se destina a combustible para vehículos), sino que la mayor parte del arsenal militar chino también funciona con petróleo21. En marzo de 2021, la decimotercera Asamblea Popular Nacional publicó su decimocuarto Plan Quinquenal (2021-2025); se trata del primer plan comunista chino que conecta directamente la estrategia de seguridad energética y la estrategia de seguridad de la defensa nacional22. La clara ansiedad que impulsa la estrategia de seguridad energética china puede relacionarse con las posibles sanciones o embargos de Estados Unidos por las numerosas cuestiones de soberanía en el mar de la China Meridional, Taiwán y/o los problemas de derechos humanos internos23. El petróleo de los oleoductos rusos (actualmente el 15% del total de las importaciones chinas de petróleo) proporciona una fuente alternativa de petróleo resistente al embargo que no puede ser bloqueada por Estados Unidos ni financiera ni militarmente24.

La ruptura inicial chino-soviética de 1961 se produjo poco después de que China lograra la independencia energética de la Unión Soviética y dejara de estar sometida al uso de los hidrocarburos por parte de los soviéticos como palanca política25. Irónicamente, China se encuentra ahora en una posición de fuerza sobre Rusia como principal consumidor e inversor en el desarrollo energético ruso. En abril de 2019, China era el segundo mayor mercado de exportación de Rusia, solo por detrás de las economías combinadas de toda la Unión Europea26. De los 57 320 millones de dólares de exportaciones rusas a China, el 72% correspondió a recursos relacionados con la energía. Mientras que China genera el 14% de todos los ingresos de exportación rusos y sigue siendo el segundo mayor proveedor de crudo a China, por detrás de Arabia Saudita, Rusia solo representa el 3,3% del gasto total de importación de China27. Como se ha visto en los datos anteriores, Rusia representa una asociación de conveniencia estratégica para China frente a una necesidad absoluta para el comercio. Aunque ninguno de los dos depende totalmente del otro en este momento, Rusia ha iniciado un camino de dependencia del capital chino del que promete ser difícil volver.

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Dentro de la red de conexiones que actualmente vincula la cooperación energética chino-rusa, las propias transacciones financieras están beneficiando a China de manera asimétrica.

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El sector de los hidrocarburos en Rusia: Una industria y un país necesitados

El sector de los hidrocarburos de Rusia se ha mantenido durante mucho tiempo como su principal motor económico, y las rentas de la industria del petróleo y el gas proporcionan la mayor parte de los ingresos estatales que sustentan el presupuesto federal. Solo en 2019, las exportaciones de petróleo y gas representaron el 56% del total de las exportaciones y el 39% del presupuesto federal28. Esta dependencia desproporcionada de las exportaciones de hidrocarburos sitúa, por tanto, a Rusia a merced de los mercados energéticos propensos a las fluctuaciones impulsadas por los consumidores. Por ejemplo, en 2020, la combinación de la guerra de los precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita y el descenso del consumo de petróleo inducido por la pandemia se tradujo en una pérdida sustancial de los ingresos del Estado; el presupuesto ruso experimentó un descenso de 20 000 millones de dólares, a pesar de que los ingresos de otros sectores económicos mejoraron aproximadamente un 10% con respecto al año anterior29.

Estas cifras demuestran el inconveniente inmediato de una dependencia tan aguda de las rentas del petróleo y el gas. Sin embargo, un análisis más detallado del presupuesto federal ruso revela un dilema más preocupante. En el informe presupuestario del fin de año publicado por el Ministerio de Finanzas, la existencia de dos partidas separadas para calcular el déficit —una que incluye las rentas de los hidrocarburos y otra con las rentas de los hidrocarburos eliminadas de la ecuación— demuestra que Rusia es incapaz de obtener un superávit sin los flujos de caja del sector de los hidrocarburos30. Esta situación sería preocupante incluso si las industrias del petróleo y gas de Rusia estuvieran experimentando un crecimiento saludable y fuertes márgenes de beneficio, pero desgraciadamente no es el caso.

En su reciente libro Klimat, Thane Gustafson expone los graves problemas a los que se enfrenta la industria petrolera rusa. A la cabeza de esta lista está el agotamiento de los yacimientos petrolíferos heredados de la Unión Soviética y la actual falta de nuevos yacimientos equivalentes para reponer sus reservas de pozos. A medida que los pozos más antiguos envejecen, los costos de producción aumentan y los márgenes de beneficio se reducen. Estos problemas se ven agravados por los yacimientos petrolíferos del Ártico, cuya explotación es técnicamente difícil y costosa, y se ven agravados por el retraso tecnológico de Rusia y la debilidad del sector de servicios, que obliga a seguir dependiendo de la ayuda externa e insumos materiales. En último, lugar la necesidad de desarrollar nuevos yacimientos supone una increíble presión financiera para el Estado, que paradójicamente obtiene la mayor parte de sus ingresos de la misma industria que ahora requiere apoyo31. Ante estas complicaciones, el Ministerio de Energía ruso ha trazado un plan para llevar adelante la industria de los hidrocarburos durante los próximos quince años.

De cara a 2035: Objetivos en el Ártico

En junio de 2020, el gobierno ruso aprobó la nueva estrategia energética del Ministerio de Energía, titulada «La estrategia energética de la Federación Rusa para el período hasta 2035» (en adelante, Estrategia Energética 2035). Aunque el documento reconoce los problemas a los que se enfrenta el sector de los hidrocarburos en Rusia, proyecta que los combustibles fósiles seguirán dominando los mercados energéticos durante los próximos quince años y reafirma las ambiciones del Estado de prolongar la vida del modelo económico de renta de los hidrocarburos que ha predominado durante décadas32. Para ello, la Estrategia Energética 2035 establece el objetivo de mantener la producción de petróleo en 490-555 millones de toneladas al año33. Sin embargo, consciente de las limitaciones propias del sector del petróleo, así como de las tendencias de la política energética mundial que hacen hincapié en la descarbonización, la nueva estrategia exige un gran esfuerzo para acelerar la producción de gas natural hasta alcanzar los 860-1000 billones de metros cúbicos anuales en 2035, lo que supone un aumento del 27-47% respecto a 2019. Además, se prestará especial atención a la producción de gas natural licuado (GNL), con un objetivo de 80-140 millones de toneladas métricas al año en 2035, para satisfacer el aumento previsto de la demanda mundial34.

Aunque la Estrategia Energética 2035 ofrece un diagnóstico y una lista de objetivos claros, es notable la falta de un debate sustantivo sobre el aspecto crítico de la financiación. Por lo tanto, para entender la trayectoria del sector de los hidrocarburos y conocer mejor la fuente de capital que impulsa el nuevo desarrollo, es importante examinar los esfuerzos en curso de Rusia en el Ártico. El agotamiento de los yacimientos de petróleo y gas de Siberia Occidental ha obligado a Rusia a recurrir a sus reservas árticas para apuntalar los volúmenes de exportación, y la Estrategia Energética 2035 subraya la importancia de desarrollar el norte ruso sin explotar35. Hasta ahora, la empresa privada Novatek ha encabezado este esfuerzo, pero está claro que gran parte de su éxito se debe a la cooperación y al capital chino fácilmente disponible.

Debido a las sanciones de Estados Unidos, que inhiben fuertemente la cooperación con empresas occidentales y niegan el acceso a préstamos a largo plazo denominados en dólares estadounidenses, la asociación china ha sido crucial para el éxito de Novatek en el desarrollo de la región autónoma de Yamal-Nenets36. Por ejemplo, dos préstamos del Banco de Desarrollo de China y del Banco de Exportación e Importación de China por un total de 9300 millones de euros (~ 11 200 millones de dólares) y 9800 millones de RMB (~1500 millones de dólares) constituyeron la mayor fuente de financiación del proyecto de GNL Yamal de Novatek, de 23 000 millones de dólares37. Además, la Compañía Nacional de Petróleo de China (CNPC) y el Fondo de la Ruta de la Seda de China adquirieron un 20% y un 9,9%, respectivamente, del capital de la empresa. Aunque se desconoce el costo de las acciones de CNPC, el precio de 1090 millones de euros (~1300 millones de dólares) que el Fondo de la Ruta de la Seda pagó por sus acciones permite estimar que CNPC pagó el doble38. Con la adquisición por parte de la CNPC y de la Chinese National Offshore Oil Corporation de sendas participaciones del 10% en el próximo proyecto Arctic LNG 2 de Novatek, parece que el capital chino va a seguir ampliando su papel en el Ártico ruso39.

¿Todos ganan?

A primera vista, la emergente asociación energética chino-rusa parece ser mutuamente beneficiosa para ambas partes. Aunque la participación china en el Ártico es especialmente reveladora, no es en absoluto el único ejemplo de cooperación. El contrato de importación de CNPC con Gazprom por treinta años y 400 000 millones de dólares, junto con un contrato de veinticinco años y 270 000 millones de dólares con Rosneft, ambos firmados en 2014, representan un claro compromiso con el comercio energético a largo plazo con Rusia40. Además, la asociación energética chino-rusa abre nuevas vías para lograr el objetivo declarado por China de aumentar la capacidad técnica e industrial de sus propias empresas de servicios a escala mundial. El mejor ejemplo es el despliegue de la plataforma petrolífera Nan Hai Ba Hao para ayudar a Gazprom a explorar sus posesiones en el mar de Kara en 201841. Además, el acceso al petróleo y gas ruso proporciona a China, el mayor importador de hidrocarburos del mundo, opciones para protegerse de la capacidad de la Armada de EUA de cerrar cuellos de botella estratégicos como el estrecho de Malaca, lo que frenaría el flujo de petróleo y GNL hacia el núcleo industrial de China42.

Sin embargo, en comparación con las acciones de China, que demuestran un cierto cálculo estratégico destinado a mejorar su seguridad energética al tiempo que crecen sus propias empresas, la interacción de Rusia con China indica un proceso de toma de decisiones derivado de la necesidad y los problemas antes mencionados. Aparte del influjo crucial de capital chino en el Ártico ruso, el gasoducto Potencia de Siberia, recientemente finalizado, que transporta el gas de Siberia oriental al noreste de China, demuestra aún más la influencia de China. El gasoducto Potencia de Siberia, que entró en funcionamiento en diciembre de 2019, es la culminación de casi dos décadas de negociaciones en las que Rusia ha accedido en gran medida a las demandas chinas. Por ejemplo, China exigió que Gazprom utilizara una nueva base de recursos en Siberia Oriental en lugar de conectar el gasoducto a sus yacimientos de Siberia Occidental. Esto impidió que Gazprom conectara a China con su red actual que alimenta a Europa, convirtiendo a China en el cliente monopsonista del gasoducto. Para retrasar aún más la finalización del proyecto, China exigió que los precios del gas se vinculasen a los del petróleo, lo que puso al gas ruso en una situación aún más difícil con respecto al mercado mundial y cargó el peso de las bajadas de precios sobre Rusia43. La disposición de Gazprom a conceder estos aspectos clave del acuerdo demuestra que la necesidad de acceder a nuevas cuotas de mercado y apuntalar las exportaciones eclipsó preocupaciones estratégicas más profundas.

En último lugar, dentro de la red de conexiones que actualmente vincula la cooperación energética chino-rusa, las propias transacciones financieras están beneficiando a China de manera asimétrica. Por ejemplo, aparte de los importantes préstamos concedidos a Novatek, Rusia también recibió 31 000 millones de dólares de China entre 2007 y 2014 en forma de préstamos para el desarrollo respaldados por la energía44. Para China, esto tiene el doble beneficio de permitirle aumentar el prestigio internacional de sus instituciones financieras, al tiempo que garantiza su propia seguridad energética. Sin embargo, las transacciones energéticas chino-rusas están adquiriendo una importancia aún mayor en la medida en que facilitan la ambición de China de desarrollar el prestigio y la convertibilidad del yuan45. La voluntad de Rusia a realizar transacciones energéticas en yuanes, como demuestra el hecho de que Gazprom Neft haya realizado todos sus negocios con China exclusivamente en yuanes desde 2015, es un aspecto de esta relación que beneficia singularmente a China46. En 2019, Rusia redobló su compromiso con las transacciones basadas en el yuan cuando se deshizo de 101 000 millones de dólares de sus reservas en dólares estadounidenses y redirigió aproximadamente la mitad de esa cantidad hacia la adquisición de yuanes47. De esta manera, Rusia está sirviendo como un instrumento clave en los esfuerzos de China para reciclar el yuan en toda la economía global48. Sin embargo, para Rusia, las compensaciones a largo plazo de los préstamos respaldados por la energía y las transacciones basadas en el yuan pueden ser cada vez más negativas, ya que lleva a una mayor dependencia del poder adquisitivo chino y una mayor dependencia de los bienes y servicios de China.

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Las compensaciones a largo plazo de los préstamos respaldados por la energía y las transacciones basadas en el yuan pueden ser cada vez más negativas, ya que lleva a una mayor dependencia del poder adquisitivo chino y una mayor dependencia de los bienes y servicios de China.

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Las otras asociaciones «Todos ganan» de China: La crisis de Angola de 2020 Crisis

Aunque Angola no es una potencia nuclear ni una gran potencia como Rusia, comparte algunas relaciones económicas y comerciales similares con China. Ambos comparten a China como su mayor socio comercial en cuanto a exportaciones, y ambos se dedican principalmente a la exportación de hidrocarburos49. Angola y Rusia también han aceptado grandes préstamos de China para el desarrollo de la energía en forma de préstamos respaldados por materias primas y acciones de capital en empresas estatales, así como para la construcción de infraestructuras50. Ambos dependen más de China como mercado para sus exportaciones de lo que China depende de sus importaciones de recursos; el petróleo ruso representa el 15% del consumo total de China y el angoleño el 9%51. En la actualidad, Angola depende mucho más de las exportaciones de hidrocarburos para su estabilidad financiera general (el 90% de sus exportaciones), lo que hace que dependa aún más de China como mercado de consumo estable para sus exportaciones para amortiguar las perturbaciones del mercado en los índices de precios mundiales52. Angola constituye un importante ejemplo de cómo las asociaciones «Todos ganan» de China a largo plazo pueden acabar en enormes desequilibrios comerciales y de poder.

El año 2020 fue el escenario del peor caso de Angola en su relación con China. Antes de las restricciones globales de COVID-19 y el colapso de los precios sauditos y rusos en 2020, la deuda pública y garantizada por las políticas de Angola con China se situaba en el 49% (19 000 millones de dólares), el 70% de los cuales eran préstamos garantizados por productos básicos contra las exportaciones de petróleo53. En junio de 2020, Angola incumplió los pagos de petróleo a China; el COVID-19 y la guerra de precios del crudo entre Arabia Saudita y Rusia hicieron que la entrega de petróleo a China fuera más cara que los pagos en efectivo del importe original del préstamo54. Aunque el banco EXIM de China ha aceptado una reestructuración del acuerdo de préstamo por tres años, aún se desconocen los detalles55. Sin embargo, una cosa es segura: China está en posición dominante en su relación con Angola y es libre de estructurar los acuerdos como quiera. Si Rusia continúa su camino hacia un mayor endeudamiento con las instituciones chinas y una mayor dependencia de las exportaciones de energía para su economía estatal, no es imposible imaginar un resultado similar en el futuro.

Las consecuencias de la «Buena Vecindad, Amistad y Cooperación»

Ya están apareciendo indicios que apuntan al precario futuro de Rusia, ya que la cooperación energética chino-rusa y la dependencia de la ayuda china crean efectos de filtración en otros sectores económicos clave. Este es especialmente el caso del sector tecnológico y de servicios de Rusia. Por ejemplo, el creciente papel del capital chino en la construcción de infraestructuras tecnológicas estratégicamente sensibles forma parte de una tendencia más amplia en Rusia. En 2012, el Fondo de Inversión Rusia-China comenzó a canalizar capital de inversión hacia el desarrollo de tecnologías prometedoras y nuevas empresas en Rusia, aliviando parte de la carga del sobrecargado presupuesto federal, que sigue siendo la principal fuente de financiación de la investigación científica en Rusia56. Sin embargo, la anémica economía de conocimientos rusa no consigue seguir el ritmo de las necesidades del Estado, lo que abre la puerta a los gigantes tecnológicos chinos para captar cuota de mercado y aumentar la influencia de China en Rusia.

La expansión rápida de la influencia de Huawei en Rusia es el mejor ejemplo de este fenómeno. Huawei domina actualmente el mercado ruso de la telefonía móvil, superando incluso a gigantes mundiales como Samsung57. Sin embargo, la importancia de Huawei está trascendiendo las necesidades básicas de los consumidores de tecnología, ya que se establece como un socio insustituible en el desarrollo de la infraestructura de telecomunicaciones. Ante la debilidad de las empresas tecnológicas nacionales y la reducción del presupuesto, Putin recurrió a Huawei en 2019 para encabezar el despliegue de la tecnología 5G en Rusia, y Huawei proporcionó la tecnología 5G a las principales empresas de telecomunicaciones rusas58. Tanto los observadores externos como algunos especialistas en asuntos internacionales rusos han señalado el riesgo de depender de China para un elemento tan estratégico de la infraestructura estatal y argumentan que Rusia se serviría mejor a sí misma manteniendo la campaña 5G en casa59. Sin embargo, las preocupaciones presupuestarias de Rusia parecen estar obligando al Estado a sacrificar los principios estratégicos a favor de necesidades más urgentes a corto plazo.

A medida que las envejecidas reservas de hidrocarburos de Rusia sigan generando márgenes de beneficio cada vez más reducidos e induzcan costosas campañas de desarrollo, parece probable que el Estado se vea obligado con frecuencia a sopesar su propia gran estrategia frente a las exigencias económicas a corto plazo. Los problemas a los que se enfrenta el sector de los hidrocarburos no solo apuntan a la probabilidad de que las instituciones financieras chinas concedan futuros préstamos respaldados por la energía, sino que también suponen el desvío de fondos federales de otros sectores económicos que podrían disminuir la excesiva dependencia de las rentas de los hidrocarburos. Por lo tanto, incluso si Rusia consigue evitar caer en una trampa de deuda similar al ejemplo de Angola, su vacilación en la transición para dejar de depender de la industria de los hidrocarburos promete dar lugar a más casos en los que las empresas chinas superen a las empresas rusas nacionales en todo el espectro económico.

La cuestión de la soberanía nacional y el grado de disposición de Rusia a ceder influencia a China deberían, pues, guiar los futuros estudios sobre la cooperación energética chino-rusa. Comprender los límites de esta asociación tendrá profundas implicaciones para los estrategas que se enfrentan a un nuevo mundo multipolar de renovada competencia entre grandes potencias.


Notas

  1. Orange Wang y Zhou Xin, «Xi Jinping Says Trade War Pushed China to Rely on Itself and “That’s Not a Bad Thing”», South China Morning Post (sitio web), 26 de septiembre de 2018, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.scmp.com/economy/china-economy/article/2165860/xi-jinping-says-trade-war-pushes-china-rely-itself-and-thats.
  2. «China», U.S. Energy Information Administration (EIA), 30 de septiembre de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.eia.gov/international/analysis/country/CHN.
  3. «Wang Yi Speaks with Russian Foreign Minister Sergey Lavrov on the Phone», Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, 5 de junio de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.fmprc.gov.cn/mfa_eng/zxxx_662805/t1881588.shtml.
  4. «Treaty of Good-Neighborliness and Friendly Cooperation between the People’s Republic of China and the Russian Federation», Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, 24 de julio de 2001, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.fmprc.gov.cn/mfa_eng/wjb_663304/zzjg_663340/dozys_664276/gjlb_664280/3220_664352/3221_664354/t16730.shtml.
  5. Ibid.
  6. «What Countries Are the Top Producers and Consumers of Oil?», EIA, 1 de abril de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.eia.gov/tools/faqs/faq.php?id=709&t=6; «Oil», British Petroleum, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.bp.com/en/global/corporate/energy-economics/statistical-review-of-world-energy/oil.html#oil-prices.
  7. «China».
  8. Julia Payne y Dmitry Zhdannikov, «Exclusive: Angola Cuts Oil Shipments to China as It Seeks Debt Relief», Reuters, 5 de junio de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.reuters.com/article/us-angola-china-debt-oil-exclusive/exclusive-angola-cuts-oil-shipments-to-china-as-it-seeks-debt-relief-idUSKBN23C1LY.
  9. «The World Bank in China», The World Bank, actualizado por última vez 29 de marzo de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.worldbank.org/en/country/china/overview#1.
  10. Ibid.; «FAQs: Global Poverty Line Update», The World Bank, 30 de septiembre de 2015, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.worldbank.org/en/topic/poverty/brief/global-poverty-line-faq.
  11. Hou Li, Building for Oil: Daqing and the Formation of the Chinese Socialist State (Cambridge, MA: Harvard University Asia Center, 2018), xx; Per Högelius, «The Saudi Arabia of the Far East: China’s Rise and Fall as an Oil Exporter», Extractive Industries and Society 2, nro. 3 (2015): 416, https://doi.org/10.1016/j.exis.2015.04.004.
  12. «Oil»; Philip Murray, «Pivot Out of the Pacific: Oil and the Creation of a Chinese Empire in the Twentieth and Twenty-First Centuries», Military Review 99, nro. 5 (septiembre-octubre de 2019): 84–95.
  13. Ibid.
  14. «Oil».
  15. World Manufacturing Production: Statistics for Quarter I 2021 (Vienna: United Nations Industrial Development Organization, junio de 2021), accedido 23 de agosto de 2021, https://stat.unido.org/content/publications/world-manufacturing-production.
  16. «China - Total Energy Consumption from Natural Gas», EIA, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.eia.gov/international/rankings/country/CHN?pa=291&u=0&f=A&v=none&y=01%2F01%2F2018; «China».
  17. «China».
  18. Ibid.
  19. Ibid.
  20. «China Rankings - Petroleum and Other Liquids Production 2020», EIA; «China».
  21. «China».
  22. John Kemp, «China’s 14th Five-Year Plan», JKempEnergy, 19 de marzo de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://fingfx.thomsonreuters.com/gfx/ce/gjnpwolekpw/CHINA’s%2014TH%20FIVE-YEAR%20PLAN.pdf.
  23. «China’s National Defense White Paper» (Pekín: Information Office of the State Council of the People’s Republic of China, julio de 1998), sec. I, accedido 23 de agosto de 2021, http://www.china.org.cn/e-white/5/5.1.htm.
  24. «China».
  25. Arthur J. Klinghoffer, «Sino-Soviet Relations and the Politics of Oil», Far Eastern Survey 16, nro. 6 (marzo de 1947): 543, https://doi.org/10.2307/2643518.
  26. «United Nations Comtrade Database», United Nations, accedido 23 de agosto de 2021, https://comtrade.un.org/.
  27. Ibid.
  28. Thane Gustafson, Klimat: Russia in the Age of Climate Change (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2021), paginación oficial próxima (p. 5 de cap. 2).
  29. Stephanie Kelly y Devika Krishna Kumar, «A Historic Oil Price Collapse, with Worries Headed into 2021», Reuters, 29 de diciembre de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.reuters.com/article/us-global-oil-yearend-graphic/a-historic-oil-price-collapse-with-worries-headed-into-2021-idUSKBN2930FJ; «Federal Budget of the Russian Federation», Ministry of Finance of the Russian Federation, actualizado por última vez 15 de abril de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://minfin.gov.ru/en/statistics/fedbud/. Los autores calcularon los 20 000 millones de dólares basándose en la tasa de cambio del 31 de diciembre de 2020.
  30. «Federal Budget of the Russian Federation», Ministry of Finance of the Russian Federation.
  31. Gustafson, Klimat, paginación oficial próxima (págs. 6–12 de cap. 2).
  32. «ЭНЕРГЕТИЧЕСКАЯ СТРАТЕГИЯ РОССИЙСКОЙ ФЕДЕРАЦИИ НА ПЕРИОД ДО 2035 ГОДА» [Estrategia energética de la Federación Rusa hasta 2035] (Moscú: Министерство Энергетики Российской Федерации [Ministerio de Energía de la Federación de Rusia], 2021), 27, 31–32, accedido 23 de agosto de 2021, https://minenergo.gov.ru/node/1026 (en adelante «Estrategia energética 2035»).
  33. Ibid., 34–35.
  34. Ibid., 28, 37, 40; también apoyado por la World Energy Outlook 2020 (París: IEA, octubre de 2020), accedido 23 de agosto de 2021, https://www.iea.org/reports/world-energy-outlook-2020, que prevé un aumento del 30% de la demanda de gas natural para 2040; «Energy Charting Tool», BP Statistical Review of World Energy, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.bp.com/en/global/corporate/energy-economics/energy-charting-tool.html.
  35. «Energy Strategy 2035», 50.
  36. James Henderson y Arild Moe, The Globalization of Russian Gas: Political and Commercial Catalysts (Northampton, RU: Edward Elgar, 2019), 138.
  37. «Yamal LNG: A Titanic Gas Project in Arctic Siberia», ALTEN Group, 12 de abril de 2019, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.alten.com/yamal-lng-project-gas-arctic-anotech-energy/; «Yamal LNG Signed Loan Agreements with the Export-Import Bank of China and the China Development Bank», comunicado de prensa de Novatek, 29 de abril de 2016, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.novatek.ru/common/upload/doc/2016_04_29_press_release_Chinese_banks_FA_(ENG).pdf; James Henderson y Vitaly Yermakov, «Russian LNG: Becoming a Global Force», OIES Paper NG 154 (Oxford: Oxford Institute for Energy Studies [OIES], noviembre de 2019), 23, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.oxfordenergy.org/publications/russian-lng-becoming-a-global-force/.
  38. «Novatek Closes Sale of 20% Interest in Yamal LNG to CNPC», comunicado de prensa de Novatek, 14 de enero de 2012, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.novatek.ru/en/press/releases/index.php?id_4=826; «Novatek and China’s Silk Road Fund Conclude Selling 9.9% Stake in Yamal LNG», comunicado de prensa de Novatek, 15 de marzo de 2016, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.novatek.ru/en/press/releases/index.php?id_4=1165.
  39. Henderson and Yermakov, «Russian LNG: Becoming a Global Force», 14.
  40. Tom Røseth, «Russia’s China Policy in the Arctic», Strategic Analysis 38, nro. 6 (2014): 848, https://doi.org/10.1080/09700161.2014.952942; John Bowlus, «Energy Coercion is Compelling Chinese-Russian Rapprochement», Energy Reporters, 24 de septiembre de 2019, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.energy-reporters.com/opinion/energy-coercion-is-compelling-chinese-russian-rapprochement/.
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  43. Henderson y Moe, The Globalization of Russian Gas, 106–8; Anna Galtsova, Jenny Yang y Sofia Galas, «Power of Siberia: Upcoming Debut to the China Gas Market», IHS Markit, Global Gas Strategic Report, 25 de noviembre de 2019, 3, 14.
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  45. Russell Shor, «What Is the Petroyuan?», FXCM, 24 de abril de 2018, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.fxcm.com/markets/insights/what-is-the-petroyuan/.
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  48. Shor, «What Is the Petroyuan?»
  49. «United Nations Comtrade Database».
  50. Gallagher et al., «Fueling Growth and Financing Risk»; Deborah Brautigam, Yufan Huang y Kevin Acker, «Risky Business: New Data on Chinese Loans and Africa’s Debt Problem», Johns Hopkins University School of Advanced International Studies, 2 de julio de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://sais.jhu.edu/news-press/event-recap/risky-business-new-data-chinese-loans-and-africa%E2%80%99s-debt-problem.
  51. «Country Analysis Executive Summary: Angola», EIA, 25 de enero de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.eia.gov/international/content/analysis/countries_long/Angola/angola_CAXS.pdf; «United Nations Comtrade Database»; «Country Analysis Briefs—China», Energy Information Administration, mayo de 2011.
  52. «Country Analysis Executive Summary: Angola».
  53. Brautigam, Huang y Acker, «Risky Business: New Data on Chinese Loans and Africa’s Debt Problem».
  54. Julia Payne and Dmitry Zhdannikov, «Exclusive: Angola Cuts Oil Shipments to China as It Seeks Debt Relief», Reuters, 4 de junio de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.reuters.com/article/us-angola-china-debt-oil-exclusive/exclusive-angola-cuts-oil-shipments-to-china-as-it-seeks-debt-relief-idUSKBN23C1LY.
  55. Jevans Nyabiage, «Lack of Detail in Angola’s Debt Deals with China Could Hide Future Risk», South China Morning Post (sitio web), 18 enero de 2021, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.scmp.com/news/china/diplomacy/article/3118140/lack-detail-angolas-debt-deals-china-could-hide-future-risk.
  56. Anton Malkin, «Challenging the Liberal International Order by Chipping Away at US Structural Power: China’s State-Guided Investment in Technology and Finance in Russia», Cambridge Review of International Affairs 33, nro. 1 (2020): 94, https://doi.org/10.1080/09557571.2019.1642300; Loren Graham, Lonely Ideas: Can Russia Compete? (Cambridge, MA: The MIT Press, 2013), 155, 159.
  57. Dimitri Simes, «Russia and Huawei Team Up as Tech Cold War Deepens», Nikkei Asia, 28 de octubre de 2019, accedido 23 de agosto de 2021, https://asia.nikkei.com/Politics/International-relations/Russia-and-Huawei-team-up-as-tech-cold-war-deepens.
  58. Justin Sherman, «Huawei’s Push in Russia Exploits Kremlin Fears of Western Technology», Atlantic Council, modificado por última vez 18 de noviembre de 2020, accedido 14 de junio de 2021, https://www.atlanticcouncil.org/blogs/new-atlanticist/huaweis-push-in-russia-exploits-kremlin-fears-of-western-technology/; Danil Bochkov, «China’s Bid to Conquer Russia’s 5G Market Should Worry the Kremlin», The Diplomat (sitio web), 14 de octubre de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://thediplomat.com/2020/10/chinas-bid-to-conquer-russias-5g-market-should-worry-the-kremlin/; Harry Baldock, «Russia Puts Huawei in the Driving Seat for Building High-Tech Superhighways», Total Telecom, 9 de octubre de 2020, accedido 23 de agosto de 2021, https://www.totaltele.com/507463/Russia-puts-Huawei-in-the-driving-seat-for-building-high-tech-superhighways.
  59. Bochkov, «China’s Bid»; Sherman, «Huawei’s Push».

 

Mayor Philip Murray, Ejército de EUA, es instructor de la Academia Militar de EUA en West Point, donde enseña historia rusa, historia de Asia oriental e historia de las artes militares. Es licenciado en Antropología por la Universidad Estatal de Montana, tiene un certificado de posgrado en Seguridad Internacional por la Universidad de Arizona y un máster en Historia Global, Internacional y Comparada por la Universidad de Georgetown. Sirvió en la 4ª División de Infantería, en el Comando de Inteligencia y Seguridad y en el Ejército de EUA en el Pacífico.

Daniel Keifer obtuvo un máster en Historia Global, Internacional y Comparada, con especialización en Política Energética rusa, de la Universidad de Georgetown. Tiene una doble licenciatura en Ruso e Historia por la Universidad Estatal de Pensilvania. Fue becario Fulbright en Bulgaria y recibió la beca David L. Boren para realizar una investigación de campo sobre la política de desarrollo de hidrocarburos en Kazajstán.

 

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